2,5 millones son "pobres" a pesar de trabajar
Hay 2,5 millones de personas que van cada día a
trabajar y son “pobres”: ganan menos del 60% que la media (menos
de 916 euros mensuales) y no pueden atender gastos básicos. Son tanto hombres
como mujeres, jóvenes y personas de 45 a 59 años, muchos inmigrantes,
familias y mujeres solas con niños, personas con poca formación y contratos
precarios en el campo, hostelería, construcción, limpieza y servicio doméstico,
en el sur y Levante. España es el tercer país europeo con más “trabajadores
pobres”, un porcentaje (11,9% de los que trabajan) similar al de 2008. Y
Caritas alerta que la mitad de las personas que atienden tienen
trabajo. Ahora, la subida de alquileres ha aumentado esta tasa
de pobreza laboral, vinculada a empleos precarios y mal pagados, así
como a tener hijos. Pero los expertos insisten en que no basta con
mejorar empleos y sueldos: urgen políticas para aumentar las ayudas a
los más pobres y a las familias con niños. Pobres con empleo. Enrique Ortega
Hasta hace 2 décadas, tener un trabajo permitía a las
personas vivir “medianamente bien”: emanciparse, formar una familia,
tener una casa o un coche y mantener un ritmo de vida “digno”. Pero la crisis
financiera de 2008 trastocó esta “vida tranquila” de la mayoría de
trabajadores: muchos perdieron su empleo y otros vieron recortar sus sueldos y
sus expectativas vitales, de la mano de los recortes presupuestarios. Y a
partir de 2012, con la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy, muchas
empresas “cambiaron a su personal”, sustituyendo personal mayor por
jóvenes peor pagados y con contratos precarios. Y después, la pandemia y la
inflación disparada se comieron parte de los sueldos, que apenas
habían subido, deteriorando más la calidad de vida de las familias.
Con todo ello, la pobreza afecta a una parte
importante de la sociedad, en Europa y en España. En la UE-27, había
72 millones de personas “pobres” en
2023, un 16,2% de la población que ingresaban menos del 60% de la media
del continente, según Eurostat. Y España es el 6º país europeo con
más porcentaje de población “pobre”, un 20,2% que
ingresa menos del 60% de la media española (10.990 euros al año), 9.715.577
personas en 2023, según la Red
Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), sólo por detrás de Estonia (22,6%
son “pobres”), Letonia (22,4%), Rumanía (21,1%), Bulgaria y Rumanía (20,6%), según
Eurostat, que refleja también un alto nivel de “pobreza monetaria” en
Italia (18,9% de la población), Francia (15,4%) y Alemania (14,4%).
Lo que quizás se conoce menos es que muchos de
estos “pobres” tienen un trabajo, son “pobres con empleo”. En
España, los
últimos datos del INE revelan que un 32% de los pobres tenían empleo,
mientras otro 22% son parados, un 15% son jubilados y el 31% restantes son
inactivos (personas que ni trabajan ni buscan trabajo, la mayoría mujeres y
jóvenes). Si se aplica el criterio de “pobreza” a las personas que
trabajan, que ingresen menos de 10.989 euros al año (916 euros al mes),
que se amplía a 23.078 euros anuales (1.923 euros al mes) para
familias con dos progenitores y dos niños, según el INE,
resulta que un 11,9% de los que tenían un empleo en 2023 eran “pobres”:
casi 2,5 millones de trabajadores “pobres” (2.499.654), según
los cálculos de la Red EAPN.
El problema de que hay muchos “trabajadores pobres” no es
nuevo: lo arrastramos desde 2008, cuando ya eran “pobres”
(ingresaban menos del 60% de la media) el 11,7% de los ocupados: eran 2.370.139
trabajadores “pobres”. Después, el porcentaje aumentó con la crisis,
hasta un máximo del 14,8% en 2015, para bajar al 12% en 2020 y volver a subir
al 14,3% en 2021, por la pandemia, bajando al 12,5% en 2022 y al
11,9% de 2023. Con este último dato, España se sitúa como el
tercer país europeo con más porcentaje de “trabajadores pobres”
(11,9%), sólo por detrás de Rumanía (15%) y Bulgaria (11,7%), peor que Portugal
(10%) o Grecia (9,85) y por encima de la media de la UE-27 (8,9%
de trabajadores “pobres”), así como de Italia (9,9%), Francia (7,8%) o
Alemania (6,5%), según
Eurostat.
