martes, 4 de marzo de 2025

8-M: las mujeres siguen discriminadas

Este sábado se celebra el 8-M, el Día de la Mujer, cuya discriminación olvidamos el resto del año. Este aniversario celebramos que hay más mujeres que nunca (25 millones) y que trabajan más de 10 millones. Pero sigue habiendo más mujeres inactivas, menos trabajando, con peores contratos, empleos y sueldos (la brecha salarial con los hombres se mantiene en -19,6%), más paradas y cobrando menos desempleo, con pensiones más bajas y más mujeres dependientes sin ayudas… Demasiadas discriminaciones que apenas mejoran. Y que tienen tres orígenes: los cuidados (las mujeres tienen que cuidar a hijos y padres), el desigual acceso al trabajo y a los mejores empleos y las interrupciones en la carrera laboral que recortan sus pensiones. Y sobre todo, porque los hombres “ayudamos” en casa pero no “compartimos tareas” para que puedan trabajar más y mejor. Es hora de mejorar la atención a la Dependencia, aumentar guarderías y mejorar la contratación y los convenios para las mujeres. Acabar con la discriminación de media España.

                            Enrique Ortega

Curiosamente, el número de mujeres ha aumentado en España este siglo mucho más que los hombres. Así, el 1 de enero de 2025 se superaron los 25 millones de mujeres censadas (25.009.634), casi 1 millón más que hombres (24.068.350 habitantes), según el INE. Es la mayor distancia entre mujeres y hombres en este siglo (+817.504 en el año 2.000 y +485.970 en 2008). Y de los 8,6 millones de habitantes más que hay en España (49,07 millones frente a 40,47 millones en el 2000), las mujeres han aumentado en +4.365.791 personas este siglo, más que los hombres (+4.242.011). Ha crecido el número de mujeres nacidas en España (+1,84 millones desde 2002), pero sobre todo han crecido las mujeres inmigrantes (+2,2 millones), que ya eran 3.390.951 en enero de 2025. Así que viven en nuestro país más mujeres que nunca (25 millones) y el 13,5% son mujeres nacidas fuera de España (en 2002, las extranjeras eran sólo el 5,5% de las mujeres).

Más mujeres que hombres y también más mujeres en edad de trabajar (más de 16 años): 21.487.600 mujeres frente a 20.322.500 hombres. Pero a partir de ahí, empiezan las discriminaciones a la mujer. La primera, que hay más mujeres inactivas, que ni trabajan ni buscan trabajo, que “tiran la toalla” aunque están en edad laboral, básicamente porque se dedican a “las tareas de casa”, a cuidar a los hijos (y maridos) o a padres y adolescentes dependientes (el 75% de los “cuidadores” son mujeres). A finales de 2024, había 9.973.700 mujeres inactivas frente a 7.383.000 hombres. A lo claro: hay 1.900.000  mujeres que han "renunciado" de entrada a trabajar.

A causa de esta 1ª discriminación, la tasa de actividad de las mujeres (trabajan o buscan trabajo entre 16 y 64 años) es del 71,38%, frente al 77,91% en los hombres. Una tasa mucho menor a la de las mujeres europeas: allí son “activas” el 70,2% de las mujeres de 20 a 64 años, frente al 65,7% en España, el 77,2%% en Alemania, el 71,7% en Francia y el 56,5% en Italia (otro país con pocas mujeres “activas”), según Eurostat. Desde la pandemia y tras la crisis de la energía y la alta inflación, hay en España más mujeres “activas” (+669.800 que en 2019), pero todavía sigue habiendo menos mujeres “activas” que hombres (11,4 millones frente a 12,77), aunque sean más población.

La 2ª gran discriminación es que hay menos mujeres con empleo. No sólo hay menos mujeres “activas” que lo buscan, sino que las mujeres tardan más en encontrar trabajo y lo encuentran peor que los hombres, a pesar de que están más formadas, según las estadísticas educativas. Así, a finales de 2024 había 10.151.200 mujeres ocupadas, frente a 11.706.600 hombres ocupados, según la EPA. Son más mujeres que nunca trabajando en España (había 5,8 millones de mujeres trabajando en el año 2000, frente a 9,9 millones de hombres), pero sigue habiendo más hombres con trabajo (+1,55 millones), aunque hay más mujeres. Y otra vez, la tasa de empleo femenino en España (70,5% de las que tienen entre 20 y 64 años) es inferior a la de las mujeres europeas (75,3% trabajan).

Además, las mujeres han conseguido llevarse más nuevos empleos que los hombres tras la pandemia: trabajan ahora 992.900 mujeres más que en 2019, frente a 898.000 hombres más. Eso sí, la mayor parte de estos empleos “ganados” por las mujeres han sido para las mayores de 50 años (+642.200 empleos), ya que las de menos edad apenas han ganado empleo (+64.000 para las mujeres entre 16 y 40 años) y lo han perdido las mujeres de 40 a 50 años (-7.200 empleos). Así que las que consiguieron trabajo son mujeres mayores, que dejaron de trabajar en su momento y han vuelto, sobre todo en los servicios (empleo doméstico y cuidados, hostelería, comercio y trabajos eventuales, muchas inmigrantes).

