Estudiar Formación Profesional está cada vez más
de moda: este curso 2013-2014, son los
estudios que más crecen, cinco veces que el resto. Y ya hay nueve autonomías donde hay más jóvenes
estudiando FP que Bachillerato. El cambio se debe a la crisis, que hace volver a
las aulas a muchos jóvenes, y a la
subida de tasas, que hace a otros cambiar
la Universidad por la FP. Pero aún, la Formación
Profesional es minoritaria y la estudian en España un tercio menos que en Europa. Haría falta que 1,4 millones de jóvenes más eligieran
la FP para rebajar el paro juvenil.
Para eso hacen falta más medios y la
colaboración de las empresas. Pero lo que hay son recortes, subidas de tasas
también en FP, menos profesores y
menos medios. Apostar de verdad por la FP es apostar por emplear a los jóvenes. Que estudien para trabajar.
enrique ortega |
Este curso 2013-2014, de
los 80.971 alumnos nuevos que estudian, casi
la mitad (34.516) se han matriculado en Formación Profesional: 697.408
alumnos de FP, casi tantos como en Bachillerato (701.006), un 5,2% más que el
curso pasado. Con ello, son ya tres
cursos seguidos en que la
FP crece más que toda la enseñanza (+1%), sobre todo la FP
on line, a distancia, que se ha triplicado con la crisis. Y, ya son
nueve autonomías donde hay más alumnos estudiando FP que en
Bachillerato: Aragón, Asturias,
Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, País Vasco
y La Rioja. Más de la mitad de los alumnos se concentran en Cataluña
(123.441), Andalucía (122.046), Comunidad Valenciana (85.781) y Madrid
(72.530), con más mujeres que hombres
en la mayoría de estudios,
concentrados en sanidad, administración, electricidad
y electrónica, vehículos e informática.
Al final, los alumnos
de FP han
crecido un 50% con la crisis, pasando de 462.492 alumnos en 2007-2008 a
casi 700.000 este curso. La causa del
boom
es que muchos jóvenes que ni
estudian ni trabajan (ni-nis)
y parados maduros han vuelto a estudiar
y han optado por la FP, pensando que
era el mejor camino para encontrar
trabajo. Además, con la subida
de tasas universitarias, otros jóvenes que
terminaron Bachillerato (y algunos parados con carrera) han preferido estudiar algo más barato, más corto (2
años la FP Superior) y con mejores
salidas laborales (el 67% de los
titulados en FP se
coloca en el primer año).
Este boom de alumnos en FP contrasta con
los problemas
causados por los recortes educativos del Gobierno Rajoy (casi 7.000 millones
desde 2010). El Ministerio lleva dos años
reduciendo
los programas de cooperación con las autonomías para impulsar la FP y
ello ha agravado el recorte de
profesores (sobre 10.000), la masificación
de las aulas, la reducción de horas
para gestionar prácticas, menos becas y menos
medios, en una enseñanza que requiere muchas clases prácticas. Y donde
este curso han faltado unas 80.000
plazas, según los sindicatos. Además, tres
comunidades cobran ya tasas a los alumnos de la FP Superior: llevan dos
cursos Madrid
(400 euros) y Cataluña
(360 euros) y se estrena este curso Aragón
(245 euros). Y Madrid ha decidido retirar las ayudas a 45
centros concertados de FP, donde estudian 6.859 alumnos, que ahora tendrán que
pagar diez veces más para estudiar (350 € mes), suponiendo que algún centro no cierre por falta de subvenciones.
A pesar de este boom
con la crisis, la Formación
Profesional sigue siendo “la pariente pobre” de la enseñanza, retrasada
durante décadas por su mala imagen
histórica: parecía una enseñanza “de segunda” y para “malos estudiantes”,
en un país donde todos querían que sus hijos fueran universitarios, no torneros.
Y eso nos ha provocado un gran
retraso de la FP respecto a Europa. Basten dos datos. Uno: tras estudiar ESO, sólo el 35% de los jóvenes españoles eligen hacer FP
de grado medio en vez de Bachillerato, mientras en Europa son el 58%. Y dos: tras estudiar Bachiller,
sólo el 32% de los españoles eligen FP
Superior en vez de la Universidad, mientras en la UE la eligen el 58% de jóvenes.