Dentro de estos 2,5 millones de “trabajadores pobres” en
España, el grupo más preocupante son los 890.000 trabajadores (el
4,2% de todos los que trabajan) que viven
en “pobreza severa”, porque ingresan menos del 40% de la media
(menos de 611 euros al mes los individuos y menos de 1.283 euros mensuales las
parejas con 2 hijos). Son “los más pobres entre los trabajadores pobres”,
un porcentaje que apenas ha mejorado desde 2008 (cuando los trabajadores en
pobreza severa eran el 4,3% del total de ocupados). Y están muy
lejos de salir de esta situación, según
el estudio de la Red EAPN: ingresan de media 4.521 euros al año y tendrían
que ingresar 2.805 euros más al año para salir de la pobreza severa. Y ganar
6.469 euros más al año (539 euros más al mes, vez y media lo que
ganan) para salir de la pobreza. Algo imposible… En el caso del
resto de “trabajadores pobres”, los que ingresan menos del 60% de la media del
país, ganan de media 7.705 euros al año, así que necesitan ganar un 22% más (2.423
euros más al año) para dejar de ser pobres. Difícil…
¿Quiénes son estas personas “pobres” a pesar de
trabajar? Son algo más hombres (12,4% de ocupados) que mujeres
(11,3%), más jóvenes (12,9% de ocupados entre 16 y 29 años) que mayores
(11,8% entre 45 y 64 años), aunque sube la pobreza entre los que tienen de
45 a 59 años, según
un estudio de Intermón Oxfam, porque este grupo de trabajadores sufrió más
la crisis de 2008 y encima tienen en casa a hijos que no pueden emanciparse.
Hay más “pobreza laboral” entre los ocupados con baja formación (27,9% de
los que sólo tienen primaria son “pobres”) y sobre todo entre los inmigrantes:
un 32,3% de trabajadores de fuera de la UE son pobres (19% si vienen de la
UE), frente al 9,9% de españoles ocupados “pobres”. Y lo sufren más zonas rurales (15,4%) que urbanas (11,4%).
Un factor clave es el
tipo de contrato que tengan: los trabajadores con contrato
temporal tienen más tasa de pobreza (17,9%) que los fijos (7,8% son pobres)
y lo mismo los que tienen contratos a tiempo parcial, por horas o días
(22,5% son pobres) frente a los que trabajan a jornada completa (sólo 10,1% son
pobres). Y como estos contratos precarios les suponen ganar menos, muchos
son pluriempleados (el 13,4% son pobres). Otro factor decisivo que
explica la pobreza laboral es el sector en que se trabaje. Los
que salen peor parados son los autónomos, según
el estudio de Intermón Oxfam: el 26,9% son pobres, básicamente porque son “falsos
autónomos” o porque son actividades que hacen solos, sin empleados). Y entre
los asalariados, los más “pobres” son los que trabajan en el campo
(31,4% ocupados son pobres), las empleadas de hogar (29,4% pobres), en hostelería
(21,1%) y construcción (19,6%), estando por encima del 15% de
empleados pobres los que trabajan como monitores deportivos (15,7%) y en Call
centers y limpieza de edificios (15,3%).
Por
autonomías, las zonas con más porcentaje de “trabajadores pobres”
son Andalucía (19,4% ocupados), Extremadura (17,2%), Ceuta (16,3%), Castilla la
Mancha (15,4%), Murcia (14,3%), Canarias y Comunidad Valenciana (13,8%), todas
por encima de la media. En resumen, el sur y Este de España. Y tienen
poca “pobreza laboral” Navarra (6,3%), país Vasco (6,6%), Madrid (7%), Baleares
(9,6%), Cantabria o Asturias (9,6%) y Aragón (10%).
Es importante añadir que la composición de los hogares
también es decisiva para que un trabajador sea o no pobre, según
el estudio de Intermón Oxfam. Así, esta “pobreza laboral” se concentra más
en las familias numerosas (el 39% de los hogares con 3 o más hijos) y en
los hogares monoparentales (el 75% de ellos con mujeres solas) con
niños (el 29,5% de estos hogares donde la madre trabaja son pobres). Los
expertos reiteran que la existencia de menores agrava el riesgo de pobreza,
se trabaje o no. También es mayor la tasa de pobreza entre los trabajadores que
viven solos (13,3%), ya sean jóvenes o mayores.
Un dato llamativo son los gastos de estos “trabajadores
pobres”. El estudio
de Intermón Oxfam revela que un tercio viven en alquiler (y el 24%
pagan una hipoteca) y que pagarlo se lleva el 53,6% de sus ingresos
mensuales (cuando supone un 22,4% de
los ingresos en los hogares sin pobreza). Y otro 25,6% se lo lleva el pago de
suministros (luz, agua y gas). Así que entre alquiler (o hipoteca) y pagos del
hogar, las familias pobres destinan hasta el 79,2% de sus ingresos
(frente al 32% las familias que no son pobres), lo que apenas les deja margen
para comida, enseñanza (transporte, comida, uniformes y libros) o sanidad (la
mayoría de los hogares pobres no pueden pagar al dentista, las gafas o algunas
medicinas). Y por eso, 1 de cada 4 familias pobres acuden a ONGs o a los
servicios sociales: Caritas dice que la mitad de las
personas a las que atendió en 2023 trabajan.
