Cuatro años de recortes
y casi 7.000 millones menos de presupuesto se
notan en nuestra Sanidad: cae por primera vez la satisfacción de los usuarios, empeoran
las notas de todas las autonomías y se agravan las diferencias
entre ellas, aumentan las listas de
espera y se recortan servicios. Y eso, aunque la sanidad pública española siga siendo de las mejores de Europa. Pero ya no soporta más recortes, como los
que se esperan para 2014, por el Estado y las autonomías. El Gobierno quiere reducir el catálogo de prestaciones básicas y aumentar el copago para el resto, a la vez que privatiza hospitales. Pero este camino,
desmantelará la sanidad pública, en beneficio de los seguros privados. La alternativa es destinar más ingresos para la sanidad (más barata
que en la OCDE) y hacer cambios
drásticos en su gestión, pactados con los profesionales. Un tratamiento de choque.
enrique ortega |
Basta ir a un ambulatorio
o a un hospital para comprobar cada
día que la sanidad española no es lo que
era. Pero un reciente informe
de la Fundación en Defensa de la Sanidad Pública (FDSP) ha puesto cifras: la sanidad ha empeorado en todas las
autonomías, según un amplio abanico de parámetros
analizados. Y lo peor: aumenta la desigualdad en el servicio sanitario entre autonomías,
nos atienden muy diferente según donde
vivamos. Hay 5 autonomías con buena
nota: Navarra (65 puntos sobre 78), Aragón (60), Asturias (59), País Vasco (55)
y Castilla y León (54). Tres con servicios sanitarios “aceptables”: Galicia (53 puntos), Cantabria (49), y Andalucía (48).
Cinco con servicios “regulares”: Extremadura (47 puntos), La Rioja (47), Cataluña
(46), Madrid (44) y Castilla la Mancha (43). Y cuatro con una sanidad
“deficiente”: Baleares (41), Murcia (41), Canarias (32) y Comunidad
valenciana (30).
Dos Españas para la sanidad. Y lo malo es que el
mapa no ha cambiado desde 2009, según los distintos informes de la
FDSP: las autonomías con buena sanidad son las mismas que antes de la crisis. Y
también las “malas”, con Canarias y
Valencia de farolillo rojo. Eso
se debe, sobre todo, a que las
autonomías con mejor sanidad han recortado menos con la crisis y gastan
más en sanidad. No en vano, el País Vasco (1.550 euros por habitante) o
Navarra (1.419) gastan un tercio más que la Comunidad Valenciana (965 euros). Y
tienen el doble de médicos/enfermeras por
mil habitantes (2,38/4,65 frente a 1,63/2,63).
Al final, la
valoración de los usuarios ha caído
en todas las autonomías, sobre todo en Canarias,
Comunidad Valenciana y Madrid, según la FDSP. Algo que confirma en el
último Barómetro
sanitario, elaborado por el CIS y Sanidad: la satisfacción con la sanidad
pública ha caído en 2012, por
primera vez desde 2004, bajando la nota a 6,57 puntos. Y se espera que baje más en 2013, por los últimos
recortes y copagos.
El peor indicador son
las listas
de espera, que han sufrido el
mayor aumento desde que Sanidad publica datos. En diciembre de 2012 había 571.395
personas aguardando operación, con un tiempo
medio de espera de 100 días (76 en junio 2012) y con un 16,5% de pacientes
esperando a operarse más de 6 meses (máximo
plazo legal). Y para acudir a un
especialista, la espera media es ya de 59 días (53 en junio 2012). Retrasos
que agravan la salud de los pacientes
y encarecen luego su tratamiento (si
no han muerto en la espera).
Todo esto es el fruto
de cuatro años de recortes en la sanidad española, agravados por las huelgas y conflictos de finales de 2012. El presupuesto
en Sanidad se ha recortado en 6.875 millones desde 2010: 5.365
millones las autonomías (78%) y 1.510 el Estado central (22%). De hecho, Sanidad ha sido la
principal partida de ajuste de las autonomías: si han recortado su
déficit en 8.715 millones desde 2010, el
61,5% del ajuste total ha sido en Sanidad, cuando esa partida supone sólo un
40/45% de su presupuesto.
