El Sahel, una región crítica para España
La seguridad de Europa no está en riesgo sólo por
Putin y el imperialismo ruso. Hay otro riesgo grave en el flanco sur de
Europa, que preocupa especialmente a España: el Sahel, 10 paises de
África situados debajo del Sahara, donde crece la violencia y el
terrorismo yihadista, forzando la inmigración hacia España (Canarias)
y Europa, para huir de la guerra y el hambre. El último informe de
Seguridad Nacional da la alerta: el Sahel es “una región crítica para
España”, de donde proceden ya el 74% de los inmigrantes que llegan por
mar. Y señala a esta inmigración ilegal como el tercer mayor
riesgo de seguridad para España, tras los Ciberataques y la
desinformación. El problema es que Europa se ha desentendido del Sahel,
tras la marcha de fuerzas francesas y europeas, y Rusia ha ocupado su lugar,
con armas y mercenarios, mientras China invierte y vende armas. España
se juega mucho en el Sahel, la amenaza del sur de la que apenas hablan Europa y la OTAN. Mapa CIDOBEl Sahel (“la costa”, en árabe) es la franja
de paises situados en África, al sur del Sahara, , como la antesala entre
el desierto y el verde de la sabana al sur. Lo integran 10 paises, según la estrategia de la ONU para el Sahel
(UNISS), que ocupan una franja de 6.000 kilómetros de larga y 600 kilómetros de
ancho, que va desde el Atlántico hasta casi el Mar Rojo (ver
mapa): Senegal, Mauritania, Gambia, Guinea, Malí, Burkina Fasso, Níger,
Chad, Camerún y Nigeria. Estos 10 paises tienen 7 veces el tamaño de España
y alguno, como Chad, es tan grande como Francia, Alemania e Italia juntos.
Tienen unos 350 millones de habitantes y una demografía explosiva : el
70% de la población en los 5 paises centrales (Mauritania, Malí, Níger, Burkina
Fasso y Chad) son menores de 24 años…
El Sahel es una región donde múltiples
factores han llevado a la pobreza, la desigualdad y la violencia.
Por un lado, las fronteras entre los paises son artificiales,
creadas por las metrópolis europeas (sobre todo, Francia) , lo que agrava los
conflictos étnicos entre diversos pueblos y entre agricultores sedentarios y ganaderos
nómadas. Por otro, el cambio climático, las sequías y las malas
cosechas han multiplicado el hambre y la pobreza en la región: el
50% de los habitantes del Sahel viven por debajo del umbral de la pobreza y 1
de cada 6 no tiene para comer, según la ONU. Y han sufrido décadas de regímenes
corruptos, que se han aprovechado de las riquezas naturales y que han
llevado a la violencia: 4
golpes de Estado (2 en Malí, en 2020 y 2021, otro en 2022 en
Burkina Fasso y otro en Níger en 2023).
Además del hambre, la desigualdad y la corrupción política,
lo que ha destruido el Sahel en los últimos años es la violencia y
el terrorismo yihadista. En 2024, el 51% de las muertes por terrorismo
en todo el mundo se produjeron en el Sahel, según Global
Terrorism Index 2024: 3.885 muertes (10 veces las de 2019) de un total de 7.555 en el mundo. La mayoría
de estas muertes las han provocado dos grupos terroristas yihadistas: IS Sahel,
la filial del Estado Islámico (con fuerte presencia en Níger) y JNIM, la
rama de Al Qaeda, con fuerte presencia en Malí y Burkina Fasso. Sus actividades
terroristas, sobre todo en el triangulo fronterizo entre Malí, Níger y
Burkina Faso (ver mapa) han provocado más de 10.000 muertes en los últimos
años y la huida de millones de personas: los desplazados internos
en el Sahel superan los 3 millones, según ACNUR, y hay más de 1 millón de refugiados
y solicitantes de asilo.
La región del Sahel se ha convertido en “el epicentro
mundial del terrorismo”, según
este informe de CIDOB, que destaca el nefasto papel de los Gobiernos de la
región (dictaduras militares) para acabar con la violencia yihadista, que sólo en
el último mes ha atacado cuarteles y matado a 300 soldados en Malí, Burkina
Fasso y Níger. En 2024 abandonaron el Sahel las últimas tropas europeas y de
Francia, por imposición de los Gobiernos militares que gobiernan el G5
Sahel (Malí, Burkina Fasso, Níger, Chad y Mauritania). Y su lugar lo ha
ocupado Rusia, que asesora militarmente a estos Gobiernos, les vende
armas y les ofrece los servicios de los mercenarios
del Grupo Wagner (y su nuevo grupo, África
Corps).
