También aumentan imparables las muertes por la COVID 19, que ascienden hoy a 1.256.254 fallecidos en todo el mundo, destacando la mortalidad en EEUU (237.574 muertos), Brasil (162.397), India (126.511), México (95.027), Reino Unido (49.134), Italia (41.394), Francia (40.490), España (38.833 muertes con la última actualización de Sanidad: somos el 3º país con más muertes COVID por millón de habitantes, tras Perú y Bélgica), Irán (38.291), Perú (34.879), Argentina (33.560), Colombia (32.791), Rusia (30.292), Sudáfrica (19.809), Indonesia (14.614), Chile (14.543), Bélgica (13.055), Ecuador (12.830) y Alemania (11.372), según la estadística de la Universidad Jhons Hopkins.
Con este panorama, la 2ª ola de la pandemia se ha agravado en Europa, con un fuerte rebrote de contagios en Francia (+58.046 contagios diarios, 881 en las últimas 2 semanas por 100.000 habitantes), Italia (+34.502, 563 por 100.000), Reino Unido (+24.138 diarios, 438 por 100.000), Bélgica (+15.671, 1.448/100.000 habitantes), Polonia (+24.692, 592 por 100.000), Chequia (+15.731, 1.477 por 100.000 habitantes), Holanda (7.622, 700 por 100.000 habitantes o Portugal (+7.497 contagios diarios, 461 por 100.000). De hecho, ahora hay 12 paises europeos con una tasa de contagios superior a la de España, que era el viernes de 525 contagiados recientes (14 días) por 100.000 habitantes (teníamos 284 el 30 de septiembre), con 22.586 nuevos contagios el viernes 6 de noviembre (tuvimos sólo la mitad, 11.016 nuevos contagios el 30 de septiembre).
El salto en la 2ª ola se dio antes en España, desde principios de septiembre, que en el resto de Europa, por lo que , aunque ahora los contagios crezcan menos, tenemos muchos más contagiados que la mayoría de paises, salvo Rusia y Francia. En octubre, los contagios aumentaron en 416.490 (+54%) y en la primera semana de noviembre (del 30 al 6), en pleno nuevo estado de alarma, han aumentado en otros 143.154 contagiados, con lo que tenemos casi 560.000 contagiados más que a finales de septiembre (+72%). Las hospitalizaciones se han duplicado (de 10.855 a finales de septiembre a 20.209 el viernes) y casi lo mismo los ingresos de enfermos COVID en UCIs (de 1.539 a 2.833). Pero lo más llamativo es el crecimiento de las muertes: +347 el viernes 6 y +2.955 la última semana (viernes 30 al viernes 13), tras la última actualización de Sanidad (que ha sumado 1.326 muertos “anteriores”), frente a +1.126, +997, +826 y +843 en las cuatro semanas anteriores. Y como ya pasó en la primera ola, el 86% de los muertos de esta 2ª ola tienen más de 70 años, aunque ahora hay más mortalidad entre los mayores de 80 años (67,5% de todos los muertos).
La otra novedad de esta 2ª ola en noviembre es que la pandemia ha empeorado en casi todas las autonomías: si en septiembre había 6 autonomías (Aragón, Madrid, Melilla, Navarra, País Vasco y la Rioja) por encima de la tasa media de contagios del país (216 el 4 de septiembre), en octubre eran ya 11 autonomías (se sumaban Castilla la Mancha, Castilla y León, Cataluña, Ceuta y Murcia) las que superaban ya la media española de contagios (361 el 23 de octubre). Y el último viernes 6 de noviembre, eran ya 12 autonomías las que superaban la media de contagios de España (525 contagios en las últimas 2 semanas por cada 100.000 habitantes): Melilla (1.365), Navarra (1.118), Aragón (1.077), Ceuta (987), Castilla y León (809), La Rioja (802), Cataluña (720), País Vasco (690), Murcia (661), Extremadura (598), Castilla la Mancha (551) y Andalucía (545). Y las restantes autonomías están por encima de 250 contagios/100.000 habitantes, un nivel que la OMS considera “muy preocupante”, con la única excepción de Canarias (72 contagios/100.000 habitantes), según los últimos datos publicados por Sanidad.
