La crisis, que ha
cumplido cinco años, tiene unas consecuencias inmediatas y palpables: paro, menos sueldo, precariedad laboral,
recortes sociales y más pobreza y desigualdad. Otras se notan a medio plazo, como la
caída de la natalidad: los nacimientos llevan cuatro años seguidos
cayendo, con la crisis, y ahora nacen dos
tercios de los niños que en 1976. Con ello, los hijos por mujer han caído a 1,32, cuando harían falta 2,1 niños por
familia para cubrir el efecto sustitución, para
asegurar las pensiones y el Estado del Bienestar : tendrían que nacer 280.000 niños más cada año. Para eso, hace falta
una política de ayudas a la familia
(como otros países) y no recortes,
como está haciendo el Gobierno Rajoy
con becas, ayudas, desempleo, pensiones y
Dependencia. Y apoyar el trabajo de la mujer, la conciliación laboral y
familiar y más ayudas fiscales a las familias. Sin más niños no hay futuro.
enrique ortega |
En 1976, a poco
de morir Franco, en España nacieron
677.456 niños, 1.856 al día. Después de tres décadas largas de crecimiento,
en 2008 ya sólo nacieron 517.779, 1.424 al día. Y con la crisis,
llevamos cuatro años seguidos de caída fuerte de la natalidad, con 453.637 nacimientos en 2012, 1.242 al
día, un tercio menos que en 1976, según
el INE. En consecuencia, hemos pasado de 18,7 nacimientos por 1.000 habitantes (1976) a la mitad, a 9,7
(2012). Y con varias autonomías muy por
debajo de esa media: Asturias
(7,1 hijos por 1.000 habitantes), Castilla
y León (7,5), Galicia (7,6), Canarias
(8,2), Extremadura (8,5) y Cantabria (8,6).
Dos son las causas
inmediatas de esta caída de la natalidad. Una, obvia, que
las mujeres tienen menos hijos: 1,32 hijos de media, la mitad que en
1976 (2,80 hijos por mujer) y menos que
la mayoría de mujeres europeas (1,59
hijos de media en
la UE, 1,8 en Reino Unido y 2 hijos en Suecia o Francia). Además, los tienen más tarde: a los 31,6 años de
media (en 1976 a los 28 años). Y la otra, demográfica,
que ahora hay menos mujeres en edad
fértil (15-49 años, según el
INE), porque estamos pagando la
crisis de natalidad de los años 80 y primera mitad de los 90. Y además, hay
menos mujeres inmigrantes, que
tienen más hijos (1,44 hijos de media frente a 1,28 hijos las españolas).
Pero hay otras causas
vinculadas a la
crisis: el temor al futuro es
el mayor anticonceptivo. Y con 6 millones de parados,
una de cada 5 familias con la mitad de sus miembros en paro y una de cada 10
sin ningún ingreso, los salarios congelados o bajando, los precios y los
impuestos subiendo, pocas familias se
animan a tener hijos ahora. Y si 4
de cada 10 familias sobreviven gracias a las prestaciones sociales, los recortes de los tres últimos años han sido la puntilla a la natalidad: menos becas y ayudas (comedor, libros de
texto, transporte), subidas de tasas y
guarderías, copago de recetas y servicios sanitarios, recortes en el subsidio
de desempleo, recortes en las ayudas a la Dependencia, limitaciones
al bono social de luz y agua para
las familias numerosas, recortes
de ayudas autonómicas y municipales a las familias y pérdida de poder
adquisitivo de las pensiones que ayudan a muchas familias. En total, menos ingresos y
mucha incertidumbre como para plantearse traer más hijos al mundo.
