Hoy llevamos ya 54 días de confinamiento, aunque los “alivios” del fin de semana han llenado las calles de gente (Ojo: ¡el coronavirus sigue ahí!). Pero hasta el 2 de mayo, la cuarentena ha sido dura y ha cambiado radicalmente nuestro comportamiento, desde lo que comemos a lo que compramos, pasando por cómo trabajamos o estudiamos. Y sobre todo nuestro ocio, cómo nos entretenemos, hiperconectados a Internet y a la TV de pago. Ahora somos más dependientes de Amazon o Netflix, de las videoconferencias o las redes sociales y hemos dando un gran salto en el manejo de las herramientas de Internet. Pero este gran “avance a la fuerza” en el mundo digital, para compras, trabajo, enseñanza y ocio, no puede hacernos olvidar que tenemos una revolución digital pendiente, para que empresas y administraciones inviertan más en teletrabajo, enseñanza a distancia y venta online, donde estamos retrasados respecto a Europa. Internet nos está salvando en esta cuarentena, pero debe ser una herramienta clave para la reconstrucción y el futuro.
enrique ortega |
La primera reacción de los españoles ante el confinamiento, en los días previos al 14 de marzo, fue “asaltar” los supermercados. Que no nos falte comida… Y es que en la cuarentena, todos comemos más. Lo dicen los datos del Ministerio de Agricultura: en la última semana de abril, los españoles consumimos en alimentación un 50,6% más que un año antes. Y en el confinamiento, los alimentos han subido del 17 al 21% de la cesta de la compra, según Deloitte. La venta de comida y bebida ha subido semana a semana, más del 10% cada una, porque ahora consumimos en casa lo que antes comíamos y bebíamos en bares, restaurantes, colegios o trabajos.
El primer efecto de esta mayor demanda ha sido, como era esperable, una subida de precios de los alimentos durante el estado de alarma. El IPC de abril lo dejó claro: los alimentos subieron un +4% (+2,5% en marzo), especialmente los alimentos frescos, cuyo precio medio subió un +6,9% (frente al +4,2% en marzo), según el rastreo de precios del INE. Y los datos del Observatoriode la Cadena Alimentaria son más detallados sobre la subida de algunos alimentos entre la semana del 9 al 15 de marzo y la del 20 al 26 de abril: +94,8% subieron las naranjas, +43,1% los plátanos, +133,5% las cebollas y +83,5% las patatas, mientras bajaban las fresas (-27,1%), judías verdes (-23%), las carnes (-4,4% el vacuno, -13,5% el cordero,-7,6% el cerdo y -18,3% el pollo) y los huevos (-2,3%), manteniéndose estable el precio de la leche. O sea, que lo que más subió fue las frutas y verduras, aunque no se beneficiara el campo sino los intermediarios y supermercados.
Precisamente, los supermercados han sido uno de los negocios más beneficiados por el confinamiento, porque sus ventas han crecido semana a semana, viéndose obligados a aumentar plantillas, al igual que las cadenas de logística y transporte. Mercadona, que ya vendía el 25% de toda la alimentación en España, ha aumentado su cuota y aumentó sus ventas un 14% en marzo, aunque dice que sus beneficios cayeron un 95%, debido a que les subieron los costes (100 millones, un 25% más, por el refuerzo de la seguridad, la contratación de empleados y el pago de una extra a la plantilla). La patronal del sector cree que esto mismo le ha pasado al resto de supermercados: han vendido mucho más, pero con más costes. Lo que no dicen es que, con la cuarentena, no han tenido que hacer “ofertas” y han vendido muchos artículos “de capricho”, factores que les suben los márgenes.
Con todo, el gran reto de los supermercados ha sido la venta online, un reto conseguido sólo a medias, porque todos se han visto superados (a pesar de que han multiplicado sus esfuerzos logísticos), debido a que 1 millón de hogares confinados han llenado sus neveras por Internet, según Nielsen, algo impensable antes de la cuarentena. Y las ventas online de alimentos han crecido un +86,6% desde el inicio del confinamiento. En general, los más preparados antes, como Carrefour, han respondido mejor, pero tanto Día como Alcampo o el Corte Inglés se han visto superados y sus clientes han tenido mil problemas para hacer los pedidos. Y Mercadona ha confirmado su incapacidad para la venta online: primero la suspendió fuera de Valencia o Barcelona y cuando la abrió en el centro de Madrid, se colapsó. Pero, a pesar de todo, se ha dado un salto impensable en la venta online de alimentos y todo hace pensar que este canal duplicará sus ventas de antes cuando acabe el confinamiento.
