El precio del petróleo lleva más de 50 años condicionando la economía y nuestros bolsillos, desde las primeras crisis energéticas de los años 70. El precio del barril Brent sólo se desplomó con la pandemia (18,97 dólares/barril el 3 de febrero de 2020) y después recuperó su precio “habitual” (84,17 dólares/barril en octubre de 2021), para dispararse tras la invasión de Ucrania, en febrero de 2022 (llegó a costar un máximo de 118,67 dólares/barril en junio de 2022). Y a partir de ahí, osciló entre los 83 y los 91 dólares barril en 2022 y 2023, para caer este año, tras la victoria de Trump: costaba 75,53 dólares/barril el 5 de noviembre de 2024 (elecciones USA) y tras la amenaza de aranceles (3 de abril) cayó a un mínimo de 60,23 dólares el 5 de mayo: una caída de precio del -19,3% este año. Y ahora cotiza a 64,71 dólares/barril, el precio más bajo desde febrero de 2021 y una bajada del -13,31% desde principios de año (74,65 dólares costaba el barril el 31 de diciembre).
lunes, 26 de mayo de 2025
Inundados de petróleo barato
No hay mal que por bien no venga. Así, los aranceles
de Trump y las tensiones geopolíticas frenan la economía mundial pero
también han provocado una caída del precio del petróleo, que
cotiza a 64,71 dólares/barril, el precio más bajo desde 2021. Está
barato porque hay un exceso de producción de crudo frente a una baja demanda,
porque el mundo crece menos y aumentan las energías alternativas. Se espera que
el petróleo siga barato este año y los próximos (sobre 65 dólares), lo que ha
permitido ya una rebaja de los carburantes (Ojo: menor de la debida) y una baja inflación, en
España (2,2% en abril) y Europa (2,4%). Pero no hay que bajar la guardia,
porque la importación de petróleo nos cuesta 46.251 millones de euros
(2024), un 32% más que en 2019. Y España sigue con una altísima dependencia
energética: importamos dos tercios de la energía que consumimos. El
objetivo es ahorrar energía y potenciar las renovables, para rebajar esta
dependencia e importar sólo el 50% de la energía en 2030. Llenar el depósito cuesta entre 6,45 y 10 euros menos que hace un año
El precio del petróleo lleva más de 50 años condicionando la economía y nuestros bolsillos, desde las primeras crisis energéticas de los años 70. El precio del barril Brent sólo se desplomó con la pandemia (18,97 dólares/barril el 3 de febrero de 2020) y después recuperó su precio “habitual” (84,17 dólares/barril en octubre de 2021), para dispararse tras la invasión de Ucrania, en febrero de 2022 (llegó a costar un máximo de 118,67 dólares/barril en junio de 2022). Y a partir de ahí, osciló entre los 83 y los 91 dólares barril en 2022 y 2023, para caer este año, tras la victoria de Trump: costaba 75,53 dólares/barril el 5 de noviembre de 2024 (elecciones USA) y tras la amenaza de aranceles (3 de abril) cayó a un mínimo de 60,23 dólares el 5 de mayo: una caída de precio del -19,3% este año. Y ahora cotiza a 64,71 dólares/barril, el precio más bajo desde febrero de 2021 y una bajada del -13,31% desde principios de año (74,65 dólares costaba el barril el 31 de diciembre).
¿Por qué tenemos un petróleo tan barato? Hay varias
causas. La más inmediata, que se ha producido un exceso de oferta: el
3 de mayo, los paises de la OPEP+
(los 14 paises de la OPEP más Rusia, México y otros 8 paises productores más) acordaron
un aumento de su producción de 411.000 barriles diarios para junio, que se
sumaban al aumento de 411.000 barriles acordado para mayo. Y se espera que en su reunión del 1 de junio mantengan una alta producción de crudo para el resto de
2025, dando un giro a su política de recortes de los últimos años, que
muchos paises no cumplieron. En paralelo, la política de Trump es “perforar,
perforar y perforar”, consolidando a USA como el mayor productor de crudo
del mundo.
Además de estos acuerdos, hay tres paises productores
con embargos y sanciones que podrían aumentar su producción y venta
de crudo en los próximos meses, disparando más la oferta y haciendo caer
los precios. Por un lado Irán, donde la posibilidad de un acuerdo
nuclear con Trump podría aumentar sus exportaciones (de los 1,66 millones de
barriles actuales a los más de 2 millones que vendía hasta 2018) si desaparecen las sanciones de EEUU .Lo mismo
puede pasar con Venezuela, si Trump suaviza sus sanciones y las medidas
contra los barcos que transportan crudo venezolano. Y Rusia busca formas
de exportar más crudo (a pesar de las sanciones), por paises y caminos
indirectos, porque necesita urgentemente más ingresos para su guerra con
Ucrania, tras la bajada del -13,77% en el precio del crudo.
