Enrique Ortega |
El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa y los contratos previos al verano, salvo en 2020, cuando la ocupación cayó en picado entre abril y junio (-1.074.000 empleos), por la pandemia y el confinamiento. Este año 2023, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-11.100), el 2º trimestre ha dado la sorpresa y el empleo ha crecido en 603.900 personas, según la EPA, casi el doble que en la primavera pasada (+383.300 empleos) y la mayor subida en este trimestre de nuestra historia, a pesar de la guerra de Ucrania y la alta inflación. Con ello, se afianza la recuperación del empleo iniciada el verano pasado y la ocupación aumenta en 588.700 empleos en el último año, con 21.056.700 personas trabajando en España a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de toda nuestra historia (el anterior máximo fue en septiembre 2007: 20.753.400 ocupados).
En el 2º trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+606.000 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado mucho empleo la construcción (+60.900) y la agricultura (+1.500 empleos), bajando sólo en la industria (-64.500). El empleo se ha creado sólo en el sector privado (+610.100 empleos), mientras bajaba en el sector público (-6.200), por el fin de contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA. La mayor creación de empleo se haya dado entre los hombres (+332.200 empleos frente a +271.800 entre las mujeres) y entre los jóvenes (+292.100 empleos, casi la mitad, se los llevaron los menores de 35 años) y los mayores de 45 años (+259.500 nuevos empleos). Y por autonomías, el empleo ha crecido en el 2º trimestre en todas, salvo en Ceuta (-1.200), subiendo más en Cataluña (+132.700), Baleares (+108.100), Madrid (+77.300) y Andalucía (+52.600).
La importante mejora del empleo en el 2º trimestre (+ 603.900 empleos) no se traducido toda en una bajada similar del paro (-365.300 parados, la mayor reducción en este trimestre de nuestra historia) porque en paralelo han aumentado los españoles activos, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” han aumentado en 238.600 personas, impidiendo bajar más las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 431.700 personas más buscando trabajo que hace un año). Y ya hay más adultos “activos” (trabajando y buscando trabajo) que en 2019: 23.819.200 frente a 23.158.800 a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.
El paro ha bajado en el 2º trimestre (-365.300 parados) gracias sobre todo a los servicios (-208.600 parados), por el tirón en el turismo, la hostelería y el comercio, y a los que perdieron su primer empleo hace un año (-86.200 parados ahora), bajando también el paro en la industria (- 19.100) y la agricultura (- 5.700) y sobre todo, en la construcción (-23.400 parados), según la EPA de junio. El desempleo baja sobre todo entre las personas de 25 a 54 años (- 328.500 parados) y sólo sube entre los jóvenes de 16 a 19 años (+ 700 parados). Y también baja más el paro entre las mujeres (-213.300) que entre los hombres (- 152.000 parados). Por autonomías, baja en todas, salvo en Ceuta (+1.400 parados), destacando la bajada del paro el 2º trimestre en Cataluña (-70.400), Baleares (-68.600), Madrid (-49.900) y Canarias (-22.700 parados).
La cifra total de parados EPA sigue por debajo de los 3 millones (2.762.500 parados a finales de junio 2023), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,60%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,33%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,7% en la UE-27) y casi cuadruplicamos la alemana (2,9% de paro), según Eurostat. También baja algo este trimestre la tasa de paro de los jóvenes (menores 25 años), al 27,94% (13,9% en la UE-27).
Hay otros datos preocupantes del paro que también mejoran. El primero, que hay 916.000 hogares con todos sus miembros en paro (-139.300 hogares menos que el trimestre pasado). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”, aunque ahora casi todas bajan del 20%: Ceuta (27,37%), Melilla (19,42%), Andalucía (18,05%), Extremadura (17,05%) y Canarias (15,25%), que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (7,13% el País Vasco, 7,15% Baleares, 8,12% Cantabria, 8,59% Aragón, 8,79% Navarra y 8,94% Cataluña). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.113.200 parados, el 40,29 % de los parados (eran el 41,72% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).
Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En mayo de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.668.948 desempleados: menos de la mitad (41,8%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 954,70 euros de media y el resto (58,14%%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Así que sólo el 62,07% de los parados registrados en las oficinas de empleo cobran algún subsidio. Pero en realidad, con los datos del paro estimado hoy (2.762.500 parados), sólo cobran alguna ayuda el 60,41% de los parados EPA. Eso significa que más de un tercio de los parados (39,59%) no cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura sobre 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que baja el paro, pero también los que reciben ayudas.
Visto los datos del empleo y el paro en el 2º trimestre de 2023, queda patente que España supera la crisis de la guerra de Ucrania y la inflación, porque tenemos más ocupados (+ 871.800) y menos parados EPA (- 341.300) que a finales de 2021. Concretando más, desde el inicio de la guerra (24F) hasta finales de junio, hay 1.045.028 afiliados más a la Seguridad Social, con un récord de 20.869.939 afiliados, tras 17 meses consecutivos de aumento (desde febrero de 2021). Y el paro registrado se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -1.319.947 parados desde febrero 2021 hasta junio 2023, según Trabajo.
Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se sigue creando en 2023 es menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. Ahora, con los datos de Trabajo del primer semestre, el balance es espectacular: el 44,71% de todos los contratos firmados de enero a junio fueron indefinidos (3.426.400 contratos), muchos más que el 38,37% de contratos fijos hechos en 2022 (la reforma laboral entró en vigor el 31 de marzo) y cuatro veces los contratos fijos hechos en 2021 (sólo el 10,9% fueron indefinidos). Y siete veces los contratos fijos hechos entre 2014 y 2020 (entre el 6 y el 8% de los contratos fueron indefinidos). Más de la mitad de los nuevos contratos son a tiempo completo (4.324.800, el 56,4% del total), mientras bajan los contratos a tiempo parcial (2.170.300 este año) y crecen también los fijos discontinuos (1.167.700), sobre todo en turismo y hostelería para trabajadores que son fijos aunque trabajan sólo unos meses al año (y el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene de 1985).
Tras esta nueva subida del empleo indefinido en el 2º trimestre, aumentan los asalariados con contrato fijo (indefinido): eran ya 14.760.700 asalariados a finales de junio, el 82,67 % del total, 2,10 millones de trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral (había 12.665.800 asalariados fijos a finales de 2021, el 74,61% del total). Y el porcentaje de trabajadores temporales baja del 25,39% al 17,32% ahora, todavía más alto que la media de temporalidad en Europa (12,1% en 2022).
Ahora, es espera que el empleo siga mejorando en el tercer trimestre, aunque menos que en este 2º (el verano pasado se crearon +77.700 empleos), gracias a un récord de turistas y al empujón de las exportaciones y los Fondos europeos. El problema puede venir en otoño, cuando se acabe el tirón turístico y llegue la incertidumbre por la formación de un nuevo Gobierno. Y sobre todo, si persiste el estancamiento en Europa, agravado por las 9 subidas de tipos de interés: el FMI apuesta por un mínimo crecimiento del 0,9% en la zona euro (y recesión en Alemania) que puede frenar las exportaciones españolas y el turismo, responsables de dos terceras partes del crecimiento español (2,5% prevé el FMI este año) y el empleo. Estos factores, más la guerra comercial entre EEUU y China (que está creciendo menos), hacen temer una menor creación de empleo en otoño e invierno. Con todo, la última previsión del Gobierno Sánchez enviada a Bruselas, en abril, con el Plan de estabilidad 2023-2026, estimaba una creación de empleo de 450.000 nuevos empleos este año 2023, casi el doble de los 279.000 creados en 2022, por la alta inflación y la guerra en Ucrania.
