Enrique Ortega |
Finalmente, 21 marineros gallegos han muerto en aguas de Terranova por naufragar su barco mientras pescaban fletan para una empresa de Marín (Pontevedra).Son los penúltimos muertos por accidente laboral este nuevo año en España, tras los 705 fallecidos en 2021, en el trabajo (575 muertos) o yendo a trabajar (130 muertos “in itinere”), según los datos de Trabajo. Una cifra que prácticamente repite la cifra de muertos por accidente laboral en 2020 (708), algunos menos, por la pandemia y la menor actividad, que en 2019 (721 muertos) y 2018 (732 muertos). El récord de fallecimientos laborales se dio en 2009 (831 muertos) y a partir de ahí bajaron año tras año, por efecto de la grave crisis de 2008, hasta un mínimo de fallecidos por el trabajo en 2013 (558 muertos), para luego volver a superar los 600 muertos anuales desde 2015. Y todo apunta a que si la economía se recupera en 2022, subirán las muertes laborales (en enero hubo 20 accidentes mortales, según CCOO).
Empecemos por los datos de los accidentes laborales, que crecieron un +17,9% en 2021: 572.448 frente a 485.365 en 2020 (menos, por la caída de actividad en lo peor de la pandemia). Una cifra que está lejos del récord de accidentes de 2007 (1.022.067 accidentes laborales), en plena burbuja económica, tras la que cayeron con la crisis de 2008 y la tremenda pérdida de empleos (3,8 millones), hasta un mínimo en 2013 (468.038 accidentes laborales) para recuperarse después, sobre todo desde 2017 (596.606 accidentes) y hasta 2019 (650.602 accidentes), una cifra que cae con la pandemia, más en 2020 que en 2021.
El grueso de los accidentes laborales (con baja) de 2021 se produjeron en el trabajo (497.735 accidentes, el 87% del total) y el resto “in itinere”, accidentes laborales producidos en el camino al ir o volver del trabajo (74.713 accidentes con baja), que son los que más están creciendo (+31,3% frente al +16,2% que aumentan los accidentes en el trabajo). La mayoría de los accidentados son asalariados (537.971) y el resto autónomos (34.477). De esta cifra total de accidentes laborales con baja, 4.572 fueron accidentes graves (el 0,79%, 265 más que en 2020) y hubo 705 accidentes mortales (3 menos que en 2020): 575 muertes en el trabajo (20 menos que en 2020) y 130 muertes en el camino (17 más que en 2020). Del total de muertes laborales en 2021 (705), la mayoría son hombres (653 fallecidos).
Al analizar con más detalle los datos de accidentes y muertes, es relevante mirar por separado los accidentes en el trabajo y los que se producen al ir o volver de trabajar, los que más crecen. En el trabajo, el mayor número de accidentes de da en la industria (87.655 en 2021), la construcción (78.264 accidentes), el comercio y la reparación de vehículos (65.994), las actividades administrativas (52.971), la sanidad y servicios sociales (47.573), la hostelería (36.241), el transporte y almacenamiento (35.016) y en el campo y la pesca (30.895 accidentes). Y la mitad de los accidentes se dieron en las 4 autonomías con más trabajadores (Cataluña, Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana), aunque las que tienen un índice de accidentes mayor que la media son las dos Castillas, Baleares, la Rioja y Navarra. Los sectores con más muertes fueron en 2021 la construcción (118 muertes en el trabajo, +1), el transporte y almacenamiento (114 muertes, +13), la industria (86 fallecidos, -18), el comercio y reparación de vehículos (64 muertos, +23) y el campo y la pesca (52 muertos, -31). Y por autonomías, destacan los muertos en el trabajo en Andalucía (115, +16), Cataluña (73, -7), Madrid (67, +21) y Comunidad Valenciana (64 muertos, +9).
Las principales causas de los accidentes con baja en el trabajo son los choques con objetos fijos o en movimiento (el 36% de los accidentes), el sobreesfuerzo (el 27%), el contacto con un agente cortante o punzante (8,9%) y los accidentes de tráfico trabajando (sólo el 3,45% de todas las bajas). En cuanto a las causas de las muertes en el trabajo, las principales fueron los infartos y derrames cerebrales (221 de las 575 muertes totales), los accidentes de tráfico trabajando (98 muertes), las caídas (92 muertes), los atrapamientos (85), los choques (35) y los ahogamientos y asfixias (6 muertes), según las estadísticas de Trabajo.
