Un trabajador de 58 años murió este martes en San Fernando de Henares (Madrid) al caerle encima una viga durante la demolición de una nave industrial. Es el penúltimo trabajador muerto este año por accidente laboral en España, tras los 721 fallecidos durante 2022, en el trabajo (581) o yendo y viniendo de trabajar (140 muertos “in itinere”), según los datos que acaba de publicar Trabajo. Una cifra que reduce sustancialmente los muertos laborales de 2022 (826), disparada por el repunte de la pandemia y los muertos (21) del naufragio del pequero gallego “Villa de Pitanxo" en Terranova. Y que es similar a la cifra de muertos por accidentes laborales en 2019 (721 también), aunque ahora trabajan 1,2 millones de personas más que antes de la pandemia. Aún así, son muchos más de los 558 muertos laborales de 2013, el mínimo desde antes de la crisis financiera (841 en 2007) y la mitad de las 1.580 muertes en el trabajo producidas en España el año 2.000.
jueves, 15 de febrero de 2024
Menos muertos por trabajar (ojo: 2 diarios)
En 2023 se estancaron los accidentes de trabajo
(aunque superaron el millón) y bajaron las muertes, en el trabajo y de
camino: fueron 721, 105 muertos menos que en 2022 y los mismos que en
2019, con 1,2 millones de trabajadores más. Siguen siendo muchos muertos
(2 diarios), más que en Europa. Y los accidentes aumentaron en la
mayoría de sectores, aunque bajaron en sanidad y servicios sociales (al no
haber casi COVID). Y aumentaron también las enfermedades profesionales, aunque
no se contabilizan muchos canceres (1 de cada 3 tienen
causa laboral). Por eso, se teme un repunte de la siniestralidad laboral
en 2024. Para frenar accidentes y muertes, este lunes se han reunido
sindicatos, patronal y Gobierno, que quieren reforzar la protección y los
medios para inspeccionar la seguridad y aumentar las condenas en los juzgados
por los accidentes mortales (264), algunas con 20 años de retraso. Urge un Plan
de choque para frenar estas “muertes silenciosas”. Hay que evitar
que el trabajo mate. Enrique Ortega
Un trabajador de 58 años murió este martes en San Fernando de Henares (Madrid) al caerle encima una viga durante la demolición de una nave industrial. Es el penúltimo trabajador muerto este año por accidente laboral en España, tras los 721 fallecidos durante 2022, en el trabajo (581) o yendo y viniendo de trabajar (140 muertos “in itinere”), según los datos que acaba de publicar Trabajo. Una cifra que reduce sustancialmente los muertos laborales de 2022 (826), disparada por el repunte de la pandemia y los muertos (21) del naufragio del pequero gallego “Villa de Pitanxo" en Terranova. Y que es similar a la cifra de muertos por accidentes laborales en 2019 (721 también), aunque ahora trabajan 1,2 millones de personas más que antes de la pandemia. Aún así, son muchos más de los 558 muertos laborales de 2013, el mínimo desde antes de la crisis financiera (841 en 2007) y la mitad de las 1.580 muertes en el trabajo producidas en España el año 2.000.
Empecemos por los datos
de los accidentes laborales, que prácticamente se
estancaron en 2023: hubo 1.194.907 accidentes, un -0,12% que en
2022. Pero algo menos de la mitad (569.996, +0,9%) fueron accidentes
sin baja, generalmente leves, por lo que muchos trabajadores
prefirieron no pedir la baja, para no tener problemas laborales (los sindicatos
denuncian que estos accidentes sin baja crecen cada año). Algo más de la otra
mitad fueron accidentes con baja, 624.911 en 2023, casi los mismos
que en 2022 (-1,1%), muy lejos de los accidentes con baja que había en
plena burbuja inmobiliaria (1.022.067 en 2007) pero similar a la cifra de accidentes
con baja que había antes de la pandemia (650.602 en 2019).
