Enrique Ortega |
La pandemia en el mundo sigue con cifras de contagios récord de los dos últimos años, aunque han bajado de 23 millones semanales en enero a 10,6 millones la semana pasada, según los datos de la Universidad John Hopkins. Ya son 435,28 millones de contagiados en el mundo, con Europa en cabeza (176,26 millones), seguida de cerca por América (146,44 millones), según la OMS. Por paises, destacan los contagios acumulados en EEUU (78,93 millones), India (42,92) y Brasil (28,77 millones), seguidos de Francia (22,86), Reino Unido (18,93), Rusia (16,05), Alemania (14,47),Turquía (13,94), Italia (12,76) y España (que roza los 11 millones de contagiados, 1 de cada 4 españoles).
Lo que se ha estabilizado en el mundo son los muertos por COVID-19, que han subido de 45.643 fallecidos a la semana al comienzo del año a más de 70.000 semanales en casi todo el mes de febrero. Son ya 5.948.764 muertos en el mundo, casi la mitad en América (2.618.433) y 1.861.528 fallecidos en Europa. Y rondan el millón los muertos por COVID en EEUU (948.397), con 649.437 en Brasil, 513.843 en India, 343.934 en Rusia, 318.086 en México y 210.538 en Perú, según la Universidad John Hopkins. En Europa, la mayor mortalidad se acumula en Reino Unido (161.797 fallecidos), Italia (154.560), Francia (139.141), Alemania (122.1713), Ucrania (112.459), Polonia (111.316) y España (99.410 muertos por COVID, de ellos 11.358 fallecidos desde el 1 de diciembre pasado).
En Europa, la variante ómicron ha disparado los contagios este año y se mantienen todavía muy elevados a finales de febrero, con una incidencia media de 2.265 casos por 100.000 habitantes, según el ECDC. Los paises con más contagios son Paises Bajos (4.613 contagios), Alemania (2.946 contagios el jueves 24, cuatro veces más que un mes antes), Portugal (2.355), Francia (1.919, la mitad que hace un mes) e Italia (1.331), siendo España el país con menos incidencia de contagios: 613 contagios por 100.000 habitantes el viernes 25, la quinta parte de incidencia que hace algo más de un mes (3.279 el 20 de enero), según Sanidad.
La incidencia en España ha bajado drásticamente, pero todavía estamos en un nivel de “riesgo extremo” (más de 500 contagios/100.000 habitantes), muy por encima todavía del nivel de contagios que teníamos antes de Navidad: 472,90 contagios el 16 de diciembre. Y todavía hay un elevado nivel de contagios diarios: 27.527 contagios el viernes 25, la cuarta parte que en plena Navidad (100.000 contagios el 28 de diciembre) pero casi el triple más de contagios que antes de las fiestas (10.536 contagios el 1 de diciembre). Siguen apareciendo muchos contagiados cada día, a pesar de que ahora se hacen muchas menos pruebas: se ha pasado de un récord de 2.413.264 pruebas semanales el 30 de diciembre (para “salvar la Navidad) a sólo 758.994 pruebas semanales hechas el viernes 25. Se hacen la tercera parte de pruebas de detección (muy pocas en Madrid o Andalucía) y por eso también se detectan menos contagios, aunque un 19,22% de los test y PCR siguen dado positivo (ojo: el 1 de diciembre, las pruebas sólo daban un 7,22% de positivos).
Aunque los contagios han bajado en toda España, sigue habiendo una gran desigualdad entre las autonomías. Hay 12 regiones con una tasa de contagios muy superior a la media (613) y por tanto “en riesgo extremo” (+500): Galicia (999 contagios/100.000 habitantes), Murcia (875), Cataluña (799), Extremadura (755), Asturias (704), La Rioja (699), Comunidad Valenciana (693), Canarias (692), Cantabria y Aragón (683), Castilla y León (678) y Navarra (663). Otras 3 regiones tienen menos una incidencia alta, aunque inferior a la media: Baleares (561), País Vasco (523) y Ceuta (510). Y las 4 restantes están mejor, aunque “en riesgo alto” (de 300 a 500): Melilla (290), Castilla la Mancha (390), Andalucía (393) y Madrid (398), según los datos de Sanidad del viernes.
Los mayores contagios se concentran en los adolescentes (938 contagios entre 12 y 19 años), seguidos de los niños (664 contagios entre los menores de 11 años) y sus padres (752 contagios entre 20 y 29 años, 667 entre 30 y 39 años y 650 entre 40 y 49 años), estando el resto de edades por debajo de la media (613), mientras llama la atención la alta incidencia entre los mayores de 80 años (612 contagios/100.000), teóricamente vacunados al 100%.
