jueves, 26 de septiembre de 2013

Aluvión de alumnos a Formación Profesional


Estudiar Formación Profesional está cada vez más de moda: este curso 2013-2014, son los estudios que más crecen, cinco veces que el resto. Y ya hay nueve autonomías donde hay más jóvenes estudiando FP que Bachillerato. El cambio se debe a la crisis, que hace volver a las aulas a muchos jóvenes, y a la subida de tasas, que hace a otros cambiar la Universidad por la FP. Pero aún, la Formación Profesional es minoritaria y la estudian en España un tercio menos que en Europa. Haría falta que 1,4 millones de jóvenes más eligieran la FP para rebajar el paro juvenil. Para eso hacen falta más medios y la colaboración de las empresas. Pero lo que hay son recortes, subidas de tasas también en FP, menos profesores y menos medios. Apostar de verdad por la FP es apostar por emplear a los jóvenes. Que estudien para trabajar.
 
enrique ortega

Este curso 2013-2014, de los 80.971 alumnos nuevos que estudian, casi la mitad (34.516) se han matriculado en Formación Profesional: 697.408 alumnos de FP, casi tantos como en Bachillerato (701.006), un 5,2% más que el curso pasado. Con ello, son ya tres cursos seguidos en que la FP crece más que toda la enseñanza (+1%), sobre todo la FP on line, a distancia, que se ha triplicado con la crisis. Y, ya son nueve autonomías donde hay más alumnos estudiando FP que en Bachillerato: Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, País Vasco y La Rioja. Más de la mitad de los alumnos se concentran en Cataluña (123.441), Andalucía (122.046), Comunidad Valenciana (85.781) y Madrid (72.530), con más mujeres que hombres en la mayoría de estudios, concentrados en sanidad, administración, electricidad y electrónica, vehículos e informática.

Al final, los alumnos de FP han crecido un 50% con la crisis, pasando de 462.492 alumnos en 2007-2008 a casi 700.000 este curso. La causa del boom es que muchos jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni-nis) y parados maduros han vuelto a estudiar y han optado por la FP, pensando que era el mejor camino para encontrar trabajo. Además, con la subida de tasas universitarias, otros jóvenes que terminaron Bachillerato (y algunos parados con carrera) han preferido estudiar algo más barato, más corto (2 años la FP Superior) y con mejores salidas laborales (el 67% de los titulados en FP se coloca en el primer año).

Este boom de alumnos en FP contrasta con los problemas causados por los recortes educativos del Gobierno Rajoy (casi 7.000 millones desde 2010). El Ministerio lleva dos años reduciendo los programas de cooperación con las autonomías para impulsar la FP y ello ha agravado el recorte de profesores (sobre 10.000), la masificación de las aulas, la reducción de horas para gestionar prácticas, menos becas y menos medios, en una enseñanza que requiere muchas clases prácticas. Y donde este curso han faltado unas 80.000 plazas, según los sindicatos. Además, tres comunidades cobran ya tasas a los alumnos de la FP Superior: llevan dos cursos Madrid (400 euros) y Cataluña (360 euros) y se estrena este curso Aragón (245 euros). Y Madrid ha decidido retirar las ayudas a 45 centros concertados de FP, donde estudian 6.859 alumnos, que ahora tendrán que pagar diez veces más para estudiar (350 € mes), suponiendo que algún centro no cierre por falta de subvenciones.

A pesar de este boom con la crisis, la Formación Profesional sigue siendo “la pariente pobre” de la enseñanza, retrasada durante décadas por su mala imagen histórica: parecía una enseñanza “de segunda” y para “malos estudiantes”, en un país donde todos querían que sus hijos fueran universitarios, no torneros. Y eso nos ha provocado un gran retraso de la FP respecto a Europa. Basten dos datos. Uno: tras estudiar ESO, sólo el 35% de los jóvenes españoles eligen hacer FP de grado medio en vez de Bachillerato, mientras en Europa son el 58%. Y dos: tras estudiar Bachiller, sólo el 32% de los españoles eligen FP Superior en vez de la Universidad, mientras en la UE la eligen el 58% de jóvenes.

