Entramos en la 11ª semana de confinamiento, ahora muy suavizado en toda España y también en Madrid, Barcelona y Castilla y León, epicentros de la pandemia. Esto aumenta el riesgo de rebrotes, cuando el 95% no se ha contagiado y faltan medios en atención primaria, donde sólo hacen 47 test PCR por 1.000 habitantes. Pero la emergencia económica presiona, con 1 de cada 4 activos sin trabajar y muchas familias pasándolo mal. Y 14 autonomías están entre las pocas regiones europeas con un tercio del empleo en riesgo. La Comisión Europea acaba de “examinarnos” y dice que España sufre más la recesión del coronavirus por problemas estructurales: poco gasto sanitario, doble de paro, más precariedad laboral, demasiadas pymes, excesivo peso turismo, hostelería, transporte y comercio (25% PIB), poca formación, innovación y digitalización, mucha pobreza y un gasto social escaso y mal hecho. Por eso somos más vulnerables, ahora y en 2008. Ya tenemos la hoja de ruta de la reconstrucción: dejar atrás el “Spain is different”. Mientras, seamos prudentes.
enrique ortega |
El coronavirus sigue imparable y el viernes 22 de mayo volvió a batir su récord de contagios diarios: 108.400. Son ya 5.410.288 contagiados en 188 paises, 1 millón más en los últimos 10 días, según la Universidad Jhons Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue en Europa (1.976.120 contagiados), pero donde más crece es en Estados Unidos (+24.300 contagios al día, 1.643.499 contagiados: “es un honor”, dice Trump), Brasil (+16.500 diarios, 363.211 contagiados), Rusia (+8.600 diarios, 344.481 contagiados) y Reino Unido (+3.000 diarios, 260.916 contagiados), los cuatro paises cuyos dirigentes han sido más laxos contra la pandemia. Y les siguen España (235.772 contagiados), Italia (229.858), Francia (182.036) y Alemania (180.072). El coronavirus ha causado 345.104 muertes en el mundo, casi un tercio en EEUU (97.722), seguido de Reino Unido (36.875), Italia (32.785), España (28.752), Francia (28.370), Brasil (22.666), Bélgica (9.280) y Alemania (8.283 muertes), según los datos de Sanidad, que revelan que la letalidad (muertes/contagiados) es menor en España (12,2) que en Francia (19,6), Bélgica (16,3), Reino Unido (14,3), Italia (14,3) y Holanda (12,9), pero mayor que en Alemania (4,6), Portugal (4,3) o Austria (3,9).
Tras 10 semanas de confinamiento, suavizado las tres últimas (desde el 4 de mayo), no se aprecian “rebrotes” en los contagios, que aparecen con unos 12 días de retraso. Pero todavía hay 7 autonomías con más contagios que la media (14,36 contagiados por 100.000 habitantes en los últimos 14 días): Castilla y León (34,88), Cataluña (30,76), Madrid (29,22), Castilla la Mancha (26,86), Navarra (25,53), Aragón (25,01) y Ceuta (16,51). Y los contagios siguen aumentando cada día, aunque menos (246 ayer), sobre todo en Cataluña (52) y Castilla y León (52), Castilla la Mancha (34), Madrid (26) y Comunidad Valenciana (22). Se han frenado las hospitalizaciones (más de 100 diarias y 86 ayer) y los ingresos en UCIs (entre 15 y 30 diarios, aunque sólo 3 ayer). Y los muertos diarios (entre 50 y 95 diarios, bajando a 70 ayer), concentrados en Cataluña (31) y Madrid (21) y con 11 autonomías sin muertos ayer, según los datos de Sanidad, que “bailan” cada día, por retrasos y homogeneización. Madrid sigue “alterando” los datos: es la única autonomía que remite los casos confirmados en las últimas 24 horas y luego añade los contagiados en días anteriores tras llegarles los resultados de los test PCR, lo que infravalora sus contagios en las cifras diarias de Sanidad. Y Cataluña comunicó el viernes 635 muertos de fechas anteriores.
