Una tónica que sorprende de los dos últimos años, 2022 y 2023, es que han resultado ser, económicamente hablando, mejores de lo que se temía. Sobre todo para España. En 2022, a pesar de la inflación disparada y de la guerra en Ucrania, España creció un +5,8% (el 2º mayor crecimiento del siglo, tras el +6,4% de 2021), cuando muchos “expertos” auguraban una recesión. Y lo mismo ha pasado en 2023: los grandes organismos económicos internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea) auguraban que España creciera un +1,2% y la realidad será que creceremos el doble, un +2.4%, según estiman ahora esos mismos organismos. Incluso algunos hablan del “milagro español”: que crezcamos más que los paises grandes de Europa (Alemania está en recesión), tengamos menos inflación y crezca con fuerza el empleo (+802.000 empleos netos de enero a septiembre 2023).
El “secreto” parece estar
en que se mantiene el consumo de las
familias (que tiran del ahorro y del crédito), en el impulso del turismo (extranjero y el ansia de viajar de los
españoles) y en el empujón de los Fondos europeos, aunque el
factor clave es el aumento de población: somos ya 48.446.594 residentes en
España, según el INE,
un
millón más que hace dos años (+1.025.122), debido únicamente al aumento de
residentes extranjeros (+1.294.483),
ya que la población nacida en España ha
bajado. Este “boom” migratorio ha dinamizado la economía española, porque los
extranjeros suponen el 40% del nuevo empleo y mantienen el consumo
y la actividad, aunque el
Banco de España alerta que el crecimiento se asienta en un aumento de
la población y no de la productividad.
Visto el punto de partida, una economía española que lleva varios años siendo la que más crece y crea empleo en Europa, veamos cómo puede ser 2024. Lo decisivo es cómo será el nuevo año,
económicamente hablando, en el mundo. La previsión más
fiable, la
del Fondo Monetario Internacional (FMI) en octubre de 2023, habla de una pequeña desaceleración del crecimiento
mundial: del +3,5% que creció el
PIB en 2022 a un +3% en 2023 y un +2,9% previsto para 2024, por debajo de lo que ha crecido el mundo de
media en este siglo XXI (+3,8%). Y otro organismo internacional, la OCDE, anticipó
en noviembre lo que puede pasar en 2024 en los grandes paises: Estados Unidos, China, Japón, Canadá, India, Brasil y México crecerán este nuevo año algo menos que
en 2023, mientras crecerán algo más la
zona euro (+0,9% frente a +0,6%) y Reino Unido (+0,9 frente a +0,5%).
Los dos organismos (FMI y OCDE) advierten que este bajo crecimiento de todas las economías
podría ser peor si los conflictos de
Palestina y Ucrania se agravan o si vuelven a dispararse los precios de la
energía y la inflación, lo que impediría bajar los tipos en 2024 (al menos un 1%, que evitaría una mayor
caída de la actividad). La previsión es que la inflación mundial baje, del +5,9%
en que cerrará 2023 al +4,8% en
2024, según
el FMI, aunque advierten que dependerá de la energía y de los
conflictos geopolíticos. Y no ayudará al crecimiento internacional el comercio
mundial, que seguirá débil en 2024, con poca ayuda de las
exportaciones, el riesgo de “cuellos de botella” en el transporte (Canal de
Suez) y “guerras comerciales” (USA y
China), más un retroceso en la
globalización.
Para España, es clave
lo
que haga Europa en 2024. Todas las previsiones apuntan a que la
economía europea mejorará algo este nuevo año, aunque seguirá con un bajo crecimiento: +1,3% la UE-27 y +1,2% los 20 paises de la zona euro, mejor que en 2023 (crecieron
ambos un +0,6%), pero menos del
crecimiento que se espera para EEUU (+1,5%), Canadá (+1,6%) o China (+4,7%),
aunque mayor que el esperado para Japón
(+1%) o Reino Unido (+1,2%). Las previsiones de otoño de la Comisión Europea (noviembre 2023) parten de
que Europa
está estancada (crecimiento del 0% en el tercer trimestre de 2023 y
otro tanto para el 4º) y que seguirá así a comienzos de 2024, para
remontar algo después del verano y crecer ese mínimo +1,3%
en 2024 y un +1,7% en 2025, lejos ambos del crecimiento europeo anterior a
la pandemia (+2,2% anual entre 2015 y 2019).
