En la noche del 24 de marzo, la Cumbre Europea reunida en Bruselas para afrontar la guerra de Ucrania y el precio del gas aprobó también una Ley clave para los europeos: la Ley de Mercados Digitales, que pretende limitar los abusos de las grandes tecnológicas. Ahora, Google, Facebook, Amazon, Apple o Microsoft no podrán imponernos sus condiciones como hasta ahora y tendrán que abrirse a otras aplicaciones y servicios, facilitando la competencia a otras empresas. Y pronto se aprobará otra Ley europea de Servicios Digitales. Mientras, en EEUU, hay también una cruzada (de demócratas y republicanos) para recortar poder a los gigantes de Internet, con varias procesos judiciales abiertos. Y también hay una ofensiva del Gobierno chino contra sus tecnológicas. Todos creen que estos gigantes tienen demasiado poder y hay que controlarlos, consiguiendo también que paguen más impuestos. Ahora falta ver que las nuevas leyes se cumplen, porque faltan medios para vigilarlos y evitar su actual monopolio. Pero urge hacerlo, porque controlan nuestras vidas.
Enrique Ortega |
El mundo ha cambiado tanto este siglo XXI que las empresas más grandes son ahora las multinacionales tecnológicas ligadas a Internet, como en el siglo XX fueron las petroleras, automovilísticas o los bancos. Así, de las 10 multinacionales con más valor en Bolsa, 7 son gigantes tecnológicos, según Bloomberg: Apple (la mayor empresa del mundo en 2021, con 2,60 billones de valor bursátil, más que el PIB de Francia), Microsoft (2,27 billones de euros) y Alphabet (Google, con un valor de 1,72 billones) copan los tres primeros puestos, seguidas de Amazon (en 5º lugar, tras la petrolera Aramco, con un valor de 1,51 billones), Meta-Facebook (en 7º lugar, tras la automovilística Tesla, con un valor de 844.003 millones), Nvidia (procesadores gráficos, con un valor bursátil de 663.000 millones de euros), y en 10º lugar (tras la financiera Berkshire) la tecnológica taiwanesa TSMC, con un valor de 510.577 millones de euros. Y en el puesto 11º, la tecnológica china Tencent (484.628 millones de valor bursátil (que estaba en el puesto 7º en 2021), mientras otro gigante chino del comercio electrónico, Alibaba, ha pasado del puesto 9º al 28º puesto en el ranking de 2021.
Estos gigantes tecnológicos ya eran grandes antes de la pandemia, pero los confinamientos y el mayor uso de Internet y del comercio electrónico en 2020 y 2021 los han hecho aún más grandes: son los verdaderos “ganadores” del COVID-19, como demuestra el gran salto que han dado en ventas y beneficios. Así, “los 5 grandes” de Internet (Amazon, Apple, Alphabet-Google, Microsoft y Meta-Facebook) facturaron en 2021 por valor de 1.176.148 millones de euros (casi tanto como el PIB español: 1.205.063 millones de euros), un 27,8% más que en 2020. Y sus beneficios crecieron el año pasado nada menos que un 55,6%, hasta alcanzar los 271.090 millones de euros, destacando los beneficios de Apple (84.975 millones de euros, +57,2%), Alphabet-Google (64.287 millones de euros, casi el doble que en 2020 y un beneficio superior al de las 35 empresas juntas del IBEX español), Microsoft (60.329 millones de euros, +39,1% de beneficios), Meta-Facebook (33.288 millones, +35%) y Amazon (28.210 millones de euros, +56,3%).
Estos gigantes tecnológicos (las “Big Tech”) tienen en común un modelo de negocio basado en millones de usuarios, que consumen productos y servicios (unos de pago y otros “gratuitos”) y que manejan la publicidad en Internet y utilizan los millones de datos de sus clientes y empresas colaboradoras para rentabilizar más sus plataformas. Todas tratan de reforzar su posición de dominio, impidiendo operar a la competencia y comprando las empresas pequeñas que innovan, para evitar competidores. Y todas utilizan nuestros datos sin demasiado control y en su beneficio, aprovechando que saben todo de nosotros. Es lo que revela el excelente libro “La era del capitalismo de la vigilancia”.