Y la consecuencia inmediata: España tiene el doble de tasa de paro, general y juvenil que Europa. Primero, porque tenemos muchos más jóvenes que han abandonado los estudios, sin acabar su formación: un 26,5% de abandono escolar, el doble que Europa (13,5%). Dos millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni-nis). Jóvenes sin formar (1 millón de jóvenes en paro no han terminado la secundaria) o excesivamente formados (tenemos más universitarios que Europa), pero que no han estudiado para trabajar.

Y aquí entra la Formación Profesional, más ligada al empleo y con más salidas: 4 de cada 10 ofertas de empleo son actualmente para titulados en FP, según Randstad. Y la Comisión Europea ha advertido que para 2020, un 50% de los empleos van a exigir una cualificación media (FP o Bachillerato) y otro 35% alta (FP Superior o Universidad). Eso obliga a que nuestros jóvenes (y maduros) se pongan las pilas, ya que un 48,2% de los españoles entre 25 y 64 años tiene una formación de la ESO o inferior (frente al 23,2% en Europa).

Para conseguirlo, un informe del Gobierno Zapatero en 2011 advertía que en España hace falta que estudien FP 1,4 millones más de lo que lo harían al ritmo actual. Y proponían crear 200.000 plazas más de FP en esta Legislatura, además de aprobar en julio 2011 un Plan para promover la FP, sobre todo creando puentes entre FP y Bachillerato, que eran dos enseñanzas separadas: si un joven elegía una y luego lo dejaba, no podía cambiar y entraba en una vía muerta. La reforma de 2011 pretendía que un joven que deje la ESO pueda ser recuperado para la FP y que cualquiera que saque el título de FP pueda entrar en la Universidad (sin cupos). El problema es que esta reforma debía ponerse en marcha en el curso 2012-2013 y muchas autonomías aún no la han aplicado, por falta de medios.

El Gobierno Rajoy abrió la vía, en noviembre de 2012, a la FP dual, un sistema mal copiado de Alemania: los alumnos (16-30 años) estudian en un centro de FP un tercio del tiempo y dos tercios en una empresa, durante 3 años, a cambio de un contrato de aprendizaje que paga 450 euros al mes. Este curso ya se imparte, en plan piloto, en casi todas las autonomías, con unos 5.000 estudiantes y 800 empresas. La idea es buena, pero tiene dos problemas. Uno, cómo financiarlo: está previsto que pague casi todo el Estado, cuando en Alemania las empresas asumen el 85% de la formación. El otro, que en España no hay grandes empresas (98% pymes) como en Alemania, que son las que pueden montar plataformas formativas. Por ambas razones, hace años que se optó por la actual FP reglada, más realista: hacer tres meses de prácticas (pagadas por la Administración) en las empresas al final de 2 años de FP.

Cara al futuro, al curso 2014-2015, la nueva Ley Educativa del ministro Wert pretende impulsar la FP por una vía tramposa: llevar a Formación Profesional a los peores alumnos de la ESO. La reforma crea una tercera FP, la FP Básica, de dos años, a la que irán los alumnos con 15 años tras 3º de la ESO (o tras 2º si tienen 15 años y han repetido): “el que vale, vale, y el que no a FP”, piensan en Educación. Y con ello, el Gobierno Rajoy mata dos pájaros de un tiro: consigue antes aprendices para trabajar, con 17 años (en lugar de los 18 de FP grado medio) y hace “ingeniería estadística”, se quita a estos alumnos conflictivos de las listas de abandono escolar, que ha prometido a Bruselas bajar al 15%.

Es grave seguir considerando a la FP como el desagüe de los malos alumnos o el mal menor contra el paro. Hace falta una apuesta decidida por la Formación Profesional, destinando más recursos (el 88 % lo financian las autonomías), más profesores, más centros, más títulos renovados (140 en España frente a 320 en Alemania) y más medios, en colaboración directa con las empresas. Dignificar la FP y ponerla a nivel europeo. Apostar por enseñar para trabajar.

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