El recibo de la luz sigue sin darnos sustos en 2024. Ya en 2023 volvimos “casi a la normalidad” en las tarifas, tras los “sustos” sufridos en 2021 y 2022, por la crisis de la energía y la invasión de Ucrania. Así, el coste de la luz en el mercado mayorista (donde venden y compran la luz diariamente las compañías productoras y distribuidoras) cerró 2023 con un precio medio de 87,43 euros/MWh, menos de la mitad del precio medio de 2022 (209,69 euros/MWh) y por debajo del precio medio de 2021 (111,39 euros/MWh), aunque todavía duplicaba el precio medio de los 5 años anteriores (46,15 euros/MWh). Y ahora, en lo que llevamos de 2024 (enero-septiembre), el precio medio del mercado mayorista ha sido menor al de 2023, 45,5 euros/MWh, a pesar de ser mayor en verano (desde 56 euros en junio a 91,05 en agosto y 72,62 en septiembre), por las olas de calor y el turismo.
lunes, 7 de octubre de 2024
El recibo de la luz, pendiente del clima
Ya casi nadie se fija en el recibo de la luz, que tantos
“sustos” nos dio en 2021 y 2022. En 2023 moderó su subida y así
sigue en 2024, a pesar del final de “la excepción ibérica”, la subida
del IVA y los conflictos geopolíticos. Y España sigue con la luz más barata
de Europa. La causa de estos precios “más controlados” está en las
energías renovables (sol, aire y agua), que producen una electricidad
más barata y limpia: llevan 12 meses consecutivos generando más del
50% de la electricidad. Y el objetivo es que generen el 81% de la
luz en 2030. Es bueno, pero obliga a estar más pendientes del clima:
más o menos aire, sol y lluvia explican los vaivenes del precio
de la luz. En paralelo, se agrava la “guerra de precios” y las ofertas
de las eléctricas para que contratemos la luz “en el mercado libre”, con tarifas
planas (y “letra pequeña”) que ya tienen el 71,8% de consumidores.
Enrique Ortega
El recibo de la luz sigue sin darnos sustos en 2024. Ya en 2023 volvimos “casi a la normalidad” en las tarifas, tras los “sustos” sufridos en 2021 y 2022, por la crisis de la energía y la invasión de Ucrania. Así, el coste de la luz en el mercado mayorista (donde venden y compran la luz diariamente las compañías productoras y distribuidoras) cerró 2023 con un precio medio de 87,43 euros/MWh, menos de la mitad del precio medio de 2022 (209,69 euros/MWh) y por debajo del precio medio de 2021 (111,39 euros/MWh), aunque todavía duplicaba el precio medio de los 5 años anteriores (46,15 euros/MWh). Y ahora, en lo que llevamos de 2024 (enero-septiembre), el precio medio del mercado mayorista ha sido menor al de 2023, 45,5 euros/MWh, a pesar de ser mayor en verano (desde 56 euros en junio a 91,05 en agosto y 72,62 en septiembre), por las olas de calor y el turismo.
Con un precio de la luz en origen más moderado, los
consumidores hemos pagado precios contenidos, tanto en el mercado
regulado (8,6
millones de clientes, cuya tarifa se rige por el precio mayorista diario
según las horas de consumo) como en el mercado “libre” (21,8
millones de clientes) , donde las tarifas (“planas”) se suelen fijar por un
año o más (y se revisan después, con la evolución del mercado). Ya en 2023,
el recibo medio de la luz (para un hogar que tenga contratada 4,6 kW de potencia
y 292 kwh de consumo mensual) fue de 60,26 euros al mes (723 euros al
año), una rebaja importante (-42,8%) sobre el recibo medio pagado
en 2022 (105,48 euros al mes) y en 2021 (79,11 euros al mes de
media), según los
precios que publica la OCU. Y este año 2024, revelan que estamos pagando un recibo algo más bajo: 58 euros de
media (enero a septiembre), con recibos inferiores a 55 euros en abril, mayo y
junio y por encima de los 60 euros en enero, julio y agosto.
