España y la mayoría de Europa estamos en el pico de la 2ª ola de contagios, tras superar el millón de contagios y con 142 muertos diarios. Pero no se toman medidas drásticas y cada autonomía va a su aire: La Rioja, Navarra o Aragón se cierran mientras Madrid suaviza el confinamiento, Cataluña cierra bares y Universidades y Castilla y León o Valencia aprueban toques de queda. Todas temen dañar más la economía y que los jueces les tumben medidas más duras. Por eso, Melilla y 10 autonomías (no las del PP) pidieron a Sánchez el paraguas de un estado de alarma, aprobado ayer domingo. Ahora, serán las autonomías las que fijen las restricciones y decidan si cierran una autonomía o no (no lo hará Madrid). Cada una seguirá a su aire, ahora con cobertura legal. Y mientras, no refuerzan la sanidad: más camas, más médicos y enfermeras, más test y más rastreadores. O toman medidas más drásticas o nos confinarán en diciembre (o antes).
La COVID 19 cumplirá este sábado sus primeros 10 meses y contagia más cada semana: en octubre, superó cuatro días el récord de 400.000 contagios diarios, el último el viernes 23, con 506.570 contagiados en el mundo. Así se ha llegado hoy a los 43.009.938 contagiados en 189 paises, el doble que a mediados de agosto, según los datos de la Universidad Jhons Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue en Estados Unidos (8.636.168 contagiados) y Latinoamérica (10.622.840 contagiados), donde destacan Brasil (5.394.128 contagiados), Argentina (1.090.589), Colombia (1.015.885), México (891.160), Perú (888.715) y Chile (502.063 contagiados). Les sigue Asia (8.870.366 contagiados), donde crece muy rápido la pandemia en India (7.909.959 contagiados) y Europa, donde asistimos al pico de la 2ª ola, con 9.255.953 contagiados (según la OMS), sobre todo en Rusia (1.503.652), Francia (1.130.146 contagiados), España (el 7º país del mundo con más contagios: 1.046.132), Reino Unido (876.840), Italia (525.782) y Alemania (443.189 contagiados).
La pandemia ha provocado ya 1.153.964 muertes en el mundo, tras alcanzar el medio millón a finales de junio, según la estadística diaria de la Universidad Jhons Hopkins. El liderazgo de fallecidos sigue estando en EEUU (225.230 muertos), seguida por Brasil (159.134 muertos), India (119.014), México (88.924), Reino Unido (44.986), Italia (37.338), España (34.752 muertos, el 5º país con más muertos por millón de habitantes, tras Perú, Bélgica, Bolivia y Brasil), Francia (34.693 muertos), Bélgica (10.810) y Alemania (10.062 muertos).
España superó el techo del millón de contagios el miércoles 21 de octubre, duplicando el medio millón de contagios que alcanzó el 6 de septiembre. De este millón de contagiados, el 16,4% acabó hospitalizado (165.049 contagiados) y un 9% de ellos en las UCIs (14.829 personas), muriendo por el COVID al menos un 3,4% de los contagiados, 34.366 personas de ese primer millón (y en realidad, más de 50.000 según muchos expertos). El mayor número de muertes se ha dado en Madrid (10.211 hasta el viernes), Cataluña (5.960), Castilla y León (3.446), Castilla la Mancha (3.338) y Andalucía (2.270 muertos), aunque las autonomías con más mortalidad por 100.000 habitantes son Castilla la Mancha (164), Madrid (152), Castilla y León (142) y La Rioja (140), porque han sufrido más las muertes de ancianos en residencias, casi 23.000, según el último sondeo hecho por la Cadena SER.
España está, como la mayoría de Europa, en el pico de la 2ª ola de contagios, iniciada en agosto y agravada este mes de octubre. “La situación ha empeorado: sólo hay 28 provincias con los contagios estabilizados o bajando”, señaló el jueves el doctor Simón, mientras el ministro Illa añadía: “Tenemos muchísima preocupación. Van a venir semanas muy duras”. Los datos de Sanidad son muy explícitos: récord de contagios diarios (+20.986 el jueves 22), crecientes hospitalizaciones (14.539, el 12,1% de las camas disponibles), aumento de los ingresos en UCIs (2031 hasta el viernes, un 24,48% de las camas disponibles, aunque superan el 35% en 6 autonomías) y consiguiente aumento de muertes: +997 la última semana (viernes 16 al viernes 23 de octubre), frente a una media de +826, +843, +1.454, +737,+748, +329 y +407 muertes las siete semanas anteriores. Son 142 muertes diarias, una barbaridad.
La pandemia se ha agravado en casi toda España, pero sigue habiendo grandes diferencias en el nivel de contagios, con 3 grupos de regiones, según los datos de Sanidad. Un primer grupo de 5 regiones tienen un altísimo nivel de contagios, muy superior a la media de España (361 por 100.000 habitantes el viernes, el más elevado desde que se inició la pandemia): Navarra (1,062 contagiados/100.000 habitantes en las últimas 2 semanas), Melilla (915), Aragón (682), La Rioja (630) y Castilla y León (562). Un segundo grupo de 10 autonomías tiene un nivel de contagios alto: Cataluña (447/100.000 habitantes), Ceuta (444), País Vasco (430), Madrid (421), Castilla la Mancha (385), Murcia (379), Extremadura (352), Andalucía (327), Asturias (300) y Cantabria (225). Y hay 4 autonomías con un nivel de contagios relativamente bajo: Galicia (192) y, sobre todo, Comunidad Valenciana (153), Baleares (150), y Canarias (81 contagiados/100.000 habitantes, casi como Alemania).
Ante este panorama, que se agrava semana tras semana desde hace 2 meses, Sanidad pactó el jueves con las autonomías este Plan de Actuación frente al COVID 19, buscando un mínimo para fijar unas pautas comunes de actuación en toda España. A cambio de lograr esa casi unanimidad (Madrid y Euskadi se abstuvieron), el Plan es un catálogo de medidas demasiado inconcreto y que no impone confinamientos: deja a las autonomías el hacerlo. Básicamente, lo que hace es mantener las limitaciones que ya están en vigor (en bares, comercios y reuniones) y que se han revelado insuficientes para frenar los contagios.
El Plan fija 4 niveles de alerta, según los contagios, positivos, camas y UCIS ocupadas que tengan las autonomías (y dentro de ellas, las provincias, ciudades o áreas de salud: las autonomías eligen cómo lo determinan). Aunque Sanidad no ha querido “señalar con el dedo” y deja que cada autonomía clasifique sus provincias y ciudades, hay 5 autonomías con una situación epidemiológica en riesgo extremo (nivel 4): Aragón, Castilla y León, Castilla la Mancha, Ceuta y Melilla. Y otras 6 autonomías con riesgo alto (nivel 3): La Rioja, Navarra, Madrid, Cataluña, Andalucía y Murcia. En realidad, estas 11 autonomías tienen en común un alto nivel de contagios (más de 250) y un alto porcentaje de ocupación de camas de hospital y UCIs, aunque las primeras están algo peor. En el nivel 2 (riesgo medio) se sitúan Extremadura, Cantabria, Euskadi y Comunidad Valenciana. Y en el nivel 1 (riesgo bajo) están Canarias, Galicia, Baleares y Asturias.
¿Qué nuevas medidas se proponen en este Plan? Prácticamente ninguna. En el nivel 3, de riesgo alto, cierre del ocio nocturno, seguir con las limitaciones en bares y restaurantes (cierres a las 11 de la noche), terrazas al 75%, limitaciones en comercios (aforo al 30%) y reuniones de personas, aumentando el teletrabajo y la enseñanza online. Y se propone a las autonomías “valorar las limitaciones a entradas y salidas en el área territorial” (no se imponen confinamientos) y “recomendar salir de casa sólo lo necesario”. En el caso de las autonomías en riesgo extremo (nivel 4), el documento pactado señala que, además de estas restricciones del nivel 3, “supondrá la toma de medidas excepcionales que podrán incluir restricciones adicionales”, ofreciendo la posibilidad de solicitar el estado de alarma.
Así que todo está “abierto” (“flexible” dice el ministro Illa) y en manos de las autonomías, que seguirán tomando las medidas por su cuenta, unas más duras que otras. Así, Navarra, la Rioja y Aragón cierran sus regiones a cal y canto (con restricciones internas a la hostelería, el comercio y las reuniones), Andalucía implanta el toque de queda en Granada y su región, Castilla y León cerró varias capitales (Burgos se suma al cierre de León, Palencia, Salamanca y Aranda de Duero) y aprobó el viernes el toque de queda en la región y la Comunidad Valenciana anunció el toque de queda hasta el 9 de diciembre, como Murcia, mientras Madrid, con el triple de contagios, ha levantado el confinamiento del estado de alarma impuesto por Sanidad y volverá al confinamiento por barrios (ineficaz e injusto), en 32 zonas básicas de salud, con “la guinda” añadida de ampliar el horario de bares y restaurantes hasta las 12 de la noche (aunque “limita” las reuniones de no convivientes de 12 de la noche a 6 de la mañana). En Cataluña (con la misma tasa de contagios que Madrid), se han cerrado durante 15 días todos los bares y restaurantes, los comercios abren al 30%, están prohibidas las reuniones de más de 6 personas (todo el día), la enseñanza universitaria es sólo telemática y debe tener prioridad el teletrabajo.
Las autonomías tenían miedo de tomar medidas más duras por la presión de la hostelería, el comercio y por la posible reacción en contra de los ciudadanos, un poco hartos de tantas restricciones. Y sobre todo, los gobiernos autonómicos temen que se las rechacen los juzgados, por “no tener cobertura legal suficiente para restringir derechos fundamentales”. Es lo que le pasó al País Vasco, a quien un tribunal rechazó restringir los grupos de más de 6 personas. Por eso, el lendakari Urkullu pidió el viernes al presidente Sánchez un estado de alarma, para dar cobertura legal a esta y otras medidas, como el cierre de ciudades o regiones y el toque de queda. Y a las pocas horas, se le unieron en la petición 9 autonomías más y Melilla (ni Madrid, Andalucía, Galicia, Murcia, Castilla y León o Ceuta, gobernadas por el PP). Y entre medias, Ciudadanos ofreció a Sánchez sus 10 votos para sacarla adelante en el Congreso, una cuestión clave a la vista de los problemas en mayo y junio.
Con esta avalancha de peticiones y con el esperado apoyo de Ciudadanos y los nacionalistas vascos y catalanes, el Gobierno aprobó ayer domingo, en un Consejo extraordinario, el estado de alarma, primero por 15 días y luego hasta el 9 de mayo, si consigue el apoyo mayoritario en el Congreso. Pero ojo, el estado de alarma no impone nada: sólo da cobertura legal a las autonomías para que sean ellas las que aprueben 3 medidas claves: el toque de queda (de 23 a 6 de la mañana, aunque les permite que decidan si lo rebajan a las 10 o lo suben a las 12, como ha hecho Madrid), la limitación de grupos a 6 personas y el posible cierre de ciudades o regiones para que no se disperse el virus, una cuestión clave que la mayoría de autonomías no ha decidido salvo en los casos más graves. Así que si Madrid no cierra la capital, como ha decidido, el Gobierno no puede imponérselo con este estado de alarma.
Así que, en los próximos días, serán las autonomías las que decidan las restricciones, más o menos duras según el gobierno regional de turno, ahora con el “apoyo legal” del Estado de alarma. Y con un Plan de Actuación, según la gravedad de la epidemia, donde Sanidad puede hacer recomendaciones pero donde la última palabra la tienen las autonomías. Y ya sabemos lo que pasará: que los ciudadanos sólo dejarán de hacer lo que esté prohibido. Y si no les prohíben irse de puente (vienen dos), pues se irán, aunque Sánchez y las autoridades recomienden no salir de casa salvo lo imprescindible. Y así hasta que el virus crezca tanto que paralice otra vez hospitales y UCIS y no quede más remedio que volver al confinamiento.
Además, no basta con las medidas de restricción de la actividad y la movilidad, que deberían ser más estrictas. Urge tomar ya más medidas sanitarias, que deberían haberse tomado el 21 de junio, con la desescalada, y que siguen sin tomarse hoy: reforzar los centros de salud (cerrados para la mayoría, ya que no hay consultas ni cogen los teléfonos) con “carpas” en polideportivos, aparcamientos y parques, contratar ya más médicos y enfermeras para atender mejor a los pacientes COVID y al resto (hoy abandonados), aumentar el número de test y planificar mejor su utilización (no vale con hacer test de antígenos o PCRs de forma indiscriminada, convocando por SMS: es como buscar una aguja en un pajar, hay que concentrarlos en grupos, barrios y colectivos de riesgo) y ,sobre todo, ampliar de una vez el número de rastreadores, insuficientes en Madrid, Cataluña y la mayoría de España. Y preparar ya un refuerzo de los hospitales y UCIs, de cara al invierno, no esperar a otro pico para montar hospitales de campaña y Ucis adicionales en los grandes hospitales. Reforzar de una vez la Sanidad y prepararla mejor para esta 2ª ola y lo que venga.
Sólo así, con más cierres
drásticos de ciudades y regiones (imponiéndoselos
a los muchos ciudadanos que incumplen las normas) y con más medios sanitarios se podrá frenar el ritmo de contagios y
muertes, que son en España de los más altos del mundo. Y sólo así, con
la pandemia controlada, se podrá recuperar la economía. Canarias
lo ha hecho y por eso van
a tener ahora turistas británicos y alemanes, que ni se plantean viajar a
Cataluña o a Madrid. Es la hora de la
verdad, no de los “toques de queda” de
cara a la galería, una medida que suena dura pero que es poco eficaz. Lo eficaz es restringir
la movilidad : no salir de fin de semana o de puente (vienen dos) y extender el virus por España, restringir las salidas de casa, los contactos con amigos y familiares o
las compras innecesarias hasta que hayamos doblegado al virus. Si no lo
hacemos, nos volverán a confinar en diciembre
(o antes).
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