Con el mes de julio,
llegó el fuerte calor y los temores por nuevos incendios forestales. Los expertos temen otro verano difícil,
porque hay mucha hierba alta en los
montes y porque la mayoría de las autonomías han hecho nuevos recortes en personal y medios contra incendios,
como en 2011 y 2012. Y mientras, no hay
una política forestal, de limpieza de los montes, que están abandonados, lo que facilita los
incendios. De hecho, desde 1961 se ha quemado en España un 30% de la superficie forestal. Hay que invertir en limpiar y hacer rentables los bosques, que pueden ser
una fuente de empleo y riqueza en zonas rurales. Y no recortar medios contra
incendios, porque ahorrar sale caro en
daños y víctimas. Además, con el cambio
climático, que conlleva sequías y subida de las temperaturas, los riesgos de
incendios forestales aumentarán más cada verano. Salvemos
el monte cuidándolo durante todo el año.
enrique ortega |
Va a ser otro verano
complicado de incendios forestales.
La alerta
la han dado los agentes
forestales, en su reciente Congreso de Toledo: las lluvias del invierno
y primavera han producido muchas hierbas
y matojos, muy altos, que prenderán con facilidad cuando el calor las
seque. Y además, casi todas las autonomías
han hecho nuevos
recortes en los medios contra
incendios, que ya se revelaron escasos en los
grandes incendios del verano 2012,
el peor desde 1.994: 15.000 incendios, 209.000
hectáreas quemadas (1% superficie forestal, como toda Guipúzcoa), 11
muertos y 38 grandes incendios en Comunidad Valenciana, Cataluña, Canarias y Castilla
y León. Más de 200 millones de euros en pérdidas,
que no podrán compensarse con los 16,9
millones de ayudas
aprobados por el Gobierno nueve meses después, en abril de 2013.
Por tercer año consecutivo, la mayoría de las autonomías han recortado
sus servicios contraincendios, sobre todo las más afectadas por los fuegos
del verano pasado. Así, en Cataluña,
los bomberos
se han manifestado contra los recortes, mientras la partida contra incendios ha
pasado de 178 millones (2011) a 155,5 (2013). En la Comunidad
Valenciana, se han mantenido los recortes de 2012 (-15 millones) y se
ha suprimido por segundo año el programa
Pamer, que pagaba a 2.123 parados para que limpiaran el monte próximo a
pueblos y urbanizaciones. En Castilla
y León, el presupuesto para este verano se reduce en 18 millones, tras
los recortes
de 2011(-40%) y 2012 (-50%). Y en Canarias,
los Cabildos sufren los recortes del Gobierno regional.
En general, todas las autonomías
han reducido
sus medios contraincendios: menos aviones (201), menos
brigadas terrestres (o las mismas con menos agentes), menos personal contratado y congelación plantilla de forestales (10
años sin
oposiciones), más
EREs en empresas forestales, falta de
medios materiales (coches, bulldozer, máquinas…) y equipos más una reducción
del tiempo de campañas (de 8 meses a 4 y hasta 2 meses). Entre tanto,
el Estado central, que sólo cumple tareas
de apoyo a las autonomías, aumentó
su presupuesto antiincendios para este verano (de 93 a 120 millones,
aunque una parte es para indemnizar a las zonas quemadas), pero a cambio ha quitado
cinco aviones (quedan 65, aunque comprará uno nuevo) y recortó un 20%
el presupuesto contraincendios de los Parques
nacionales.
En España, los grandes
incendios no llegaron hasta el
verano de 1.975, gracias a una decidida política
forestal iniciada con la II República y continuada con el franquismo, con la repoblación forestal y el
trabajo en los montes de la población rural. Pero la
despoblación del campo (perdió 3 millones de habitantes en los años 60 y primeros
70) fue la puntilla para el monte y los
incendios: ya no se recogía la leña, se abandonó la resina, no había ovejas
y cabras pastando (3 millones menos) y nadie limpiaba caminos y montes. Además, se había repoblado
mal, con pinos y eucaliptos que arden fácilmente. Y la especulación inmobiliaria hizo el
resto, con viviendas y urbanizaciones en
zonas forestales desatendidas. Al final, el problema es que los bosques producen 46 millones de m3 de leña y
sólo se recogen 19. El resto queda tirado y es
un polvorín, que explota a la mínima negligencia o provocación humana o
natural.
