La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
jueves, 12 de septiembre de 2024
2ª bajada (mínima) de los tipos de interés
El BCE ha bajado hoy los tipos de interés, un
-0,25% (al 4%), por 2ª vez este año, tras subirlos 10 veces (del
0 al 4,50%) entre julio de 2022 y septiembre de 2023. Lo justifican porque la
inflación europea ha bajado al 2,2% (desde el 10,6% en 2022), pero no
ha sido por sus drásticas subidas sino por la bajada de energía, materias
primas y alimentos, por cambios en los mercados y medidas de los
Gobiernos. No reconocen que su “ricino monetario” ha dañado a familias
(hipotecas), empresas (créditos) y paises (deuda), beneficiando
sólo a la banca. Y ha provocado el estancamiento
de la economía europea: apenas crece (+0,2%), mientras decrecen
Alemania, Austria, Irlanda, Suecia, Letonia y Hungría. Saben que tienen que
bajar tipos, para reanimar la inversión y el consumo, pero lo hacen poco a
poco: el dinero cuesta todavía el 4%, el precio más alto desde
2007. Y así, Europa sigue estancada y crece la tercera parte que EEUU.
Enrique Ortega
La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
El BCE, como la Reserva Federal, creen
en la subida de tipos como en “un dogma de fe”: es la mejor
receta contra la inflación, aunque tenga el coste de hundir la actividad y
el crecimiento, frenando el empleo. En el caso de que la inflación esté
provocada por un fuerte crecimiento económico, por un exceso de consumo (“inflación
de demanda”), el “ricino” de la subida de tipos, al encarecer el
dinero, puede ayudar a “enfriar la economía”. Pero lo que ha sufrido el mundo
tras la invasión de Ucrania y la “hiperinflación” ha sido una “inflación
de oferta”, de costes, provocada por una subida disparada de la
energía (petróleo y gas), las materias primas y alimentos, con una
rotura adicional de las cadenas de suministro mundial. Y en este caso,
subir el precio del dinero no es una receta correcta, como señalan muchos expertos, porque no provoca una bajada del petróleo, el
gas o los alimentos y sí daña a las
economías, las empresas y las familias.
Pero tanto el BCE como la Reserva Federal (con
más motivo, porque la economía USA si estaba algo “recalentada”, mientras
Europa no crece) “han
seguido en sus trece”, con una subida de tipos drástica
(del 0 al 4,50 (en Europa) o al 5,25% (en USA) y muy rápida (en año y
medio), que parece haber bajado la inflación. Pero
es sólo “un espejismo”: la inflación ha bajado porque se han
ajustado los mercados energéticos (más producción de petróleo en EEUU, medidas
de ahorro, cambio en los proveedores de gas) y porque los gobiernos han tomado
medidas para bajar el precio de la electricidad y subvencionar la energía, las
materias primas y los alimentos, con ayudas a empresas y familias. Y gracias
al ajuste de los mercados y a las medidas aprobadas, se ha rebajado la
inflación, no por las subidas de tipos. Y a pesar de estas críticas, la Reserva
Federal y el BCE llevan
meses retrasando las bajadas: el BCE ha esperado a junio y EEUU
hará la primera rebaja la próxima semana. Todo por insistir en su “ortodoxia”,
en su “fundamentalismo monetario”, tan
inútil como dañino.
El BCE ya había visto que la economía europea
estaba estancada en el primer trimestre (creció
sólo un +0,3%), como lo había estado en todo 2023 (la UE creció un
+0,6%, la cuarta parte que EEUU: +2,4%), pero esperó al 6 de junio para
hacer su
1ª bajada de tipos (desde la 10ª subida, hecha el 14 de septiembre de
2023), un mínimo recorte del 0,25% (dejando los tipos al 4,25%). Su argumento
para seguir con la “ortodoxia” era que la inflación seguía alta
(ojo: está por debajo del 3% desde febrero de 2024, cuando estaba en el 10,6%
en octubre de 2022) y que temían por un repunte de los salarios
en Europa (que relanzaran la inflación). Ahora, el BCE ha decidido su 2ª
subida (mínima otra vez: -0,25%, dejando los tipos en el 4%) por
dos datos. Uno, que la inflación en la zona euro ha
bajado al +2,2%
en agosto, la más baja desde abril de 2021. Y el otro, que las
subidas salariales se han moderado (los costes salariales aumentaron un
+3,6% en el 2º trimestre, tras crecer un 4,7% en el primero).
