Sindicatos y patronal
tienen que llegar a un acuerdo en diciembre
sobre las subidas salariales para 2015 y
2016. Ha llegado la hora de subir
los salarios, tras cinco años de bajadas. Primero, porque las empresas llevan dos años teniendo
beneficios. Segundo, porque si no mejoran los ingresos de las familias, no se reanimará el consumo y España crecerá
poco (+0,5% ahora) y no creará empleo suficiente para 5,4 millones de parados.
Y también por pura justicia: durante la crisis han subido los sueldos de los directivos y el número de millonarios,
mientras casi la mitad de los trabajadores son mileuristas. Hay que subir el salario mínimo (de 645 euros, la mitad del alemán, a 800) y acabar
con las horas extras gratis, un fraude que roba empleo. Y en las empresas con
beneficios, subidas salariales razonables.
Con mejores sueldos, se trabajará mejor, habrá más consumo y más empleo. No podemos ser la China de Europa.
enrique ortega |
La devaluación
de los salarios empezó en 2010, se aceleró en 2012 con la reforma
laboral y ha continuado más suavemente en 2014, con una rebaja media del 15% en esta crisis: una
caída del 4,19% entre 2010 y 2011,
según el estudio
EADA-ICSA, y un 10% más de caída
entre 2012 y 2013, por la reforma laboral, según
la Fundación Sagardoy y Adecco. Incluso la bajada podría ser mayor,
según
el Banco de España, porque con la crisis se han perdido más los puestos de
trabajo con peores salarios y ahora son los salarios más altos (que han bajado
menos) los que más cuentan en las estadísticas. Además, los trabajadores no
sólo han perdido ingresos por la bajada
de salarios sino también porque dejaron
de cobrar incentivos y horas extras,
que ahora se hacen muchas veces gratis,
sobre todo en los contratos precarios. Así, las
horas extras gratis han pasado de 2,7 millones a la semana (2009) a 3,38
millones (2013), según
el INE. Si no se hicieran, las empresas podrían emplear a 150.000
trabajadores más.
Con esta rebaja, España
es el segundo país occidental que más ha bajado los salarios con la crisis,
según la OCDE: una
media del 1,8% anual entre 2009 y 2013, sólo superada por Grecia (-5% anual) y
equiparada a la rebaja de Eslovenia o Irlanda, mientras los 24 países de la
OCDE subían sus salarios un 0,2% y la zona euro -0,1%. Y en cuanto a los costes
laborales, en España cayeron un
-2,1% anual entre 2007 y 2013, frente al -0,2% en la OCDE y la subida en
Alemania (+0,8% anual) o Francia (+0,5% anual).
Y no es sólo que hayan caído los sueldos, sino que la rebaja ha sido desigual durante la
crisis: han caído un -20% a los
españoles con contratos temporales
(un tercio de los trabajadores) y un -5%
a los que tienen contrato fijo, según
la Comisión Europea. Además, les han
bajado más a las mujeres que a los hombres: si en 2008 ganaban un 21,9%
menos, en 2013 ganaban ya un 24% menos. Y han
crecido las diferencias salariales por
el sector donde se trabaja (en las eléctricas ganan 3,7 veces lo que en el
sector servicios), el puesto (un
directivo gana 4,14 veces más que un trabajador no cualificado), la edad (los menores de 30 años ganan un
44% menos que los que tienen entre 35 y 50 años, la nacionalidad (los inmigrantes no europeos ganan un tercio menos
que los españoles) y la
región donde trabajen (en Jaén,
el salario medio, 11.779 euros, es menos de la mitad que en Madrid, con 24.571 euros),
según los datos (2012) de la última encuesta
de salarios del INE.
Quizás lo más
llamativo es que se han disparado
los trabajadores
pobres: un 13,4% del total, 2.271.130 trabajadores son
pobres, porque ganan menos del 60% del sueldo medio de los españoles (menos de 17.040 euros brutos al
año una familia con dos hijos). Y hay otro dato preocupante: el salario más frecuente entre los
españoles (2012) era de 15.500 euros
brutos al año (según el INE),
el mismo que en 2008 (supone, con la inflación acumulada, que ganan un 9,1%
menos). Son 1.107 euros brutos al mes
(en 14 pagas), que descontando retenciones y Seguridad Social, se queda en un
sueldo neto por debajo de los
1.000 euros. Luego España se ha
convertido en un
país de mileuristas y minieuristas (la mitad de ellos ganan entre
400 y 800 euros netos al mes). Una realidad que se traduce en las declaraciones
de Hacienda: en la de 2013, el 34% de los trabajadores declaró ganar el
salario
mínimo o menos (son 5,7 millones
de personas), según la Agencia
Tributaria. Y casi la mitad (un
46,3% de declarantes, 7.733.681
trabajadores) confesó a Hacienda ganar menos de 1.000 euros netos al
mes.