Lo que ha hundido el confinamiento ha sido al resto de tiendas físicas, desde el pequeño comercio a los grandes centros comerciales. Sólo las ventas del comercio minorista cayeron un 14,3% en marzo, una caída histórica que interrumpió la racha de 17 meses seguidos de aumento de ventas, según la estadística del INE. Y también cayó el empleo, un -0,4%, tras 7 meses seguidos de subida de la ocupación. Y los datos de abril serán aún peores, con lo que peligra el futuro del pequeño comercio, unas 900.000 tiendas que dan empleo a 3,3 millones de españoles, el 20% ahora en peligro, según el sector. Sólo algunas tiendas de alimentación de barrio y algunos mercados han capeado el temporal, a golpe de imaginación y multiplicando las entregas a domicilio, sobre todo a mayores vulnerables. Ahora, todos esperan a que el inicio de la desescalada les permita al menos sobrevivir.
Con este panorama, la alternativa a las compras en el confinamiento ha sido Internet, las compras online. No hay todavía datos oficiales, pero múltiples estimaciones señalan que las ventas por Internet han podido crecer más de un 20% durante el confinamiento, más en marzo (+55%) que en abril (+24%) y mayo (+15%). Lo que más se ha comprado, además de comida (+20%) han sido material informático relacionado con el teletrabajo y la enseñanza (tablets, ordenadores, webcams, ratones, impresoras, discos duros), junto a móviles, videojuegos, material escolar, ropa y calzado de niños, material deportivo (las bicicletas estáticas y cintas para correr se agotaron al principio), tintes, libros, discos, robots de cocina y pequeños electrodomésticos, puzles y juegos de mesa, sin olvidar muebles, material de bricolaje y jardinería. Compras unas necesarias y otras menos, para sobrellevar la cuarentena y ocupar tantas horas de tiempo libre.
El resultado es que las empresas de mensajería y los particulares que trabajan llevando envíos de Amazon no han parado. “Es como si fuera Black Friday cada día”, comentaban, recordando que “se jugaban la salud” para repartir muchas cosas innecesarias (por eso, el Gobierno francés prohibió muchas ventas de Amazon, que terminó cerrando).La empresa que ha acabado ganando en esta pandemia ha sido Amazon, cuyas ventas en España han podido crecer un +30%, según CCOO. Y alrededor de esta multinacional, muchas empresas han querido hacer su agosto con el confinamiento, disparando los precios (no sólo de las mascarillas). Tanto es así que Amazon España reconoce que ha bloqueado a 6.000 vendedores, por haber subido injustificadamente 500.000 productos… Otros que se han aprovechado de la enorme demanda y la falta de empleo han sido Glovo, que además de hacer un ERTE al 38% de la plantilla, han reducido lo que pagan a los “riders” que siguen repartiendo, de 2,50 a 1,20 euros por entrega…
El “consumismo online” durante la cuarentena ha hecho que el “e-commerce” avance en 2 meses como en 2 años en España, un país que estaba más atrasado que otros en compras online. En 2019, España era el 10º país por la cola en compras online en Europa, tras Italia, Grecia, Chipre, Portugal y 5 paises del Este, según los datos de Eurostat: sólo un 58% de los españoles había comprado por Internet en el último año, frente al 60% en la UE-28, el 87% en Reino Unido, el 84% en Dinamarca, el 82% en Suecia, el 81% en Holanda, el 79% en Alemania, el 70% en Francia, el 67% en Irlanda, el 38% en Italia o el 39% en Portugal y Grecia. Un retraso importante, aunque en facturación, en compras totales, España es el 4º mercado europeo en comercio electrónico (tras Reino Unido, Alemania y Francia), con una estimación de ventas online de 39.243 millones de euros en 2019, según eMarketer. Ahora, tras estos dos meses de confinamiento, las ventas online se dispararán en España, porque ya hemos probado todos a comprar y muchas nuevas empresas se han lanzado a vender online.
Pero, sin duda, la gran revelación del confinamiento ha sido la múltiple eficacia de Internet, la principal herramienta que nos ha permitido sobrevivir a la cuarentena, estar conectados, estudiar, trabajar y entretenernos, además de comprar. Sólo en la primera semana de confinamiento, el tráfico en Internet aumentó un 80%. Y en la segunda semana del estado de alarma, los españoles estuvimos 79 horas conectados a Internet (casi la mitad del día), según un informe de Nielsen y Dynata. No podemos ni imaginar cómo hubiera sido afrontar esta pandemia sin Internet, hace sólo tres décadas. Porque la Red (y las empresas de telecomunicaciones, que han conseguido que las conexiones funcionen: les doy aquí un aplauso virtual, por su imprescindible trabajo) nos ha permitido sobrevivir mejor a la pandemia: estar conectados al mundo y a nuestros seres queridos, “verles” en las videoconferencias (su utilización se ha disparado), informarnos (y “mal informarnos” en las redes, con memes y bulos), teletrabajar (aunque con muchas limitaciones), seguir las clases virtuales con bastante aprovechamiento, comprar y entretenernos online.
Quizás uno de los grandes protagonistas de este confinamiento sea el ocio online, sobre todo el tremendo aumento de la TV de pago por Internet, en especial Netflix. Los datos son muy elocuentes: la TV de pago llega a más de 10 millones de hogares españoles, por primera vez, y la ven ya más de la mitad de los mayores de 14 años (el 53,8%), según el análisis de Barlovento TV a partir de la primera oleada del EGM de 2020. Y si las operadoras de telefonía, las telecos, ya tenían un importante volumen de clientes que veían la TV de pago (6,13 millones de hogares), el gran salto con la cuarentena se ha dado en la TV de pago por Internet, en los que pagan un acceso a películas y series por Internet (Smart TV), que ya son 7 millones de hogares y 16.395.000 personas en España. Y muchas familias y españoles tienen los dos servicios, la TV de su teleco y otra que paga aparte. El gran salto con este confinamiento lo ha dado Netflix, que tiene ya 14,1 millones de clientes en España.
Como puede verse, el confinamiento nos ha hecho comprar más online, trabajar y estudiar por Internet como nunca antes y, sobre todo, estar más conectados a la Red, más enganchados que antes a WhatsApp, video llamadas, redes sociales, series y películas. Y sobre todo, muchos de nosotros (niños, jóvenes y mayores, pero también empresas y colegios) hemos aprendido a usar herramientas de Internet que desconocíamos. Ha sido “un curso acelerado” de digitalización. Pero también nos ha servido para comprobar que estamos muy retrasados en el modelo digital (ver Blog de marzo), que nuestras empresas tienen mucho que mejorar (para vender online y desarrollar el teletrabajo), igual que nuestros colegios y Universidades (que tendrán que seguir enseñando online el próximo curso, hasta que haya una vacuna), igual que nosotros mismos, como tele trabajadores potenciales o por simple ocio. Estamos todavía poco formados digitalmente y poco preparados como país para le revolución digital que viene y que la pandemia nos ha hecho comprender de repente.
Es otra de las grandes enseñanzas de esta pandemia: Internet tiene un enorme potencial y debe ser una herramienta clave para la reconstrucción de la economía, con más inversión en formación y en la reconversión digital de nuestras empresas. Y en la nuestra. Si algo positivo ha tenido el coronavirus es que nos ha enseñado la importancia de estar conectados, la gran potencialidad del comercio online, el teletrabajo, la enseñanza a distancia, las relaciones virtuales y el entretenimiento online. Cómo Internet puede ayudarnos a cambiar y mejorar nuestras vidas, si invertimos en digitalización, innovación y formación. Saldremos de esta pesadilla “más digitales”, pero tenemos que aprovecharlo para reconstruir el país y afrontar mejor un futuro que será digital.
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