La primera novedad en el excelente Informe sobre la España de este siglo, elaborado por la Fundación AFI Emilio Ontiveros, es el gran aumento de población: hemos pasado de ser 40,5 millones de habitantes en el año 2000 a 47,5 millones en 2022. Un aumento de población de 7 millones de personas (+17%), muy superior al del resto de Europa: +12% en Francia, +4% en Italia y sólo un +1% de aumento en Alemania estos 22 años. Un aumento récord de la población, a pesar de la caída de la natalidad, debido casi totalmente a la llegada de inmigrantes extranjeros (6 de los 7 millones de aumento de la población). En paralelo, también han crecido los hogares españoles, de 14,7 millones en 2002 a 18,8 millones en 2020, un +28%, el doble que aumentó la población. Y eso se debe a que ahora los hogares son más pequeños, con menos personas: de 2,8 en 2000 se ha pasado a 2,5 de media. El motivo: que ahora hay más hogares unipersonales (el 26,3% en 2020 frente al 20,8% en 2002) y con sólo 2 personas (el 30,3% frente al 25,9% en 2002), el 55% de todos los hogares hoy (cuando en 2002 eran el 45%).
Otro cambio importante, junto al menor tamaño de los
hogares, es que los hogares formados por
jóvenes se han desplomado: si en
2002, el 14,7% de los hogares
españoles tenían de cabeza de familia a un joven (menor de 35 años), en
2020 sólo el 6,7% de las familias tenían un cabeza de familia joven. Y
también ha caído el porcentaje de familias de 35 a 44 años (del 21,9% al 19,5%
en 2020). Sin embargo, los hogares con un cabeza de familia mayor de 45 años
han ganado peso, del 63,4 al 74,8% del total. Esto se debe no sólo al
envejecimiento de la población española sino especialmente a la drástica
caída de hogares jóvenes, por falta de empleo y recursos para
emanciparse y formar una familia.
El estudio
de la Fundación AFI resalta que España
ha crecido mucho en este siglo (el
PIB se ha duplicado, de 647.851 millones de euros en 2000 a 1.346.377 millones en
2022), pero ha sido básicamente por el enorme aumento de la población, porque hay mucha más gente trabajando
(sobre todo inmigrantes): 21,26 millones de ocupados
hoy frente a 17,81 en el año 2.000
(trabajan 3,5 millones de personas más). Pero el problema, destaca el estudio,
es que España se ha estancado: produce
por habitante lo mismo en 2022 (17.236 euros de renta bruta disponible
per cápita) que en
2002 (17.236 euros en términos reales). Eso significa, además, que España ha ampliado la “brecha” (distancia) de productividad con Europa: si en 2002 producíamos el 80% de la media europea por habitante, en 2022 produjimos el 72,88%. Y nos hemos distanciado también
de Alemania (67,6% de su PIB por habitante en 2002 y
58,42% en 2022) y Francia (del 78,34
al 69% ahora), aunque hemos reducido
distancia con Italia (del 73,3% al 79,8% de su PIB por
habitante).
En términos de hogares,
no de PIB por habitante, la “brecha” (distancia) de España con la
Europa rica es mayor, porque en estos años se ha reducido además el
tamaño de los hogares españoles. Por un lado, la renta media bruta por hogar (antes de pagar impuestos y
cotizaciones), descontando el efecto de la inflación, era de 38.000 euros en 2022, inferior a los 40.000
euros por hogar en 2002, según
la Fundación AFI. Esta renta media bruta no sólo ha caído en este siglo en
términos reales (descontando la inflación)
sino que también ha aumentado la distancia con la renta media de los hogares europeos:
en 2022 era un 15% inferior a la de
Alemania, un 13% inferior a la de
Francia y un 10% inferior a la media de la zona euro, siendo sólo un 7% superior a la renta media por hogar de
Italia.
Dentro de España, también hay una “brecha” de ingresos entre los hogares según la edad del cabeza de
familia, penalizando a la generación más joven, según
demuestra el estudio. Lo normal es que la
mayor renta se consiga en las edades
intermedias y luego baje entre los
mayores: por eso, la mayor renta
se obtiene en los hogares de 35 a 44
años (33.120 euros en 2022), seguida de los hogares entre 45 y 64 años
(30.000 euros), los de menos de 35 años (27.500 euros), los hogares entre 65 y
74 años (25.500 euros) y los mayores de 77 años (17.500 euros). Pero la sorpresa salta cuando el
Informe AFI compara estos ingresos de los hogares hoy con los de esas edades en
2002. Y resulta que en todas las
edades han caído los ingresos, salvo en
los hogares mayores de 65 años, cuyas rentas han crecido en este siglo:
un +18,6% los hogares con el cabeza
de familia de 65 a 74 años y un +25%
los hogares encabezados por un mayor de 77 años. En el resto, las rentas han
caído este siglo, sobre todo en los
hogares encabezados por un menor de 35 años: ingresan 27.500 euros ahora
frente a 32.500 euros en 2002 (-15,4%).