Con estos datos, difíciles de comparar, Sanidad ha decidido los nuevos cambios de fase de las autonomías, bajo la presión de todas (ver mapa). Madrid pasa por fin a la fase 1 (ver aquí lo que se puede hacer), también el área metropolitana de Barcelona y toda Castilla y León, ese 30% de españoles que han sufrido con más dureza la pandemia y que ahora van a poder ir a una terraza o ver a sus familiares (enorme riesgo para los mayores). Y siguen en fase 1 la Comunidad Valenciana (que ha detectado un cierto repunte de contagios), las tres provincias más retrasadas de Castilla y León (Toledo, Cuenca y Ciudad Real) y las dos de Andalucía (Málaga y Granada), en total 25 millones de españoles (el 53% de la población). Pasan a fase 2 (ver aquí lo permitido) el 47% restante (22 millones de españoles), lo que multiplica la movilidad y los riesgos de rebrote. Y pasan a fase 3 (ver aquí la movilidad autorizada), con mucho menos riesgos, Formentera, Hierro, la Gomera y la Graciosa.
Se suaviza más el confinamiento en toda España y con ello aumento el riesgo de rebrotes (ver mapa del riesgo por provincias), sobre todo porque el 95% de los españoles no se han contagiado con el virus (según el Estudio de seroprevalencia) e incluso no se sabe el alcance y duración de los anticuerpos en los que sí se han contagiado. La clave ahora es detectar los nuevos contagios con rapidez (teóricamente en 24 horas), con los test PCR, y rastrear los contactos de los nuevos contagiados, para aislarlos e impedir que contagien a otros. Dos tareas que no son sencillas y que recaen en los centros de atención primaria, que son ahora la primera línea del frente contra el coronavirus, como antes fueron los hospitales. El problema es que faltan medios, tanto médicos de familia como enfermeras y rastreadores, sin olvidar la escasez de test PCR y laboratorios (ver aquí lo complicado del abastecimiento y análisis) .
Una de las autonomías menos preparadas para esta nueva fase de la emergencia sanitaria es Madrid, donde los profesionales denuncian escasez de personal, a pesar de que el Gobierno regional insiste en que han contratado 600 profesionales en atención primaria y 172 en Salud Pública. Los sanitarios explican que ya antes del COVID faltaban 400 médicos de familia y 150 pediatras en Madrid, donde no acaban de llegar los “nuevos contratados”, mientras se van los médicos residentes de los ambulatorios y siguen cerrados 70 centros o consultorios y las urgencias ambulatorias de noche y fines de semana. Y sólo les llegan unos 20 test PCR diarios por Centro de Salud, porque los laboratorios no dan más de sí.
Precisamente, otro problema de esta nueva fase de la emergencia sanitaria es que se están haciendo pocos test PCR a la población, concentrándose en los sanitarios, residencias de ancianos, fuerzas de orden público y grandes empresas (sin olvidar los futbolistas y Clubes, “prioritarios” para los test). Hasta el 21 de mayo, en España se habían hecho 2.221.497 test PCR (detectan el virus), una media de 47,2 test PCR por 1.000 habitantes, más otros 1.335.070 test serológicos (detectan anticuerpos que indiquen que se ha tenido el virus), frente a 60 test PCR/1.000 habitantes en Alemania o 50 en Italia. Y además, el problema es que los test se hacen de forma muy desigual entre autonomías (ver cuadro), con grandes diferencias entre la Rioja (93,6 test PCR/100.000 habitantes, País Vasco (81,2) o Asturias (80,7) y Madrid (69,4), Castilla y León (55,7), Cataluña (53,3) o Extremadura (30,3), Murcia (21,9) o Andalucía (18,6), según los datos de Sanidad. El cuello de botella no es tanto la falta de test como su análisis, porque los laboratorios de hospitales y Universidades están saturados, mientras los laboratorios privados “hacen su agosto” con pruebas (descontroladas por la sanidad pública) a particulares y empresas.
