Lo que marca el poderío de un país no es sólo cuanto produce y su valor (PIB) sino cuanta gente trabaja para lograr esa producción (PIB por habitante), entre cuantos hay que repartir lo conseguido (renta per cápita). Así, España produjo en 2022 por valor de 1.346.377 millones de euros (PIB) y Paises Bajos produjo por valor de 958.549 millones de euros. España es una economía más grande (la 4ª mayor de la UE, tras Alemania, Francia e Italia) que la neerlandesa (la 5ª economía europea), pero mucho menos eficiente: aquí somos 47,4 millones de habitantes para conseguir (y repartir) ese PIB y en Países Bajos 17,8 millones. Por eso, lo importante es la producción por habitante (PIB por habitante): 28.280 euros en España y 54.150 euros en Paises Bajos. Por eso, los holandeses tienen más renta y son más ricos que los españoles.
Y lo mismo pasa a
nivel mundial. España era en
2022 la 14ª mayor economía del mundo,
por detrás del PIB de Estados Unidos
(24.162.663 millones de euros, 18 veces la producción de España), China (17.174.722 millones euros, 12,7
veces el PIB de España), Japón (4.017.108
millones), Alemania (3.876.810, 2,8
veces el PIB de España con menos del doble de población), India (3.213.281),
Reino Unido (2.913.623), Francia
(2.639.092, el doble de PIB que España con un tercio más de población), Rusia
(2.116.735), Canadá (2.030.446), Italia
(1.946.479 millones), Brasil (1.825.767), Australia (1.614.888) y Corea del Sur
(1.346.377), tras haber superado el año pasado a México (1.341.808 millones de
PIB). Pero si tenemos en cuenta la población, España baja al puesto 42º en el ranking mundial del PIB
por habitante: nos superan Paises
Bajos, Austria, Bélgica, Noruega,
Suecia, Finlandia, Dinamarca, Irlanda, Islandia, Malta, Luxemburgo, República
Checa, Eslovenia, Estonia, Lituania, Andorra, Suiza, Mónaco, San Marino, Liechtenstein,
Arabia Saudí, Brunei, Kuwait, Catar, Singapur, Nueva Zelanda, Cuba y Bahamas (ver listado PIB por habitante
paises).
La OCDE acaba
de publicar un informe sobre la evolución
del PIB por habitante en 27 paises
desarrollados (entre ellos España),
de los 35 que integran la organización. Y nos ha dado un nuevo “toque”: España
crece mucho pero es uno de los paises occidentales que ha aumentando su “brecha”,
su distancia, con el PIB por habitante
medio de la OCDE en los últimos 20 años. Según
sus datos, si en el año 2000, la
producción española por persona (PIB por
habitante) era el 88% de la media
OCDE, en 2020 se ha ampliado la distancia al 76%, tras la crisis financiera
y la pandemia. También han aumentado su
brecha con la media OCDE Francia
(de superarla, el 102% al 0,89% en 2020), Italia
(del 107% al 80%), Portugal (del 78%
al 68%) y Grecia (del 75% al 57%), la Europa del sur, sobre todo por el
tremendo impacto de la crisis de deuda de
2010-2013. Y España ocupaba en 2020
el puesto 19º en el ranking OCDE del PIB por habitante cuando en
el año 2000 éramos el país nº 14
(nos han “adelantado” Corea, Nueva Zelanda, República Checa, Eslovenia y
Lituania).
Los grandes
paises de la OCDE apenas han empeorado su posición, tanto EEUU (de tener el 134% del PIB por
habitante de la OCDE al 129%), Japón
(del 98% al 92%), Alemania (del 109%
al 108%) o Reino Unido (del 99% al 91%), lo mismo que Finlandia, Paises Bajos,
Austria o Bélgica. Y curiosamente, los
que más han reducido su “brecha” con
la OCDE (PIB por habitante) han sido los
paises del Este de Europa (Polonia, por ejemplo, tenía el 44% del PIB
medio de la OCDE y ahora tiene el 70%), los
paises nórdicos (Suecia, Dinamarca y Noruega ya superaban el PIB por
habitante de la OCDE en el año 2000 y ahora lo superan más), mejorando también y reduciendo su “brecha”
Corea, Nueva Zelanda y Turquía.
Este aumento de la “brecha”
de España con los paises desarrollados entre 2000 y 2022, que
refleja el informe de la OCDE, se
ha repetido en el aumento de la brecha
de España con la Unión Europea, según
los datos de Eurostat. En 2022, España tuvo un PIB per cápita (ajustado por el nivel
de precios de cada país) que fue el 85%
del PIB per cápita de la UE-27, reduciendo así la brecha de 2021 y 2020 (teníamos
en 83% del PIB per cápita europeo).