Tras Ucrania, el Sahel es el 2º teatro de confrontación que Putin ha elegido para desestabilizar Europa,
a la que el Sahel exporta terrorismo, droga y refugiados, dirigidos por mafias.
Rusia tiene acuerdos de cooperación militar con 43 paises africanos, pero cada
vez está más centrado en el Sahel. Además de los acuerdos militares y la
provisión de mercenarios a Níger, Burkina Fasso y Mali, Rusia tiene excelentes
relaciones militares y económicas con Chad, República Centroafricana, Sudán y
Gabón, además de Libia y Sudán. Incluso, se
constata la presencia de buques de guerra de Rusia en el Golfo de Guinea,
en paralelo a su despliegue en Guinea Ecuatorial, donde mercenarios rusos
apuntalan al dictador Teodoro Obiang. En todos los casos, el interés de Putin
en el Sahel pasa por vender armas y controlar Gobiernos, para asegurarse el acceso
a materias primas básicas (uranio en Níger, petróleo en Gabón y
Nigeria, oro y algodón en Malí…). Lo mismo, pero más discretamente hace China: vende armas a varios paises del
Sahel e invierte en infraestructuras (puertos y trenes).
Para España, el Sahel es “una región crítica”,
según
el Informe 2024 de Seguridad Nacional (SN). Sobre todo porque está “alimentando”
las últimas “oleadas” de inmigrantes ilegales que llegan a Canarias. Los
datos del informe de SN son muy claros y revelan que el conflicto del Sahel ha
cambiado el panorama de la inmigración ilegal de África hacia España:
si hace unos años la mayoría de la inmigración ilegal venía del Magreb (por la
ruta del Estrecho y el Mediterráneo), ahora vienen por el Atlántico hacia
Canarias y la mayoría son inmigrantes irregulares del Sahel, que huyen de la
violencia, la guerra y el hambre.
Veamos los
datos. En 2024, el grueso de la inmigración ilegal a España (64.019 personas,
un récord histórico) ha llegado por vía marítima (61.372 entradas, el
95,8%). Y la mayoría de esta inmigración ilegal por mar ha llegado a Canarias
(46.843 llegadas en 2024, otro récord histórico, +17,4% que en 2023). Y lo
más llamativo, según alerta el informe de Seguridad Nacional es que el 72%
de los inmigrantes ilegales que llegaron por mar vinieron del Sahel (frente al
62% en 2023). En 2024, la mayoría de estos inmigrantes que llegaron en cayucos
eran de Malí (15.261 inmigrantes, +543% que en 2023) y Senegal
(11.284 inmigrantes, -45%), muy por delante de los inmigrantes de Argelia
(9.552,+36%) y de Marruecos (6.945 inmigrantes, -50%). Y les siguen inmigrantes
de otros paises del Sahel: 3.890 de Guinea (+38%), 2.804 de Mauritania
(+196%), 2.545 de Gambia y 1.006 de Costa de Marfil.
El otro gran cambio, además del tremendo flujo de
inmigrantes del Sahel (frente a los del Magreb) es que estos inmigrantes
solicitan asilo en España (en Canarias), porque en la mayoría de los casos
no es una inmigración “económica” (como la de Marruecos o Argelia) sino una
inmigración que huye de la guerra y la violencia, además del hambre.
Por eso, se han disparado las peticiones de asilo en España: en 2024
fueron 165.398
solicitudes, el 2º país europeo con más peticiones de asilo tras
Alemania (237.000). La mayor parte de estos “refugiados” del Sahel parten
hacia Canarias desde Mauritania (25.081 salidas de los 46.843 inmigrantes marítimos
llegados a Canarias en 2024) , donde está el campo de refugiados de
M´Berra (con casi 300.000 refugiados: ver
foto).
El reciente informe
de Seguridad Nacional alerta que la inmigración irregular es el tercer
mayor riesgo de seguridad para España, tras los Ciberataques y la
desinformación. Y señalan que el epicentro de este riesgo es el Sahel,
donde Putin puede utilizar la “bomba migratoria” para
desestabilizar a Europa (sobre todo a España, Italia y Francia). Y que el
problema se agravará en los próximos años, porque el terrorismo
yihadista y las guerras civiles se
están extendiendo a paises vecinos del Sahel (Golfo de Guinea, Sudán,
Eritrea, Gabón y República Centroafricana), alimentadas por Rusia y China.