Y la consecuencia
inmediata: España tiene el doble
de tasa de paro, general y juvenil
que Europa. Primero, porque tenemos muchos más jóvenes que han abandonado
los estudios, sin acabar su formación: un
26,5% de abandono
escolar, el doble que Europa
(13,5%). Dos millones de jóvenes que ni
estudian ni trabajan (ni-nis). Jóvenes sin formar (1
millón de jóvenes en paro no han terminado la secundaria) o excesivamente formados (tenemos más
universitarios que Europa), pero que no
han estudiado para trabajar.
Y aquí entra la Formación
Profesional, más ligada al empleo y con
más salidas: 4 de cada 10 ofertas de
empleo son actualmente para titulados en FP, según Randstad.
Y la Comisión Europea ha advertido
que para 2020, un 50% de los empleos van a exigir una cualificación media (FP o Bachillerato) y
otro 35% alta (FP Superior o Universidad). Eso obliga a que nuestros jóvenes (y
maduros) se pongan las pilas, ya que un 48,2% de los españoles entre 25 y 64
años tiene una formación
de la ESO o inferior (frente al 23,2% en Europa).
Para conseguirlo, un informe
del Gobierno Zapatero en 2011 advertía que en España hace falta que estudien FP 1,4
millones más de lo que lo harían al ritmo actual. Y proponían crear 200.000 plazas más de FP en esta
Legislatura, además de aprobar en julio 2011 un
Plan para promover la FP, sobre todo creando
puentes entre FP y Bachillerato, que eran dos enseñanzas separadas: si un joven elegía una y luego lo dejaba, no
podía cambiar y entraba en una vía muerta. La reforma de 2011 pretendía que un joven que deje la ESO pueda ser
recuperado para la FP y que cualquiera que saque el título de FP pueda entrar
en la Universidad (sin cupos). El problema es que esta
reforma debía ponerse en marcha
en el curso 2012-2013 y muchas
autonomías aún no la han aplicado, por falta de medios.
El Gobierno Rajoy abrió
la vía, en noviembre de 2012, a la FP
dual, un sistema mal copiado de Alemania:
los alumnos (16-30 años) estudian en
un centro de FP un tercio del tiempo y dos tercios en una empresa, durante 3
años, a cambio de un contrato de aprendizaje
que paga 450 euros al mes. Este curso ya se imparte, en plan piloto, en
casi todas las autonomías, con unos 5.000 estudiantes y 800 empresas. La idea es buena, pero tiene dos
problemas. Uno, cómo financiarlo: está previsto que pague
casi todo el Estado, cuando en Alemania las empresas asumen el 85% de la
formación. El otro, que en España no hay
grandes empresas
(98% pymes) como en Alemania, que son las que pueden montar plataformas formativas. Por ambas razones, hace años que se optó por la actual FP
reglada, más realista: hacer tres meses de prácticas (pagadas por
la Administración) en las empresas al final de 2 años de FP.
Cara al futuro, al
curso 2014-2015, la nueva
Ley Educativa del ministro Wert
pretende impulsar la FP por una vía tramposa: llevar a Formación Profesional a
los peores alumnos de la ESO. La reforma crea una tercera FP, la FP Básica,
de dos años, a la que irán los alumnos con
15 años tras 3º de la ESO (o tras 2º si tienen 15 años y han repetido): “el
que vale, vale, y el que no a FP”, piensan en Educación. Y con ello, el Gobierno Rajoy mata dos pájaros de un tiro: consigue antes aprendices para trabajar, con 17 años (en lugar de los 18 de FP grado medio) y hace “ingeniería
estadística”, se quita a estos
alumnos conflictivos de las listas de abandono escolar, que ha
prometido a Bruselas bajar al 15%.
Es grave seguir
considerando a la FP como el desagüe de
los malos alumnos o el mal menor contra el paro. Hace falta una apuesta decidida por la Formación Profesional,
destinando más recursos (el 88 % lo
financian las autonomías), más
profesores, más centros, más títulos renovados (140 en España frente a 320 en Alemania) y más medios, en colaboración
directa con las empresas. Dignificar la FP y ponerla a
nivel europeo. Apostar por enseñar para
trabajar.
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