Y esa “brecha” es mayor que antes de la pandemia (en 2019 producíamos el 93%
que Europa por habitante, tras producir más del 100% de la UE-27 sólo entre
2002 y 2009). Este dato, que refleja la productividad y por tanto la
riqueza de cada país, nos coloca (año 2022)
en
el puesto 18º en el ranking europeo
de producción por habitante, tras los 11 paises que producen más que la media europea (Luxemburgo,
Irlanda, Dinamarca, Países Bajos, Austria, Bélgica, Suecia, Alemania,
Finlandia, Malta y Francia, por ese orden) y de los 6 restantes que tienen un PIB por habitante inferior a la media UE-27
pero mayor que España (Italia y los 5 paises que nos han “adelantado” en los
últimos años: Eslovenia, Chipre, República Checa, Lituania y Estonia). Todos producen
más que España por habitante.
El informe de la OCDE destaca la pérdida de la productividad de España, que sigue por debajo de la
productividad media de la OCDE (86,3 dólares por empleado frente a
89,1 dólares de media y los 144,5 dólares que los paises más competitivos).
Otros datos revelan que la producción
por hora trabajada (PIB por hora)
en España se ha estancado, ya que era el 74% de la de la eurozona y el 61% de
la alemana en el año 2000 y sigue siendo del 76% de la eurozona y del 63% de la alemana en 2022, según
este estudio de CaixaBank Research. Y además, España ocupa el puesto 36 en el ranking mundial de
productividad que
publica el Foro Económico Mundial (2022) y mide 12 variables, quedando por detrás de 18 paises europeos que se
consideran más competitivos: Dinamarca (el 1º de este ranking mundial), Suiza
(2º), Suecia (4º), Paises Bajos (6º), Finlandia (8º), Noruega (9º), Irlanda
(11º), Luxemburgo (13º), Alemania (15º), Islandia (16º), Austria (20º), Bélgica
(21º), Estonia (22º), Reino Unido (23º), República Checa (27º), Francia (28º),
Lituania (29º) y Letonia (35º).
¿Por qué somos menos
productivos que media Europa y por eso, menos ricos? Hay una respuesta corta: porque trabajamos
menos gente y trabajamos peor,
con menos eficacia. En España trabajan el
64,4% (diciembre 2022) de las personas entre 15 y 64 años, frente al 69,8% en la UE-27 y el 76,9% en Alemania o el 81,8% en Paises
Bajos. Eso significa que si tuviéramos la tasa de empleo europea, en
España deberían trabajar (y producir) 1,7 millones de personas más. Y
si fuéramos como Alemania, tendríamos 4
millones de ocupados más. Este bajo nivel de empleo tiene que ver con
nuestro modelo económico, basado más en los servicios (turismo y comercio) y
menos en la industria, con empresas menos tecnológicas, que
exportan menos y productos de bajo valor añadido.
Además de trabajar
menos españoles de los que deberíamos,
trabajamos
“peor”, con menos eficacia y
competitividad. Si vemos el mapa
de la productividad de Europa, estamos en el 2º nivel de productividad
por empleado, muy por debajo de centro Europa y los paises nórdicos (salvo
Madrid, País Vasco y Navarra) y que Francia o Alemania, siendo sólo menor la productividad de los paises
del Este (salvo República Checa, Eslovenia, Estonia y Lituania, que nos
superan). ¿Por qué somos menos
productivos? No es culpa de los trabajadores, sino de una serie de problemas estructurales, que resume este
estudio
de CaixaBank Research.
El primer “hándicap” que reduce la competitividad de España
es que tenemos demasiados trabajadores,
empresarios y autónomos poco formados, lo que es un problema porque los
empleados con más nivel educativo y más cualificados son más productivos. En
cuanto a los asalariados, el 30%
tienen en España un nivel bajo de formación (y un 21% un nivel medio) frente a
sólo el 19% en la eurozona (donde el 42% tienen formación media), según
un estudio del Banco de España. Lo mismo pasa con los empresarios españoles: el 32% tienen un nivel educativo bajo (y un
27% medio), frente al 20% en Europa (y el 39,5% medio). Y también los autónomos: 38% con formación baja aquí
(y 22% media) frente al 20,5% en Europa (y el 39,5% con nivel medio, casi el
doble que en España).
