Enrique Ortega |
La clave de 2022 va a seguir estando en la pandemia, con lo que tendremos que estar más atentos a los epidemiólogos que a los economistas. Porque ya hemos comprobado en 2021 que el virus sigue ahí y cuando parece que le hemos derrotado, resurge con fuerza. Un ejemplo reciente. El 25 de octubre, escribía un Blog titulado: “La pandemia, casi bajo control”, reflejando una incidencia de 44 contagios por 100.000 habitantes. Un mes después, a finales de noviembre, se detectó en Sudáfrica la variante ómicron y los contagios por COVID-19 se dispararon en todo el mundo y en España: 217 contagios por 100.000 habitantes el 1 de diciembre, 511 el día 17 y 1.775 el 30 de diciembre (se han multiplicado por 40), con 161.000 contagios diarios frente a sólo 10.000 diarios un mes antes. Y esta es la 6ª ola: antes sufrimos en 2021 otras tres olas más (Navidad-enero, Semana Santa y verano), que frenaron el consumo, el turismo y la recuperación en 2021, un año que se esperaba mejor de lo que ha sido.
Este mismo repunte de contagios por COVID-19 se ha dado en todo el mundo y sobre todo en Europa, que ha sufrido más la variante Delta y la ómicron (con más de 1 millón de contagios diarios, el 87% de los detectados en el mundo). Por eso, el FMI prevé que el crecimiento mundial se ralentice en 2022, con un crecimiento del +4,9%, inferior al 5,9% estimado para 2021 (tras una caída del -3,1% en 2020). Vaticinan que EEUU crecerá algo menos este nuevo año (+5,2% frente al 6% en 2021), lo mismo que China (+5,6% frente al +8%), Reino Unido (+5% frente al 6,8% en 2021) y la eurozona (+4,3% frente al 5% en 2021), donde estiman que Alemania crezca algo más (+4,6% frente al 3,1% en 2021) pero menos Francia (+3,8% frente al 6% en 2021) e Italia (+4,2% frente a 5,8%). Sobre España, el FMI ha rebajado sus previsiones de crecimiento en diciembre, pero aún así, prevé que sea el país occidental que más crezca en 2022: +5,8%, tras un crecimiento estimado del 4,6% en 2021. De cumplirse, España sería el 2º país del mundo que más crecerá este año, tras la India (+8,5%), aunque también fue el país que más cayó con la pandemia (-10,8% en 2020).
Estas previsiones se basan en que la pandemia remita en 2022, gracias al aumento de la vacunación en los paises desarrollados (61 % de la población inmunizada en EEUU y 70% de media en Europa, con el 88,2% en Portugal, 80% en España, 75% en Italia, 73% en Francia y 71% en Alemania). Pero persiste el riesgo de que aparezcan nuevas variantes, dada la baja tasa de inmunización en el mundo (46,5% de la población), algo más en América (59,6%) y el Pacífico (72%), pero mucho menos en el Mediterráneo oriental (30%), Sudeste asiático (40%) y sobre todo África (6,7% de la población vacunada, el 2,1% en Nigeria o el 1,3% en Etiopía), según los últimos datos de la OMS.
A nivel mundial, otra incertidumbre de la economía en 2022 será el comportamiento de la inflación, que está disparada en la mayoría de los paises (6,8% en EEUU, una tasa que no se veía desde 1982, un 5,2% en la UE-27 y un 6,7% en España), por la fuerte subida de los precios de la energía (petróleo y gas), que ha encarecido los carburantes y la luz, sobre todo en Europa. La previsión de los expertos es que la inflación se desinfle en la primavera de 2022, al reducirse la demanda de energía y corregirse los “atascos” que se han producido en el comercio mundial (falta de contenedores y retrasos en la llegada de suministros y “chips”), suavizándose también la subida de alimentos y materias primas.