El grueso de los accidentes laborales con baja se produjo en
el trabajo (539.584, el 86,3% del total y -2,3% respecto a 2022) y
el resto fueron accidentes “in itinere” (85.327), accidentes producidos
al ir y venir de trabajar, que son los que crecieron en 2023 (+7,3%) y en
años anteriores (básicamente por los accidentes de tráfico). La mayoría de los accidentados
en el trabajo son hombres (casi el 71%), pero curiosamente las
mujeres son las que tienen más accidentes con baja “in itinere” (el
56% del total), quizás porque se desplazan más por conciliar el trabajo con los
hijos y las tareas del hogar. La gran mayoría de los accidentados con baja son asalariados
(94,5%) y el resto autónomos (5,5%).
Del total de accidentes laborales con baja, 4.706 fueron
accidentes graves, con muertos y heridos de importancia (similar a los 4.714 de
2022). De ellos, 721 fueron accidentes mortales (105 fallecidos
menos que en 2022), la mayoría de los muertos hombres (658) y
asalariados (649), según
Trabajo. Estas muertes laborales se repartieron entre las producidas en
el trabajo (581, 98 menos que en 2022) y las producidas “in itinere”,
al ir o volver de trabajar (140 muertes, 7 menos que en 2022). Las principales
causas de las muertes en el trabajo fueron los infartos y
derrames cerebrales (245 de las 581 muertes en jornada), seguida de los
accidentes de tráfico (91 muertes), las caídas (91 muertes) y el quedar aplastado
o atrapado (87 muertes). En el caso de las muertes “in itinere”, la mayoría
(125 de 140) fueron en accidentes de trafico al ir o volver de trabajar.
Las actividades más peligrosas, con más
accidentes laborales con baja
en 2023, fueron la industria (95.273 accidentes, +3,5%), construcción
(83.968, +3%), comercio y la reparación de vehículos (70.726, +4,9%),
las actividades administrativas y servicios auxiliares (55.172, -1,6%), hostelería
(53.397 accidentes, +7,6%) y transporte y almacenamiento (39.682, +2,7%),
habiendo bajado casi a la mitad los accidentes en sanidad y servicios
sociales (42.439 bajas en 2023, -39,4%), por haberse mitigado el COVID, que
se consideró un accidente laboral en la sanidad y la atención y disparó los
accidentes entre 2020 y 2022. Pero si miramos la siniestralidad
relativa, respecto a las personas que trabajan, las actividades más
peligrosas son la minería (6,11 accidentes por 100 trabajadores),
la construcción (6,08%), el suministro de agua, saneamiento y
residuos (5,67%), el campo (4,12%), la hostelería (3,77) y la Administración
pública y Defensa (3,53%), frente al 2,17% de media. Y por autonomías,
superan la media de accidentes con baja Baleares (4,17%), Navarra (3,75%), La
Rioja y Castilla la Mancha (3,45%), Murcia (3,04%), País Vasco (2,94%) o Andalucía
y Asturias (2,93%).
Centrándonos en las muertes
laborales, la mayoría de los fallecidos son hombres (658 muertos, el 91,2% del total) y trabajadores mayores de 50 años (402 muertos, el 55,2%). Las actividades más letales son los servicios
(282 muertos en 2023, -11,9%), especialmente el transporte y
almacenamiento (129 muertos), el comercio y la reparación de automóviles (60),
las actividades administrativas y servicios auxiliares (56 muertos) y la
hostelería (31 muertos), seguidos de la construcción (141 muertos, -12,7%),
la industria (96 muertos, -15,8%) y el campo (72 muertos, -11,9%).
Y por autonomías, destaca la mortalidad laboral en Andalucía (116 muertes
laborales en 2023), Cataluña (107), Comunidad Valenciana (72), Galicia (56) y
Castilla y León (51).
Pero si ponemos estas muertes en relación con los que
trabajan, las
actividades más letales son el campo y la pesca (10,33 muertes por
100.000 trabajadores), la construcción (9,49) y la industria (4,07), muy
por encima de la media española (2,92 muertes por cada 100.000 trabajadores). Y
por autonomías, las más letales son La Rioja (9,89
muertes por 100.000 trabajadores), Melilla (8,34), Cantabria (4,96), Galicia
(4,84, con 6,66 en Lugo), Aragón (4,43, con 9,21 muertes por 100.000
trabajadores en Teruel), Castilla la Mancha, 4,17, con 10,29 en Cuenca), Asturias
(4,07) y Castilla y León (4,12, con 10,11 en Soria y 6,24 en León).