El segundo “hándicap” es el menor tamaño de las empresas españolas (las grandes son más
productivas). En España, sólo
el 2,11% tienen más de 50 empleados y crean el 35% del empleo total,
mientras en Alemania, esas empresas grandes y medianas (rondan el 5%) crean el
66% del empleo total. El problema de fondo es que tenemos demasiadas pequeñas
empresas y microempresas (98,89% del total), que producen la mitad por
trabajador (32.000) que las grandes (68.000 euros), por lo que deberían fomentarse las fusiones.
El tercer “hándicap”, que frena las mejoras de la
productividad es el
bajo gasto en innovación y tecnología, tanto a nivel de país (España invierte el 1,3% del PIB
en I+D+i frente al 2% la UE, el 2,3% de Francia o el 3,2% en Alemania) como las empresas (había un 21,4% menos
de empresas que invertían en tecnología en 2021 que en 2008, sobre todo pymes,
y la inversión privada en tecnología supone sólo el 56% de la inversión
tecnológica total frente al 66% en Europa, según
COTEC). Eso se traduce en que producimos
y exportamos productos y servicios con menos valor añadido que los paises
punteros de Europa.
Otro “hándicap” clave, que limita nuestra productividad es la menor inversión, tanto pública como
privada. Por un lado, la inversión
pública se redujo un -60% entre 2010 y 2014, por lo recortes impuestos
por Bruselas, lo que ha limitado el gasto en infraestructuras públicas y de
transporte, así como el gasto social, factores claves para crecer y competir. Y
a pasar de la recuperación posterior y de los Fondos europeos, la inversión pública en España sigue un 55% por debajo a la que teníamos en 2009,
según
un informe de la Fundación BBVA, que refleja cómo la inversión pública en
España (1,94% PIB) es un tercio menor a la europea (3,02%) y la cuarta parte
que en Finlandia (4,22%) o Suecia (4,65%). Y la inversión privada de las empresas lleva años muy floja, más tras
las subidas de los tipos de interés.
Los expertos añaden otros
factores que han frenado la productividad en España: la mayor precariedad del empleo (más
contratos temporales y a tiempo parcial), sobre todo antes de la reforma
laboral de 2022 (hoy tenemos
un 17,26 de asalariados temporales, menos “productivos”, frente al 14,1% en
Europa), el exceso de normativas
(máxime con 17 autonomías que tienen múltiples competencias) y una gestión empresarial demasiado centrada
en el “ordeno y mando”, con poca integración laboral y sindical,
junto a un clima laboral deteriorado (“sólo el 30% de los trabajadores están
contentos con su trabajo y el 70% están descontentos con su sueldo”, según
una Encuesta de Infoempleo Adecco ), que no ayuda a mejorar la
productividad en España.
Visto el aumento de la brecha económica (PIB
por habitante) entre España y la OCDE, el organismo internacional plantea una prioridad: mejorar la productividad. Y proponen
a España 5 medidas: impulsar la competitividad de las empresas (pymes)
y regiones más retrasadas, con un PIB por habitante inferior a la
media (Andalucía,
Canarias, Extremadura, Melilla, Castilla la Mancha y Murcia), proporcionar habilidades laborales y reciclaje a los
empleados y parados con menos formación, fomentar la inversión pública (y privada) en infraestructuras y
servicios públicos, vivienda, innovación y tecnología, mejorando el acceso
de las empresas a la financiación, coordinar
mejor la gobernanza entre los distintos niveles de Gobierno (Estado,
autonomías y Ayuntamientos) y descentralizar
la capacidad estratégica, administrativa y fiscal, para favorecer la
igualdad territorial.
En definitiva, España
crece (más que otros paises) pero seguimos con un problema de fondo:
trabajan menos personas de las que
deberían y lo hacen con menos eficacia que en otros paises, lo que provoca
que seamos menos productivos, un
85% de la media europea. Y por eso, hay
17 paises europeos que producen más por habitante y tenemos menos nivel de vida, somos más pobres
que la Europa del centro y norte. Un
problema que arrastramos desde hace décadas y que ha ido a peor desde el año 2.000, tras tres crisis.
Ahora es el momento de afrontarlo, de tomar
las medidas necesarias, que nos
reitera la OCDE: más formación, fusiones de empresas, más industria,
innovación y tecnología, más inversión pública y privada, empleos de calidad y
mejor organización del trabajo. Sólo así
seremos más productivos, un reto
clave del que apenas se habla. Y sólo así
viviremos mejor. A ello.
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