Hay más petróleo en el mercado (y puede haber más en
los próximos meses) mientras baja la demanda mundial de crudo, otra
causa de que bajen los precios. La Agencia Internacional de la Energía (AIE)
acaba de publicar un informe donde anticipa que la demanda de
petróleo crecerá este año la mitad que la oferta: la demanda crecerá este
año en 740.000 barriles diarios (hasta
los 103,9 millones de barriles en 2025), mientras la oferta aumentará en 1,6
millones de barriles diarios (hasta los 104,5 millones de barriles en 2025), lo
que augura un exceso de producción de crudo, que forzará a precios bajos, en
torno a 65 dólares/barril (frente a
80,53 dólares de media en 2024).
La demanda mundial de crudo bajará en 2025 porque la
economía mundial crecerá menos y porque muchos paises han reducido su consumo
de energías fósiles gracias al aumento de la producción de energías renovables.
La causa principal del “pinchazo” en la demanda mundial de petróleo es que la
economía mundial va a crecer menos por los aranceles de Trump (aunque
rebaje su envite, quedarán más altos de lo que estaban) y por la incertidumbre ante
las crisis geopolíticas. La última
previsión de la Comisión Europea refleja que el crecimiento mundial
bajará del 2,3% en 2024 al 1,3% en 2025, por EEUU (crecerá +1,6%
frente a +2,8% en 2024) China (4,1% frente al 5%) y Reino Unido
(+1 frente a +1,1%) y el estancamiento de Europa (+1,1% crecimiento
frente al 1% en 2024, con Alemania no creciendo nada este año) y Japón
(+0,7% frente a +0,1% en 2024). Menos crecimiento (y riesgo de
recesión si se agrava la guerra comercial) lleva a menos consumo de
petróleo y como hay un exceso de oferta, a una bajada
de precios (salvo nuevos” sustos” o guerras).
Además, hay muchos paises (España entre ellos) que han
aumentado la aportación de energías renovables, tanto en la generación
de electricidad (56% en España) como en el transporte (aunque la incursión del
coche eléctrico va muy lenta, en toda Europa y más en España) y en la
industria, que empieza a sustituir el fuel y el petróleo por electricidad renovable
mucho más barata. Todavía el mundo sigue con su “adicción” al petróleo,
pero a medio plazo habrá menos demanda y por eso tanto las grandes energéticas
como los paises productores buscan fuentes alternativas de ingresos, sobre todo
a partir de 2035.
Para este año 2025, los analistas apuestan por un petróleo
barato, por debajo de 65 dólares por barril : Goldman Sachs cree que podría
bajar hasta 63 dólares en 2025 y 58 dólares en 2026, mientras Citibank
apuesta por que baje hasta los 60 dólares. El Gobierno español, en
las previsiones económicas enviadas a Bruselas a finales de abril, preveía
una estabilidad de precios del crudo en 2025 (apuesta por los 65
dólares/barril), 2026 (64,6 dólares/barril), 2027 (65,3
dólares/barril) y 2028 (66,5 dólares/barril), lo que daría una
cierta “estabilidad” a la economía, sin los sobresaltos de subidas de
2022 y 2023.
De momento, la rebaja del precio del petróleo ya se ha
traducido en una bajada de la inflación general, en España (al +2,2% en abril, el
menor aumento desde el 1,8% de octubre) y en Europa (+2,4%
de inflación anual en abril, la
más baja desde el 2,3% de octubre). Los menores precios del petróleo
han repercutido positivamente en todos los sectores, desde la agricultura
y la industria al transporte, pero se han reflejado sobre todo en una sensible
bajada de los carburantes, que han notado los bolsillos de los consumidores.
Así, el 22 de mayo, el litro de gasolina costaba de
media en España 1,454 euros, lo que supone una rebaja del 4,6% en lo que va de
año y del -12,26% sobre el coste de la gasolina hace un año (y en Europa, esta
bajada ha sido del -3,12 y del -9,44%), según
el Boletín Petrolero Europeo. Y el litro de gasóleo cuesta ahora 1,366
euros/litro de media en España, lo que supone una rebaja del -5,28% en este año
y un -8,6% que el precio hace un año (en Europa, la bajada ha sido del -5,38% y
del 8,36% respectivamente). A lo claro: la rebaja del petróleo ha conseguido
que llenar un depósito de gasolina (50 litros) cueste hoy 10 euros
menos que hace un año y llenarlo de gasóleo cuesta 6,45 euros
menos. Sin embargo, hay expertos y consumidores que se quejan de que los carburantes han bajado menos que el petróleo en euros, hasta 15 céntimos por litro menos de lo debido.