Con todo, las mujeres copan menos del 50% de los empleos en 73 de los 100 sectores económicos. Y aquí tropezamos con la 3ª gran discriminación laboral de las mujeres: trabajan en sectores más precarios y peor pagados, con contratos de menos calidad, peores puestos y categorías. Empezando por el tipo de contrato, las mujeres copan los contratos a tiempo parcial: de 3.059.000 asalariados a tiempo parcial (menos jornada o menos días), 2.252.600 son mujeres (el 73,6%), según la última EPA. Y si trabajan menos horas o días que los hombres no es porque quieran: la mayoría de las mujeres dicen que es porque no encuentran otro trabajo a tiempo completo. Y 357.000 mujeres trabajan a tiempo parcial para cuidar a un familiar (11 veces más que los hombres: sólo 33.000 lo hacen).

Las mujeres tienen también más contratos “temporales” que los hombres: de los 2.876.700 asalariados con contrato temporal (diciembre 2024), 1.609.800 son mujeres (el 17,90% de las que trabajan, frente al 13,20% de los hombres).

Además, el 44% de las mujeres trabaja en 7 sectores económicos que son los que tienen los sueldos más bajos. Y de las 10 actividades con nóminas más bajas, en 7 hay más mujeres que hombres trabajando: servicio doméstico, hostelería, sanidad, cuidados, actividades auxiliares, actividades artísticas y recreativas y comercio, según este estudio de CCOO. Pero también, hay muchas más mujeres trabajando en las categorías laborales más bajas y en empleos menos cualificados, ocupando menos puestos directivos, donde se frena la promoción a mujeres: sólo el 34,5% ocupan puestos de gerentes y directivos.

Esta mayor precariedad en los empleos de las mujeres conduce a la 4ª gran discriminación laboral: tienen peores sueldos que los hombres. El sueldo medio bruto de los hombres es de 29.615 euros frente a 24.758 euros las mujeres, según la EPA (Decil de Salarios 2023). Eso supone una “brecha salarial” para las mujeres del -19,6% (lo que tendría que subir su sueldo para igualarse a los hombres). Una brecha que se ha estancado: era del -19% en 2022, aunque mejora respecto a 2019 (-22,6%), 2014 (-31,4%) y 2008 (-30%), según CCOO. Y una brecha salarial que es menor en España que en el resto de Europa, según Eurostat: era del -8,7% en 2022 (diferencia por sexo en el salario hora), frente al -17,7% en Alemania, -13,9% en Francia y -4,3% de diferencia salarial en Italia.

Esta brecha salarial” del -19,6% en España, según el INE, es mayor en 6 sectores de actividad, algunos con mucho peso del empleo femenino: actividades administrativas (-36% de diferencia salarial las mujeres), actividades profesionales, científicas y técnicas (-35%), sanidad y servicios sociales (-31%), comercio (-31%), inmobiliarias (30%) y finanzas (-28%). Los estudios revelan que la principal causa de esta “brecha salarial” entre mujeres y hombres es el alto porcentaje de empleo femenino a tiempo parcial, que explica el 64% de la brecha, según CCOO. Y otro factor clave son los “complementos salariales”, la parte que se cobra junto al sueldo base: las mujeres apenas cobran “pluses” por nocturnidad, penosidad, esfuerzo físico o disponibilidad horaria, que pesan mucho en las nóminas de los hombres. Además, las mujeres cobran también menos por “antigüedad”, porque muchas han interrumpido sus carreras laborales para cuidar hijos y padres.

Y pasamos a otra discriminación de las mujeres, la 5ª: hay más mujeres en paro que hombres. A finales de 2024 había en España 2.595.500 parados EPA , de los que 1.362.600 eran mujeres paradas y 1.232.900 hombres desempleados. La tasa de paro femenina es más alta (11,83%) que la masculina (9,53%) y también mucho más alta que la tasa de paro de las mujeres europeas (6,2%). Eso sí, tras la pandemia, el paro femenino se ha reducido algo más (-296.200 desde 2019) que el masculino (-273.200), aunque esta bajada se ha dado sobre todo entre mujeres de 25 a 54 años, mientras subió el paro femenino entre las más jóvenes (+11.000) y entre las mujeres mayores de 55 años (+13.400 paradas que en 2019), porque intentan ahora recolocarse y ayudar económicamente en casa.