El otro reto, junto a confirmar los nuevos contagios, es rastrear los contactos de los nuevos contagiados, una tarea en la que se lleva dos semanas (lean aquí cómo trabajan) y que es más fácil en autonomías uniprovinciales (como la Rioja Navarra o Cantabria) que en las grandes ciudades, sobre todo en Madrid y Barcelona, donde falta personal y se trata de paliar con Call Centers. Se estima que hay unos 2.000 profesionales dedicados al rastreo de contactos, cuando Alemania (con el doble de población) ha tenido 3.280 equipos de 5 personas (16.400) y Reino Unido ha contratado a 18.000. Necesitaríamos al menos 8.000 rastreadores y sistemas de detección vía móvil, que se retrasan (habrá una prueba piloto en Canarias… en junio).
Mientras cruzamos los
dedos para que los contagios y muertos no rebroten, avanza la desescalada empujada por las presiones de sectores y empresas, en especial el turismo, la hostelería, las
líneas aéreas y el comercio, precisamente los
sectores que más se benefician de los ERTEs (3,4 millones) y el cese temporal
de actividad de los autónomos (1,3 millones). Y hay 1 millón de trabajadores que
perdieron definitivamente su empleo entre marzo y abril. En total, 5,7 millones de españoles que han sufrido
la emergencia económica del coronavirus, perdiendo temporal o
definitivamente su empleo, un 30% de los
afiliados a la Seguridad Social antes de la pandemia (18,8 millones en febrero 2020).
Los que
más han sufrido los efectos económicos de la pandemia son los trabajadores más precarios (jóvenes y mujeres con contrato
temporal), los sectores más
afectados por el confinamiento (turismo y hostelería, ocio y entretenimiento y
comercio) y 6 autonomías que han
tenido la mayor caída del empleo
(temporal o definitivamente): Baleares
(afectados el 42,5% de los afiliados a la SS), Canarias (41,3), sobre todo, seguidas de Comunidad Valenciana
(-29,6% afiliación), Andalucía (-28,1%), Cataluña (27,7%) y Asturias (27,1%), según este estudio del IVIE. Y las autonomías menos afectadas económicamente por
la pandemia son Extremadura (21,3%
afiliados afectados), Murcia
(21,9%) y Madrid (23,8%), por mucho
que se queje la presidenta Díaz Ayuso.
Ahora, el problema es que la emergencia económica alcanza ya a 8,9 millones de españoles, el 38,5% de los activos (españoles en edad de trabajar), si sumamos a los 5,7 millones afectados por la pandemia los 3,2 millones de parados anteriores. Y el gran riesgo es que muchos se queden atrás dentro de unos meses, cuando entremos en la “nueva normalidad” y se autoricen algunos despidos “por causas objetivas “(desde julio). El Banco de España acaba de alertar que está en riesgo un 20% del empleo, unos 3.750.000 empleos, sobre todo del sector turístico, hostelería, transporte y comercio, especialmente en Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Cataluña y Andalucía. Y el problema es que estos trabajadores en riesgo son “poco reciclables”, según el Banco de España, tienen pocas posibilidades de trabajar en los sectores que ganarán empleo (+1,4 millones): sanidad, logística, información y comunicaciones. Si tras la crisis de 2008, muchos parados de la construcción pudieron “reciclarse” en la hostelería, el turismo y el comercio, ahora el Banco de España lo ve más difícil, por su baja formación. Por eso proponen reformar a fondo las oficinas de empleo y reforzar su formación para rescatar a los más posibles.
El drama de España es que será el país peor parado económicamente por esta pandemia (el PIB caerá este año el -9,4%), junto a Italia (-9,5%) y Grecia (-9,7%), según la Comisión Europea. Y, sobre todo, el que va a perder más empleo: -8,7% (-1.737.000 empleos), tras Francia (-9,1%) y por encima de Italia (-7,5%) y Grecia (-3,7%). De hecho, 14 de las 17 autonomías españolas (todas salvo Madrid, País Vasco y Navarra) están entre las regiones europeas que tienen en riesgo un tercio del empleo por la pandemia, junto a casi toda Italia y la mitad de Francia, según un estudio del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Y eso, explican, por 2 razones. Una, el mayor peso del los sectores más afectados por el confinamiento (transporte, turismo, hostelería y comercio): suponen el 25% del PIB en España, frente al 20% en la zona euro, el 22,5% en Italia, el 19,5% en Francia o el 17,5% en Alemania, según datos del Banco de España. Y la otra razón, porque en España tienen mucho peso las pymes, más vulnerables ante una crisis como esta: las empresas de menos de 50 trabajadores sostienen el 50% del empleo en España y el 33% en Europa.