Y ¿dónde han sido los recortes? Una
parte (1.850 millones) en gastos
de personal: recortes de
plantilla (despidos de contratados e interinos, precariedad,
no cubrir bajas ni vacaciones, jubilaciones
forzosas de médicos), supresión de horas
extras (cerrando quirófanos por la tarde para no pagarlas), congelación de sueldos y supresión de pagas,
complementos y ayudas. Otra fuente de “ahorro” han sido los recortes en servicios: cierre de
centros de salud por las tardes (Cataluña, Extremadura y Cantabria), cierre de urgencias
en zonas rurales (Extremadura, Cantabria, Navarra, Castilla y León, Murcia y el intento fallido de Castilla la Mancha) o
guardias localizadas (en perjuicio de una atención más inmediata). Y menos conciertos
con clínicas privadas (lo que aumenta
las listas de espera).También se ha recortado en gastos de material, mantenimiento e instalaciones.
Además, se han buscado ingresos con nuevos
copagos, desde el pago por prótesis
o ambulancia hasta por tener una habitación individual (Hospital
Clinic de Barcelona). Pero el mayor ajuste (67%
del recorte sanitario) se ha dado en el gasto
farmacéutico, con el copago por
receta, la retirada de medicamentos financiables y el recorte de márgenes a
farmacias y laboratorios.
Al final, todos estos
recortes se han traducido en menos personal (peor pagado) y menos medios,
lo que redunda en un peor servicio y más listas de espera. Y lo grave es que se esperan nuevos recortes en Sanidad, en los Presupuestos
para 2014 que presentará este mes el
Gobierno y después las autonomías,
obligadas a recortar más su déficit. “La
sanidad está al borde del colapso financiero”, ha advertido el consejero
catalán. Y es que los costes siguen
creciendo estructuralmente (por la mejora de la tecnología sanitaria y la
mayor esperanza de vida) y caen los
ingresos, obligando a impagos
crecientes.
Pero el compromiso
de Rajoy de recortar el déficit
es inamovible y ha prometido a Bruselas recortar
un 25% el gasto en Sanidad para 2015 (sobre 2009). Algo imposible
si no se desmantela el sistema. Sanidad
está preparando una estrategia: elaborar un catálogo de servicios básicos (que
ofrecerían gratuitamente todas las autonomías) y dejando el resto como servicios complementarios, a limitar
(como se ha hecho con la reproducción
asistida) y ofrecer con copagos
de los pacientes. En paralelo, proseguir
con la privatización
de la gestión de hospitales públicos, con el pretexto de que es más barata (falso) . Ya
la han puesto en marcha 8 autonomías gobernadas por el PP: Comunidad
Valenciana, Madrid (paralizada
cautelarmente por los tribunales), Castilla la Mancha, la Rioja, Galicia,
Extremadura, Castilla y León y Baleares. Y esperar que los españoles
sigan haciendo seguros
privados (ya hay casi 11 millones con seguro médico
privado) y descarguen de trabajo a la sanidad pública.
Pero este camino sólo lleva a hundir más a la sanidad
pública, que “ya no aguanta más recortes”, como ha
advertido el presidente de los médicos. La alternativa es doble. Por
un lado, recabar más ingresos (vía
impuestos) para la sanidad, ya
que está infra-financiada: España ya
gastaba menos que la OCDE en 2009 y ahora es mucho menos (1.292
euros por habitante en 2013).
Por otro, mejorar drásticamente la
gestión, porque no es de recibo
que un quirófano o una máquina de TAC, una consulta especializada o una
urgencia rural sólo funcionen unas horas al día, por ejemplo. Es clave hacer otra política laboral (horarios, nuevas
plazas, reclasificaciones personal, incentivos productividad…), otra política de tratamientos y uso de las tecnologías (un 30% del
gasto es ineficiente, según la OMS), centralizar
compras, potenciar la atención
primaria y la prevención, despolitizar la gestión… Y sobre todo, conseguir un
pacto con los profesionales,
porque los conflictos los pagamos los pacientes.
Si la sanidad pública no se hace más
eficiente y siguen los recortes, perderemos uno de los activos mejor
valorados por todos y ganará la sanidad
privada, lanzada a una guerra
de tarifas para ganar
clientes a costa del empeoramiento de la pública. Aún estamos a tiempo de que el actual deterioro no sea
irrecuperable. No pueden admitirse más
recortes ni más conflictos. Hay que pactar
más medios y un urgente cambio de gestión. La Sanidad está enferma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario