El ministro Montoro
está trabajando con Sanidad y los
laboratorios para recortar el gasto sanitario este año
y en 2015, con medidas que plantearán
a las autonomías este mes. Buscan
ayudarlas a recortar más su déficit,
algo que casi ninguna conseguirá este año. Para cuadrar sus cuentas, pretenden reducir sobre todo el gasto en farmacia (que ahora sube, después de tres años cayendo)
y rebajar el gasto diario en la sanidad
pública, ahora que va a aumentar por la subida del IVA sanitario y la
inauguración de 15 nuevos hospitales (para las elecciones autonómicas de 2015).
Lo malo es que son recortes sobre recortes: desde 2010 han quitado 7.179 millones a la sanidad pública, que ya gastaba
menos que el resto de Europa. Con estos nuevos recortes, se deteriorará aún más la calidad de nuestra sanidad, la
cuarta preocupación de los españoles. Hacen falta más recursos, no más recortes
para cumplir con Bruselas.
enrique ortega |
A las autonomías no
les salen las cuentas. Este año, ya hay 6 que incumplían en julio
el objetivo de rebajar su déficit al 1% del PIB: Navarra (2,59% de déficit), Extremadura
(1,93%), Murcia (1,42%), Castilla la Mancha (1,40%), Andalucía (1,39%) y Cataluña (1,22%), más de media España. Incluso Hacienda acaba de reconocer que Murcia y la Comunidad Valenciana superarán su objetivo de déficit para 2014. Y la propia Autoridad independiente
de Responsabilidad Fiscal (AIRF), creada por el Gobierno, ya advirtió en octubre que las autonomías incumplirán el objetivo de
déficit, que será del 1,5%. O sea, gastarán 5.000 millones de más, porque “su
margen de maniobra en ingresos y gastos es
muy limitado”. Los expertos privados de FEDEA
van más allá y creen que la desviación
será de 8.000 millones (1,8% de déficit) y que todas las autonomías
incumplirán su objetivo del 1% de déficit en 2014, salvo Navarra y Canarias.
Para 2015, el
compromiso del Gobierno con Bruselas es que las autonomías sigan recortando su
déficit, hasta el 0,7% PIB, lo que supone otro ajuste de 3.119 millones, que el Gobierno propone conseguir con una subida
de impuestos (+1.462 millones) y otro recorte de gastos (-1.737 millones),
aunque la mayoría de las autonomías
han presentado un Presupuesto 2015
donde pretenden gastar más que este año, un 1,6% más de media,
aprovechando que es año electoral (+2,5% Madrid, +2,30% Extremadura y del
resto, la mayoría un 2% más).
Al final, quien manda es Hacienda, que es
quien controla transferencias y préstamos. Y Montoro ya ha mandado varios “recados” a las autonomías insistiendo en que tienen
que hacer ajustes, este año y sobre todo en 2015. Entre 8.000 y 11.000 millones de
ajuste, según quien haga las cuentas. Y eso va a obligar a nuevos recortes en el Estado del Bienestar,
porque la sanidad, la educación y los
gastos sociales (Dependencia y servicios sociales) se llevan las tres cuartas partes del Presupuesto de las autonomías.
Montoro quiere empezar por la sanidad, no sólo porque es la principal partida del gasto autonómico (se
lleva del 40 al 45% de los Presupuestos) sino porque opina que “la sanidad es el gasto más dinámico, el que
más tensiona las cuentas de las autonomías”, según dijo en octubre en el
Congreso.
Además, Montoro sabe que el gasto sanitario va a crecer en 2015, al menos por dos factores.
Uno, la
subida del IVA sanitario, del 10% al 21%, forzados por Bruselas. Una
subida de impuestos que va a encarecer la factura sanitaria de las autonomías,
al subir el coste final del instrumental y los equipos sanitarios, de los
medicamentos (suben impuestos materias primas y equipos para fabricarlos),
escáneres, TAC, aparatos de rayos X, mobiliario, equipamiento, vendas,
apósitos, jeringas, guantes y hasta las sábanas para los hospitales. Y también
aumentará la factura sanitaria la inauguración
de 15 nuevos hospitales públicos, prevista para 2015 (año electoral):
7 en Andalucía (Vejer, Cazorla, Pepe, Lebrija y Écija, Cártama y La Línea), 2
en Valencia (Gandía y Llíria), 2 en Galicia (Vigo y Orense), 1 en Castilla y
León (ampliación Valladolid), 1 en
Aragón (Alcañíz), 1 en Cantabria (ampliación Valdecilla) y 1 en Murcia
(materno-infantil La Arrixaca).
Montoro y Sanidad llevan varias semanas trabajando en medidas para recortar el gasto sanitario
ya este año y sobre todo en 2015. Por
un lado, propondrán a las autonomías
(en la Interterritorial de este mes) que hagan nuevos planes de ahorro en los costes del día a día, donde todas
han metido ya la tijera: revisar plantillas, horarios y turnos, cierre de
instalaciones, recortes en la compra de material (desde compresas y pañales a
sábanas y pijamas), ahorros en limpieza y lavandería, en luz, calefacción y
hasta en la comida. Además, les presionarán para conseguir nuevas fuentes de ingresos, desde la renovación por
tarjeta sanitaria al cobro de copagos: un tema problemático,
porque la propia ministra Mato dio marcha atrás a tres nuevos (ambulancias,
dietoterapéuticos y prótesis) y la mayoría de autonomías (incluidas las del PP) se
negaron a aplicar un pago a la entrega de fármacos hospitalarios. Y encima de
la mesa están las medidas ya propuestas en julio,
difíciles de proponer en vísperas de elecciones: revisión de la cartera de servicios sanitarios, copago por no acudir a citas
programadas o por ir a urgencias, tasas por estancia en hospitales o incluso extender a toda España
el pago de un euro por receta.