La mayoría de estos “gigantes tecnológicos” son multinacionales USA, lo que ha despertado un lógico recelo en Europa, donde la Comisión Europea lleva dos décadas intentando controlarlas y poner coto a sus prácticas monopolísticas, con múltiples expedientes y multas millonarias, sin muchos resultados prácticos. El último capítulo de esta larga pelea fue el expediente que abrió la Comisión a Google, en junio de 2021, “por prácticas monopolísticas en el mercado publicitario”. Antes, Google ya había tenido que pagar a la Comisión 3 multas (entre 2017 y 2019) por importe de 8.240 millones de euros, por “violar las normas europeas de la competencia”. En cada caso, la Comisión multaba, Google recurría y ganaba tiempo y luego pagaba al final una cifra que le compensaba, dados sus beneficios. Tal es así que Google ha acabado incluyendo en sus cuentas anuales una partida “para multas de la Comisión”… En los últimos años, la Comisión Europea también ha investigado (y multado) a Facebook, Apple y Amazon, por “prácticas monopolísticas” y contra la libre competencia.
Además, muchos paises europeos han abierto también expedientes a los gigantes tecnológicos, entre ellos Francia, Alemania y España: el 1 de julio de 2021, la Comisión de la Competencia (CNMC) abrió un expediente a Apple y Amazon, por indicios de un pacto secreto para impedir que otras empresas vendan los productos de Apple a través de la web de Amazon. Y también recibió una denuncia de CEDRO (autores y editores) contra Google por negarse a pagar a los editores de prensa por utilizar sus artículos en el agregador de noticias (Google Discovery) y por su cuasi-monopolio en la publicidad digital.
La Comisión Europea se hartó de esta infructuosa guerra contra los gigantes digitales y en diciembre de 2020 presentó 2 Leyes para controlar a estas multinacionales con más eficacia que las lentas y poco eficaces normas antimonopolio: la Ley de Mercados Digitales (DMA, en inglés) y la Ley de Servicios Digitales (DSA). La primera en aprobarse por el Consejo Europeo, en la noche del 24 de marzo, ha sido la Ley de Mercados Digitales (DMA), tras 15 meses de intensas negociaciones, donde el “lobby” de los gigantes tecnológicos (grupo de presión en Bruselas) reconoce haberse gastado 30 millones de euros para intentar “suavizarla”. El objetivo, según la vicepresidenta de la Comisión (Margrethe Vestager) es “frenar el abuso de poder” de las grandes tecnológicas” y conseguir que los mercados digitales en Europa sean “justos, abiertos y competitivos”. En definitiva, poner coto a sus malas prácticas.
En Europa operan unas 10.000 plataformas de Internet, pero esta Ley va dirigida a las grandes plataformas, con muchos usuarios (45 millones) , un alto volumen de negocio (7.500 millones anuales) y que controlan servicios básicos en tres o más paises europeos. La Ley les llama “guardianes de acceso” y son los que van a vigilar de cerca: Google, Amazon, Apple, Facebook, Microsoft, Booking y Alibaba en principio, aunque podrían ser más. Estas empresas tendrán una serie de obligaciones, entre las que destaca que no podrán imponer su software y tendrán que abrir su plataforma a otros desarrolladores y servicios. Cuatro ejemplos de cambios que nos afectan a todos. Uno, Google y Apple estarán obligados a abrir sus tiendas de aplicaciones a terceras empresas. Dos, Google tendrá que ofrecer alternativas a sus usuarios de Android a otros motores de búsqueda. Tres, Apple tendrá que dejar a los usuarios del iPhone que puedan instalar otros navegadores y aplicaciones. Y cuatro, un usuario de iMessage podrá enviar su mensaje desde Signal a un usuario de WhatsApp.