Los accidentes y muertes laborales preocupan también en
Europa, donde se producen casi 2,2 millones de accidentes con baja (4 días o
más) y 2.982 muertes al año en el trabajo, según
Eurostat. España es el tercer país en accidentes laborales con 4
días de baja o más (356.001 en 2021), detrás de Alemania (667.104) y Francia (447.161)
y por delante de Italia (203.733), según
Eurostat. Pero como tenemos menos trabajadores, ocupamos
el 2º lugar europeo en incidencia (2.656 accidentes por 100.000
trabajadores, detrás de Francia (3.364) y por delante de Italia (1.244) y Alemania(1.858). Y en muertes por
accidente laboral, la tasa española (2,49 muertes por cada
100.000 trabajadores en 2021) es superior a la media europea (2,23),
aunque nos superan Francia (4,45) e Italia (3,17), mientras Alemania tiene la
mitad de tasa de mortalidad laboral (1,08 por 100.000), según
Eurostat (2021).
El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes, también enfermedades
profesionales, que en muchos casos acaban inhabilitando o matando al
trabajador en unos años. Y en los últimos años crecen: en 2023 se
contabilizaron 25.878 partes de enfermedades profesionales, un +15,5%
que en 2022 (22.408), aunque todavía son menos que antes de la pandemia (27.392
en 2019), según
Trabajo. Por autonomías, donde más crecieron los partes fue en
Cataluña (+57,92%), Cantabria (+46,91%), Canarias (+35,71%) y Madrid (+24,48%).
Las
causas que provocaron estas enfermedades profesionales fueron los agentes
físicos (20.842 partes), los agentes biológicos (1.850), las
enfermedades de la piel (1.459), la inhalación de sustancias (945), agentes
químicos (688) y sólo 94 partes de enfermedad profesional fueron por cáncer
(107 en 2022). Las actividades
con más bajas por enfermedad profesional (10.929 en 2023, +13,54%)
son la industria (4.023, +7,45%), el comercio y la reparación de vehículos
(1.467 bajas, +7,24%), las actividades administrativas y servicios auxiliares
(1.022, +8,49%), la construcción (937 bajas, +12,22%) y la hostelería (917
bajas, +29,15%).
Los sindicatos denuncian cada año el bajísimo
reconocimiento del cáncer como enfermedad profesional (94 casos en
2023), que en la mayoría de los casos se reconocen porque el trabajador acaba
en los Tribunales. UGT
considera que 1 de cada 3 casos de cáncer que se detectan en España
podrían estar relacionados con la exposición a sustancias cancerígenas en
el trabajo. Los trabajos con más riesgo, según
detectó la Encuesta WES, son los relacionados con el amianto, la
sílice cristalina respirable, las emisiones de motores diesel y el polvo de
madera, aunque también el benceno, la radiación ultravioleta solar, el
formaldehido, el cromo hexavalente y el plomo y sus compuestos orgánicos. Los sindicatos
piden que se eviten muchos casos de cáncer controlando estos trabajos más
expuestos y que se flexibilice la normativa, para reconocer muchos casos de
cáncer como enfermedad profesional, facilitando luego la reinserción del
trabajador curado.
Los sindicatos acaban de valorar positivamente la reducción
de muertes por accidente laboral en 2023, pero creen
que todavía hay datos preocupantes. Por un lado, el número de
accidentes con baja se ha estancado y habría aumentado de no ser por las bajas
por COVID, que se han desplomado a la mitad. Y señalan que en la reducción de
muertes ha jugado que una parte de la subida de 2022 fue por el naufragio del
pesquero gallego. Pero, sobre todo, alertan de que en casi todos los
sectores han aumentado las bajas por accidente, sobre todo la
industria, la construcción, el comercio, el transporte y la hostelería. Y por
eso, temen que la siniestralidad laboral repunte en 2024, mientras recuerdan
que es mayor que en el resto de Europa y que 2 muertos diarios es “un dato
insoportable”.