Los bancos centrales de todo el mundo estarán pendientes de que la inflación baje y si no, intentarán corregirla reduciendo la liquidez que dispararon en 2020 y 2021 para evitar una crisis financiera global. Pero, de momento, ante el riesgo de que la inflación no baje, la Reserva Federal norteamericana decidió en diciembre reducir a la mitad sus compras de deuda desde marzo de 2022, anunciando además tres subidas (suaves) de los tipos de interés (la 1ª, en el primer trimestre de 2022). El Banco Central Europeo (BCE) va a actuar más suavemente, reduciendo las compras de deuda pero manteniendo las ayudas y descartando subidas de tipos de interés en 2022, lo que es un alivio para paises muy endeudados como España.
Otro riesgo que ronda sobre 2022 es la evolución de los conflictos geopolíticos latentes en el mundo, en especial los enfrentamientos de EEUU y China, que podrían provocar nuevos problemas comerciales (aranceles) o de suministros, deteriorando la recuperación del comercio mundial, clave para el crecimiento. Y se mantiene el riesgo geopolítico con Rusia, tanto de la Unión Europea como de EEUU, con Ucrania y el suministro de gas en el epicentro de los problemas. Y todo ello, sin olvidar los riesgos climáticos: en 2022 podemos sufrir nuevos problemas de sequías, inundaciones, tornados, incendios y otras catástrofes climáticas que afecten a los alimentos, la energía y otras materias primas, afectado mucho a las economías (recordemos las nevadas con Filomena hace un año).
En Europa, las últimas previsiones de otoño de la Comisión Europea (11 noviembre) hablaban de que la economía de la UE “se recupera más rápidamente de lo previsto” y que ya en el tercer trimestre de 2021, “la Unión Europea ha recuperado su nivel de producción previo a la pandemia” (España no se recuperará hasta la primavera de 2023). Eso sí, Europa crecerá este año 2022 (+4,2%) algo menos que en 2021 (+5%) y menos que Estados Unidos (+5,2%) y China (+5,6%), debido al mayor efecto de las dos últimas olas de la pandemia (variantes delta y ómicron) y también a que las ayudas de los paises europeos y la Comisión (Plan Next Generation EU) han sido más tardías y cicateras que las aprobadas en USA y China.
La Comisión Europea cree que la recuperación europea se va a consolidar en 2022, pero advierte que está “supeditada a dos factores”: la evolución de la pandemia y “el ritmo al que la oferta se ajuste al rápido cambio de la demanda”. A lo claro: que las empresas puedan rehacer sus suministros y producción para afrontar el aumento del consumo esperado, dado el ahorro embolsado durante la pandemia. Y les preocupa también los “cuellos de botella” en el comercio mundial (que afectan a muchas empresa, como las del automóvil) y los precios de la energía, sobre todo el petróleo y el gas natural. Las autoridades comunitarias confían en que estos precios y la inflación caigan a partir de la primavera de 2022 y prevén que la inflación anual sea del 2,5% este año (el 2,1% en España).
España será el país europeo que más crezca en 2022 (+5,5% frente a 4,8% la UE-27), salvo Malta (+6,2%) y en 2023 (+4,4% frente a 2,5% la UE-27), salvo Malta (+4,8%) y Rumanía (+5,2%), muy por encima de Francia (+3,8%), Italia (+4,3%) y Alemania (+4,6%) pero también que Reino Unido (+4,3%), Japón (+2,3%) y Estados Unidos (+4,5%), según las previsiones de otoño de la Comisión Europea. Y también creen que será el país europeo que cree más empleo en 2022: un +1,7% (+340.000 empleos) frente al +1% en la UE-27.
La mayor incertidumbre que tenemos para asegurar este fuerte crecimiento es la pandemia, como el resto del mundo, para lo que resulta imprescindible seguir con la vacunación (el 80% de la población está ya inmunizada) y terminar de poner la 3ª dosis a los mayores de 60 años (la tienen ya el 80%) y vacunar a los niños de 5 a 11 años (26,8% tienen ya una primera dosis). La verdad es que estamos mejor preparados ante la pandemia que hace un año (0% vacunados) y eso nos hace menos vulnerables ante próximas olas, que vendrán.