Pero el dato que les debía haberles preocupado más
es que, tras la drástica y rápida subida de tipos (recordemos: del 0 al 4,5% en
14 meses), la economía europea está estancada: la UE-27 ha crecido sólo
un +0,2% en el 2º trimestre de 2024, según
Eurostat, menos que en el 1º (+0,3%), la tercera parte que en todo 2023
(+0,6%) y muy por debajo de lo que crecía Europa antes de la pandemia, la
invasión de Ucrania y el inicio de la drástica subida de tipos (+2,2% en 2019 y
+3,4% en 2022). Y otro dato: la UE-27 creció en el 2º trimestre (+0,2%), menos
de la tercera parte que EEUU (+0,7%), a pesar de que los tipos de la Reserva
Federal eran más altos (5,25% frente al 4,50%), lo que significa que Europa
estaba estancada mientras EEUU seguía creciendo mucho más, aunque ahora temen un estancamiento próximo.
Y lo peor, lo que tendría que haber llevado al
BCE a una mayor rebaja de tipos hoy (y en los próximos meses) es que Alemania,
la locomotora europea está “gripada”: cayó en 2023 (decreció
un -0,3%, mientras España crecía un +2,4% y Francia un +1%) y sigue
estancada (creció un 0,2% en el primer trimestre) e incluso cayendo (-0,1%
en el 2º trimestre de 2024). Y no es un caso aislado: en el 2º
trimestre ha
caído también el PIB en otros 5 paises europeos: Irlanda (-1%), Austria
(-0,4%), Suecia (-0,3%), Letonia (-0,9%) y Hungría (-0,2%). Así que la economía
UE pasa por un mal momento y no se merece que el BCE mantenga un precio
del dinero tan alto: el 4% actual es
el más elevado desde junio de 2007 (4%) y contrasta con el 0% que
costaba el dinero en Europa entre 2016 y 2022.
Así que ya sabemos a dónde nos ha llevado la “ortodoxia
monetaria” del BCE, que pone por delante la bajísima inflación (el 2% como
objetivo, que no se conseguirá hasta finales de 2025) al crecimiento, la inversión
y el empleo. Ese
debería ser el debate económico ahora: Europa debería aceptar una
inflación en torno al 3%, a cambio de tipos más bajos (del 2 al 3%) y un mayor
crecimiento y empleo en el continente. Pero casi nadie habla de esto.
Mientras, la política de tipos altos (que se mantiene),
ha tenido (y tiene) un alto
coste para familias, empresas y paises,
a los que el BCE perjudica con su ortodoxia (y lo sabe). Las familias
europeas llevan dos años largos pagando más por sus hipotecas, lo que
perjudica su poder adquisitivo y su consumo. En España lo saben bien las 4
millones de familias que están pagando una hipoteca y cuya cuota mensual les ha
subido drásticamente, de la mano del Euribor: de ser
negativo hasta marzo de 2022 (-0,237%), se puso en positivo en abril y llegó a un máximo del 4,160% en octubre
de 2023, encareciendo drásticamente las hipotecas (del
1,3% en 2021 al 3,94% en octubre de 2024). Y aunque ahora ha bajado del 3%, con las
dos bajadas de tipos del BCE y las previstas, todavía las
hipotecas son mucho más caras que hace dos años. Un ejemplo: una
hipoteca de 150.000 euros a 25 años, que paga el Euribor+1%, cuesta ahora
805,57 euros al mes, que es menos que hace un año (883,28 euros en agosto 2023)
pero mucho más que hace dos (654,12 euros en agosto 2022).