España lleva 40
años sin cuidar el bosque y con las autonomías preocupadas más por atajar los incendios
que en invertir en políticas forestales. Y con la crisis y los recortes, los esfuerzos van más a combatir
los incendios que a prevenirlos: hay miles de torres de vigilancia vacías, por falta de personal, y no se
invierte en tecnología de prevención, desde satélites a vehículos no tripulados
o helicópteros con infrarrojos. Y menos en limpiar
los montes y caminos forestales, la verdadera política antiincendios.
Tampoco se ha avanzado en concienciar a los ciudadanos contra
los incendios forestales, un 95
% causados por el ser humano (41% por negligencias y 22% son intencionados,
según la Generalitat catalana). Hay que hacer campañas para cambiar la mentalidad, como se ha
hecho con los accidentes de tráfico. Y endurecer
la lucha contra los pirómanos. Hay
pocas detenciones, por falta de medios para investigar: sólo 300 detenidos al
año, para 15.000 incendios. Y menos condenas, por falta de jueces, fiscales y peritos especializados: con 2.306 sumarios
abiertos por incendios sólo en 2011, únicamente hay 12
pirómanos cumpliendo condena en las cárceles y la mayoría de causas son
sobreseídas por falta de pruebas y porque los jurados populares no les
condenan. Ahora, el nuevo
Código penal, en vigor este otoño, eleva las penas (de 3 a 9 años) y será
un juez quien dicte las sentencias.
Otra preocupación del mundo forestal es la Ley
de Montes que prepara el Gobierno Rajoy, porque abre las puertas a que
las autonomías recalifiquen terrenos
quemados con carácter excepcional, algo prohibido
por la reforma que hizo el Gobierno ZP en 2006: hay que esperar al menos 30 años, para evitar
pelotazos urbanísticos como el que llevó a construir el parque
Terra Mítica tras el incendio de 1992. La Comunidad
Valenciana ya abrió la posibilidad de recalificar antes terrenos
quemados en su ley de Montes de 2012,
lo mismo que hizo Aragón en 2006. Cambios normativos que podrían incentivar los incendios .
Hacen falta más
medios e inversiones forestales, más campañas
de concienciación y más dureza
contra los pirómanos. Pero sobre
todo, no acordarnos sólo de los bosques en
verano: los incendios se
apagan en invierno, durante
todo el año, limpiando y manteniendo los bosques. Por eso es urgente que autonomías y Ayuntamientos pongan en
marcha Planes forestales, monte a monte.
Y negociar con Bruselas más ayudas a
agricultores y ganaderos que cuiden los montes, con limpieza y pastoreo. Ahora estamos perdiendo
fondos rurales europeos (Fondos FEADER), que financian programas de
reforestación y lucha contra incendios, porque son cofinanciados y el Estado
español y las autonomías no ponen su parte (Castilla
la Mancha ha perdido dos programas de 81 millones). También hay que apoyar
la industria de la madera, para que el
bosque pueda ser rentable, con pymes
y proyectos de biomasa
(recogida de madera para calefacción y generación eléctrica).
El abandono de los
montes ha llevado a la quema de 7,5
millones de hectáreas desde 1.961, un
30% de la superficie forestal de España. Parar esa sangría exige invertir en limpiar y cuidar los bosques,
algo caro (3.000 euros por hectárea), pero más
costoso es combatir los incendios (una hora de helicóptero son 300 euros) y
sus secuelas: sólo en la última
década se han perdido más de 1.000 millones de euros
por los incendios.
Los incendios irán a
más, porque el cambio
climático tenderá a aumentar la sequía y las temperaturas, agravando
los riesgos de nuestro clima mediterráneo
(altas temperaturas y poca humedad). Por eso, hay que tomarse en serio la política
forestal,
con inversiones y ayudas, no sólo para evitar pérdidas y muertes, sino porque puede ayudarnos a salir de la crisis, creando empleo y actividad en las zonas
rurales. No nos acordemos de los montes sólo cuando se queman. Son una fuente de trabajo y riqueza. Y
mejoran el medio ambiente.
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