Mañana 5 de julio, Movistar sube algunas tarifas de móviles e Internet, por 3ª vez este año. Y el 28 de julio las sube Orange. MásMóvil ya lanzó tarifas más caras en febrero y Vodafone las subió en abril, al imponer a sus nuevos clientes tarifas “ilimitadas” que no lo son tanto. Pero estas nuevas subidas, por 5º año consecutivo, son solo la antesala de las subidas que vienen, con el 5G, que Vodafone ha lanzado en junio en España, antes que en el resto de Europa. Los nuevos móviles 5G, que estarán plenamente operativos para 2022, permitirán navegar 10 veces más rápido, pero, a cambio, exigirán contratar planes más caros para permitir mayores descargas. Es un círculo vicioso: más velocidad, más datos, más gasto, mayores inversiones en las redes y mayores tarifas a los usuarios. Eso sin sumar la TV de pago, que también sube y a la que estamos “enganchados”, como al móvil e Internet. Piénselo antes de “darle al dedo”, porque “la droga digital” será cada vez más cara.
Las telecos llevan 5 años subiendo las tarifas de móviles e Internet, desde 2015, tras las bajadas y “guerras de precios” hechas entre 2009 y 2014. Este año 2019, muchas subidas se iniciaron en enero (Movistar) y se volvieron a repetir en febrero (Movistar y Más Móvil), para volver otra vez en julio (Movistar y Orange), mientras algunas compañías lanzan ofertas “personalizadas” (Orange) o “ilimitadas” (Vodafone) como forma de encubrir nuevas subidas, ya que estos paquetes son más caros. Y entre tanto, sigue la “guerra de tarifas” en las ofertas low cost, los servicios más baratos, que son los más demandados.
Este 5 de julio, Movistar
subirá las tarifas a un tercio de sus clientes. Primero, sube 3 euros los servicios fijos de fibra óptica (100
Mbps y 600 Mbps), que ya subieron otros 3 euros en enero. Luego sube entre 2 y
5 euros al mes las tarifas móviles,
“a cambio” de ofrecer entre 1 y 5 GB más de datos. Y además, sube las tarifas Fusión, los paquetes
convergentes de móviles e Internet, entre 2 euros (Fusión 0) y 10 euros al mes
(Fusión Total Plus 2 y 4). Por último, Movistar sube también el establecimiento de llamada de las
líneas móviles vinculadas a los productos Fusión 0, que será un 33% más caro
que hace un año.
El 28 de julio, Orange
subirá 2 euros al mes las antiguas tarifas de Love Esencial y Love sin límites, “a cambio” de ofrecer entre 2 y 5GB adicionales
de datos. Y también sube las tarifas
familiares Love, entre 1 euro (la Love familiar sin límites) y 5 euros al
mes (la Love Familiar Esencial), “a cambio” también de ofrecer entre 4 y 10 GB
adicionales de datos. Y si estos clientes no quieren las nuevas tarifas, pueden
pasarse a las “Love personalizables”, las nuevas ofertas lanzadas por Orange en enero
de 2019.
MásMóvil, la
cuarta teleco, no sube nunca sus tarifas
antiguas, no utiliza la estrategia del “más por más” (subidas a cambio de
mejoras) de Movistar, Orange y Vodafone, pero ha sacado en febrero unas nuevas tarifas de paquetes convergentes (3 planes de móvil e Internet) con subidas de 1 a 2 euros al mes. Y va a
dedicarse este año a abrir tiendas a mansalva (100 nuevas),
con el objetivo de ser la tercera teleco en tiendas en 2019 (con 900, tras las
más de 1.000 de Movistar y las 975 de Orange) y la segunda en 2020.
Vodafone, la
tercera teleco, no hace subidas porque su estrategia
comercial ha sido lanzar el 15 de
abril un nuevo producto, las tarifas planas “sin límites”, tanto de móvil como de fibra y
móvil. Desde abril, ya no comercializa
las tarifas antiguas (cuyo precio mantiene, de momento) y todos los
nuevos clientes han de contratar estas tarifas planas “sin límites” (3
de móvil y 4 convergentes, de móvil e Internet), cuyo precio oscila entre los
40,99 euros al mes y los 109,99 euros, precios más elevados que las viejas tarifas “porque ahora
pueden consumir más datos”, aunque su
precio final depende de la velocidad de descarga (de 600 Mbps a 1Gbps para la
fibra en casa y de 2 Mbps a los 10 Mbps en el móvil).
