jueves, 19 de marzo de 2020

"Plan de choque" histórico contra el coronavirus


El verdadero drama del coronavirus es que han muerto ya 767 españoles. Pero tras el shock sanitario, ahora estamos conmocionados con el shock económico: la actividad paralizada, miles de empresas cerradas y un sinfín de despidos, que podrían dejar sin trabajo a 2 millones de personas, 1 de cada 10 ocupados. Para contener esta emergencia económica, el Gobierno ha aprobado un Plan de choque histórico, movilizando 200.000 millones de euros, la mitad del Presupuesto 2019. Pretende ayudar a los que se queden sin trabajo, a las familias, autónomos y empresas, facilitando avales para que pidan créditos y no quiebren. Urge aplicar las medidas con rapidez y que los bancos cumplan y presten. Y presionar al BCE para que siga defendiendo la deuda española, atacada ya por "los mercados" especuladores. Cuando pase lo peor (finales de junio), hará falta un Plan de reconstrucción, para recomponer la economía de un país devastado. Y necesitaremos la ayuda europea, que ahora se escaquea. Primero, evitar la quiebra de la economía. Y luego, recomponernos, en uno o dos años. Podemos hacerlo. Ahora tenemos que salvar vidas y empleos.

enrique ortega

La preocupación de los primeros días ante el coronavirus fue la emergencia sanitaria provocada por una pandemia que parecía imparable : los contagios se dispararon de 114 el lunes 2 de marzo a 999 el lunes 9 y 17.147 contagios hoy jueves 19 (se han multiplicado por 120 en dos semanas). Y ya van 767 muertos, frente a 3.250 en China. Y todavía queda lo más duro, porque el pico de contagios (y de muertes) se espera en la primera quincena de abril, con lo que todo hace pensar que el estado de alarma (decretado el 14 de marzo) se prorrogará 15 días más, al menos hasta el próximo 15 de abril.


Pasado el primer “shock sanitario”, la evidencia de que el coronavirus es una pandemia peligrosa que exige medidas excepcionales, ahora estamos inmersos en el “shock económico”, asimilando la evidencia de que el coronavirus nos coloca en una situación de emergencia económica: miles de actividades cerradas (comercios, bares, restaurantes, hoteles, empresas, líneas aéreas), miles de empresas al ralentí y centenares de miles de trabajadores sin empleo o trabajando sólo unas horas o desde casa, en un país aislado del exterior. Cada día es un rosario de noticias sobre empresas que cierran y declaran expedientes de regulación de empleo, mientras se mantiene sólo lo básico, como en “una economía de guerra”. Y el gran temor de todos es que se pierdan empresas y empleos. Los sindicatos hablan de 1 millón de despidos, pero serán más, al menos 2 millones de empleos perdidos. Y eso si somos “optimistas” y esperamos perder temporalmente “solo” 1 de cada 10 empleos (hay 19.966.900 españoles ocupados).


Lo peor es que España no puede esperar casi nada de Europa. Los líderes europeos se han reunido dos veces por videoconferencia sin concluir más que “buenas palabras”, igual que los ministros de Economía, en el Ecofín del lunes. Lo más que se ha conseguido es su “visto bueno” para que los paises tomen medidas y gasten (aunque se salten las reglas de déficit y deuda) y que ayuden a sus empresas (algo “prohibido” en condiciones normales, para no distorsionar la competencia). A partir de ahí, la consigna es ¡sálvese quien pueda!, vuelta a las soluciones nacionales. Es lo que han hecho Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y España. Italia ha aprobado 25.000 euros de ayudas (a empresas, autónomos y comercios)  más 350.000 millones para asegurar la liquidez, mientras “prohíbe” los despidos.Francia ha aprobado un Plan de ayudas de 45.000 millones (para pymes y familias), movilizando 300.000 millones de liquidez. Alemania garantiza liquidez “ilimitada” a sus empresas, mientras Reino Unido (que no ha aislado a la población) asegura 360.000 millones de préstamos y ayudas a empresas (10.000 libras a las pymes y 25.000 a las grandes). Y EEUU inyectará 850.000 millones de dólares de liquidez, mientras Trump (que tampoco ha aislado a la población) promete un cheque de 1.000 dólares a cada ciudadano.