En el caso de los accidentes “in itinere”, yendo o volviendo del trabajo (74.713 con baja en 2021, un 54% de mujeres y un 46% de hombres), la principal causa son los accidentes de tráfico (43.144 bajas, más de la mitad), los choques contra objetos fijos o en movimiento (el 35% de estos accidentes) y el sobreesfuerzo (otro 5,14% de bajas). Y de todas las muertes “in itinere” (130, de ellas 104 son de hombres), el 90% son por accidentes de tráfico al ir o volver de trabajar (117 muertes), 11 por infartos y derrames en el camino y 2 más por golpes.
Al final, la pandemia ha rebajado algo los accidentes laborales y las muertes sobre las cifras de 2019, pero son todavía muy elevadas. Y tenemos un mayor nivel de siniestralidad laboral que la mayoría de Europa. Los últimos datos de Eurostat son de 2019, donde se produjeron 3.140.950 accidentes en el trabajo (no incluye los accidentes “in itinere”) en la UE-28. El ranking de accidentes lo encabeza Alemania (867.533 accidentes laborales), seguida de Francia (778.820 accidentes), España (489.643 accidentes, menos de las estadísticas de Trabajo: 562.756 accidentes), Italia (289.283 accidentes), Reino Unidos (145.000) y Portugal (131.717 accidentes en el trabajo). Pero si tenemos en cuenta la población y el número de trabajadores, España sería el tercer país europeo en siniestralidad laboral, tras Francia y Portugal. Y el 4º país con más muertes en el trabajo (3.408 en la UE-28): 803 en Francia, 491 en Italia, 416 en Alemania y 347 en España (Trabajo dio 571). Aunque si tenemos en cuenta la población y los trabajadores, los paises con mayor tasa de mortalidad en el trabajo son Francia, Rumanía, Portugal, Italia y España (5º), por este orden.
El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes, sino también enfermedades profesionales, que en muchos casos acaban inhabilitando o matando al trabajador en unos años. Y también están creciendo: en 2021 se produjeron 20.510 partes de enfermedades profesionales, un 11,5% más que en 2020 (18.400 enfermedades profesionales), según Trabajo, volviendo así al camino de 2019 (27.292 enfermedades profesionales). Entre las causas de estas enfermedades destacan los agentes físicos (17.754), las enfermedades de la piel (921), la inhalación de sustancias (714), los agentes químicos (488), los agentes biológicos (482) y los agentes cancerígenos (sólo se contabilizaron 51 cánceres como enfermedades profesionales).
Los sindicatos denuncian año tras año este bajísimo reconocimiento del cáncer como enfermedad profesional (51 en 2021 y 44 en 2020), que en la mayor parte de los casos se reconocen porque el trabajador acaba en los tribunales. De hecho, la OIT y la OMS estiman que se producen cada año unas 9.550 muertes al año en España por cánceres que tienen su origen en el trabajo. Por eso, UGT exige que se revise el catálogo de enfermedades profesionales, para incluir no sólo algunos tipos de cáncer sino también enfermedades psicológicas y mentales (incluir el “síndrome del trabajador quemado”) Y sobre todo, el COVID-19 y sus secuelas, que actualmente no se reconocen como “enfermedad profesional” (por agentes biológicos)
¿Qué está pasando para que la actividad haya caído con la pandemia y apenas bajen los accidentes laborales y las muertes, mientras suben las enfermedades profesionales? Los expertos creen que empresas y trabajadores “han bajado la guardia” con la seguridad laboral, impactados por el COVID-19. Y además, con el colapso de la sanidad, van menos al médico y se hacen menos chequeos, lo que puede explicar el aumento de infartos y derrames cerebrales (232 muertes en 2021 frente a 211 en 2019). Pero los sindicatos denuncian que, con la pandemia, las empresas han desatendido aún más sus inversiones en seguridad laboral, sobre todo las pymes (la mitad desconocen cómo funciona la prevención de riesgos, según un estudio del Colegio de Politólogos y Sociólogos) y los autónomos: 1 de cada 3 (y hay 3 millones) no saben cómo actuar si sufren un accidente laboral.