¿Por qué hay trabajadores que son pobres? La primera
causa es que su trabajo es precario y por eso tienen un sueldo bajo,
que les dificulta sobrevivir. En España, aunque la reforma laboral ha bajado el
porcentaje de contratos temporales (16,4% de los asalariados en septiembre, según la EPA) y a
tiempo parcial (12,8%), aún son más que en Europa. Y tenemos un exceso de trabajos que exigen baja
formación y en el sector servicios, que están peor pagados. En consecuencia, el salario medio bruto
en España era de 1.964 euros brutos en 2023, casi un 20% inferior al
salario medio en la UE-27, que era de 2.351 euros brutos,
según un estudio de Adecco con datos del INE y Eurostat. Y hay 11 paises
europeos que cobran más que España: Luxemburgo (4.086 euros brutos
mensuales), Holanda (3.771), Irlanda (3.596), Dinamarca (3.494), Austria
(3.205), Alemania (3.174), Finlandia (3.040), Bélgica (2.967), Suecia (2.827),
Francia (2017) e Italia (2017).
No se trata sólo de que los sueldos sean más bajos, sino que
en España se cobra también menos por hora trabajada, según
Eurostat: 18,2 euros en 2023, un -24,2% menos que en la UE-27
(24 euros por hora) y bastante menos que en Dinamarca (42 euros/hora),
Bélgica (36,3), Irlanda (33,3), Paises Bajos (33), Alemania (31,6), Francia
(28,7)o Italia (21,5). Y sólo ganan menos por hora en Portugal (13,7), Grecia
(12,6) y los paises del Este.
El segundo problema que explica la pobreza laboral es la
inflación, que se ha ido comiendo las subidas de salarios, sobre
todo entre 2021 y 2023, pero también antes. Así, el salario medio bruto en
España pasó de 1.774 euros en 2008 a 2.128 en 2022 (+20%), según
el INE. Pero como la inflación subió más (+29,9%), pues los salarios
reales (descontando la inflación) han bajado, de 1.774 a 1.652 euros. Y
esto afecta más a las familias más vulnerables, que son las que sufren más la
inflación, por el tipo de gastos que tienen.
Un tercer factor que explica nuestra mayor pobreza laboral
es que los salarios se han revalorizado menos en España los últimos
años. Así, el salario por hora trabajada aumentó aquí un +27% entre 2008 y 2023,según
Eurostat, mientras aumentó un +49% en la UE-27, un 44,95% en Alemania, un
+37% en Francia y un +37% en Portugal.
Pero hay más causas que explican por qué tenemos más “trabajadores
pobres”. Una es que hemos tenido un salario mínimo muy bajo, menor al
del resto de Europa, aunque el Gobierno Sánchez lo haya subido de 736 euros
(2018) a 1.134
euros en 2024 (+54%), lo que beneficia a 2,5 millones de
trabajadores (muchos han dejado de ser “pobres”, otros no, porque trabajan
menos de la jornada completa). Otra causa, clave, es que los trabajadores
pobres en España tienen menos ayudas públicas: sólo llegan a un
tercio de las familias pobres y su impacto es reducido (suponen el
22% de los ingresos totales), según
el estudio de la Red EAPN.
Por eso, los expertos reiteran que no sólo hay que
actuar sobre los contratos y los sueldos para reducir la pobreza
laboral, sino que hay que aumentar las ayudas públicas a la pobreza, sobre
todo a los hogares vulnerables con niños, dado que España destina sólo
el 1,5% del PIB a la infancia y la familia, la
mitad del gasto que hace la UE (2,4% del PIB). Para ello, habría que
ampliar el alcance del Ingreso Mínimo Vital (IMV), que sólo
llegaba en septiembre a 661.640 hogares (con 2 millones de
beneficiarios). Además, es importante la reforma del seguro de desempleo,
que entrará
en vigor el 1 de noviembre y permitirá cobrar un subsidio y aceptar un
trabajo (para animar a buscarlo), lo que aumentará los ingresos de algunos “trabajadores
pobres”. Además, hay que seguir negociando mayores subidas en los convenios
para los trabajadores peor pagados, mejorando en paralelo el salario mínimo.
Y será clave mejorar
las ayudas a la infancia, porque los hogares con niños son más
proclives a la pobreza. En este sentido, es indignante que la
Ley de Familia siga estancada en el
Congreso (desde febrero en que la envió el Gobierno), porque
pretende asentar las ayudas por hijo (100 euros al mes para hijos menores de 3
años), que el Gobierno quiere ampliar a 200 euros en 2025 (ojo, va a
tenerlo difícil si no consigue aprobar los Presupuestos) y generalizarla en
el futuro para
todos los menores hasta los 6 años.
En resumen, que en pleno siglo XXI, hay 2,5 millones de
españoles que se levantan cada día para trabajar sabiendo que su empleo no les
impide ser pobres y malvivir. Somos un país que crece y crea mucho
empleo, pero a muchos eso no les permite vivir dignamente y tienen
graves problemas para subsistir. Habría que polarizar menos la política y
pactar de una vez un
Plan contra la pobreza, que es una vergüenza social y un
cáncer para la economía. Contratos y salarios dignos, alquileres y precios
asumibles y ayudas para los que se quedan atrás, esos casi 10 millones de
españoles pobres, una cuarta parte trabajando.
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