En España, tras el primer paquete de ayudas a la sanidad (2.800 millones para las autonomías y un Fondo de contingencia de 1.000 millones) y a las empresas (14.000 millones de liquidez , al permitir el retraso de 6 meses en el pago de impuestos), el Gobierno aprobó el martes un Plan de choque que pretende movilizar 200.000 millones de euros  (casi el 20% del PIB español) en créditos y ayudas a familias, trabajadores, autónomos y empresas: 117.000 millones serán públicos y el resto fondos privados. Es el mayor Plan de ayuda aprobado jamás en España y supone casi la mitad del Presupuesto de gasto de  todo un año (470.000 millones en 2019). Un “bazuca” contra la emergencia económica. Analicemos las medidas con detalle.


El primer paquete del Plan de choque son ayudas a las familias, básicamente tres. La primera, moratoria (retraso) en el pago de hipotecas a las familias que estén en paro o hayan reducido ingresos por el coronavirus y a los que este pago supere en 35% de sus ingresos (la mayoría en grandes ciudades). Dado que hay 4,27 millones de hogares españoles pagando una hipoteca, la moratoria podría beneficiar, al menos, a 1 millón de familias. La segunda medida es que a estas familias, con ingresos recortados, no se les podrá cortar el suministro de agua, luz, gas o internet por no pagar los recibos. Actualmente  hay 2.8 millones de familias que retrasan el pago de los recibos, una cifra que aumentará con el coronavirus. Y la tercera medida, ayudas sociales de 600 millones para mayores y dependientes (la mitad las aportarán los Ayuntamientos).


El segundo paquete del Plan de choque son medidas de apoyo a los trabajadores afectados por el coronavirus: flexibilización para aprobar los expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE) y que los trabajadores afectados puedan cobrar el paro (aunque no hayan cotizado suficiente), sin que compute como periodo de cobro de paro para el futuro. Además, los trabajadores tendrán derecho a reducir su jornada hasta el 100%% para cuidar a familiares afectados por el cierre de colegios o servicios sociales (tienen un día para comunicárselo a su empresa) , y será la Seguridad Social quien le pague la parte del sueldo que no reciba. Además, las empresas deben reforzar el teletrabajo y se dan ayudas a las pymes para comprar ordenadores. Y a los autónomos afectados por el coronavirus (que hayan cerrado o les haya caído su facturación un 75%), se les permite no pagar las cuotas a la SS y cobrar el desempleo (661 euros para la mayoría de autónomos, el 80% que cotizan por bases mínimas).


El tercer paquete, el más importante, son las ayudas a las empresas. Además de facilitarles los expedientes temporales de regulación de empleo (en 7 días máximo), las empresas afectadas no pagarán sus cuotas a la Seguridad Social (exención, no aplazamiento) siempre que no despidan (sí pueden hacer ERTEs temporales). Y, lo más efectivo, podrán solicitar préstamos a la banca de hasta 183.000 millones de euros, 100.000 de ellos con aval del Estado (la idea es que cuando una empresa o autónomo pida un crédito, el 80% del riesgo sea con aval del Estado y el 20% del banco). Por último, se concederán 2.000 millones de créditos para empresas exportadoras y ayudas para mejorar la digitalización de las pymes, muy deficiente. Y el Gobierno se compromete a impedir OPAS hostiles, compras no deseadas de empresas por extranjeros ahora que ha caído un tercio su valor en Bolsa.


El cuarto paquete del Plan de choque son 30 millones para la investigación de una vacuna, que se entregan al CSIC y al Instituto Carlos III. Esta inversión es básica, porque los epidemiólogos temen que el coronavirus se haga crónico y ataque de nuevo este invierno, por lo que es vital contar con una vacuna, que necesita un año para poder aplicarse.


Hasta aquí este 2º paquete de medidas, que no será el último, porque “esto es una guerra y en una guerra no se escatiman gastos”, en palabras del presidente Sánchez. Casi todo el mundo considera que el Plan de choque es “suficiente”, aunque muchos pidan más medidas para los autónomos y una moratoria en los alquileres. Pero este es un Plan público. Ahora hace falta que las empresas y la sociedad tomen medidas para reducir el impacto del coronavirus: las empresas, despidiendo lo menos posible y siendo “razonables” con clientes y proveedores. Los propietarios de pisos, no asfixiando a sus inquilinos con problemas. Los bancos con sus deudores. Y, en general, todos rebajando sus exigencias para que el país no se pare. Y que los daños de esta emergencia económica sean los menores posibles.