Además, sindicatos y expertos alertan que el alto grado de siniestralidad laboral en España tiene mucho que ver con nuestra alta precariedad laboral, con el elevadísimo porcentaje de trabajadores temporales (24% del total). De hecho, los trabajadores temporales han tenido el 41,4% de los accidentes de trabajo (y el 42% de las muertes) cuando son el 28% de los asalariados. Y además, los trabajadores con menos de un año de antigüedad concentran el 46% de los accidentes (y el 41% de las muertes). Así que a más precariedad y menos formación, más riesgo de accidentes y muertes. UGT añade otra causa de accidentes: el exceso de carga de trabajo y los plazos ajustados para los pedidos, que obligar a muchos empleados a “trabajar contra reloj”. Y además, cuanto menos se invierte en prevención o más se subcontrata con empresas poco especializadas, más riesgo de accidentes.
La alta siniestralidad laboral preocupa a la Comisión Europea, que en junio de 2021 aprobó un nuevo Marco Estratégico de Seguridad y Salud en el Trabajo 2021-2027, para reducir los accidentes laborales y las enfermedades profesionales en Europa, planteando medidas de prevención y poniendo énfasis en el cáncer de origen laboral, los trastornos psicosomáticos y las sustancias peligrosas. Ahora, cada país tendrá que perfilar su Estrategia 2021-2027, con vistas a una Cumbre Europea sobre Seguridad Laboral que se celebrará en 2023.
El Gobierno español está trabajando en este futuro Marco Estratégico sobre Salud Laboral, que quiere pactar con empresarios y sindicatos, dentro del diálogo social. Pero de momento, el 9 de diciembre presentó un Plan de choque contra los accidentes mortales en el trabajo, que se puso en marcha en enero y durante todo 2022. El Plan ha utilizado los datos disponibles para centrar la tarea de la inspección de Trabajo en los sectores y empresas más peligrosas, cuya seguridad laboral se va a vigilar con lupa este año: empresas de demolición y preparación de terrenos (128 muertos por cada 100.000 trabajadores), el transporte de mercancías y mudanzas (88 muertes), la pesca (82 muertes por 100.000 trabajadores), la recogida de residuos (48 muertos por 100.000), la construcción de edificios (31,5) y las instalaciones eléctricas y de fontanería (28,6), la producción ganadera (25,5), la captación, depuración y distribución de agua (23,35) y los cultivos perennes (21,33 muertes por 100.000 trabajadores), aunque la mayor vigilancia se va a concentrar en las empresas de trabajo temporal (ETTs), que sufren 138 muertes por cada 100.000 trabajadores.
Los sindicatos UGT y CCOO dicen que el Plan de choque les parece “insuficiente”, porque no lleva aparejado un presupuesto que permita contar con más medios para prevención e inspección. Y aquí recuerdan que la Inspección de Trabajo sólo tiene 858 inspectores y 173 subinspectores, una plantilla exigua (1 funcionario por cada 13.000 trabajadores, frente a 1 por 10.000 de media en Europa), que no va a poder atender a todo el trabajo que se les acumula (desde vigilar el cumplimiento de la reforma laboral a la seguridad en el trabajo). Además, piden que el futuro Marco Estratégico incluya los problemas pendientes: no reconocimiento de algunos cánceres, enfermedades psicosociales y la COVID persistente como enfermedades profesionales. Y que se mejore la coordinación entre la inspección de Trabajo, la Fiscalía y los Tribunales para abordar las muertes laborales, porque la mayoría de los expedientes se cierran sin penas ni culpables. Y reclaman más exigencia a las empresas (sobre todo a las pymes) de políticas de prevención de riesgos laborales.
Habría que volcarse en este Plan de choque y en las otras medidas que piden los sindicatos para acabar con esta lacra de “los muertos por trabajar,” con un objetivo claro a medio plazo: “muertes cero”. No es de recibo que 2 personas salgan cada día a trabajar y no vuelvan vivas a su casa. Es un coste humano insoportable, al que habría que sumar el coste adicional para el sistema sanitario, la Seguridad Social (bajas e incapacidades), las empresas y familias, un coste económico de la inseguridad laboral estimado por la Comisión Europea en el 3,3% del PIB (40.000 millones al año para España). La factura humana y económica es inadmisible, así que tenemos que acabar con esta otra pandemia: que el trabajo mate.
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