Ante este panorama, las autonomías han seguido tomando medidas de contención de la movilidad en las últimas semanas, básicamente el cierre perimetral de autonomías y ciudades, la aplicación de toques de queda nocturnos (desde las 10, las 1 o las 12 de la noche, según lugares) y la restricción de grupos (no más de 6 personas) y de clientes en bares, restaurantes y comercios, cada gobierno autonómico a su aire y con el “paraguas legal” del estado de alarma que se impuso hasta el 9 de noviembre. Además, en los últimos días, ha habido autonomías que han endurecido las medidas, con el cierre total de la hostelería en Castilla y León, Murcia, 60 municipios de Galicia, Euskadi y Aragón, con cierre incluso de comercios (vea qué se puede hacer en cada región), mientras varios gobiernos regionales (como los de Asturias, el País Vasco, Castilla y León y Ceuta) han pedido al Gobierno Sánchez el confinamiento domiciliario, como ya han impuesto varios gobiernos europeos, entre ellos Francia, Reino Unido, Bélgica, Italia y Grecia.
El Gobierno Sánchez, a través del ministro Illa, les ha contestado que “aún es pronto” para aprobar el confinamiento domiciliario, como en marzo (“es el último cartucho”) y que hay que esperar los resultados de las medidas drásticas tomadas en las últimas dos semanas, que tardan de 10 a 15 días en surtir efecto. Por eso, volverán a estudiar el posible confinamiento domiciliario este miércoles 11 de noviembre, en la Comisión interterritorial de Sanidad. Pero todo apunta a que, antes o después, se aprobará, por la tremenda presión que sufren los hospitales, las UCIs y los centros de atención primaria. Y a la vista de lo que ha hecho media Europa. El propio enviado de la OMS a Europa lo planteaba el viernes: “Mejor actuar con rapidez y firmeza que pasar mucho tiempo con la incertidumbre. Cuanto más se espere mayor será el problema”, decía David Nabarro.
El dilema es claro: si se confina a los españoles en sus casas, la economía se resentirá (y muchos ciudadanos también, sobre todo los más vulnerables). Pero si no se hace, podemos asistir con este goteo imparable de contagios y muertes (347 el viernes), al colapso de la sanidad… y la economía. Porque no existe el dilema de salud o economía: si no hay salud, la economía no despega. Lo dijo ya en octubre el FMI (“es mejor un confinamiento duro y corto que unas medidas restrictivas suaves si quieren salvar la economía”) y lo reitera ahora la OMS. Y lo acaba de corroborar la semana pasada la Comisión Europea, que ha cambiado a la baja sus previsiones de recuperación en Europa por la 2ª ola de la pandemia.
El primer mensaje del gobierno europeo es claro: toda Europa va a caer más de lo esperado este año (-7,8% en vez del -7,7% estimado en mayo), y va a crecer menos en 2021 (+4,2% en vez de +6,3%). Y el segundo mensaje: España es el país que sale peor parado, tanto por la pandemia como por los rebrotes. Primero, en 2020, la economía española caerá un -12,4%, tres puntos más de lo que Bruselas nos vaticinaba en mayo (-9,4%). España será así el país con la mayor recesión en Europa, una caída muy superior a la de Reino Unido (-10,3%), Italia (-9,9%), Croacia (-9,6%), Francia (-9,4%), Portugal (-9,3%), Grecia (-9%), Bélgica (-8,4%), Eslovaquia (-7,5%), todos con una caída mayor que la media de la UE-27 (-7,4%). Y España caerá más porque los rebrotes hundirán la recuperación en este 4º trimestre (el PIB caerá un -0,2% en vez de crecer un +3,7% como estimaba en mayo la Comisión Europea).