En paralelo, Montoro
(no Mato) ha negociado con la patronal farmacéutica Farmaindustria un pacto
para rebajar la factura farmacéutica,
donde tienen puestas más esperanzas de ahorro. El problema hoy es que, pasados dos años del copago en los medicamentos (julio
2012) y del medicamentazo (en septiembre 2012 sacó 426 fármacos de la
financiación pública), la factura de los
medicamentos (que cayó un 27% entre 2010 y 2013), está volviendo a subir: a finales de septiembre, se habían
dispensado más recetas que el año pasado (+1%), con más gasto (+6,2
millones, un 2% más). Y lo peor, las autonomías
no tienen liquidez ni para pagar las recetas a un tercio de las farmacias: en septiembre, Cataluña
y Murcia agotaron su presupuesto farmacéutico para 2014 y en octubre les pasó a
Valencia, Baleares, Canarias y Extremadura. Solución: o no pagan (deben 345
millones a las farmacias) o pagan tarde gracias a un crédito del Estado central
(Fondo de Liquidez Autonómica, el FLA).
Así que van a meter
tijera sobre todo en el gasto farmacéutico, forzando a los laboratorios a
un pacto que prefieren a rebajas impuestas por decreto (ya han
sufrido 4 desde 2010, la última en septiembre, a 14.500 medicamentos). El Gobierno va a fijar un tope de gasto
y cada mes vigilará si se cumple o no, para forzarles a nuevas rebajas de
precios (más posibles rebajas de márgenes
a las farmacias). De momento, no afectaría al ciudadano, aunque
en la práctica sí. Porque si los precios de los medicamentos siguen
cayendo (y cada vez más cuestan lo que una cerveza), los laboratorios perderán incentivos para investigar y además
se verán forzados a exportar más medicamentos, que son más caros en el resto de
Europa, lo que fomentará (junto al contrabando de medicinas) el desabastecimiento.
Además, las farmacias, pierden más
márgenes e ingresos, y muchas cerrarán (300 ya han suspendido pagos).
Pero para el Gobierno y las autonomías, lo más fácil es centrar el recorte sanitario en los medicamentos,
que es lo que han hecho en estos años:
de los 7.179 millones recortados en la sanidad pública entre 2010 y 2014, un 42% ha sido en medicamentos, con el
copago, la retirada de medicamentos financiables y la bajada de precios y
márgenes. El problema es que se han pasado de frenada: el gasto
farmacéutico del SNS ha bajado al 0,88%
del PIB, el nivel más bajo desde 2003 y un
gasto inferior al de los países europeos intervenidos por la troika. Y si
tomamos también el gasto farmacéutico hospitalario, el gasto público total en medicamentos fue de 292,5 euros por español, un 22% menos que la eurozona (UE-18).
Ahora, estos recortes
en medicamentos y los nuevos recortes en Sanidad van a deteriorar aún más la sanidad pública, que ha perdido 1 de
cada 8 euros desde 2010 (-7.179 millones).Con ello, si el gasto público en sanidad ya estaba por debajo de Europa (6% del PIB
en 2011 frente al 8,8% de Holanda o Dinamarca, el 8,66% de Francia o el 8,43%
de Alemania), ahora nos alejamos aún más.
Y la consecuencia de este recorte (más
la pérdida de 45.000 empleos sanitarios y una plantilla donde el 46,7% de
los médicos son interinos, la mitad con contratos temporales inferiores a 6
meses) es el deterioro de la sanidad
pública, según revelan los informes de la Fundación en Defensa de la Sanidad
pública. Y sobre todo en ocho autonomías,
a las que califican de tener servicios
sanitarios malos (Comunidad Valenciana
4,6 puntos, Canarias 4,7, Murcia 5,3, Baleares 5,4) o deficientes (Madrid 5,6,
Extremadura 5,6, Cataluña 5,7 y Castilla la Mancha 5,9). Además están las listas de espera: 559.335 españoles
esperando para operarse (98 días de media) y 67 días de espera media para ir al
especialista.
El problema de la sanidad no es sólo de falta de
recursos, pero seguro que con más
recortes no se arregla. Y sobre todo, los
recortes en la sanidad y la farmacia no
van a arreglar las cuentas de las autonomías: su problema es un sistema de
financiación deficiente, que Rajoy no se ha atrevido a reformar para
que tengan más ingresos (aunque racionalicen gastos). Y mientras,
buscan sobrevivir a base de recortes y de
créditos (este Gobierno ya les ha prestado 148.911 millones del FLA que tendrán que devolver). Es sólo un parche, doloroso porque así se cargan la sanidad y el Estado del
Bienestar. La verdadera solución
es buscar una financiación suficiente y estable para las autonomías y la sanidad. No meter más la tijera.
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