En consecuencia, las
tres crisis de este siglo (la crisis financiera de 2008-2013, la pandemia
de 2020 y la crisis por la alta inflación y la guerra de Ucrania de 2022) se
han cebado sobre todo en los hogares encabezados por jóvenes (menores 35 años), que tienen empleos y sueldos más
precarios, mientras han salido ganando los hogares encabezados por mayores de 65 años,
que tienen mayores ingresos, por el cobro de mayores pensiones ahora derivadas
de cotizar por sueldos mayores en las décadas finales del siglo XX.
Otra peculiaridad de España frente al resto de Europa es que
los
hogares españoles ahorran mucho menos y con grandes altibajos, según
revela el Informe AFI. En el año 2.000, los hogares españoles ahorraban
sólo el 9,5% de su renta disponible,
frente al 12,5% la zona euro y Francia, el 16,5% los alemanes y el 12% los
italianos. En 2007, en pleno “boom”, el ahorro de los españoles cayó al 3% y en 2009, con la crisis
financiera subió al 12%, para bajar después al 5% entre 2013 y 2017. Y aunque el ahorro se disparó con la
pandemia, más en España (25% de la renta) que en Europa (23%), ha vuelto a caer
al 8% en España en 2022, frente al 14% en la zona euro y el 21% de
la renta en Alemania. Los expertos
creen que en España hay “mayor
propensión al consumo que al ahorro”, ayudado por un mayor apoyo entre las
redes familiares y unas pensiones más “generosas” (la pensión media supone el 80,4% del salario medio en España
frente al 59,9% de media en Europa, según
la OCDE).
Además de ahorrar menos y consumir más, los hogares
españoles también invierten,
aunque mayoritariamente lo hacen en
comprar una vivienda (representa hasta el 80% de los activos de las familias)
y sólo los hogares con más renta invierten en activos financieros (que
representan el 20% de las inversiones de los hogares), sobre todo en depósitos
(el 40% de las inversiones financieras de las familias), los Fondos (12%) y
valores y bonos (7%), con un menor peso que en Europa de las inversiones en
Planes (7%) y seguros (otro 7%). Y otra diferencia con Europa: los hogares
españoles se han endeudado mucho más que los europeos, sobre todo
para comprar un piso, aunque también para invertir. De hecho, entre 2007 y
2010, la deuda de las familias
españolas llegó a representar el 144% de la renta bruta disponible, muy
por encima de la tasa de deuda europea (110%) y mundial. Eso sí, tras la crisis financiera, los hogares españoles
se han desendeudado y en 2020, la tasa de endeudamiento bajó al 90% de la renta bruta disponible en
España, inferior a la de la zona euro
(107%). Pero ahora, tras las 10 subidas de tipos de interés, un
15% de los hogares tienen todavía una deuda excesiva, según
el Banco de España.
Curiosamente, los hogares españoles acumulan una mayor riqueza
que los hogares europeos, porque la mayoría (el 73%) tienen su vivienda en
propiedad, a diferencia de Europa (61%
hogares con vivienda en propiedad en la
zona euro, 78% en Italia, 59% en Francia y 43% en Alemania. Y eso aumenta
su patrimonio, al haberse revalorizado mucho la vivienda en este siglo. Pero
ojo, esto
ya no se cumple con los hogares jóvenes: si en 2002, el 67% de los hogares jóvenes (menores 35
años) tenían su casa en propiedad, en
2020 sólo eran propietarios el 36%
de los hogares jóvenes, frente al 73% de propietarios entre los hogares de
45 a 54 años y el 84% de
propietarios entre los hogares hoy encabezados por mayores de 55 años (cuyo
porcentaje de propiedad no ha caído apenas). Eso supone un cambio drástico en el modelo de tenencia de la vivienda y una
enorme dependencia de los hogares jóvenes del alquiler, lo que reduce su renta
disponible.