Con todo esto, nos acercamos al núcleo de la cuestión: ¿por qué la recesión de esta pandemia se ha cebado más en España? Lo contesta el “examen de primavera” hecho a España la semana pasada por la Comisión Europea. Viene a decir que la pandemia ha desvelado las debilidades de nuestra economía, los problemas de los que ya nos han alertado en sus informes anuales (ver aquí el de febrero 2020). Empezando por los tres problemas estructurales que “han ampliado” los efectos de esta crisis: la alta tasa de contratos temporales (el 25% frente a un 15% en la UE-27), la excesiva proporción de micropymes y pymes sin empleados (98,6% frente al 75% en Alemania), muy vulnerables, y sobre todo un modelo económico con excesivo peso del turismo, la hostelería y el comercio (“Un país de bares y tiendas” señalé en este blog), ahora los más dañados.
Y señalan otra debilidad, que ha sido clave en explicar un mayor contagio de esta pandemia: “un nivel bajo de inversión en la sanidad”, que ha puesto de manifiesto su vulnerabilidad. Y otra: la escasa digitalización de la economía (incluida la enseñanza, donde sólo la mitad de los centros disponen de plataformas online, señalan) y el bajo gasto en innovación y tecnología (I+D+i), además del retraso en la educación y la Formación Profesional, que ahora pasarán factura. Lo mismo que la pobreza y la desigualdad (ya antes mayor en España que en Europa), que ahora aumentarán (incluso entre autonomías, alertan, agravando “las dos Españas”), mientras somos “el país europeo que menos ayuda a las familias” y centra su gasto social en los mayores (pensiones) y no en los jóvenes y los más vulnerables.
Una radiografía dura, que pueden leer aquí (los medios apenas han hablado de ella) y que reitera unas debilidades estructurales que vienen de lejos, que ya nos pasaron una costosa factura en la crisis de 2008 y ahora otra mayor con el coronavirus. “Spain is different” y por eso lo pasamos peor en las crisis. Este “examen” de la Comisión Europea, nos marca la hoja de ruta de la reconstrucción: combatir con todos los medios la recesión de esta pandemia, reforzar la sanidad, respaldar el empleo, reducir la precariedad laboral, aumentar el tamaño de las empresas, volcarnos en la digitalización y la innovación, apostar por la formación y la educación, reducir la pobreza y la desigualdad, aumentar el gasto social y hacerlo más eficiente (alertan que beneficia a los mayores y a las rentas medias y altas) y, sobre todo, cambiar el modelo económico, para ser un país con más industria, más empresas tecnológicas y exportadoras y menos un país de servicios (“la California de Europa”). Conseguir un país más productivo (estamos a la cola de Europa) y más competitivo, que cree más empleo y afronte mejor las crisis. Una tarea de décadas, que habría que empezar ya, con la reconstrucción. Todos unidos (parece imposible), porque afrontar estas debilidades estructurales exige pactos a medio plazo.
Mientras se afronta esta emergencia económica y, sobre todo, la emergencia social (urgen medidas de choque para ayudar a las familias que pasan hambre), no perdamos de vista la prioridad, la emergencia sanitaria, frenar los contagios y salvar vidas. Vigilar día a día la pandemia y frenar la desescalada si hace falta. La vida, no la bolsa. No tengamos prisa en salir a la calle, comprar, viajar, volver a una vida “normal” que es imposible mientras no haya vacuna. La pandemia nos ha trastocado la vida y el bolsillo y así será durante meses. Lo importante es seguir vivos. Y ayudar a los que malviven.
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