En definitiva, tenemos datos récord de empleo y paro en España, a pesar del estancamiento en Europa, la inflación y la guerra, pero no podemos echar las campanas al vuelo. Primero, porque seguimos teniendo el doble de paro que Europa, sobre todo entre los jóvenes. Segundo, porque en España trabaja menos gente que en el resto de Europa, con lo que deberíamos conseguir igualarnos en empleo para igualarnos en renta y riqueza. Los datos son impactantes: el España sólo trabajan el 64,4% de los mayores de 16 años, frente al 69,4 % de media en la UE-27 y el 76,9% en Alemania. Eso significa, a lo claro, que si nos equiparáramos a Europa, tendrían que trabajar 1.715.000 españoles más. Y si aspiráramos al nivel de empleo de Alemania, tendrían que trabajar 2.450.000 españoles más.
Así que el gran reto de España sigue siendo crear más empleo y bajar el paro a la mitad, para equipararnos a Europa. Eso exigiría un gran Pacto por el empleo en la próxima Legislatura, para la que el anterior Gobierno Sánchez prometió a Bruselas crear 1,1 millones de empleos y bajar el paro del 10% (9,8% en 2026). Todo va a depender de que se consiga configurar un Gobierno estable (algo difícil) y que los políticos, empresarios y sindicatos apuesten porque esta sea “la Legislatura del empleo”. Para ello, habría que actuar en dos frentes: ampliar y rejuvenecer las plantillas, ahora que la mayoría de las empresas han recuperado con creces sus ventas y beneficios de antes de la pandemia.
El primer reto es ampliar las plantillas, porque en la mayor parte de los sectores y empresas hay una escasez de personal, debido a que han aumentando las ventas y la actividad más que las plantillas, lo que se nota en las colas y el nivel de atención a los usuarios. Baste un dato: la producción española (PIB) ha aumentado un +6,6% entre 2019 y 2022 (produjimos por valor de 1.245.513 millones antes de la pandemia y 1.327.108 millones el año pasado), mientras el empleo ha crecido sólo un +2,5% (+497.000 ocupados en estos 3 años). Eso ha permitido aumentar la productividad y los beneficios de las empresas (un +43%, según Intermón Oxfam), pero no tanto el empleo, que sigue “corto” en muchas empresas y sectores. Y aunque la patronal y algunas empresas se quejan de que “no encuentran trabajadores formados”, la realidad es que muchas empresas no quieren ampliar plantillas, sobre todo ahora que tienen que pagar salarios más altos (+4,4% este año).
El segundo reto que tenemos, junto a crear más empleo, es rejuvenecer las plantillas, sustituyendo a unos trabajadores mayores por jóvenes, que siguen con pocas oportunidades de empleo. Aquí, el dato es también muy esclarecedor: los trabajadores con más de 45 años han pasado de ser un tercio del total (32,27% en 2007) a casi la mitad (49,67% en 2023). Y un 20,50% de los trabajadores actuales tienen más de 55 años, cuando sólo eran el 11,22% en 2007. Esto obliga a ir preparando su relevo, con contratos de jóvenes ligados a mayores para sustituirlos en la próxima década. Un relevo generacional que no se está dando.
Y hay un tercer reto, del que apenas se habla: hay que promover la creación de empleo en tres colectivos que tienen serios problemas hoy para trabajar: los mayores de 45 años, las mujeres y los jóvenes. El problema de los parados mayores es un drama: suponen ya 1.146.400 desempleados, casi la mitad de los parados (son el 41,5% del total) y no ven una salida, porque las empresas no quieren ni sus currículos. En cuanto a las mujeres, todavía hay 1.485.000 en paro, una tasa de desempleo del 13,6% (frente al 10,2% los hombres). Y además, tienen peores contratos (más temporales y a tiempo parcial) y por eso ganan un 18,4% menos. Y los jóvenes siguen con una tasa de paro elevadísima (27,94%, frente al 13,9% en Europa y el 6,1% en Alemania) y sin facilidades para trabajar, sobre todo los menos formados, lo que exige un Plan específico de empleo juvenil y promover contratos de relevo.
En resumen, debemos felicitarnos porque en España trabaje más gente que nunca, pero todavía tenemos poco empleo y demasiado paro, sobre todo concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Esto es lo que debería concentrar los esfuerzos la próxima Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.
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