Turismo: el verano de todos los récords
Hoteles, bares, restaurantes, apartamentos, líneas aéreas, autobuses
y trenes, coches de alquiler , supermercados y empresas de ocio se preparan
para hacer el mejor agosto de su historia. Este verano se batirán todos
los récords: de turistas, con 32,8 millones de extranjeros entre
julio y septiembre (+4 millones que en 2019), de ingresos (46.500
millones de euros, +22% ) y de precios, con una subida del +10 al +30%
en hoteles, apartamentos, comidas y casi todo. Volveremos a ver las costas,
las islas y las ciudades más turísticas con un aluvión de gente, sobre
todo británicos, alemanes, franceses, norteamericanos, asiáticos y latinoamericanos,
mientras los españoles saldrán más al extranjero y otros veranearán
menos días, por los precios. Con ello, se espera batir en 2024
todos los récords de turistas, más de 90 millones, camino de los 100 millones
en 2025. El sector y muchas zonas turísticas saturadas creen que “hay
que parar y poner orden”, porque este turismo masivo es insostenible.
Y agobiante para descansar.
Enrique Ortega
El año 2024 va a ser el gran año del turismo
en España. Ya empezó con una fuerza inusitada, con un récord de
turistas extranjeros y viajes de españoles en el primer trimestre, animados
por la Semana Santa. Y ha seguido con fuerza en mayo y junio,
animado por la rebaja de la inflación y una cierta recuperación en Europa,
junto a la fuerte creación de empleo en España (+426.300 empleos en el último
año). Así, entre enero y mayo de 2024 llegaron a España 33.212.538
visitantes extranjeros, +13,62% que en los cinco primeros meses de
2023 y 4 millones más de turistas que en ese mismo periodo de 2019, según el INE.Y se
gastaron 43.198
millones de euros, +21,8% que en ese periodo de 2023 y 7.800
millones más de gasto que en los cinco primeros meses de 2019. Doble
récord histórico. Y encima, crece más el gasto que los turistas,
con lo que los extranjeros que vienen se están gastando más que nunca:
1.263 euros de media, 204 euros de gasto medio diario (+8,6%).
En junio ha seguido la tendencia de un
turismo disparado: aunque aún o hay datos de visitantes, si los hay de pernoctaciones
en hoteles y marcan otro récord: 160,63 millones de
pernoctaciones entre enero y junio de 2024, un 7,5% más que el primer
semestre de 2023, según
el INE. Y eso, gracias básicamente a las pernoctaciones de
extranjeros, que crecieron un +11,2% en la primera mitad del año, mientras
las estancias en hoteles de españoles crecen sólo el +0,9%, debido a la fuerte
subida de los precios hoteleros (+7,8% anual), con una tarifa media por
estancia que ya es de 122 euros diarios.
Ahora se espera un agosto que bata todos los récords
de reservas, después de un mes de julio donde las reservas han subido
entre un 10 y un 15% sobre las del verano pasado, con ocupaciones superiores
al 85% en muchas zonas, que rondarán el 90 y 95% este mes. Están aumentando las
llegadas de turistas europeos, sobre todo británicos y alemanes (que
ya han superado a los turistas que llegaban antes de la pandemia), suizos,
nórdicos y portugueses, junto a norteamericanos, latinoamericanos y
asiáticos, que además están reservando hoteles más caros (de más
de 200 euros la noche), según
ebooking.com, mientras las reservas de españoles se dirigen a estancias más
económicas, en hoteles más baratos, apartamentos, campings y casas de turismo
rural.
La previsión del sector hotelero es aumentar su facturación
este verano un +5,5%, según
la patronal Exceltur, con un mayor negocio en los hoteles urbanos (Cataluña
y Madrid), algunas zonas de costa (Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia),
islas, el País vasco y algunas zonas de interior y de Asturias y Galicia,
apoyadas por temperaturas más bajas. Y también esperan un buen negocio las agencias
de viaje, compañías aéreas y ferroviarias, empresas de alquiler de coches y las
de ocio, junto a la hostelería y restauración, sin olvidar los
supermercados. Todo ello va a tirar del empleo este verano, después de
que las empresas turísticas hayan creado 79.000 nuevos empleos hasta junio, según
Exceltur.
Lo que preocupa a muchos profesionales del sector es que la
fuerte subida de precios turísticos
retraiga la demanda, sobre todo
de españoles. Y es que los precios llevan varios años subiendo, más de un 30%
desde 2019 en muchos apartados. Sólo este año, de enero a junio, los hoteles
han subido de media un 31,4%, según el INE (con una
subida anual del 9,3%). Y los vuelos nacionales han subido un 21,8% en
el primer semestre (y +12,3% en el último año), mientras los internacionales
suben un 9,2%. Y los restaurantes suben un 4.7% anual. Pero al final,
todo sube, desde los carburantes y los transportes a los hoteles y
apartamentos, que han disparado sus precios: en agosto, a pie de playa, un
apartamento se está cobrando 1.200 euros por semana, 400 euros más que el año
pasado. Todas estas subidas están retrayendo al turistas nacional
(no al extranjero), que optan por estar menos días (1 semana
frente a 10 o 15 días antes) y gastar lo mismo o poco más.