En definitiva, se trata de evitar que estos gigantes mantengan un monopolio de hecho en sus plataformas y servicios, abriéndolas a terceros. Y también se les obliga a dar acceso a los vendedores a sus datos de rendimiento de comercialización o de publicidad en las plataformas, datos que los gigantes de Internet ya no podrán reutilizar en otros servicios (sin consentimiento). Y se podrán rechazar las cookies sin que nos bloqueen ahora el acceso al servicio, garantizando el derecho de los usuarios a darse de baja. Y además, se van a vigilar las compras de empresas y desarrolladores, para que los gigantes de Internet no las utilicen para anular a los competidores (como hasta ahora).
Esta nueva Ley de Mercados Digitales (DMA) pasará ahora el último trámite formal, el de aprobación en el Parlamento Europeo (que ya la aprobó en 1ª instancia), que se espera para finales de abril o mayo. A partir de ahí, las empresas tienen 6 meses para adaptarse, con lo que entrará en vigor en noviembre de 2022. Desde esa fecha, si uno de los gigantes infringe la norma, se arriesga a una multa de hasta el 10% de su negocio mundial (serían hasta 21.783 millones de sanción en el caso de Google, por ejemplo, o de 39.724 millones en el caso de Amazon). Y si hay un incumplimiento sistemático, se podrán imponer normas correctoras. Además, y esto es muy importante, la única autoridad que puede aplicar esta Ley es la Comisión Europea, que centraliza todas las actuaciones: si España abre un expediente a un gigante tecnológico, debe acabar trasladándolo a Bruselas para que sea finalmente la Comisión quien decida y multe.
En paralelo a esta nueva Ley de Mercados Digitales, Europa ultima la otra Ley que intenta corregir los comportamientos de las grandes tecnológicas, la Ley de Servicios Digitales (DSA), que impondrá a las empresas responsabilidad en los contenidos de sus plataformas: retirada de ofertas fraudulentas e informaciones personales, transparencia en los algoritmos, mecanismos para solucionar controversias con los usuarios, facilitar la interoperatividad con los servicios de la competencia, permitir a los usuarios elegir si quieren o no publicidad dirigida y posibilitar que los poderes públicos realicen inspecciones en sus bases de datos. Esta es una Ley muy ambiciosa y polémica, porque regula los derechos de los usuarios digitales, lo que explica que vaya más retrasada: se espera que el Parlamento y el Consejo Europeo la aprueben antes de finales de 2022 y entre en vigor entre 2023 y 2024.
Con estas 2 Leyes, Europa se pone en vanguardia de la normativa mundial para regular los mercados de Internet. Pero no está sola: Estados Unidos y China secundan su intención de controlar a los gigantes tecnológicos. Ya empezó a hacerlo Trump, pero el presidente Biden ha acelerado la cruzada contra los gigantes digitales, una batalla en la que están de acuerdo demócratas y republicanos en EEUU. Ya en julio de 2021, Biden firmó una orden ejecutiva con 72 medidas para aumentar la competencia en los mercados de Internet. Y actualmente, la Comisión Federal de Comercio (FTC) ha presentado una querella antimonopolio contra Facebook, y también investiga a Google, mientras el Departamento de Justicia USA ha interpuesto demanda contra ambas tecnológicas. Y la FTC también investiga a Amazon mientras el Departamento de Justicia lo hace con Apple. El objetivo de Biden es acelerar las medidas antimonopolio para aprobarlas antes de noviembre de 2022, cuando se celebran las elecciones de medio mandato (donde podría perder la mayoría en el Senado).