Con todo, la clave del Plan de choque es que sea ágil y efectivo. Que el Ministerio de Trabajo y las autonomías faciliten los expedientes de regulación de empleo y que las Oficinas de Empleo (físicamente cerradas) tramiten rápido de forma telemática las ayudas a los nuevos parados, para que cobren cuanto antes: cobrarán el 75% de su base reguladora (los primeros 6 meses y luego el 50%) los que hayan cotizado suficiente y 430 euros mensuales los que no y reciban entonces una prestación asistencial. Y, sobre todo, que los bancos sean ágiles y faciliten los créditos que necesitan empresas y autónomos para sobrevivir y no quebrar. Los bancos, a los que salvamos todos en 2012 (con un rescate público de 65.725 millones que no vamos a recuperar), están ahora más saneados y pueden contribuir decisivamente a salvar la economía y las empresas, lo que mejoraría su pésima imagen social. Y por último, es fundamental la colaboración de los sindicatos y, sobre todo, la patronal, para dar ejemplo a la hora de afrontar esta emergencia económica, con una prioridad: salir de ella con empresas vivas y empleos salvados. Habrá que denunciar a los que aprovechen esta emergencia para especular con la necesidad y para “limpiar plantillas” injustificadamente. El Gobierno debe estar muy vigilante.


La emergencia económica va a ser de una envergadura inimaginable y va a poner “patas arriba” la economía española y mundial. Muchas empresas y trabajadores caerán, aunque hay que intentar que sea temporalmente. Se trata de aplicar lo mejor posible el Plan de choque y que cada uno minimice los daños en su entorno. Porque cuanto menos sufra la economía, menos dura será la recuperación. Cuando pase lo peor de la pandemia, quizás a finales de junio, habrá que pensar en la reconstrucción de un país que va a quedar devastado económica y socialmente. Y ahí, vamos a necesitar un enorme consenso político interno, para aprobar un Presupuesto de reconstrucción para 2020-21. Y forzar un cambio político en Europa, para que la UE apruebe un Plan Marshall contra los efectos del coronavirus


Pero antes Europa, en concreto el BCE, ha tenido que salir en ayuda de España (y de Italia), como en 2012, porque los “buitres” de los mercados, los inversores internacionales, estaban aprovechando el coronavirus para pedir más interés por comprar la deuda de España, que este año tiene que colocar 196.504 millones nuevos . Por eso, ayer, el bono a 10 años ya tenía un interés del 1,30%, cuando una semana antes (miércoles 11) se colocaba al 0,23%. Y volvimos a hablar de la prima de riesgo (la diferencia que hay que pagar sobre el interés de la deuda alemana), que superaba ayer el 1,50% (154 puntos básicos). Empezó "el baile de los mercados" contra la deuda española (e italiana), como si no tuviéramos bastante con el coronavirus. Un problema tan serio que esta medianoche, el BCE se ha reunido de urgencia y ha decidido sacar toda la artillería: va a comprar 750.000 millones de deuda pública y privada europea, sobre todo de España e Italia, para bajar los tipos y echar un pulso a los especuladores. Y ha surtido efecto: esta mañana, el tipo del bono español a 10 años bajaba al 0,751%, la mitad que ayer. Y bajará más. Pero el BCE debe seguir ahí, vigilante y con el cañón preparado...

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Son días muy duros para todos y lo peor está por llegar, advierte el presidente Sánchez, tanto en la emergencia sanitaria (con más contagios y más muertos) como en la emergencia económica (con miles de empresas que cierran y más de un millón de trabajadores temporalmente sin empleo). Un grave panorama que sólo podemos lidiar con unidad, paciencia, comprensión y mucha solidaridad, intentando reducir y paliar los daños económicos y sociales. Manteniendo la calma y con responsabilidad, cada uno en su ámbito. 


Resistiremos y saldremos adelante. Seguro. No tenemos otra alternativa. La clave es cómo hacerlo con el mínimo coste en vidas, empresas y empleos. Y cuando veamos la salida del túnel, hay que seguir unidos para la reconstrucción del país y la sociedad, para afrontar uno o dos años de difícil recuperación, para aprender de los errores del pasado y construir un futuro mejor, apuntalando nuestro Estado de Bienestar y nuestras instituciones públicas, que son lo que nos está salvando del caos. Pero eso será dentro de unos meses. Ahora hay que pensar en salvar vidas y empleos como sea. Sigamos colaborando cada uno, quedándonos en casa, y aguantando el tirón. Mucho ánimo a todos.

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