Lo más positivo de la pandemia en febrero es que están bajando drásticamente los enfermos COVID hospitalizados y en UCI, aunque todavía son muchos. Las hospitalizaciones por COVID han bajado de 19.314 el 25 de enero a 7.428 el viernes, una cifra similar a los hospitalizados en Navidad (7.732 el 23 de diciembre). También han caído los enfermos COVID en UCIs, de 2.204 el 25 de enero a 1.053 el viernes 25 de febrero, con un 11,38% de camas UCI ocupadas que se dispara en el caso de Cataluña (20,75%) y Aragón (19,74%), siendo la ocupación UCI elevada también en País Vasco (15,8%), Baleares (15%), y Madrid (14,98%).
Lo más preocupante del balance del COVID-19 son los muertos, de los que ya no se habla: en la última semana (viernes 18-viernes 24 de febrero) han fallecido 1.412 personas por COVID-19 (194 muertos diarios), siguiendo la elevada mortalidad de las semanas anteriores (2.003 muertos la semana anterior, 1.760 la anterior, 1.269 la anterior y 1.225 muertos la semana del 21 al 28 de enero), mucho mayor que la mortalidad por COVID de diciembre (327 muertos entre el 10 y 17 de diciembre o 386 muertos entre el 23 y el 30 de diciembre).
Basta mirar los datos oficiales de Sanidad para detectar un fuerte aumento de la mortalidad por COVID, sobre todo este mes de febrero, pero también a lo largo de la 6ª ola. Sólo en febrero se han producido 6.185 muertes por COVID hasta el viernes 25, nada menos que 247 muertes diarias, casi el doble de muertes que en todo el mes de enero (3.750 fallecidos) y cuatro veces más de las muertes contabilizadas en diciembre (1.423). Y contabilizando todos los muertos de esta 6ª ola (14 octubre-25 febrero), suman ya 12.493 muertos, el doble de los 6.226 muertos que en la 5ª ola (junio-octubre 2021) y casi el doble de los 8.124 muertos de la 4ª ola (Semana Santa 2021). Y esta abultada cifra de muertos solo la superó la 3ª ola (octubre 2020-febrero 2021), con 35.400 muertos, aunque entonces no había casi nadie vacunado y hoy lo están el 81 % de los españoles.
En definitiva, que se hablaba de que ómicron era una variante muy contagiosa pero poco letal y ha resultado ser la segunda ola más mortífera, porque ha contagiado a mucha más gente (ya vamos por 6 millones de nuevos contagiados) y eso hace que haya muchos muertos aunque la letalidad haya bajado del 1,6% (23 diciembre) al 0,9% el viernes (9 muertos por cada 1.000 contagiados). ¿Quién está muriendo ahora por COVID? Según los expertos, la mayoría son mayores de 60 años no vacunados (el riesgo de muerte se multiplica por 28), pacientes vacunados con enfermedades previas y mayores vacunados que no tienen la tercera dosis (y donde el riesgo de muerte se multiplica por 15). Un aspecto preocupante es que aumentan los muertos en las residencias de ancianos, aunque se supone que todos están vacunados: los contagios han caído a la mitad en el último mes (de 15.604 a mediados de enero a 7.096 a mediados de febrero), pero las muertes han aumentado: de 194 (10 al 17 enero) a 247 (18 al 25 de febrero).
Este balance del COVID a principios de 2022, con todavía un alto nivel de contagios, hospitalizaciones, enfermos en UCIs y sobre todo demasiadas muertes, choca con lo poco que se informa cada día de la pandemia. Y, sobre todo, con la supresión de las restricciones por las autonomías y el Gobierno. Ya no hay limitaciones para la hostelería y el ocio, se va a autorizar el 100% de en los estadios (en marzo), se han quitado las mascarillas en exteriores y en el patio de los colegios y se plantea quitarla en interiores, incluso en las aulas (cuando sólo el 57% de los niños de 5 a 11 años tienen una dosis de la vacuna).
Y para colmo, Gobierno y autonomías estudian, esta semana, eliminar la cuarentena obligatoria (10 días) para los contactos estrechos no vacunados de positivos por COVID (para los contactos vacunados, la cuarentena ya se eliminó el 21 de diciembre). Eso se traduce en que si un padre se contagia, su niño puede ir al colegio (sólo el 16.7% de los niños de 5 a 11 años tienen las 2 dosis). Y si es el niño o la madre la que se contagian, el padre puede ir a trabajar aunque no esté vacunado...Y además, el Gobierno sigue adelante con su idea de “normalizar la pandemia”, de tratarla pronto como la gripe y otras epidemias, reduciendo aún más las pruebas y las estadísticas, con lo que nos enteraremos aún menos de los contagios, las hospitalizaciones y las muertes.
