Muchos jóvenes y
sus familias están preocupados porque
no saben si van a poder ir a la Universidad el próximo curso, dado que ahora tienen más difícil conseguir una beca y les han bajado el importe, mientras vuelven a subir las tasas universitarias un 20%. Y como ha cambiado el sistema de becas,
no sabrán cuánto cobran hasta 2014, con el curso avanzado. Se teme que 85.000 universitarios pierdan su beca este
año, tras los 35.000 que la perdieron el curso pasado. El Gobierno Rajoy busca
ahorrar
también en becas, repartiendo menos a cada becario (recortan entre 500 y
2.000 euros), aunque España gasta en
becas menos de la mitad que la OCDE. Y no sólo se recortan las
becas universitarias, incluidas las Erasmus
y las Séneca (se suprimen): también las becas a Bachiller y FP, las becas autonómicas para libros, transporte y
comedores escolares, a pesar de que ha reaparecido el hambre infantil.
enrique ortega |
El ministro Wert ha
mantenido otro pulso con la comunidad
educativa (rectores, profesores, padres y alumnos) e incluso con sus propias autonomías,
por la política de becas, pero al
final se ha salido básicamente con
la suya: habrá recortes, suavizando
la exigencia de nota a los becarios en Bachiller y FP pero mucho menos en
la Universidad. Lo importante es que las
becas se recortan para todos: menos
cuantía (entre 500 y 2.000 euros por beca) para menos estudiantes, porque muchos quedarán fuera por las
mayores exigencias de nota. Un recorte
que se
disfraza con la excusa de “promover
la cultura del esfuerzo”, pero cuya razón es económica: con la crisis, hay
más familias con menos ingresos que cumplen los requisitos para solicitar una
beca, así que se trata de repartir
menos entre más, recortando a todos.
Al final, la política
de becas para el próximo curso sufre tres cambios. El primero, endurecer
las calificaciones exigidas a los becarios: un 5 para FP (Wert planteó
un 5,5), un 5,5 para Bachillerato y FP Superior (quería un 6), un 5,5 para la
matrícula gratuita en la Universidad (Wert planteó un 6,5) y un 6,5 para las
becas universitarias (no se rebaja), además de la exigencia de aprobar todo en Humanidades y Ciencias
Sociales (el 90% con 6,5 de nota media), Ciencias de la Salud (o el 80% con 6,5
nota media) y Ciencias (o el 80% con nota de 6). Los rectores
critican que estas exigencias son excluyentes
e injustas, porque no se puede pedir más nota a los que tienen menos
recursos. Además, hay estudios
que demuestran que los universitarios con
menos recursos obtienen peores notas,
entre otras cosas porque muchos se ven obligados a trabajar a la vez.
El segundo cambio,
el más importante, se da en el sistema
de becas: ahora, cada beca
tendrá una parte fija (1.500 euros) y una parte variable. La parte fija se da a todos los que cumplan los requisitos (ingresos y notas) y la variable sale de repartir lo que queda (tras
pagar la parte fija y las matrículas gratuitas), según la renta de las
familias, las notas y el presupuesto disponible. Y así en los tres tipos de becas que hay: beca salario (antes estaba entre 2.040
y 3.500 euros y ahora queda en 1.500 euros más lo que toque de reparto en la
parte variable), beca de residencia
(para los que estudian en otra autonomía: antes estaba entre 2.556 y 6.995
euros y ahora queda en 1.500 euros más lo que toque de variable) y beca básica (que exime de pagar matrícula,
la beca de escolaridad de 581 euros
para Bachillerato y FP que ahora queda en 200 euros). El problema no es sólo
que la parte fija (asegurada) sea poco dinero, sino que la parte variable sólo se conocerá cuando se reparta lo que queda (ya en 2014),
con lo que el importe total de la beca es una
incertidumbre que los estudiantes
no conocerán en septiembre, cuando tengan que matricularse.