Además de pagar más por las hipotecas, a pesar de la rebaja
de agosto (84,6 euros al mes sobre agosto de 2023), las familias también han
visto subir los tipos de sus créditos al consumo, para comprar un coche,
irse de vacaciones o cambiar muebles: han subido del 6,10% en 2021 al 7,13% en
2022 y al 8,23% en octubre de 2023, aunque ahora estén en el 7,63% (julio
2024), según
el Banco de España. Y también las empresas llevan dos años pagando
más por sus créditos. Así, una pyme ha visto subir un crédito de 250.000 euros
del 1,69% en 2021 al 3,53% en 2022 y al 5,25% en noviembre de 2023, aunque
ahora paguen el 4,66%, según
el Banco de España. Y los créditos a empresas superiores al millón de euros
han subido del 1,04% (2021) al 4,95% en 2023, aunque ahora están al 4,72%.
También los paises han pagado en sus Presupuestos la
drástica subida de tipos del BCE, al encarecerse el interés que tienen que
pagar a los inversores para colocar la deuda pública. Así, el bono
español a 10 años ha pasado de pagar el 0,41% de interés en
noviembre de 2021 al 2,46% en noviembre de 2022 y un máximo del 3,94% en
septiembre de 2023, bajando al 3,41% en junio de 2024 y al 2,94% en septiembre
de 2024. Eso se traduce en que España tiene que pagar ahora más intereses
por su deuda (39.078
millones en 2024 frente a 30.175 en 2022) y por eso puede gastar menos de
lo que haría falta en sanidad, educación, dependencia, ayudas públicas o
pensiones.
Como se ve, el
coste económico y social de la “ortodoxia monetaria” del BCE es muy
elevado, aunque hay un sector que sale muy beneficiado: la banca.
En España, las familias y empresas han pagado 47.971 millones de euros más
en intereses por hipotecas y créditos entre 2022 y 2023 (+14.035 millones
los hogares y +33.936 millones las empresas), según
los datos del Banco de España. Y esta subida de tipos y márgenes (más la
mayor remuneración por el dinero que tienen depositado en el BCE) ha permitido a los bancos europeos tener beneficios
récord. Así, los 6 grandes bancos españoles aumentaron un
28% sus beneficios en 2022 (20.850 millones) y otro
26,4% en 2023 (26.088 millones). Y con el retraso en las bajadas de tipos,
los 6 grandes bancos españoles han ganado en el primer semestre de 2024 otros
15.286
millones de euros (+23,4%), el primer semestre mejor de su historia.
Ahora, el BCE anticipa que hará otra pequeña
rebaja de tipos (otro -0,25%) el 12 de diciembre, con lo que
acabaríamos 2024 con un precio del dinero al 3,75%, el tipo que teníamos
en mayo de 2023 y el tipo más alto
desde octubre de 2008 (3,75%). Y que seguirá siendo “prudente” en
las bajadas durante 2025 (podría
aprobar 4 más), con lo que se cerraría el próximo año con los tipos al 2,75%.
Eso claro, si no repunta la inflación por la energía y otras causas
geopolíticas. Así que nos vaticinan tipos altos (hipotecas y
créditos caros), aunque la economía europea siga estancada: se espera un
débil crecimiento del 1% este año y un mínimo 1,7% en 2025, siempre por debajo
de EEUU.
Mientras la
economía europea no despega, algo que no parece preocupar al BCE, la
presidenta de la Comisión ultima su Gobierno y se plantea las prioridades
para los próximos 5 años. En Bruselas sí preocupa el estancamiento de
la economía europea, frente a EEUU y a China, y por eso la Comisión encargó un
informe a Mario Draghi, anterior presidente del BCE y ex primer ministro
italiano. El
informe, divulgado este martes,
apuesta por un Plan de reactivación de la economía europea, invirtiendo
800.000 millones al año (inversión privada, pública y emisión de deuda
europea) en apostar por la innovación y la tecnología, la reindustrialización,
las energías limpias, la industria de la defensa y avanzar en la integración europea, desde los
mercados de capitales a la banca y la competencia. Un
nuevo “Plan Marshall” para Europa, de origen europeo, para
mejorar la competitividad y reducir distancias con EEUU y China. Un
objetivo crucial. Pero el BCE debe contribuir al salto de la economía
europea recortando más rápidamente los tipos. Aunque suba algo la
inflación. Peor es el estancamiento económico actual, que frena el
empleo y la calidad de vida. Recapaciten.
La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
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