Y un factor clave,
la penosa situación
de la mujer en España: hay dos millones menos de mujeres trabajando que
hombres (para una población similar), debido entre otras cosas a que la maternidad juega en su contra para
encontrar trabajo. Y un 23%
de mujeres dejan su trabajo para cuidar a sus hijos pequeños, por culpa
de la falta de guarderías
(o su alto precio), de ineficaces políticas
laborales de conciliación y de la escasa
ayuda de sus maridos. Y con la crisis, las
empresas han reducido un 40% sus
ayudas para conciliación laboral. En consecuencia, tener hijos tiene un
alto coste para las mujeres y cada vez se lo piensan más si quieren hacer una carrera profesional.
Por todo esto (demografía, crisis y penalización a la
mujer), la natalidad cae y seguirá
cayendo, según el INE, que estima 14,6
millones de nacimientos en España en los próximos 40 años, un 24% menos que en los 40 años anteriores. Por ello y por la marcha de los inmigrantes,
la población española ha caído en
2012, por primera vez en la historia reciente, y seguirá cayendo: España perderá 4,7 millones de habitantes en los
próximos 40 años. Y además, como crece la esperanza de vida, seremos menos
españoles y más viejos: en 2052, un 37% de la población tendrá más de
64 años. Menos
niños y más jubilados, un grave problema: menos a cotizar (en 2052 habrá una persona en edad de trabajar por
cada niño o jubilado) y a pagar
impuestos, en perjuicio de las pensiones y el Estado del Bienestar
(sostener la educación, la sanidad, la atención a la Dependencia y los
servicios sociales).
El problema es serio
porque para mantener el equilibrio y
cubrir el efecto sustitución (padres por hijos) haría falta tener 2,1 hijos por mujer, frente a los 1,32 actuales.
Eso exige
que nazcan 280.000
niños más cada año para asegurar el relevo generacional, según el
Instituto de Política Familiar. Algo difícil
en España, que está a la cola de Europa en gasto
social destinado a las familias y uno de los pocos que no tiene una
prestación universal por hijo: muchos países conceden 110/120 euros mensuales por hijo (en Alemania, 180 euros al mes) y
aquí sólo 24 euros al mes para familias que ganen menos de 12.000 euros. Y además,
se ha recortado el catálogo
de ayudas (estatales, autonómicas y municipales).
El Gobierno, que prometió
el oro y el moro para las familias en la campaña electoral, ha anunciado un
Plan
integral de apoyo a la Familia para 2013, aunque parece que se retrasa
hasta 2014, mientras sigue haciendo recortes
que penalizan
a las familias. Frente a promesas más ideológicas que concretas, hace falta una política decidida de ayuda a
la familia y fomento de la natalidad, asentada en cuatro patas. Una, establecer un Plan de ayudas a las familias, desde guarderías y enseñanza o
sanidad al transporte, la vivienda, la luz, el agua o el cobro del desempleo o
las ayudas a la Dependencia. Dos, establecer una fiscalidad de apoyo a la familia y a la natalidad, incorporando
propuestas como la de mejorar la pensión de los que tengan más hijos (campaña de
recogida de firmas “Más
hijos, más pensión”) o que cuente como tiempo cotizado los años en que las
madres cuidan a sus niños pequeños. Tres, avanzar
en las políticas de conciliación laboral en las empresas, ampliando el
permiso de paternidad (de 2 a 4 semanas, como prometieron ZP y Rajoy), creando
más guarderías y racionalizando
horarios. Y cuatro, dar prioridad a
las familias más vulnerables: familias numerosas, familias monoparentales con hijos y familias con algún discapacitado.
España y la Europa
del sur, que siempre habían tenido más hijos, están ahora por detrás de la Europa rica del norte, que apoya más a la familia y a la natalidad.
Apuestan por el futuro. Porque un día saldremos de la crisis y nos
encontraremos con que nos faltan jóvenes
para trabajar y cotizar, para sostener las pensiones y las prestaciones del
Estado del Bienestar. Y aumentar la población no se improvisa, hay que pensar
en mejorar la natalidad a veinte años
vista. Empezar ya, sin demagogias, con ayudas de verdad. Apostar porque
nazcan más niños es garantizarnos el
futuro. Penalizar los nacimientos, como
ahora, es un suicidio.
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