El tercer cambio,
que ya entró en vigor el curso 2012-2013, es que los estudiantes tendrán que devolver
su beca salario si no aprueban la mitad de las asignaturas. Los
rectores estiman que la medida puede afectar ya a unos 30.000 becarios, que tendrían que devolver
este año unos 63 millones de euros. Y si no, Educación podrá embargar sus
cuentas.
Con estos cambios,
habrá unos 85.000 alumnos que perderán su beca el próximo curso, según la
simulación de algunos expertos. Y
hay que sumar otros 35.000 estudiantes
que pueden haber perdido su beca el
curso pasado, por los mayores
requisitos que impuso Wert en notas (del 5 al 5,5 para matrículas
gratuitas) y porcentaje de aprobados. Eso supondría rebajar del 23% al 16% los universitarios
con beca, bajando al porcentaje de hace diez años. Y gastar
en becas para 2014 un tercio menos que dos años antes (-425 millones),
cuando España invierte en becas menos
de la mitad que otros países
(0,11 % PIB frente a 0,29% de media en la OCDE).
El Gobierno Rajoy
mete un tajo a las becas (entre 500 y 2.000 euros por becario) cuando la crisis
está recortando los ingresos de las
familias, con 6,2 millones de parados y un sueldo bruto anual más frecuente de 15.500 euros, según el INE. Y coincide además con una subida
de las tasas universitarias: un 66% de media (+540 euros) el curso
pasado y volverán a subir este curso 2013-2014 (un 20% en Madrid, por ejemplo) y el próximo, según el proyecto
del Gobierno. Además, el próximo
curso se suprimen las becas
Seneca (que reciben 2.224 jóvenes, para fomentar la movilidad entre
Universidades) y se recortarán otra
vez las becas Erasmus europeas.
La consecuencia
de todo ello es que muchos jóvenes
tendrán que dejar la Universidad,
algo que ya está pasando según denuncian
los rectores. Y eso cuando no hay
trabajo para los jóvenes (53,2%
paro) y cuando el paro entre
universitarios es mucho menor (12,3%).
Además, esta política de becas empeorará
la equidad de la Universidad española, donde
los hijos de familias humildes están infrarrepresentados:
los hijos de trabajadores manuales son menos (26%) que los hijos de padres
universitarios (40% alumnos). Y muchos estudiantes de familias pobres no van a la
Universidad (89%
podrían tener becas y no las tienen) o porque no tienen nota suficiente (menos rentas suelen conllevar peores
notas) o porque se ven obligados a
trabajar (la mitad que en la UE) para ayudar a mantener a sus familias (y más con el paro actual).
Al ministro Wert no le preocupa que baje el número de
universitarios, porque siempre recuerda que España tiene más licenciados que Europa: un 40,1%
de los jóvenes son universitarios frente al 35,8% en la UE. Y es
verdad. Hacen falta más jóvenes en Formación
Profesional. Pero la manera de
desviar alumnos a FP y no a la Universidad no debe ser recortando becas para
que no vayan los de menos renta con menos nota. Eso es clasismo: la Universidad
para los hijos de familias que pueden pagarla sin beca y el resto, a
FP. Es el trasfondo de la política de becas y de la
reciente reforma
educativa del PP.
El problema, además, es que no sólo se recortan las becas universitarias. También se reducen las
becas
de escolaridad para Bachillerato y FP (de 581 a 200 euros), las becas de idiomas
(tras suprimirse en 2013 las becas para estudiar idiomas el extranjero) y las becas autonómicas para libros,
transporte y comedores
escolares, lo que agobiará el próximo curso a muchas familias, algunas
con problemas incluso para dar
de comer a sus hijos.
La crisis ha
acarreado pobreza
y desigualdad y exige aumentar
el gasto en becas, para que las familias sin trabajo o con menores
ingresos consigan mantener a sus hijos estudiando. O simplemente, permitirles pagar
el transporte escolar, comprar libros o comer
cada día. Son ayudas asumibles
(bastarían 1.000 millones más al año)
e imprescindibles para ayudar a las futuras generaciones, que no pueden ser las que más sufran esta
crisis. Se deben pagar.
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