Pero la subida
de precios (disparada) no parece que vaya a frenar el ansia de españoles
y extranjeros por viajar este verano, cuando se espera batir todos
los récords en turistas y gastos. En julio se espera haber recibido 11,4
millones de turistas extranjeros
(10,11 millones en julio 2023) y en agosto podrían alcanzarse los 11,5
millones (frente a 10,18 millones en agosto 2023), para terminar septiembre
con 9,9 millones de turistas (frente a 8,8 millones en septiembre 2023). Eso
sumaría 32,8 millones de turistas extranjeros este verano, una cifra
nunca vista y que supone 4 millones de turistas más que en el verano de
2019, antes de la pandemia (nos visitaron 28.838.788 extranjeros), según el INE.
Ya el 12 de julio, el Gobierno
anticipó que España iba a recibir 41 millones de turistas entre
junio y septiembre de 2024, lo que supone 3,36 millones más que en
esos 4 meses de 2019 (37,64 millones de turistas), un aumento del +13%.
Pero lo más llamativo es que auguran
un gasto de 59.000 millones de euros en esos 4 meses, +22% que en el
verano de 2019, lo que reafirma que no sólo vienen más turistas que nunca
sino que además gastan mucho más, gracias a que vienen más turistas de
EEUU, Latinoamérica y Asia, con más presupuesto (1.560 euros de gasto medio) que
los turistas europeos que nos visitan (entre 771 y 1.148 euros). De momento,
los altos precios no disuaden a los turistas extranjeros, que valoran
la seguridad, la calidad del servicio y las infraestructuras de España frente
a otros destinos más baratos.
Al final, todo apunta a que no sólo será el verano de todos
los récords (turistas, gasto y precios), sino que 2024 será el mejor año
turístico de nuestra historia. Algunas previsiones, como la
de CaixaBank Research, apuestan por alcanzar los 90 millones de turistas
en 2024, mientras otras
previsiones suben la cifra a 93 millones (frente a 85.056.528
visitantes en 2023, que superaron el anterior récord de 83,5 millones den
2019). Eso nos colocaría en posición de alcanzar los 100 millones de
turistas en 2025, según muchos expertos, más del doble de los turistas
que recibimos el año 2000 (47,9
millones). Un informe
de Google y Deloitte retrasa este máximo y señala que España puede
alcanzar los 110 millones de turistas en 2040, superando al país líder
actual, Francia (109 millones). En cuanto a los ingresos por turismo,
algunas previsiones creen que llegaremos a los 128.000 millones de euros en
2024 (+20.000 que en 2023), el 2º país con más ingresos turísticos, tras
EEUU.
Con estas previsiones para 2024, el turismo se
consolida como la primera industria española, creciendo este año un +4,6%
(el doble que toda la economía) y generando una actividad de 202.600
millones de euros, el 13,2% de todo el PIB español. Y el
turismo mantiene
2.753.357 ocupados en España,
el 13% del empleo total. Pero quizás lo más importante es que el
turismo es el principal motor del crecimiento español, junto al
consumo, las exportaciones y la inversión. En el 2º trimestre, el tirón del turismo
ha sido el causante de que España haya crecido un 0,8%, según el INE. Y será el
responsable del 26% de todo el crecimiento de la economía en 2024, según
Exceltur.
Pero ojo, este crecimiento del turismo resulta ser ya excesivo,
porque está tensando al máximo las infraestructuras (desde los
aeropuertos, estaciones de tren y carreteras) y los servicios (desde el
agua a la sanidad o la seguridad) . Y está afectando muy negativamente a
algunas localidades y zonas turísticas, que hasta multiplican por 10 su
población en verano, causando tremendas molestias a los residentes habituales
(que se
quejan y manifiestan, desde Canarias a Mallorca, Málaga o Barcelona).
Y están provocando un serio problema de falta de viviendas en alquiler,
al ser desviados a pisos turísticos (el 10% de media y el 30% en algunas
zonas). Por todo ello, la patronal del sector ha firmado un Manifiesto
en defensa del turismo sostenible, donde piden un rediseño de las
zonas turísticas, con colaboración pública y privada, para asegurar un control
de los alojamientos turísticos y dotar a las infraestructuras turísticas de recursos humanos y materiales, para evitar aglomeraciones
y quejas. Además, piden una mayor adaptación
del turismo al cambio climático, una exigencia vital.
A la vuelta de este verano récord, es prioritario que el
Gobierno, las autonomías y los grandes municipios turísticos se sienten con las
empresas del sector y los sindicatos para alcanzar un gran Pacto
por el futuro del turismo, para conseguir que sea sostenible,
social y ambientalmente. Porque no puede seguir creciendo sin
control, salvo que queramos “matar
la gallina de los huevos de oro”. Hay que regular su crecimiento
y su futuro, limitando la afluencia de turistas en algunas zonas y
fechas, tratando de diversificar y ampliar la oferta, tanto en origen como en destino,
para que no lleguen la mitad de los turistas en cuatro meses, sino más a lo
largo del año, de nuevos países y a destinos menos masificados.
Un cambio estratégico que tarda tiempo en
aplicarse y dar fruto y que exigen
cada vez más españoles, hartos de un turismo que se ha vuelto
insostenible (social y medioambientalmente). Los que viven en zonas
masificadas, porque quieren “huir” en verano de la vorágine de visitantes. Y el
resto, porque estamos hartos de hacer cola para todo en vacaciones,
en los aeropuertos y estaciones de tren o autobús, en los atascos de las carreteras
locales, para encontrar un sitio en la playa, comer en un restaurante o tomar
una caña o una copa, incluso para andar por los paseos marítimos o las rutas de
montaña. Eso no son vacaciones: no descansamos. Y el riesgo es
que un día, la burbuja del turismo estalle, por
insostenible, y nos hunda en otra crisis. Estamos a tiempo de evitarlo.
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