No sólo es que haya más mujeres paradas que hombres, es que además cobran menos desempleo, la 6ª discriminación, porque han cotizado menos años y por sueldos más bajos. Así, aunque hay más mujeres paradas que hombres, en noviembre de 2024 (último dato de Trabajo) había 451.041 paradas cobrando una prestación contributiva y 430.615 parados hombres. Y estas paradas cobraban una media de desempleo de 941 euros al mes, frente a los 1.076,4 euros que cobraban los parados hombres. Una “brecha” en el desempleo del -14,20%, que es mucho mayor en las paradas de más edad (-18,47% de brecha en las paradas de 50 a 54 años, -23,18% las desempleadas de 55 a 59 años y -24,11% de brecha en el desempleo para las paradas de 60 y más años). Sólo cobran el mismo subsidio (463,21 euros mensuales) que los hombres el millón largo de mujeres (1.006.862 paradas) que cobran el subsidio asistencial (frente a 795.591 hombres).

Y tras una vida con menos actividad, menos y peores empleos, las mujeres se jubilan con peores pensiones, la 7ª discriminación. Por un lado, la pensión media de los hombres es de 1.564,53 euros, frente a 1.071,76 euros las mujeres, según los datos de la Seguridad Social al 1 de enero de 2025. Una “brecha” de pensiones del -45,97%. Y si miramos la diferencia de pensiones de jubilación (las cobran 3,84 millones de hombres y 2,71 millones de mujeres), la brecha es similar, del -43,95%: 1.714,47 euros de jubilación media para los hombres, frente a 1.190,95 euros la jubilación de las mujeres. Sólo cobran más pensión las viudas (por sus maridos) que los viudos: 960 euros (2,14 millones de mujeres viudas) frente a 639,90 los hombres (sólo las cobran 209.625 viudos).

Queda otra discriminación más, la 8ª: la desigualdad en la Dependencia, debido a que las mujeres viven más años que los hombres (86,20 años de media frente a 80,74) y por tanto tienen más riesgo de necesitar ayuda y ser dependientes al final de su vida. De hecho, casi 2 de cada 3 dependientes con más de 80 años son mujeres (el 61,06% en 2024). Y por eso sufren más que los hombres el problema de los retrasos en las ayudas (142.446 dependientes a finales de 2024) y en el reconocimiento de la dependencia (otros 127.879 están pendientes de valoración), según el balance de los Directores de Servicios Sociales. Y estos retrasos provocan que 94 dependientes mueran cada día sin recibir la ayuda solicitada o a la que tienen derecho, 57 de ellas mujeres dependientes.

Por si fueran pocas estas discriminaciones, las mujeres sufren otra discriminación más, la 9ª de la lista, la que sufren en su propia casa, porque cargan con la mayor parte de las tareas del hogar y de los cuidados de niños y padres, complicando más su vida laboral. De hecho, el 45,86% de las mujeres cargan con la mayor parte de las tareas del hogar, algo que sólo hacen el 14,92% de los hombres. Y otro 34,96% de mujeres realizan una parte importante de las tareas, aunque compartida. Esto significa que el 80,82% de las mujeres cargan con las tareas del hogar, frente al 48,61% de los hombres. Y un 51,37% de los hombres (unos 12 millones) confiesan que “hacen poco o nada”, según la última Encuesta del INE (2021). Además, el 40,2% de las mujeres se ocupan “mayoritariamente” de los niños, frente al 4,8% de los hombres. Y un 48,3% de cuidar a los mayores (frente al 20,5% los hombres).

En resumen, que trabajan más mujeres que nunca, pero siguen con la discriminación de trabajar menos, con empleos más precarios y peor pagados, con más paro y peor desempleo y pensiones, con más años de vida y un mayor riesgo de ser dependientes. Y con poca ayuda en casa de los hombres, que “ayudan” pero no comparten tareas y cuidados.

Cara al futuro, hay tres medidas claves para reducir las discriminaciones de las mujeres. Una, mejorar la atención a la Dependencia, para que los ancianos y jóvenes dependientes tengan más ayudas públicas (a domicilio y en centros de día y residencias) y no supongan “una carga” para las mujeres, a costa de su vida laboral. La segunda, una mayor atención a la infancia, desde el aumento de guarderías públicas asequibles a las ayudas por hijo, fomentando la conciliación entre la vida laboral y familiar, con más tareas compartidas por los hombres. Y la tercera, un Pacto social entre patronal y sindicatos, para reducir las desigualdades en las empresas y los convenios, desde el acceso al primer empleo a la igualdad en la contratación y en la promoción, buscando reducir la brecha salarial con mayores subidas de los sueldos más bajos (que suelen ser los de las mujeres).

Al final, cada año pasa lo mismo con el 8-M: se habla mucho de la discriminación de la mujer, se hacen manifestaciones de protesta, pero se avanza poco para conseguir una igualdad que, a este paso, tardará décadas en conseguirse. Avanzar en la igualdad de la mujer requiere pactar medidas concretas, en el Parlamento, en los convenios y en las familias, al margen de posiciones políticas y enfrentamientos de género. Estamos ante uno de los grandes retos de este siglo, como la crisis climática, la digitalización o la tecnología: lograr que alguien no sea discriminado por nacer mujer. Conseguir la igualdad para media España. Ganaríamos todos.

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