Ahora se espera que un petróleo barato ayude a mantener
bajo control el IPC (Bruselas
apuesta por una inflación del 2,3% en 2025, en España y en Europa), aunque
los aranceles tenderán a subir los precios de los productos importados. Pero tenemos
otra “ayuda”, gracias a la política económica disparatada de Trump: el
dólar se está depreciando y cotiza ahora
rozando los 1,13 euros, lo que supone una revalorización del euro del +9,17%.
Eso significa que el petróleo (que pagamos en dólares), nos resulta
ahora más barato en euros (-9,17%). Así que a la rebaja del petróleo
(-13,31%) hay que sumar la bajada del dólar
(-9,17%), con lo que pagamos casi un 22,5% menos por el crudo que al comienzo
de 2025.
Esta rebaja en la factura petrolera es un enorme
balón de oxígeno para España y para el resto de economías. Pero ojo: todavía
el petróleo es un gran lastre. Para España, la factura de las importaciones
de petróleo supuso un
gasto en divisas de 46.251 millones de euros en 2024, +32,14%
que la factura petrolera anterior a la pandemia (35.001 millones de
euros importamos de petróleo en
2019). Y esta factura petrolera supone el 10,9% del importe de todo lo que
importa anualmente España, un tremendo “lastre” todavía. Y eso porque la
importación de gasolinas ha crecido un 21,2% desde 2019 (importamos 6,51
millones de Tm en 2024, según
Cores), aunque han bajado las importaciones de gasóleos (un -5,4%, 29,83
millones de TM en 2024) y han aumentado las de fueloil (+3,9%, 8,55 millones de
TM).
En definitiva, que aunque ahora el petróleo sea más barato y
no suponga un problema grave para la economía (como ha pasado muchas veces
antes), no podemos bajar la guardia, porque la
factura del petróleo es muy abultada (cuesta la mitad que la sanidad
pública en España y la cuarta parte que las pensiones) y somos uno
de los paises europeos más vulnerables: ya que importamos casi todo el petróleo
que consumimos. Y considerando toda la energía que consumimos, importamos
el 66,8%, dos tercios del total. Así que aunque celebremos que el
petróleo está barato, sigue siendo un gran lastre para la economía.
El gran objetivo del Plan energético aprobado por el
Gobierno (el
PNIEC ) es reducir esta dependencia energética de España al 50% en 2030
(de dos tercios a la mitad de energía importada), por varias vías: aumento de
la electricidad renovable (el 81% para 2030, frente al 56% actual), sustitución
del consumo de petróleo y fuel por electricidad renovable en la industria,
reducción de los combustibles fósiles en el transporte (coche eléctrico,
electrificación de trenes y transporte terrestre y marítimo alternativo) y,
sobre todo, un ahorro del consumo de energía en toda la economía (del 10% sobre
2023). No son objetivos fáciles, pero hay una firme voluntad de reducir
el peso del petróleo, sobre todo a partir de 2035. Y tanto los paises
productores como las multinacionales energéticas dan por hecho que su
futuro es muy negro y por eso diversifican sus negocios a medio plazo.
En resumen, que no todo está mal en el panorama económico
mundial. El petróleo, que nos ha dado tantos “sustos” en las últimas
décadas, anticipa unos años de precios bajos, con un mercado
inundado de petróleo y una demanda a la baja, que “huye” del crudo. Y encima,
la caída del dólar, por la loca política económica y comercial de
Trump, nos ayuda también, porque necesitamos menos euros para
pagar el barril en dólares. Pero no podemos confiarnos. Primero,
porque en cualquier momento salta un conflicto geopolítico o aparece un nuevo
problema económico y el petróleo dispara su precio. Y segundo, porque somos
todavía muy dependientes del petróleo, cuyo coste es un tremendo lastre
para España: cada
día de 2025, hemos gastado 121,5
millones de euros en importar petróleo. Una tremenda factura que no
controlamos.
El precio del petróleo lleva más de 50 años condicionando la economía y nuestros bolsillos, desde las primeras crisis energéticas de los años 70. El precio del barril Brent sólo se desplomó con la pandemia (18,97 dólares/barril el 3 de febrero de 2020) y después recuperó su precio “habitual” (84,17 dólares/barril en octubre de 2021), para dispararse tras la invasión de Ucrania, en febrero de 2022 (llegó a costar un máximo de 118,67 dólares/barril en junio de 2022). Y a partir de ahí, osciló entre los 83 y los 91 dólares barril en 2022 y 2023, para caer este año, tras la victoria de Trump: costaba 75,53 dólares/barril el 5 de noviembre de 2024 (elecciones USA) y tras la amenaza de aranceles (3 de abril) cayó a un mínimo de 60,23 dólares el 5 de mayo: una caída de precio del -19,3% este año. Y ahora cotiza a 64,71 dólares/barril, el precio más bajo desde febrero de 2021 y una bajada del -13,31% desde principios de año (74,65 dólares costaba el barril el 31 de diciembre).
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