Los datos son apabullantes
y reflejan un país con los sueldos por los suelos. En el
caso de los trabajadores, no de los directivos de las grandes empresas: su
retribución media fue de 789.721 euros en 2013, con una
subida del 3,5% (+7,6% en 2012), según un documentado informe
de CCOO. Y en 10 de estas empresas del IBEX, el salario medio de los
directivos superó el millón de euros, llegando a 3.222.174 euros los
directivos del Banco Santander (90 veces el de uno de sus empleados medios). En
el caso de los consejeros ejecutivos de las empresas del IBEX (los que suelen
pedir “moderación salarial”), la remuneración media subió un 6% en 2013 y
ascendió a 2.530.802 euros. En
paralelo, los inversores han ganado este
año en Bolsa
un 10% mientras se han duplicado los
dividendos percibidos. Y para completar el panorama, los
millonarios españoles han aumentado un 24% en 2014 y son ya 161.400.
Sacrificios salariales
para unos pero no para otros, lo que ha agravado la desigualdad
: España es el país desarrollado donde más ha crecido la desigualdad entre 2006 y 2010, por la caída de los salarios y el paro, según un reciente informe de la OIT Y mientras, las empresas “han
dejado atrás la crisis”, según el Banco de
España: los beneficios empresariales aumentaron
un 62,4% entre enero y septiembre 2014,
según la
Central de Balances, tras crecer un 2,3% en
2013. Y los beneficios de las empresas del IBEX crecían hasta septiembre un
11% (+16% sin bancos), tras subir un
57% en 2013 (sin Bankia).
Ante este panorama, urge
subir de nuevo los salarios, no sólo por pura justicia (los trabajadores
han sufrido lo peor de la crisis), sino por
razones económicas: hay que crecer más (por encima del 2%), para
crear más empleo, y eso sólo se conseguirá aumentando
el consumo, para que las empresas vendan e inviertan más. Y para eso, las familias tienen que tener mejores sueldos,
que ahora las empresas pueden pagar porque tienen beneficios, están menos
endeudadas y tienen menos costes (financieros, energéticos e impuestos). Es lo
que defiende incluso el
Banco de España, la
OCDE y la
OIT, aunque el
FMI sigue pidiendo moderación salarial, igual que la Comisión Europea: ahora quiere que la rebaja de salarios llegue a
los trabajadores fijos, según su informe
de noviembre. Y el
Gobierno también defiende moderar los salarios, que ha congelado (por
5º año) a los funcionarios para 2015.
Este mes de diciembre,
sindicatos y patronal tienen que renovar
un pacto salarial para 2015 y 2016, que sustituya al firmado
en 2012: acordó moderación salarial
para 2012 (+0,5% de subida), 2013 y 2014 (+0,6%), subidas que muchas
empresas no han hecho porque la reforma laboral (febrero 2012) les permitía
bajar salarios y recortar horas e incentivos. Ahora, la patronal
CEOE no quiere subidas mayores
del 0,6%
para 2015, mientras UGT
y CCOO piden subidas mayores en las empresas con beneficios,
negociadas empresa a empresa.
La batalla está ahí
y siguen siendo muchos los que defienden continuar con salarios bajos,
aunque eso agrave
el estancamiento de la economía. Hay que subir los salarios para crecer más y crear empleo. Y eso pasa por actuar en varios frentes. El primero, subir
el salario mínimo, congelado por Rajoy en 645 euros al mes (14 pagas), la
mitad del salario mínimo de Alemania o Francia (1.445 euros en 12 pagas).
Una opción es cumplir el compromiso
adquirido por España con el Consejo de Europa: que el SMI sea el 60%
del salario europeo, lo que supondría subirlo
a 800 euros. Además, la subida salarial en empresas con beneficios debería
rondar el 2%, con mejoras adicionales para los contratos más
precarios. Y urge iniciar una campaña
de vigilancia de la inspección
de Trabajo para acabar con las horas extras
gratis que encubren
jornadas más largas sin pagar, a costa de no crearse más empleo.
Subir los salarios, a
cambio de mejorar la productividad en las empresas, es perfectamente posible y más ahora en que han
vuelto los beneficios. Y no las impediría
competir, porque España tiene los
costes laborales más bajos de Europa: se pagan 20,90 euros por hora trabajada (2013), un 12% menos que la media
europea (23,70 euros) y bastante menos que en Francia (35€ hora),
Alemania (31€), Italia (28€) o Reino Unido (21,1€). No podemos seguir con una economía que sólo
puede competir tirando precios:
hay que competir en producto y en calidad.
No podemos sobrevivir a costa de ser la
China de Europa. Nos hunde el consumo, el crecimiento y el empleo. Y la
motivación de los trabajadores. Además de ser
muy injusto.
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