Enrique Ortega |
A pesar de la actual crisis internacional, España vende más en el extranjero mes a mes: las exportaciones españolas alcanzaron los 222.961 millones de euros de enero a julio, una cifra histórica y un aumento del +24,2% sobre los 7 mismos meses de 2021. Somos el país europeo donde más crecen las exportaciones este año, por encima de la media UE (+21,4%), de Italia (+21,8%), Francia (+19,5%), Alemania (+13,2%) o Reino Unido (+19,1%), e incluso crecen más que las exportaciones de EEUU (+20,5%), China (+14,7%) o Japón (+15,8%), según los últimos datos de Comercio. Están creciendo todas las ventas españolas fuera, pero sobre todo de energía, materias primas medicamentos y productos químicos, más a América (+30,8%) que a Europa (+24,3%). Y con ello, continúa la racha de exportaciones récord, creciendo año tras año desde 2010, para contrarrestar primero la crisis y luego la pandemia, aprovechando ahora la caída del euro (-13,3% desde enero), que abarata nuestros productos fuera (un 13,3%).
Hasta aquí muy bien: las exportaciones nos ayudan a vender, crecer y mantener empleo en plena crisis internacional. Pero la otra cara de la moneda, las importaciones, llevan un camino muy preocupante: se han disparado este año, hasta los 261.485 millones de euros (enero a julio), una cifra histórica que supone un aumento del +40,2%, casi el doble de lo que crecen las exportaciones. Una factura importadora que se ha disparado por el fuerte encarecimiento de las compras exteriores de energía, materias primas y alimentos, que además hemos tenido que pagarlas en dólares más caros (el euro se ha depreciado un -13,30% frente al dólar): petróleo (35.044 millones importados, +101%), gas natural (14.241 millones, +318%), materias primas (8.377 millones, +23%), abonos (910 millones, +68%), aceites (3.265 millones, +56%), pescado (5.057 millones, +34,6%), hierro y acero (8.915 millones, +56%), papel (3.016 millones, +39%), productos químicos inorgánicos (2.185 millones, +66%), plásticos (9.862 millones, +33%), material de transporte (5.545 millones, +52%), motores (1.505 millones, +61%), ropa (15.046 millones, +30,8%) y calzado (2.280 millones importados, +38%).
Los países que se han beneficiado de estas mayores importaciones españolas son sobre todo Estados Unidos (las importaciones españolas de USA ascendieron a 20.787 millones hasta julio y crecen un +143,5%, por la fuerte compra de petróleo y gas), Brasil (5.450 millones importados, un +127%, por el petróleo, materias primas y alimentos), Emiratos Árabes (901 millones, +180%), Argelia (4.666 millones importados, +108,6%, sobre todo gas), Nigeria (5.705 millones, +104,3%, por el petróleo), Egipto (por el gas: 1.652 millones importados, +184%), Rusia (4.408 millones importados, +53,5%), China (27.201 millones importados, +52%), Taiwán (1.459 millones, +55,7%, por compras de hierro y acero, también hechas a Francia, Alemania e Italia), Vietnam (2.296 millones, +55%, por ropa y pescado), así como Turquía, Marruecos y Bangladesh, por mayores importaciones de ropa.