Otras claves de la recuperación económica en 2022 serán el turismo (recuperar turistas extranjeros este verano es clave para crecer más), el consumo de las familias (si se reduce la incertidumbre, aprovecharán el ahorro de la pandemia para gastar más) y, sobre todo, el impacto de los Fondos europeos y el Presupuesto 2022, que incluye un gasto extra de 26.900 millones con cargo a las ayudas europeas ya recibidas (19.000 millones) y a las esperadas en julio (otros 12.000 millones más). En 2021, los programas ya aprobados con Fondos europeos apenas echaron a andar, pero en 2022 ya se van a notar estas inversiones, que aportarán un 2% del crecimiento total del PIB en 2022 (en torno al 6%), según el Gobierno, y mucho empleo (se esperan crear 800.000 puestos de trabajo entre 2021 y 2026). Y además, este año se aplicará la reforma laboral pactada, que puede conseguir hacer fijos la mitad de los actuales contratos temporales. Y que el empleo que se cree sea “más decente”.
Junto a estas palancas para crecer más, hay otras incertidumbres que pueden frenar la recuperación, además de la pandemia. La principal, la inflación, porque la subida de precios estimada en diciembre, 6,7% anual, la mayor en España desde 1992, es muy preocupante, porque “se come” los ahorros e ingresos de las familias: 24 millones de españoles, entre pensionistas y trabajadores, han perdido poder adquisitivo en 2021. Y también frena las ventas de las empresas, encareciendo además sus costes. La clave va a estar en la energía, un factor sobre el que el Gobierno puede actuar poco: los precios del petróleo y del gas los fijan los grandes productores (Rusia, EEUU y la OPEP) y los precios de la luz, donde los cambios se han de aprobar a nivel europeo y los 27 están divididos sobre esta reforma. Así que el Gobierno español sólo ha podido bajar los impuestos a la luz otra vez, en 2022, reduciendo la recaudación (4.000 millones menos en 2021 y otros 2.000 millones en 2022).
Esta preocupante inflación, en España y el mundo, va a abrir un debate este 2022: qué hacer con los salarios. Las empresas y muchos expertos defienden que no suban como los precios, porque alimentarían una espiral de inflación. Pero si los salarios no suben, será imposible relanzar el consumo de las familias. Así que habrá que buscar un punto medio: que suban pero moderadamente, menos que los precios, a cambio de mejoras para los trabajadores por otras vías (horarios, condiciones de trabajo, mejoras sociales) y un aumento de la productividad. Y debe volver a subir el salario mínimo (está en 965 euros y los sindicatos quieren subirlo a 1.000 euros en enero), para ayudar a los más vulnerables (el 18% de los asalariados cobran el SMI), a los trabajadores pobres. Todo ello debería pactarse entre sindicatos y patronal, renovando el acuerdo salarial a 3 años firmado en 2018, porque lo que menos necesitamos es un rosario de conflictos laborales.
Para consolidar la recuperación en 2022, sería bueno alcanzar un cierto consenso político, al menos entre el Gobierno central y las autonomías, que son las que tienen que gestionar el 60% de los Fondos europeos. Hoy por hoy, España es “el alumno modelo” del Plan de recuperación europeo (el primer país al que se le aprobó el Plan, en junio, y el primero que recibió el dinero, el 27 de diciembre). Pero debemos seguir así, avanzando en los proyectos y reformas en 2022. Y se avanza más con pactos y consensos, difíciles de alcanzar con un PP radicalizado (para competir con Vox) y en un año con dos elecciones autonómicas. Pero habría que intentarlo, porque el Plan de recuperación y los Fondos europeos son una oportunidad histórica para modernizar el país, algo positivo para todos.
Bueno, estamos comenzando un año, 2022, que debería ser mejor pero que está rodeado de incertidumbres, a nivel internacional, europeo y español, que podrían poner en peligro la ansiada recuperación, salir del túnel de dos años negros. Hay que tener confianza y poner los medios para salir adelante, desde la sanidad a las inversiones, las reformas y los pactos. “El año 2022, seguro, seguro, seguro, que va a ser mejor que el 2021, como 2021 ha sido mejor que 2020”, dijo el presidente Sánchez al despedirse de los periodistas en La Moncloa. Ojalá acierte, por el bien de todos. ¡Feliz año 2022!
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