Así que este año 2024, el precio de la luz es más bajo
incluso que en 2023, tanto en el mercado mayorista de origen como en el
recibo final al consumidor. Y eso que hemos contado con dos factores en
contra. Uno, que desde el 1 de enero de 2024 ya
no tenemos la ayuda de “la excepción ibérica”, esa medida
concedida por Bruselas a España y Portugal para poner un tope al precio del gas
utilizado para producir electricidad, para que no disparara el precio del
mercado de origen. La medida entró en vigor el 15 de junio de 2022 y fue clave
para rebajar la tarifa eléctrica en 2022 (el peor año) y en 2023 (aunque no se
aplicaba desde febrero de 2023, porque el gas estaba por debajo del tope,
entonces 65 euros/MWh). De hecho, “la excepción ibérica” (el “timo ibérico” para el PP)
permitió a España un
ahorro de 5.106 millones de euros en los recibos (4.000 millones en
2022 y 1.100 millones en 2023).
El otro factor que no ha ayudado a bajar el recibo han sido los 3
impuestos a la electricidad, que han
subido en 2024. En enero, con los precios en origen más bajos, el
Gobierno Sánchez decidió subir el IVA (tras bajarlo del 21 al 10% en
2021 y al 5% en junio de 2022): lo subió al 10%, siempre que el precio
mayorista (en origen) estuviese por encima de los 45 euros/MWH. Pero en febrero
bajó a 40euros y con ello, el IVA subió al
21% hasta mayo. En junio, el precio mayorista se colocó en 56 euros/MWH y
el IVA volvió al 10%, que ha estado vigente hasta septiembre. Además de
un IVA más alto que en 2023, hemos pagado una subida del impuesto especial a
la electricidad (del 0,5% al 2,5% en el primer trimestre, el 2,8% en el 2º
y el 5,11% desde julio) y del impuesto a la generación de electricidad,
que pagan las eléctricas pero “nos lo repercuten” a los clientes (se
suprimió en 2021 y ha vuelto, al 3,5% en el primer trimestre, el 5,25% en el 2º
y el 7% a partir de julio). En conjunto, se
estima que pagaremos 7,50 euros extras mensuales
en 2024 por esta triple subida de impuestos a la luz.
Sin embargo, hay otros factores que sí han ayudado y
explican por qué pagamos algo menos por la luz que en 2023 (y mucho menos que
en 2021 y 2022). Uno de ellos, la
reforma de la tarifa regulada, el PVPC (precio voluntario para el
pequeño consumidor), que entró en vigor el 1 de enero de 2024. El
principal cambio es que la tarifa regulada ya no oscila sólo con el precio
diario del mercado mayorista, sino que se obliga a las compañías
distribuidoras que compren una parte de la luz que nos venden en el mercado
a plazo: este año, un 25% deberá ser de contratos a plazo (a un mes, un
trimestre, un año o más), un 40% en 2025 y un 55% en 2026. Con ello se buscan
contratos más estables (evitando los “saltos” diarios de precios)
y que deben ser más baratos, en beneficio de los consumidores.
Pero el factor clave de que el precio de la luz sea más bajo
está en el creciente peso de las energías renovables (eólica, solar e
hidráulica) en la generación de electricidad, porque son más baratas que el
resto (gas, carbón o incluso algunas nucleares). Así, en 2024
(enero-septiembre), las energías renovables han aportado el 57,3% de
la electricidad producida (22,4% la eólica, 20,3% la solar, 13,2% la
hidráulica y 1,4% otras energías renovables), según Red
Eléctrica (Redeia). Y lo más importante: son ya 12 meses consecutivos
(de octubre de 2023 a septiembre de 2024) en que las energías renovables
generan más del 50% de la electricidad en España. Ya en 2023,
las renovables aportaron el 50,1% de la electricidad generada, un gran
salto desde 2019,
cuando aportaron el 39,2%.
El tirón de las renovables es lo que explica
que nuestro recibo de la luz no se dispare, junto a la moderación en el precio
del gas natural, el culpable de disparar nuestro recibo en 2021 y 2022: sigue
por debajo de los 40 euros/MWh, cuando en agosto de 2022 se disparó a 311
euros, aunque su precio podría repuntar por el conflicto en
Oriente Próximo. En cualquier caso, la electricidad generada con gas
(centrales combinadas) es ahora marginal (11,3% de
enero a septiembre), con lo que podría aumentar algo el recibo si su precio
se dispara, pero no lo notaríamos demasiado, porque casi dos tercios de la
electricidad es renovable.