Otro elemento clave que analiza
el Informe AFI es la riqueza de los
hogares españoles, conseguida tras años de ingresos, compra de vivienda e
inversiones. Y refleja 2 evidencias. Una, que la riqueza neta crece hasta
determinada edad y que luego decrece,
porque las familias “tiran” de la riqueza y el ahorro acumulado. Precisamente,
esa edad
donde los hogares alcanzan su mayor pico de riqueza ha
aumentado: si en 2002 estaba entre 55 y 64 años, ahora el pico de
acumulación, el máximo de riqueza se da más tarde, entre los 65 y 74 años. Y la otra evidencia que refleja el estudio
es que son los hogares encabezados por mayores de 65 años los que más han
mejorado su riqueza real: un +53,8% los que tienen entre 65 y 74 años y
un +70% los mayores de 70 años. El resto han visto caer su riqueza real
en este siglo (por el deterioro de
sus ingresos comentado antes y un menor patrimonio para revalorizar). Y otra
vez más, los que han visto una mayor
caída de su riqueza neta son los jóvenes (menores de 35 años): un -63%, más que los hogares entre 35 y
44 años (-41,6% caída riqueza este siglo) y los que tienen entre 45 y 54 años
(-27,2%).
En resumen, que los
jóvenes aparecen con claridad como “la
generación perdedora” en este siglo, con la mayor caída en el
número de hogares, en la renta disponible, en la propiedad de la vivienda y en
la riqueza real conseguida. Y los “ganadores”
son sus abuelos, los mayores de 65 años, aunque también salen
mejor parados sus padres (35 a
65 años). Ya la
OCDE alertó en octubre a España de que tenemos
un grave problema con los jóvenes: altísimo
paro (28% entre menores de 25 años frente al 14,8% en la UE-27), baja ocupación (38,8% entre 15 y 29
años frente al 49,2% en la UE-27 y el 61,7% en Alemania), excesiva precariedad (35% contratos temporales, el triple que en
Europa) y bajos salarios (el sueldo
medio menores 29 años ronda los 13.830 euros brutos, la mitad que en el
conjunto de trabajadores). Y eso provoca que un
22,3% de los jóvenes (16 a 29 años) estén en situación de pobreza (ganan menos del 60% de la media española), incluso
trabajando, y dos tercios
(el 66% de jóvenes de 18 a 34 años) sigan
viviendo con sus padres, frente al 49% en Europa. E incluso, que un 16% de los jóvenes españoles tengan problemas de salud mental, según
la OCDE.
En definitiva, los jóvenes españoles han sufrido duramente
las crisis de este siglo y viven hoy
peor de lo que vivían sus padres en el año 2.000. Mientras, sus padres y abuelos, que viven mejor, les están ayudando, lo que evita que
su situación sea aún peor, según revela una Encuesta
hecha por la Fundación BBVA a 1.127 mayores de 60 años. De hecho, un 37% de los mayores de 60 años afirma
haber ayudado a sus hijos en el último
año para afrontar gastos cotidianos, como
hacerles la compra, pagarles los recibos de luz o agua o darles dinero para llegar
a fin de mes. Sin olvidar que un 51% reconoce haber ayudado a sus hijos a
independizarse, un 72% les ha prestado ayuda para formarse y otro 16% les ha
ayudado económicamente para emprender un negocio o invertir. El estudio
concluye que estas ayudas de los mayores a sus hijos han sido
claves para que en España no haya más pobreza y desigualdad, para que
muchos jóvenes hayan sobrevivido a las crisis.
A pesar de estas ayudas, que “parchean” la situación,
España tiene un grave problema con los jóvenes, según
alertó en octubre la OCDE: su preocupante situación es “un lastre para el potencial de crecimiento futuro” del país. Y por eso, pedían al
Gobierno medidas educativas
(mejora de la formación, desde la escuela a la FP y la Universidad), medidas laborales (para promover la
empleabilidad de los jóvenes y el relevo de los mayores) y medidas
en la vivienda, para mejorar
las ayudas al alquiler y promover viviendas para familias jóvenes, con
financiación accesible y avales públicos. También urgen otras políticas, desde el
ocio a la integración social y política de la juventud, para evitar su
aislamiento social o su deriva a posiciones
extremistas o populistas. Ahora, por primera vez, España tiene un nuevo
Ministerio de Infancia y Juventud, pero falta un Plan de medidas (urgentes y a medio plazo), para que los
jóvenes de dentro de 20 años vivan mejor que sus padres hoy.
Hola Don Javier, entonces están mejor los abuelos o gente mayor de los 65 años y los jóvenes de 24-35 años están mal y les afecto las crisis de 2008 y la guerra de Rusia con Ucrania de 2022.
ResponderEliminarLos viejos tienen que echar una mano a los jóvenes.
Un abrazo y un saludo Don Javier (Soy David hijo de Inés)