Los sindicatos
denuncian que muchas empresas no cumplen la Ley de prevención de
riesgos laborales y que, con la COVID y la crisis posterior (más la
inflación), muchas
empresas “han bajado la guardia”, destinando menos recursos y
formación a la prevención. Y sobre todo las pymes, las menos preparadas.
Y aportan un dato clave: en un tercio de los accidentes laborales producidos
en 2022 se detectó que no se había realizado una evaluación de riesgos, como
exige la normativa. Además, los sindicatos se
quejan de falta de control, porque la Inspección de
Trabajo carece de medios para vigilar (tienen un funcionario por cada
15.000 trabajadores, frente a 1 por 10.000 de media en la UE). Y denuncian la falta
de medios judiciales para acabar con la impunidad penal ante los
accidentes laborales. Baste un dato: en 2022 sólo hubo 432
sentencias judiciales por siniestralidad laboral, 264 condenatorias.
Y algunas incluso sobre accidentes de hace 20 años (19 relativas a 2004-2009).
El mayor motivo de esperanza es que España, forzada por la
Comisión Europea, ha creado una Mesa tripartita (Gobierno, sindicatos y
patronal), dentro del diálogo social , para atajar los accidentes y
muertes laborales, siguiendo el Marco
Estratégico de Seguridad y Salud en el Trabajo 2021-2027, aprobado por la
Comisión Europea en junio de 2021. La primera reunión de la Mesa de prevención
de riesgos laborales se
celebró el lunes 12 de febrero, con año y medio de retraso, y tanto
el Gobierno como las fuerzas sociales han trazado una hoja de ruta para
aprobar medidas que reduzcan los accidentes y las muertes en el trabajo. Los
sindicatos piden
un Plan de choque, que mejore la prevención en las pymes y amplíe
los riesgos psicosociales y la problemática ligada con la salud mental y las
nuevas tecnologías, dotando de más medios a la Inspección de Trabajo y a los
Juzgados, además de reforzar los organismos estatales y autonómicos ligados a
la prevención y la salud laboral.
En definitiva, se trata de contar con más medios para vigilar
el cumplimiento de las normas de riesgos laborales y castigar con más dureza
(multas y penas) a los culpables, porque tanto los sindicatos como los expertos
creen que no
hacen falta más normas, sino que se cumplan. Y, sobre todo, que las empresas (y los trabajadores) apuesten por la seguridad en el trabajo, no
sólo por sentido común sino porque “es
rentable”: los accidentes laborales le cuestan cada año a Europa un
3,3% de su PIB, según la UE, entre bajas, gastos médicos e indemnizaciones, lo
que supone un coste global de 480.000 millones de euros (a España le cuestan unos 40.000 millones anuales). Y se estima que, por cada euro invertido en seguridad,
la empresa obtiene algo más del doble en productividad.
Hay que acabar con
esta lacra de los accidentes y muertes por trabajar, 721 muertos “invisibles” de los que no se habla, al contrario que
los muertos por tráfico (1.145) o por violencia de género (56). Una factura
humana inadmisible y escandalosa, más en el siglo XXI. Hay que alcanzar un gran Pacto social, como país y
empresa a empresa, con un solo objetivo: conseguir “muertes
cero” en el trabajo. No podemos consentir que el trabajo mate.
Un trabajador de 58 años murió este martes en San Fernando de Henares (Madrid) al caerle encima una viga durante la demolición de una nave industrial. Es el penúltimo trabajador muerto este año por accidente laboral en España, tras los 721 fallecidos durante 2022, en el trabajo (581) o yendo y viniendo de trabajar (140 muertos “in itinere”), según los datos que acaba de publicar Trabajo. Una cifra que reduce sustancialmente los muertos laborales de 2022 (826), disparada por el repunte de la pandemia y los muertos (21) del naufragio del pequero gallego “Villa de Pitanxo" en Terranova. Y que es similar a la cifra de muertos por accidentes laborales en 2019 (721 también), aunque ahora trabajan 1,2 millones de personas más que antes de la pandemia. Aún así, son muchos más de los 558 muertos laborales de 2013, el mínimo desde antes de la crisis financiera (841 en 2007) y la mitad de las 1.580 muertes en el trabajo producidas en España el año 2.000.
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