lunes, 5 de mayo de 2014

Las dos Españas, cada vez más lejos


Las elecciones europeas han retrasado a junio la cumbre del Gobierno con las  autonomías para abordar la reforma del sistema de financiación, que no contenta a nadie: todos piden más dinero. El problema de fondo es que España recauda menos que el resto de Europa (90.000 millones menos) y que el Estado central gasta más que las autonomías, con lo que faltan recursos para pagar la sanidad, educación, dependencia, gastos sociales  y  funcionarios. Pero hay un tema más grave y que no se va a debatir: la crisis ha agravado las diferencias entre autonomías: las pobres son ahora más pobres y son las mismas que en 2008. Incluso las mismas que hace 30 años. Por eso, además de mejorar la financiación autonómica, urge buscar mecanismos para reducir la brecha entre norte y sur. La España rica tendrá que ser más solidaria, para que la España pobre avance más. No puede haber dos clases de españoles.
 
enrique ortega

El impacto de la segunda recesión (caída crecimiento -1,6% y -1,2% en 2012 y 2013) ha sido preocupante en cuatro autonomías, que han sufrido fuertes caídas: Asturias (-2,1% en ambos años), Castilla y León (-2% y -2,1%), Cantabria (-0,9 y -1,9%) y el País Vasco (-1,3 y -1,9%). Y se salda mejor en Canarias (- 1,4% y -0,4%), Baleares (-0,8 y -0,4%),  Cataluña (-1,3% y -0,8%) y Galicia (-0,9% y -1%). Si ampliamos  el análisis a los cinco años de crisis (2009-2013), el balance es algo diferente: la autonomía que más ha sufrido la crisis ha sido la Comunidad Valenciana (ha perdido el 9% de su PIB y el 21 % del empleo), junto a Andalucía, Castilla la Mancha y Murcia (han perdido el 7% de su PIB y el 21% del empleo). Y las que han sufrido menos son el País Vasco, Navarra, Madrid y Castilla y León.

Esta distinta recesión ha tenido una desigual consecuencia en el paro. Hay una España, del norte, con una tasa de paro casi europea (17,12% Navarra, 17,36 País Vasco, 19,58% La Rioja, 20,43% Madrid o 20,95 % Cantabria) y otra España, la del sur, con un nivel de paro tercermundista (34,94% Andalucía, 32,55% Canarias, 32,14% Extremadura, 31,56% Ceuta y 30,30% Castilla la Mancha). Y con ello, España concentra las cinco regiones europeas con más paro y siete entre las diez con más paro de las 272 regiones UE.

A menos crecimiento, también menos salarios: durante la última parte de la crisis (2011-2013), los sueldos han caído más en las autonomías pobres (-6% en Andalucía y -2% en Extremadura) mientras subían en las ricas (+3% en País Vasco y +2% en Madrid). Eso ha agravado la brecha salarial entre regiones, según datos del INE (2011): 26.370 euros de salario bruto en el País Vasco (25.845 en Madrid y 24.499 en Cataluña) frente a 19.516 € en Canarias (19.879 en Extremadura o 19.970 en Galicia). Y con diferentes sueldos, también diferentes pensiones de jubilación, según la Seguridad Social (marzo 2014): 1.229 euros en País Vasco (1.183 en Madrid, 1.118 en Navarra o 1.009 en Cataluña) frente a 830 euros de pensión en Extremadura (878 en Murcia, 905 en Andalucía o 922 en Castilla la Mancha).

El resultado es un nivel de renta muy diferente entre españoles, según donde vivan. Hay siete autonomías con una riqueza por encima de la media (22.279 euros por habitante 2013), según el INE: País Vasco (29.959 €/habitante), Madrid (28.915 euros), Navarra (28.538€) y Cataluña (26.666€), las cuatro únicas con más renta que la media europea (25.600 euros/habitante), más La Rioja (25.277€), Aragón (24.732 y Baleares (23.446€). Y del resto, hay otras 7 que son las más pobres: Extremadura (15.026 euros/habitante, el 58% de la renta europea), Melilla (16.426€), Andalucía (11.626€), Castilla la Mancha (17.780€), Murcia (17.901€), Ceuta (18.771€) y Canarias (18.873€). Y también es desigual el creciente mapa de la pobreza: sólo el 8% de las familias en Navarra (12% en País Vasco y 15% en Cantabria y Madrid) están en riesgo de pobreza mientras afecta  a un tercio de hogares en Melilla (36,6%),Ceuta(36,2%), Extremadura(34,1%), Canarias(33,2) y Castilla la Mancha (33,1%).