“Normalizar la pandemia” y tratar de “olvidarla” es un riesgo muy serio porque la COVID 19 sigue ahí y estará presente mientras no se vacune más gente en el mundo y también en España. El ritmo de vacunación mundial avanza lentamente, según los datos de la OMS: sólo está inmunizado el 55,04% de la población mundial, lo que significa que hay 3.300 millones de personas a las que el virus puede contagiar y volver a mutar, provocando “nuevas olas” como delta y ómicron. Y el riesgo es mayor en regiones con baja tasa de vacunación, como Europa del este (29% de vacunación en Bulgaria, 34% en Ucrania o 58% en Polonia), Latinoamérica (63% inmunizados), el sudeste asiático (53% inmunizados, 55% en India), el Mediterráneo oriental (36%) y sobre todo África (sólo el 10,72% de la población inmunizada), según los últimos datos de la OMS. Con los aeropuertos abiertos, el COVID viaja.
En España, el porcentaje de población con las 2 dosis es muy elevado: 81,1%, según Sanidad. Pero llevamos varios meses, tras el verano y con el paréntesis de la Navidad, con la vacunación al ralentí: los datos indican que sigue habiendo muchos españoles sin vacunar y eso impide ganar la batalla al COVID-19. Con datos al 24 de febrero, hay 3.827.122 residentes en España, con más de 12 años, sin las 2 vacunas (más 1.409.059 niños de 5 a 11 años sin poner la 1ª dosis). Y lo más preocupante es que esta cifra de no inmunizados se ha reducido poco: había 4 millones sin inmunizar hace dos meses, a mediados de diciembre. Y 4,8 millones hace cinco meses, a mediados de septiembre.
Analizando más quién no está inmunizado (y alimenta los contagios y las muertes), los últimos datos revelan que todavía hay 289.536 mayores de 60 años sin inmunizar (54.432 entre 70 y 79 años y 235.104 entre 60 y 69).Y 1.243.296 personas entre 40 y 60 años sin las 2 dosis (419.572 entre 50 y 59 años y 823.724 entre 40 y 49 años). En total, 1.532.832 personas de más de 40 años sin inmunizar. Y entre los más jóvenes hay que sumar otras 2.294.290 personas sin las 2 dosis (949.382 entre 30 y 39 años, 834.784 entre 20 y 29 años y 510.124 más entre 12 y 19 años). Y eso sin contar que falta vacunar con la 3ª dosis de refuerzo al 7,6% de las personas con más de 60 años (722.000 mayores).
Estos “agujeros” en la vacunación son lo que explican el alto nivel de contagios todavía hoy y, sobre todo, el llamativo número de muertos, principalmente entre los mayores. Y hay otro dato que explica por qué no se habla de los muertos: el 94,15% de todos los muertos por COVID (99.410 hasta el viernes) son mayores de 60 años. Y sólo ha habido 534 muertos con menos de 40 años. Así que hay muchos muertos, más que en Navidad, pero eso no preocupa mucho a la mayoría, que no es mayor. Ni tampoco a las autoridades sanitarias y políticas, empeñadas en “volver a la normalidad”, en asentar la actividad, los negocios y el empleo, olvidarse de medidas restrictivas, que es también lo que quieren la mayoría de españoles. Y al que le “toque”, el contagio, la hospitalización o la muerte, pues mala suerte.
Pero no debía ser así. Todos deberíamos asumir que la pandemia sigue ahí, contagiando y matando (248 muertos el viernes, como si se hubiera estrellado un avión). Y que el COVID-19 seguirá mientras no consigamos que haya más personas vacunadas, en el mundo y en España. Europa, EEUU y los paises ricos deberían movilizar las vacunas al resto del mundo, para frenar futuras variantes. Y en España, urge un Plan de choque para conseguir vacunar a más gente, sobre todo a los mayores de 60 años, acabando de una vez por todas con la mortalidad por COVID en las residencias. Y habría que mantener el nivel de pruebas y test, con un mejor seguimiento de los contagiados, para frenar más radicalmente este “6ª ola”. Todo ello, dedicando más personal y recursos a fortalecer la sanidad pública, sobre todo los Centros de Salud, que siguen colapsados. Pero la clave es no hacer creer a los españoles que la pandemia se ha acabado. Seguimos en guerra contra el COVID, dos años ya, y no hay que bajar la guardia, porque contagia y mata. Y puede darnos futuras sorpresas.
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