Este récord importador ha disparado el déficit comercial de España (la diferencia entre importaciones y exportaciones). Siempre hemos comprado fuera más de lo que vendemos, pero este “agujero comercial” se ha disparado este año, a pesar del récord de las exportaciones: el déficit comercial alcanzó los -38.534 millones de euros entre enero y julio de 2022, 5 veces más que en los siete primeros meses de 2021 (-6.995 millones) y más que en todo el año 2021 (-26.178 millones de déficit comercial). La culpa de este “agujero” comercial la tienen las compras de energía, que suponen el 80% del déficit comercial (-31.045 millones). Y por paises, la mayor parte del déficit comercial lo tenemos con China (-22.705 millones, un 44% más que el año pasado), Estados Unidos (-9.825 millones, 60 veces el déficit que teníamos el año pasado), Nigeria (-5.481 millones, el doble que en 2021), Argelia (-3.726 millones , el triple que en 2021), Rusia (-3.564 millones, más del doble que el año pasado), Brasil (-3.448 millones, el triple que en 2021), India (-2.405 millones, +35%) y Vietnam (-2006 millones déficit, el doble que el año pasado). Con el resto de Europa, España sigue teniendo superávit comercial, salvo con Alemania (-3.217 millones, déficit similar al de 2021), Paises Bajos (-1.915 millones, -16%), República Checa (-1.143 millones,+31%), Hungría (-669 millones déficit, +23%) e Irlanda (-553 millones, +42%).
Este grave problema, que se dispare el déficit comercial, lo está sufriendo toda Europa: la zona euro ha pasado de tener superávit comercial con el resto del mundo (+100.600 millones de euros en el primer semestre de 2021) a tener ahora un abultado déficit comercial (-140.400 millones de euros hasta junio). Pero España lo sufre más, porque somos un país con un déficit comercial crónico (mientras 11 países UE suelen tener superávit comercial) y porque tenemos una grave dependencia energética. De ahí que ahora, somos el 2º país con más déficit comercial de Europa (-33.500 millones en el primer semestre), sólo por detrás de Francia (-89.000 millones) y por encima del déficit comercial de Grecia (-17.600 millones), Portugal (-14.100 millones) o Italia (-13.000 millones), mientras Alemania tiene superávit (+33.200 millones), como Irlanda (36.100) y Países Bajos+28.800), según Eurostat.
La primera consecuencia económica de este problema, el disparado déficit comercial de España (por la inflación, la energía, la guerra de Ucrania y el euro débil), es que nos resta crecimiento y empleo. Hasta ahora, el crecimiento de las exportaciones (desde 1995 y sobre todo desde 2010: se han casi duplicado, pasando de 185.799 millones en 2010 a 316.609 millones en 2021) ha servido para contrarrestar las crisis interna, tanto la de 2008 como la pandemia: los empresarios intentaban vender fuera lo que no podían vender dentro. Y por eso, las exportaciones “nos han salvado dos veces”, en la crisis de 2008 y en la pandemia de 2020: cayó el crecimiento (PIB), pero habría caído más de no ser por las exportaciones (y por unas importaciones no disparadas). En 2021, el sector exterior aportó un 0,2% del 5,5% que creció España. Y en 2022, crecimos un +0,2 % en el primer trimestre gracias al sector exterior (+0,8%), porque la demanda interna cayó (-0,6%). Y en el 2º trimestre, el tirón de las importaciones ha restado al crecimiento, según el INE: crecimos un 1,1%, por la recuperación del consumo interior (+2,2%) y el sector exterior fue un lastre (restó un -1,1% al crecimiento total).
Ahora, el temor es que el sector exterior siga restando crecimiento y no ayude en la segunda mitad de 2022, provocando que España crezca muy poco o nada. Y además, el sector exterior es clave para el empleo: las exportaciones sostienen 2,5 millones de empleos en España, el 12% del empleo total (y 38 millones de empleos en toda la UE, ahora afectados). Hay que recordar que cuando se disparan las importaciones (recordemos: han crecido un +40,2%), se está creando empleo fuera de España (en China, USA, Brasil, Argelia, Nigeria, Rusia, Taiwán, Vietnam…) y no aquí. Por eso debe preocuparnos el déficit comercial.