A esta foto fija de las dos Españas se suman dos datos dramáticos. Uno, que las diferencias se han agravado con la crisis: las cuatro autonomías más ricas (País Vasco, Madrid, Navarra y Cataluña) tienen ahora más diferencia de renta con las cuatro más pobres (Extremadura, Melilla, Andalucía y Castilla la Mancha) que en 2008. Y el otro, que las siete más ricas en 2013 son las mismas que en 2008, salvo Cantabria. Y cinco de las siete más pobres son también las mismas: sólo han salido Galicia y Comunidad Valenciana para entrar Ceuta y Melilla. Y lo peor: la lista de pobres y ricas es básicamente la misma que hace 30 años.  

¿Por qué se ha agravado la desigualdad? Básicamente, por el distinto modelo económico de las autonomías, además del tema fiscal (el cupo es un indudable regalo al País Vasco y Navarra): salen mejor paradas las regiones con más industria y turismo, que exportan más, que gastan más en tecnología y formación, con menos peso del sector público y más empleo privado (el empleo y la inversión pública han sufrido serios recortes). Y ganan las autonomías con más ahorro privado y menos endeudamiento. También han jugado un papel negativo los impuestos: al subir más el IVA y los indirectos, los menos progresivos, que afectan más a los ingresos más bajos, concentrados en las autonomías más pobres.

En medio de este desigual panorama, se lanzará en junio el debate sobre un nuevo sistema de financiación, que sustituya en 2015 al vigente (aprobado en 2009). Todas las autonomías se quejan del sistema actual, mientras Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía dicen que les perjudica, porque pagan más de lo que reciben. De hecho, los estudios más serios coinciden en que el sistema actual beneficia a las autonomías más pobres (salvo Andalucía y Murcia) y perjudica a las más ricas (salvo País Vasco, Navarra y Aragón, que salen ganando), en especial a Madrid, Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana y la Rioja.

En este debate sobre la financiación autonómica, hay dos problemas de fondo. Uno, que las autonomías tienen una financiación insuficiente. Todas. Les faltan recursos para pagar los servicios básicos (educación, sanidad, dependencia, servicios públicos y sociales). Por eso, entre 2012 y 2014 el Gobierno Rajoy les ha tenido que rescatar (como Europa a Grecia o Portugal), inyectándoles 30.219 millones en tres Planes de pago a proveedores y otros 23.000 millones del Fondo de Liquidez autonómica. Y el otro, que el gasto del Estado central ha crecido más que el de las autonomías (+7% frente al +2%, entre 2009 y 2012). Y las autonomías han hecho más recortes (también en 2013) que el Estado central.

Ahora, el reto es doble. Por un lado, aumentar el pastel de los ingresos y que las autonomías se lleven un trozo mayor, para poder financiar el Estado del Bienestar. Eso se puede hacer, recaudando mejor: España ingresa sólo un 37,8% de su riqueza (PIB) frente al 45,7% que ingresa la UE-28. Eso significa que deberíamos recaudar 90.000 millones más, reduciendo el fraude y haciendo que paguen más los que pagan poco (bancos, grandes empresas, multinacionales y los más ricos).  El otro reto es ayudar a las autonomías más pobres a crecer más y recuperar la brecha que les separa de las autonomías más ricas. Habrá que crear un Fondo de compensación eficaz (ahora hay 4), con más recursos, asegurados por Ley. Y poner el énfasis en la política fiscal (incentivos) y en la política económica (inversiones públicas, política industrial, tecnología, educación y formación) para que un objetivo sea reducir las diferencias entre la España rica y la pobre en esta década.

La España de las autonomías tiene muchos defectos, pero parece que no hay vuelta atrás. Lo que hay que hacer es no triplicar competencias y gastos, recortar los del Estado y destinar más recursos a las autonomías, para que financien el Estado del Bienestar sin déficit ni deudas. Pagarlas lo que cuesta atender la sanidad, la educación, la dependencia y los servicios públicos esenciales. Y la que quiera prestar más servicios, que los pague con impuestos propios, autonómicos. Pero a partir de ahí, los españoles de las regiones más ricas tendrán que pagar más para ayudar a la España más pobre. Es la solidaridad que pedimos a Europa. Un debate que hay que afrontar sin demagogia. No puede haber dos clases de españoles, según donde vivan.

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