En esas previsiones
de la Comisión Europea para 2024, lo más positivo es que Alemania saldrá este nuevo año de la recesión de 2023 (su PIB
caerá un -0,3%) y podría crecer un +0,8%. También crecerán en 2024 y abandonarán
la recesión que han sufrido en 2023
Irlanda, los 3 paises bálticos, Austria,
Luxemburgo, Suecia, Chequia, Hungría.
Francia también crecerá algo más
(+1,2% frente al 1% de 2023) y lo mismo Italia
(+0,9% frente a +0,7%). Y España
será, según la Comisión Europea, el país grande que más crezca en 2024:
un
+1,7%, aunque será
el único de los grandes que crecerá menos que en 2023 (+2,4%). Pero la recuperación de Alemania y de la mayoría
de paises europeos nos ayudará en 2024, tanto por una mayor llegada de
turistas como por la mejora de exportaciones a Europa. Eso sí, en 2024 nos auguran una
inflación más alta que la del resto de Europa
(+3,4% frente al +3,2% en la zona euro, un +3,1% en Alemania, +3% en Francia o +2,7%
en Italia), lo que podría restarnos competitividad y atractivo para turistas y
ventas.
El mayor problema que se cierne sobre Europa en 2024 es que
su crecimiento será muy débil y cualquier “contratiempo”
exterior (subida inesperada de la energía, conflictos geopolíticos, crisis
comerciales) podría hacerla caer en la recesión. Y si la inflación no se
contiene más, el
BCE apenas bajará los tipos de interés,
que están en el 4,5%, el precio más
caro del dinero en los últimos 22 años, lo que frenará más el débil
crecimiento. Y otro riesgo son las
“reglas fiscales”, que la Comisión Europea aprobó el 21 de diciembre, para
volver al rigor presupuestario tras el paréntesis de flexibilidad
abierto en 2020 por la pandemia. El
objetivo ahora es que los paises con más déficit (más del 3% del PIB) y más deuda (más del 60% del PIB) aprueben planes para
recortarlos en 4 años. Y eso obligará a
la mayoría a ajustar sus Presupuestos y sus gastos, lo que frenará también
el crecimiento.
España será uno de
los paises más afectados por el mayor rigor presupuestario a partir de
2024, pero no el único. En cuanto al
déficit
público, España acabó 2023 con un déficit estimado por la Comisión en
el -4,1% del PIB y del -3,9% según
el Gobierno, que ha prometido bajarlo al -3%
en 2024, lo que supone un ajuste
(menos gasto o más ingreso o ambos) de unos
15.000 millones de euros. Pero peor
lo tienen Francia, que cerrará 2023 con un déficit publico del -4,8% (y la Comisión no cree que lo
baje más del -4,4% en 2024), Italia,
que cerrará 2023 con un déficit público del -5,3% (y no bajará más del -4.4% en 2024), Bélgica (-4,9% de
déficit estimado en 2023 y 2024), Malta
(-5,1% déficit 2023 ) y Eslovaquia (-5,7% déficit), junto a Eslovenia (-3,7% déficit 2023) y Letonia
(3,2% déficit 2023). Demasiados
paises que han de ajustar sus cuentas
públicas como para que no afecte (negativamente) al débil crecimiento
europeo y, en consecuencia, a España, que también tendrá que hacer ajustes.