Pero hay otro motivo de preocupación ahora, por haberse quintuplicado el déficit comercial: este “agujero” hay que taparlo, hay que financiarlo. Y lo grave es que España no tiene ahora divisas suficientes para hacerlo y ha incurrido otra vez en un déficit con el exterior: los ingresos por exportaciones y por turismo (divisas) no son suficientes para pagar la disparada factura de las importaciones. Y así, en el primer semestre de 2022, España tiene un déficit de -1.230 millones de euros con el exterior (llamado “déficit por cuenta corriente”), según el Banco de España, cuando teníamos un superávit de +2.087 millones en el primer semestre de 2021 (porque las exportaciones y el turismo ingresaban más divisas que el coste de las importaciones).
Volvemos así a un viejo problema de España, con Franco y con buena parte de la democracia: la insuficiencia de divisas para financiar las compras al extranjero, lo que nos obligaba a restringirlas y a endeudarnos para pagarlas. Sólo entre 1987 y 2011, España sufrió 26 años de déficit con el exterior (ver gráfico). Y sólo en los últimos 10 años, entre 2012 y 2021, hemos logrado tener superávit con el exterior (+17.057 millones en 2021), gracias a los sucesivos récords de ingresos por las exportaciones y el turismo. Ahora, al haberse disparado la factura de las importaciones, volvemos a las andadas, al histórico problema del déficit de España con el exterior, que reduce nuestra independencia económica, al obligarnos a endeudarnos para financiar este agujero exterior. Y nos pilla en un mal momento, porque España se ha visto obligada a aumentar su deuda externa con la pandemia: alcanzó un récord histórico en el primer trimestre de 2022, según el Banco de España: 2.341.000 millones de euros entre deuda pública (1,48 billones) y privada, 231.000 millones más de deuda externa que antes de la pandemia (diciembre 2019). Y encima, están subiendo los tipos de interés, lo que aumentará los intereses a pagar por esta abultada deuda externa.
En definitiva, que la actual crisis de inflación no sólo afecta a nuestros bolsillos (encareciendo la cesta de la compra, la luz, los carburantes y casi todo) sino que ha disparado la factura de importaciones del país (+40,2%), multiplicando por 5 el déficit comercial. Y esto va a restarnos crecimiento y empleo en España, además de obligarnos a financiar este “agujero exterior” con más deuda externa, porque no llega con las divisas que aportan las exportaciones y el turismo, lo que reduce nuestra “independencia económica” y la maniobrabilidad del Gobierno. Y una deuda que ahora tendrá más coste para el Estado y las empresas, al estar subiendo los tipos de interés.
El tema puede parecer algo técnico pero es una cuestión clave para la economía y para todos: las importaciones se han disparado y no las podemos pagar sin grandes sacrificios para el crecimiento, el empleo y el pago de la deuda. Por eso, urge frenar la factura energética: no podemos permitírnosla. Hay que recortar el consumo de petróleo, gas y materias primas, que empobrecen a las familias y al país. Y no parece que tengamos conciencia de ello. Porque los españoles consumimos ahora más energía que antes de la invasión de Ucrania. Veamos los datos. El consumo de gasolinas ha aumentado un +14% en el primer semestre y el de gasóleos, un +3,73%, a pesar de haberse disparado los precios, según CORES. El consumo de gas natural ha aumentado otro +5,2%. Sólo el consumo de luz ha bajado, pero muy poco: -2% de enero a septiembre, según REE.
Ahora, la Comisión Europea va a aprobar un Plan para recortar el consumo de energía en Europa un 15% de media cara al invierno, un paquete de medidas que pretende reducir el consumo de gas y racionalizar el uso de la energía, que está destrozando las cuentas de los europeos y las balanzas comerciales de los paises, sobre todo de España. No se trata sólo de ahorrar para evitar cortes de suministro de energía (a empresas y familias), sino sobre todo evitar que la factura de la energía rompa las economías y el empleo. No se trata de si cada uno de nosotros puede o no pagar la luz, la calefacción o los carburantes, sino que no podemos pagarlos como país. Acuérdese del tremendo agujero del déficit comercial (x5) y sus consecuencias: nos limita y nos endeuda. Recuerden esta otra visión de la crisis, de la que no se habla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario