Este es el 7º año consecutivo en que suben en España las tarifas de los móviles e Internet. Empezaron a hacerlo en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una tremenda lucha por el mercado. En estos 7 años, las telecos han subido las tarifas a sus clientes entre una y dos veces al año (generalmente en febrero y julio-agosto), con la excusa cada vez de que ofrecían a cambio más datos o más velocidad (que el cliente no pedía). Es la estrategia del “más por más”, a la que los clientes sólo se pueden oponer cambiando de compañía (sin penalización). Pero la mayoría “tragamos con las subidas”, porque sabemos que todos las hacen.
Ahora, la mayoría de las telecos aprovechan el verano (“se nota menos”) para hacer la subida de este año. Hoy 15 de julio entra en vigor la subida de Vodafone (que ya subió sus tarifas el 15 de noviembre): un aumento de 3 euros a todos sus clientes de fibra y móvil, más una subida adicional de 1,5 euros por cada línea móvil adicional. Y el 1 de agosto subirán las tarifas de Orange: un aumento de 2,05 euros mensuales para los clientes antiguos y nuevos que navegan a 600 Mbps (se les sube a 1 Gbps) y 5,05 euros de aumento para las tarifas más caras (clientes nuevos y antiguos). El grupo Euskaltel (la vasca Euskaltel, la gallega R y la asturiana Telecable), ahora propiedad de MasMóvil, ya subió sus tarifas (hasta 5 euros mensuales) el 1 de julio, a cambio de mejoras en velocidad y TV. Yoigo, marca de Mas Móvil, ya subió sus tarifas a nuevos clientes en marzo y Movistar se adelantó a todos, subiendo el 12 de enero las tarifas Fusión a clientes antiguos (entre 2 y 3 euros) y el 11 de abril sus nuevas tarifas Fusión a nuevos clientes (con una subida mínima de 3 euros).
Esta ha sido la tónica de subidas desde 2015: un aumento de tarifas de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año, lo que da ya una subida mensual de 21 a 30 euros en la tarifa convergente (teléfono fijo y móvil, Internet fijo y móvil y a veces TV de pago) que pagan la mayoría de clientes (el 40% de los hogares españoles tiene contratado ese paquete “quíntuple”). Eso supone un aumento de la factura de nuestros móviles e Internet que ronda el 25% en estos 7 años, cuatro veces más de lo que han subido los precios (+6,2% subió el IPC) y dos veces y media lo que han subido los salarios (+10,52% subida convenios desde 2015). Y que estamos pagando entre 252 y 360 euros más cada año por usar nuestros móviles y acceder a Internet, sin ser muy conscientes de esta subida.
Al final, este rosario de subidas anuales ha provocado que España sea el 4º país de Europa con las tarifas de móvil e Internet más caras, tras Bélgica, Irlanda y Chipre, según los datos de la Comisión Europea para 2019, recogidos en el Informe DESI 2020. Y hemos empeorado, porque en 2018 éramos el 7º país más caro. En fibra óptica y ADSL, España ocupa el 4º lugar de los paises más caros (tras Bélgica, Holanda y Chipre) y en telefonía móvil también somos el 4º país más caro, tras Chipre, Eslovaquia y Chequia. Sólo mejoramos algo en la comparación del precio de los “paquetes” (telefonía, Internet y TV), donde somos el 6º país más caro, en un ranking liderado por Grecia, Irlanda y Chipre. Con datos de 2020, recién publicados por Eurostat, España tiene unas tarifas de “comunicaciones” un 21,5% más caras que la media de Europa: un índice 121,5, por encima Alemania (120,2), Portugal (118,1), UE-27 (100), Francia (97,2) e Italia (81,2). Y sólo tienen tarifas más caras Holanda (índice 124,8), Bélgica (170,9), Grecia (173) y Noruega (180,1).
El problema no es sólo que cada año nos suban las tarifas de móviles e Internet, queramos o no las “ventajas” (velocidad, datos y TV) que nos venden a cambio. El problema es la política de tarifas que tienen las telecos que compiten en España, “un desmadre” que perjudica a los clientes antiguos en beneficio de los que no se conforman y se dedican a cambiar de compañía. Así, lo que sucede es que los clientes antiguos sufren subidas anuales mientras las mismas telecos se dedican a lanzar ofertas “low cost”, a través de sus segundas marcas, para competir con las nuevas compañías que les roban clientes año tras año. Un doble rasero: los clientes que ya tienen, se les sube la tarifa año tras año, mientras se ofrece a los nuevos cada vez ofertas con más datos y velocidad por la mitad de precio.
Parece una estrategia “suicida” (tratar peor al cliente que más paga), pero es el resultado de la profunda “guerra de precios” que las grandes telecos libran desde hace una década con las nuevas operadoras (“virtuales”), que no tienen redes y alquilan las suyas (las de Movistar, Orange o Vodafone) para competir con ellos y quitarles clientes. Una queja permanente de los grandes ante la Comisión de la Competencia (CNMC), que es quien las ha obligado a abrir las redes y al alquilarlas a precios que consideran demasiado bajos.
El resultado es que, año tras año, los nuevos operadores virtuales (sin red) ganan clientes de las grandes telecos, con ofertas “low cost” imbatibles. Y eso ha provocado que los grandes tengan a su vez compañías “low cost” para competir en estas “guerras”, con tarifas que son la mitad de las que pagan sus clientes habituales. Es el caso de Movistar con O2, Orange con Simyo, Vodafone con Lowi y hasta Euskaltel con Virgin Teleco, lanzadas a competir con las marcas de MasMóvil (Yoigo, MasMóvil, Pepephone, Llamaya, Lebara, Lycamobile y Hits Mobile) o con la rumana Digi.
Veamos dos ejemplos de esta doble estrategia de las grandes telecos. Movistar ofrece su paquete Fusion Inicia por 74 euros (fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y un servicio básico de TV) y en paralelo una oferta con O2 que incluye 500 Mbps y una línea móvil con 30 GB por solo 44 euros. Y lo mismo Orange: tiene su paquete Orange Love sin límite con fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y el servicio básico de TV por 67,95 euros al mes y en paralelo oferta, a través de Simyo, un plan con fibra de 300 Mbps y línea móvil de 25GB por 37,99 euros.
Esta doble estrategia no ha impedido que Movistar, Orange y Vodafone pierdan año tras año cuota de mercado, por la fuga de clientes a las nuevas operadoras virtuales, en especial a MasMóvil y la rumana Digi. En 2020, hubo 6,2 millones de cambios en los contratos de móviles y 2,1 millones en internet fijo, según la CNMC. Y los datos son reveladores: Orange perdió 412.000 líneas móviles, Movistar 266.300 y Vodafone 16.800, mientras MasMóvil ganaba 284.000 líneas móviles, Digi 198.300 y Euskaltel 47.800. Y en el primer semestre de 2021 continúa esta tendencia, según los datos de la CNMC: MasMóvil ha ganado 98.300 clientes, Euskaltel 104.500 y la rumana Digi otros 166.000, con lo que ya tenía en junio de 2021 unos 2,5 millones de clientes de telefonía móvil (ofreciendo la red de Movistar…). En contrapartida, Movistar perdió 266.000 clientes, Orange 126.000 y Vodafone 78.000.
El resultado es que las tres grandes telecos que operan en España (Telefónica, Orange y Vodafone) pierden cuota de mercado año tras año. En telefonía móvil, Movistar ha pasado de una cuota del 29,8% (2018) a 29,4% (2020), Orange del 25,5 al 23,3% y Vodafone del 23,3 al 22%, mientras MásMóvil ha pasado del 12,5% al 17,5% (y el resto del 9 al 8,2% del mercado de móviles), según los datos de la CNMC. En banda ancha fija (Internet hogares), Movistar ha pasado del 40,3% del mercado (2018) al 37,1% en 2020, Orange del 26,7 al 24,5% y Vodafone del 21,5% al 20,2% del mercado, mientras Mas Móvil daba el salto del 4,1% (2018) al 11,9% (2020) y Euskaltel pasaba del 6,6 al 4,2%. Ahora, al haberse aprobado la compra del grupo Euskaltel por MásMóvil, se consolida este cuarto operador, que está ya cerca de superar a Vodafone en clientes de móvil e incluso de Internet.
Al final, las grandes telecos tienen un grave problema: ingresan menos cada año, aunque tengan millones de clientes (hay 55,6 millones de clientes de móviles, más que españoles) cada día más enganchados a Internet. En el 4º trimestre de 2020, los ingresos minoristas de las telecos que operan en España cayeron un 6% (sólo creció la facturación de MasMóvil), aunque crecieron en grandes clientes. Y se da la circunstancia de que los ingresos minoristas de las telecos eran un 28,5% menores en 2020 (23.325 millones) que en 2010 (32.614 millones), cayendo también los ingresos de las telecos europeas (-17%), mientras crecen en USA (+7%). Eso les ha obligado a reforzar su negocio mayorista (empresas y grandes clientes), reducir plantillas, ajustar inversiones y buscar negocios alternativos, como las alarmas o la banca online. Pero el sector tiene un negro futuro, como se ve con su desplome en Bolsa: Telefónica ha pasado de 12 a 3,3 euros por acción, Deutsche Telecom de 17,5 a 14,9, Vodafone de 2,5 a 1,3 euros y Orange de 17 a 10,2 euros por acción.
Las grandes telecos se quejan de que la política española y europea favorece la entrada y competencia (“desleal”, dicen) de pequeñas compañías y deteriora sus cuentas, impidiendo consolidar un sector clave para invertir en redes y en 5G y competir con norteamericanos y chinos. Así, recuerdan que en Europa hay 80 grandes telecos (y en total más de 400), mientras sólo hay 3 gigantes en Estados Unidos (ATT, Verizon y T-Mobile) y otros 3 en China (China Mobile, China Unicom y China Telecom). Por eso piden a la Comisión Europea que facilite las fusiones de telecos (para que haya sólo seis: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Telia Sonera y Telecom Italia) y fomente las inversiones en redes y 5G, con una política de tarifas más “razonable” (o sea, más caras).
Todo apunta a que Bruselas acabará cediendo y facilitando las fusiones entre telecos europeas y favoreciendo así unas subidas de tarifas que les permitan las enormes inversiones en redes y 5G que hacen falta para competir con los gigantes USA y chinos, así como con los gigantes tecnológicos (Google, Apple, Amazon y Facebook) . Así que nos espera una década de menos telecos, más poderosas, que nos subirán aún más los precios. Eso mientras la mayoría no usamos los datos y la velocidad que nos cobran y muchos internautas se están dado de baja de paquetes convergentes y se dedican a contratar tarifas “low cost”, sólo con móvil e Internet, a la mitad de precio.
Pero la mayoría ya ni miramos la factura, es como la de la luz: pagamos lo que nos manden, subida tras subida. Y eso, porque no podemos vivir sin el móvil y sin Internet. “Estamos enganchados” y cada día más, según el informe “Digital 2021”, de Hootsuite y We Are Social: somos ya 43 millones de usuarios de Internet en España y navegamos una media diaria de 6 horas y 11 minutos (2 horas diarias en las redes sociales). Y el 94% accede a la Red a través de su móvil. Por eso, pagamos lo que haga falta por estar conectados.
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