Este tirón de las renovables explica también
otro hecho: España tiene la electricidad más barata de Europa. Con datos del 3 de octubre, en
España costaba 58 euros/MWH, casi como en Francia (57,64 euros) y
mucho más barata que en Portugal (67,45), Alemania (72,66), Paises Bajos
(86,05), Grecia (101), Italia (115) o Finlandia (183 euros/MWh). Y eso
ha sido así durante todo 2024 y también en 2022 y 2023. Concretamente, en los 18
meses que iban de junio de 2022 a diciembre de 2023, el precio mayorista de la
electricidad fue de 102,64 euros por MWh en España, 161,48 euros en Alemania,
175,82 en Francia y 207,88 euros en Italia, según los datos
publicados por el Grupo ASE. Y si miramos todo
el año 2023, el precio mayorista en España (87,43 euros de media)
fue un -14,2% inferior a la media de la electricidad mayorista en
los 4 grandes paises UE (101,82 euros).
Eso se explica en parte por la “excepción ibérica” (hasta
2023) pero sobre todo porque España ha desarrollado más las energías
renovables. En energía solar, somos
líderes europeos en potencia instalada (29,5 GW
de potencia, por delate de los 24,6 de Alemania, los 10,8 de Francia, los 9,8
de Reino Unido y los 4,8 de Italia) y también en potencia en construcción
(7,8 GW, más que la prevista en Grecia, Reino Unido, Portugal y Alemania juntas.
Y en
energía eólica, España ocupa el 2º puesto en Europa en
capacidad instalada (30,42 GW en 2023), tras Alemania y por delante de Reino
Unido, Francia e Italia. Y por si no quedara claro, en 2023, España produjo casi
el 40% de la electricidad (39,3%) con
energía eólica y solar, frente al 13% en el mundo y algo por encima de Alemania (39%).
El objetivo es seguir aumentando el peso de las energías
renovables (eólica, solar, hidroeléctrica y otras) en los próximos
años y conseguir que aporten el 81%
de la electricidad en 2030, según el
último Plan aprobado por el Gobierno en septiembre y enviado a Bruselas. La
hoja de ruta de la energía solar (fotovoltaica y térmica) va bien,
según lo previsto, pero la
energía eólica va retrasada: ha superado el listón de los 30 GWh (con 22.200 aerogeneradores),
pero le queda mucho para llegar a los 62 GW previstos para 2030. Y avanza a
un ritmo lento: en 2023 se instalaron 607,27 MWh, la octava parte de los
5,2 GWH anuales que hay que instalar hasta 2030. El
sector se queja de un “exceso de rigidez normativa” por las distintas
administraciones, con mucha “judicialización” de proyectos (sobre todo en
Galicia). Problemas que urge agilizar y resolver, junto al desarrollo de la
eólica marina (recién
autorizada) porque la energía eólica es clave para cubrir la demanda
en horas que no hay sol (si no hay molinos y energía suficiente, obliga
a tirar de las centrales de gas…).
El tirón de las renovables no sólo abarata
el recibo de la luz sino que reduce drásticamente las emisiones de CO2
que provocan las centrales de carbón (solo ha generado el 1% de la electricidad
este año), fuel y gas (11,5%) y los residuos de las centrales nucleares (que generan todavía un 19,7% de la
electricidad). Concretamente, en 2024 (enero-septiembre), la producción
de electricidad
ha generado 18,58 millones de toneladas de CO2 equivalente y podrían
llegar a 25 millones de toneladas de CO2 en todo 2024. Eso supondría reducir
a la mitad las emisiones por generar electricidad que se hicieron en
2019 (50 millones).