Y hay todavía un tercer mensaje de Bruselas, que es el más preocupante: los rebrotes del coronavirus van a debilitar la recuperación económica de Europa en 2021 y 2022. El año que viene, la zona euro crecerá un +4,2%, en vez del +6,3% previsto en mayo. Y la UE-27 crecerá 4,1%, en vez del 6,1% previsto en primavera. Pero este mensaje es peor para España: creceremos sólo un +5,4% en 2021, frente al 7% previsto en mayo por Bruselas. Y la recuperación será también más lenta en 2022, tanto en la zona euro como en la UE-27 (+3%) y también en España (+4,8%), aunque seguiremos creciendo más que la media europea. Al final, las nuevas previsiones confirman que la mitad de los paises europeos (entre ellos España, Francia, Portugal, Austria, Bélgica y Holanda) no saldrán de esta crisis hasta 2023: necesitarán 3 años (2020, 2021 y 2022) para recuperar su producción anterior a la pandemia, el PIB de 2019. Sólo Alemania, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Chequia recuperarán sus economías pre-COVID en 2022.
El informe de otoño de la Comisión Europea deja a España otros 3 mensajes preocupantes. Uno, que el paro en España mejorará en 2020 frente a lo previsto en mayo (16,7% frente al 18,9%), gracias al “cochón” de los ERTEs, pero empeorará en 2021, donde nos adjudican una tasa de paro del 17,9%, más del doble de la europea (8,6% en la UE-27) y superior ya al paro de Grecia (17,5%), el país líder en desempleo hasta ahora. Además, el déficit público en España va a ser mayor del esperado, por el mayor coste de las ayudas: estiman un -12,2% en 2020 del PIB (frente al -10,1% que preveían en mayo) y el -9,6% en 2021 (-6,7% antes). Y el tercer mensaje, relacionado con este: la deuda pública española será mayor de la prevista: el 120,3% del PIB en 2020 (antes el 119,6%) y el 122% del PIB en 2021 (antes el 113,7%).
En resumen, España va a tener más paro y más agujero en las cuentas públicas (déficit y deuda) como resultado de que la crisis será peor este año y creceremos menos en 2021. Y si Bruselas acierta con estas previsiones, los Presupuestos 2021 del Gobierno Sánchez están en entredicho, porque son demasiado optimistas respecto al crecimiento esperado (+9,8% frente al 5,8% que vaticina la Comisión Europea). Y si crecemos casi la mitad, se crearán menos empleos en 2021: Bruselas estima ahora que el empleo aumentará un +3,5% (antes esperaba +6,1%), unos 650.000 ocupados más, la mitad de los 1.340.000 empleos que espera crear el Gobierno (el +7,2% de aumento del empleo señalan los Presupuestos 2021). Y además, tendremos más déficit público: -9,6% del PIB, frente al -7,7% que estiman los Presupuestos 2021: son 23.270 millones más de agujero en las cuentas públicas para 2021. O Bruselas nos deja tener ese “déficit extra” o no se podrá gastar ese dinero.
Como puede verse, la 2ª ola de contagios ha desbaratado las cuentas de la recuperación, en Europa pero más en España. Por eso es doblemente urgente parar la curva ascendente de contagios: para salvar vidas y para salvar la economía. Cuanto más se retrasen las medidas drásticas, más se mantendrá la crisis (ya no sólo este cuarto trimestre, sino también el 1º de 2021) y más se retrasará la recuperación. Y costará más, en pérdida de actividad y empresas, en empleos, en recaudación, en déficit y en deuda. Y para España es aún más prioritario actuar con urgencia y decisión, porque somos el país más dañado por la pandemia y el que va a necesitar más ayudas para la reconstrucción. Los Presupuestos 2021, con un récord de gasto, son un buen punto de partida, pero si no se frenan los contagios, serán papel mojado. Por eso, hay que confinarse en casa otra vez, para salvar la salud y la economía. No queda otra.
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