Con estas bases, en mayo se reunirá en París el Consejo para la Tecnología y Comercio EEUU-Unión Europea, donde ambos bloques pretenden coordinar sus estrategias digitales y la regulación frente a los gigantes tecnológicos, buscando una normativa común trasatlántica. Y en este contexto, ayuda mucho que China (el mercado con más internautas), esté embarcado en una estrategia de mayor control de sus grandes tecnológicas. Ya en 2021, suspendió la salida a Bolsa del grupo Hormiga (brazo financiero de Alibaba), impuso restricciones a Tencent, Meituan (reparto de comida), Pinduoduo (comercio electrónico) y Didi (el Uber chino) y aprobó una legislación antimonopolio y de protección de datos digitales. Y en 2022, el PC Chino ha aprobado un comunicado “contra la corrupción y el poder de las plataformas”.
La preocupación sobre los gigantes tecnológicos se extiende también al mundo financiero: un reciente informe del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), creado por el G-7 e integrado por 25 paises (España entre ellos) alerta de que los gigantes tecnológicos se han hecho más poderosos tras la COVID y son “los nuevos rivales” del sector financiero. Destacan el crecimiento disparado de los servicios de pago de las plataformas de Internet: su uso ha pasado del 6,5% de las transacciones online en 2019 al 44,5% en 2020 (en China suponen el 90% de los pagos en el comercio electrónico y el 95% en la India). El informe señala que este dominio de las “big tech” en los pagos online puede beneficiar al usuario, pero tiene dos riesgos: están poco reguladas (un riesgo si hay problemas) y hay menos protección de los datos de los usuarios que en la banca. Aquí, el Banco de España ha advertido que la creciente competencia de las grandes tecnológicas “recorta la rentabilidad de los bancos” y que aprovechan mejor la información que tienen de sus clientes.
Otro problema que provocan las grandes tecnológicas es que apenas pagan impuestos en los paises donde operan, gracias a la utilización de paises intermedios (Irlanda o Luxemburgo), empresas pantalla y desvíos a paraísos fiscales. Así, Google España pagó 8,9 millones de impuestos en 2019, Amazon otros 261 millones (el 2,2% de su facturación) y Apple pagó otros 4,85 millones de impuestos en 2020, mientras Facebook pagó a Hacienda 34,4 millones en 2019 para saldar sus deudas “de varios años”. Para evitar esta situación, 130 paises acordaron en junio de 2021 cobrar un impuesto mínimo del 15% sobre el beneficio de estas tecnológicas, obligándoles además a pagar una parte de este impuesto en los paises que operen (aunque su sede esté en otro lugar). Con esta medida, que entrará en vigor en 2023, los paises ingresarán 215.000 millones de euros más de las “big tech”. Hasta que este “impuesto mundial” esté vigente, los paises que habían aprobado una tasa a las grandes tecnológicas (la llamada “tasa Google”) la seguirán cobrando: en España está vigente desde el 1 de enero de 2021 y esperaba ingresar 968 millones el año pasado ( no habrá recaudado ni la cuarta parte). Ahora se rebaja la recaudación a 225 millones en 2022.
En resumen, parece que Europa, EEUU y China han tomado conciencia del enorme poder que acumulan los gigantes de Internet, acrecentado con la pandemia. Y empiezan a tomar medidas para que no impongan sus condiciones a usuarios y competidores, para que no se comporten como monopolios de hecho (en España, Google controla el 90% de las búsquedas en Internet y el 50% de la publicidad online). Para que abran sus plataformas a otras empresas pequeñas, más innovadoras, en vez de comprarlas para evitar su competencia. Y que paguen impuestos por un negocio que factura más que la mayoría de los paises. Las iniciativas de controlarles y regularles son muy loables, pero hacen falta medios. Porque la Comisión Europea, por ejemplo, con un equipo de 80 personas, difícilmente podrá aplicar la nueva Ley de Mercados Digitales frente a multinacionales con miles de tecnólogos y poderosos bufetes de abogados. Esta es una guerra contra gigantes, que necesita no sólo Leyes sino también medios para vigilar y multar. Y hay que quitarles tamaño (dividiendo empresas) y poder (desautorizando fusiones), como se hizo con petroleras y bancos. Ojo: controlan nuestras vidas.
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