Así que el impulso a las renovables nos está
permitiendo tener una luz más barata y limpia. Ahora, la clave es
seguir promoviendo las energías eólica, solar y otras renovables,
mejorando su eficiencia y desarrollando
el almacenamiento, porque una parte de la energía renovable no se
puede guardar (almacenar en baterías gigantes) y se pierde. En paralelo,
urge
modernizar la red de distribución, para evitar picos y cortes:
hay horas y lugares donde se
ha cortado la luz a grandes industrias para no cortarla al resto, por
desajustes puntuales en la generación y distribución de electricidad. Con todo,
lo esperado es que la luz sea cada año más barata, al ser más renovable.
El
Banco de España estima que las energías renovables pueden reducir los
precios de la luz un 50% de aquí a 2030. Y con ello, España tendría
unas tarifas eléctricas más competitivas, del 20 al 30% más bajas que en
Europa.
Pero esto va a suponer un gran cambio: cada
vez tendrá más peso el clima en nuestro
recibo de la luz. Ya lo hemos visto este año: en primavera,
con las lluvias, hemos tenido la luz más barata del año (marzo, abril y mayo).
En verano, con las olas de calor (más demanda y menos rendimiento de los
paneles solares), la falta de viento y de lluvias, hemos tenido la luz más cara
(julio y agosto). Y en septiembre, con más viento y algunas lluvias,
la electricidad ha bajado. También se espera que baje en octubre (salvo
por “sustos” geopolíticos en el gas natural). Así que alegrémonos los días
de viento, sol y lluvia (más
renovables) y poco calor y frío (menos demanda), porque eso rebajará nuestro
recibo de la luz.
Visto el panorama, queda hablar de la
“guerra de precios” que han vuelto a lanzar las eléctricas y sus
distribuidoras (también las independientes y empresas como Repsol
o el
Corte Inglés) para “robarse clientes”. Ahora que los clientes
de tarifa regulada (PCPV) han visto subir algo su recibo en verano (aunque les
bajó más en primavera), las distribuidoras arrecian sus ofertas para que
se cambien al “mercado libre”. Hasta ahora están teniendo éxito, porque
han
ganado clientes en los últimos años: en junio sólo había 8,6 millones
de consumidores con tarifa regulada (el 28,2%) y 21,8 millones con “tarifa
libre” (71,2%), clientes que contratan una “tarifa plana”
(tanto al año), con el argumento de que así “no tendrán sustos”. Pero
muchos no saben “los
inconvenientes”: estos contratos suelen tener “permanencia”, no pagan según
la hora de consumo, como la tarifa regulada (a veces tienen 3 franjas horarias)
y no tienen derecho al bono social. Y a veces pagan
potencia de más.
Cualquier consumidor puede meterse en el comparador de la
CNMC, para ver las ofertas de luz disponibles y compararlas con su
tarifa regulada (PVPC). Pero ojo, aquí pasa un poco como con las
hipotecas: las eléctricas quieren convencernos de que nos pasemos al
mercado “libre”, como los bancos nos
intentan convencer de las hipotecas a tipo fijo. Y ahora que bajan los tipos,
puede que no sean una buena opción. Lo mismo pasa con la luz: si la
previsión es que siga bajando, compensará más estar en el mercado regulado
(más ligado al mercado) que en el “libre” (donde habrá que pelear la
rebaja en cada revisión, algo difícil). Por eso, a pesar del bombardeo de “ofertas”,
yo sigo con la tarifa regulada.
El recibo de la luz sigue sin darnos sustos en 2024. Ya en 2023 volvimos “casi a la normalidad” en las tarifas, tras los “sustos” sufridos en 2021 y 2022, por la crisis de la energía y la invasión de Ucrania. Así, el coste de la luz en el mercado mayorista (donde venden y compran la luz diariamente las compañías productoras y distribuidoras) cerró 2023 con un precio medio de 87,43 euros/MWh, menos de la mitad del precio medio de 2022 (209,69 euros/MWh) y por debajo del precio medio de 2021 (111,39 euros/MWh), aunque todavía duplicaba el precio medio de los 5 años anteriores (46,15 euros/MWh). Y ahora, en lo que llevamos de 2024 (enero-septiembre), el precio medio del mercado mayorista ha sido menor al de 2023, 45,5 euros/MWh, a pesar de ser mayor en verano (desde 56 euros en junio a 91,05 en agosto y 72,62 en septiembre), por las olas de calor y el turismo.
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