enrique ortega |
Con estos datos sobre la mesa, los dirigentes europeos debían haber centrado la Cumbre
de esta semana en cómo crecer y salir
del agujero, en cómo crear empleo.
Pero no, sólo han hecho declaraciones grandilocuentes a favor del empleo, los
jóvenes y las pymes y ni un euro nuevo
para reanimar la economía. Sólo van a dejar que se adelante el gasto de los
recursos
no consumidos del Fondo Social Europeo
2007-2013, unos 22.000 millones,
de los que 2.700 corresponderían a España. Servirían básicamente para programas de formación a parados, sobre
todo jóvenes. Calderilla para un
problema que afecta al 22% de los jóvenes europeos y al 48% de los españoles, que están en paro. Y la misma fórmula,
utilizar Fondos estructurales no gastados
(otros 60.000 millones), para financiar proyectos de pymes.
Poco
y poco concreto. Lo que sí ha sido concreto es el acuerdo para consagrar
el ajuste y la austeridad presupuestaria en la Constitución de los 27
(sólo lo rechazan Gran Bretaña y la República Checa): déficit máximo del 0,5% (Rajoy,
en España, ha ido más lejos y ha aprobado el déficit cero, rompiendo el pacto constitucional con el PSOE). Y el
que no lo cumpla, será sancionado por el Tribunal
de Justicia Europeo con multas
del 0,1% del PIB (1.000 millones € en el caso de España). Además, sólo los que
rebajen el déficit podrán resguardarse
bajo el paraguas del nuevo Fondo
de Rescate europeo, todavía no aprobado.
El problema es que
“hacer los deberes”, reducir el déficit público, es mucho más difícil con
recesión, ya que bajan los ingresos y suben las necesidades. Merkel y los conservadores de Bruselas
lo saben, pero no quieren suavizar los
objetivos, bajar la guardia, aunque
los ajustes nos estén llevando a la parálisis. Pero lo
tendrán que hacer, porque la realidad es tozuda y muchos países no van a poder cumplir con el déficit del 4,4 % en
2012 y el 3% en 2013. El primero España, que tendría que recortar 38.000 millones en 2012 (o más si entramos en
recesión), algo imposible. Tampoco
podrán cumplir Grecia y Portugal y por eso han vuelto los ataques de los mercados con la deuda lusa.
Y lo tienen muy difícil incluso Italia y
Francia, a pesar de sus planes de recortes y aumento de impuestos.
Mal de muchos,
podría forzar a Merkel y a los
fundamentalistas de Bruselas a suavizar
los recortes en la Cumbre de principios de marzo, ampliando un año los
objetivos y dejando el 3% para 2014. Eso sería
un alivio para unas economías en recesión, pero no resolvería el problema de fondo: hay que crecer y crear empleo.
Y sobre todo, lo necesita la Europa del
sur, en especial España, que
tiene el doble de paro: 22,9% frente
al 10,3% de la UE (y el 5,5% de Alemania o el 4% de Austria). Estamos en una situación insostenible,
que exige medidas para reanimar la
economía europea y española, fomentando
el empleo con urgencia, no
seguir con los recortes que nos han conducido a la recesión.
Esto pasa por hacer
un Plan
Marshall en Europa, movilizando
recursos públicos para fomentar la contratación, rebaja de cotizaciones,
formación, I+D+i, infraestructuras y educación, como ha hecho Obama en EEUU. Hay que mejorar la
liquidez y el crédito, para que haya más
financiación y más barata. Y los países del norte, con Alemania a la
cabeza, tienen que fomentar su consumo y
sus importaciones, para tirar de la Europa del sur. Y del resto del mundo, preocupado porque la recesión en Europa nos meta en una
recesión mundial.
Los líderes europeos
no acaban de ver las orejas al lobo y
mira que está cerca. Se han vuelto de Bruselas con su mensaje de austeridad y la palabrería del empleo. Pero ya
no sirve. La recesión avanza y
basta con ver nuestras tiendas, nuestros bares, nuestras empresas: no hay
demanda, no hay ventas. No es un tema de
reforma laboral, ni financiera. Es un tema de confianza
en el futuro, de decisión para que
la
política tire de la economía, de medidas
de estímulo y no más recortes. Porque el malestar social es creciente,
como han visto los líderes europeos con la huelga general en Bélgica. Y ya hay 115
millones de pobres en Europa. Por este camino, vamos de ajuste en ajuste hasta el fracaso final.
Los 6 millones de parados.
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