Frente a esta grave problema en el Sahel, Europa ha
actuado muy mal en las últimas décadas, como refleja el libro “El
fracaso de Occidente en África”, de Beatriz Mesa. Desde 2011, la UE ha
desplegado 3 estrategias para el Sahel, centradas más en buscar la
seguridad con fuerzas militares que en apoyar la cooperación y el desarrollo
(desde 2014, la UE ha aportado 8.000 millones de euros, de ellos 1.160 en ayuda
humanitaria y 4.600 en cooperación). Ha habido 3 misiones europeas de Seguridad
y Defensa, lideradas por Francia, que se han dedicado a formar y
profesionalizar los ejércitos de estos paises. Al final, eso ha llevado a 4 golpes de
Estado, donde los militares han optado por echar a Francia y a los militares
europeos:
Francia retiró todas sus tropas (tenía 10.000 militares hace 5 años) y los
militares europeos se fueron en mayo de 2024, dejando vía libre a Rusia y sus
mercenarios, junto a China y sus inversiones.
El gran error de Europa en el Sahel, según
este informe de CIDOB, ha sido centrarse en un enfoque militarista
y de control de los flujos migratorios más que en ser “un actor político y
económico en la región”, ayudando a los paises con la miseria y la pobreza, que
son las bases de la violencia y el terrorismo. Esta política ha fortalecido a
unos ejércitos que han acabado siendo golpistas y antieuropeos, reforzando a élites
corruptas. Ahora, la nueva Comisión Europea está más obsesionada
por la seguridad en el Este de Europa que en reforzar el flanco sur de la OTAN
y de Europa, que es el Sahel. Pero Europa
debe cambiar de actitud y reforzar la cooperación económica y social con el
Sahel, para quitar bazas a Putin. Y apostar por una nueva presencia en la
región, asentada en la cooperación, la lucha contra la pobreza y el Cambio
Climático y el desarrollo.
Estos eran los objetivos de la
visita que hizo la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der
Leyen a Mauritania, en febrero de 2024, acompañada del presidente español,
Pedro Sánchez. Allí firmaron una declaración
conjunta UE-Mauritania y compromisos de cooperación (210 millones
de euros), que se quiere continuar con Senegal y Gambia, los tres paises de
origen de la mayoría de inmigrantes ilegales a Canarias y Europa.
En paralelo, el Gobierno español lleva varios años “obsesionado”
con el Sahel, sobre todo ahora tras el último informe de Seguridad
Nacional. El presidente Sánchez
visitó en agosto de 2024 Mauritania,
Senegal y Gambia, donde firmó compromisos de cooperación y para reducir
la inmigración ilegal. Además España tiene presencia
de la Guardia Civil en Mauritania, Senegal y Gambia, para apoyar a
sus militares en el control de fronteras , mientras también hay cooperación con
esos paises de la Policía Nacional. Y Defensa participa en
programas de formación y capacitación militar en paises del Sahel y del Golfo
de Guinea. Además, España participa en programas
financiados por la UE para luchar contra las redes de tráfico de
inmigrantes en el Sahel y el Magreb. Y dentro de los programas internacionales
de la Cooperación Española, el
Sahel será una zona prioritaria, a la que España ha destinado 994,4
millones de euros desde 2010 a 2023.
Son pequeños avances pero insuficientes ante una
región de la que proceden el
72% de los inmigrantes que llegan por mar a España (Canarias). Es urgente
que el Sahel deje de ser “una obsesión de España” para ser “una obsesión
de Europa”, porque es la principal vía de inestabilidad en su flanco
sur. Para ello, es clave que el Sahel sea, junto con Ucrania, uno de los
protagonistas de la próxima
Cumbre de la OTAN en la Haya (24
y 25 de junio), que celebrará su 75 Aniversario y sentará las bases de un
futuro “más europeo y menos USA”. Hay que fijar prioridades y medios para frenar
la llegada de inmigrantes, terrorismo y droga del Sahel a Europa, algo
vital para España (y también para Italia y Francia). España debe seguir
presionando sobre este problema en Bruselas y en la OTAN, porque somos
los primeros perjudicados si el Sahel arde en llamas.
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