Precisamente, la otra
clave de 2024, además del débil panorama económico internacional y europeo,
serán los
Presupuestos 2024, que el Gobierno prepara y tendrá que pactar con
una disparidad de socios parlamentarios. En esta ocasión, Hacienda tendrá que
conseguir algo casi imposible: que los
Presupuestos ayuden a mantener un cierto crecimiento pero que a la vez ayuden a
recortar el déficit y la deuda pública (cerrará
2023 en el 107,5% del PIB y el Gobierno ha prometido a Bruselas bajarla al
106,3% del PIB en 2024). Eso obligará a recortar
algunas ayudas públicas (como ya se ha hecho con la
rebaja en las medidas contra la inflación: 5.300 millones en 2024, frente a
15.000 en 2023 y 22.000 en 2022). Y si no se quieren recortes en el Estado del
Bienestar (sanidad, educación, pensiones, dependencia, desempleo y ayudas
sociales), el Gobierno tendrá que buscar
ingresos, como ya ha hecho manteniendo
para 2024 los impuestos extraordinarios a energéticas, bancos y grandes
fortunas.
Pero el reto de los Presupuestos 2024 será
crecer y poder recaudar lo suficiente. El Gobierno Sánchez ha enviado a
Bruselas un
proyecto de Presupuesto que espera crecer un +2% en 2024, en línea con la OCDE pero más del +1,7% que auguran la Comisión Europea o el FMI (el Banco de España
apuesta por un crecimiento del +1,6%). Si no se consigue este crecimiento, bajaría
la recaudación prevista y habría que hacer recortes adicionales para
cumplir con la rebaja prometida del déficit al 3%. Y eso reduciría aún más el
crecimiento final. Por eso, en
2024 nos jugamos todo a una carta: crecer
más de lo que nos pronostican, algo que ya ha sucedido en 2022 y 2023.
En definitiva, nos espera un
año con un débil crecimiento en el mundo, en Europa y en España,
donde el Gobierno tendrá que apostar por
ajustar las cuentas públicas y no frenar la actividad, porque necesitamos
crecer para que salgan las cuentas. Y todo ello sabiendo que lo que
pase en 2024 dependerá sobre todo del contexto internacional y de que no haya
sorpresas en el mundo, desde otra guerra a un atasco en las rutas comerciales o
problemas climáticos que agraven la inflación. Y hay un riesgo añadido en 2024: se celebran
elecciones en 74 paises, los 27 de la
Unión Europea (hay elecciones en junio) y otros 47 del resto del mundo, en
paises cruciales como EEUU, Taiwán (en enero: se podrían enturbiar más las relaciones entre
China y EEUU), Reino Unido, Rusia, India,
México, Indonesia, Pakistán y Bangladesh. Para nosotros, la elección más
relevante es la que habrá en junio al
Parlamento Europeo, porque un avance de la ultraderecha forzaría más al PP europeo a escorarse en posiciones conservadoras y negacionistas,
partidarias de mayores recortes. Y, por supuesto, nos afectaría mucho
si
gana Trump.
Nadie tiene una bola de cristal sobre el futuro, pero ya
hemos visto en los últimos años que las
sorpresas saltan sin buscarlas y pueden trastocar cualquier previsión.
Aunque no haya “sustos”, 2024 será otro año difícil, también para
España, que se juega a una carta el crecer más su Estado del Bienestar
y el empleo. Y tendremos que afrontar estos retos en medio de una profunda
división política, que dificulta
acuerdos y reformas, con una
crispación política que contagia a la sociedad y la debilita para
reaccionar y actuar. Quizás este sea nuestro mayor problema: el enfrentamiento y la desunión ante el
futuro. Tiene mal arreglo y podría generalizarse a Europa si
avanza la extrema derecha en las elecciones de junio.
En cualquier caso, España
es un país con un gran potencial,
que ha salido mejor de lo
esperado de las últimas crisis, desde la pandemia y la inflación a
la guerra en Europa. Y eso se ha conseguido gracias al trabajo de todos. Por
eso, mantengamos la esperanza y sigamos aportando nuestro esfuerzo particular. ¡Feliz año 2024!
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