Estas subidas afectan a las tarifas “normales”, pero en paralelo, las telecos libran una feroz batalla de ofertas "low cost",
porque cada vez hay más usuarios que no quieren más datos, más velocidad y más
servicios, sólo lo básico para llamar y acceder a Internet pagando poco: entre
15 y 20 euros al mes sólo por el móvil y no
más de 50 euros al mes para un móvil
con acceso a Internet. Este auge de clientes que buscan “una
oferta simple y barata” ha movilizado a las grandes telecos, que han
puesto a sus segundas marcas a competir
con MásMóvil y las operadoras móviles virtuales (OMV), que se lanzaron a por
este mercado “low cost” en el verano de 2018. Ahora, todas las telecos están volcadas en las ofertas "low cost", dirigidas a jóvenes,
familias con bajos ingresos e inmigrantes: Orange a través de Amena,
Simyo y República Móvil, Vodafone a través de Lowi y Bit y Movistar a través de O2 y Tuenti, mientras MásMóvil refuerza su competencia con Yoigo, Pepephone, Lebara y Llamaya y
aparecen otros competidores como la rumana Digi, que está tirando los precios
(3GB y llamadas ilimitadas por 10 euros al mes).
Estos clientes “low cost” son los que más se están moviendo de una teleco
a otra: Más Móvil ha ganado +560.000 clientes en el último
año y las OMV +414.000, mientras Vodafone
pierde 500.172 clientes, Orange
-422.183 y Movistar -52.405 clientes, según la CNMC. Y estos
clientes “low cost” son la mayoría de los nuevos clientes, aunque suponen menos
de la mitad de los ingresos, que siguen concentrados en la otra franja de
clientes, los de mayor consumo, básicamente profesionales, clases medias y clientes
urbanos, que están dispuestos a pagar más (en torno a 100 euros) por tener más
Gigas, más velocidad y acceso a la TV de pago. Las telecos no abandonan esta
mitad del mercado, porque supone más ingresos y es más “fiel”, buscando cada
pocos meses ofrecerles más a cambio de subirles las tarifas.
Además, las telecos han estrenado 2 nuevas estrategias comerciales para dificultar que los clientes
comparen ofertas y para “engancharles” a tarifas más caras. El primero en
hacerlo fue Orange, al lanzar en
enero de 2019 las “tarifas personalizadas”, una para
cada cliente: “dime lo que quieres y te
hago un paquete a medida, al que pongo tu apellido” (Love González, Love
Sánchez). Una estrategia de marketing que parece
“cuidar de cada cliente” pero que sirve para camuflar las subidas reales
y “dificulta comparar con la competencia”, porque “tu paquete” no es como el de
los demás. No es el “más por más para
todos” sino “lo que tú quieras”.
La otra estrategia, estrenada por Vodafone el 15 de abril de 2019, son las “tarifas planas ilimitadas”. El “gancho” es que ya no hay que preocuparse por los Gigas: con esta tarifa, el
cliente puede “consumir datos sin límites”, con lo que ya no tendrá problema
para descargar vídeos, juegos, música, películas en el móvil. Con ello, las
ofertas sólo tienen que ver con la velocidad de descarga (se pueden contratar
2GB, 10GB o el máximo que permite el 4G). Es una estrategia que se ha
implantado en los últimos dos años en Asia y EEUU y que Vodafone ha traído a
España con gran éxito inicial: en los 2
primeros meses, hasta mediados de junio había captado más de 350.000 clientes
para estos planes “sin límite” (la mayoría, clientes suyos que se han cambiado
de otros planes, pagando ahora más).
Habrá que ver si estas “tarifas planas ilimitadas” se
extienden a otras telecos, pero antes hay que aclarar que no es verdad que los datos sean
ilimitados, según explica un experto en este artículo. Por un lado, Vodafone limita en la letra pequeña de los contratos el uso de estas tarifas
“ilimitadas”, que no se pueden utilizar para aplicaciones de vigilancia,
conexiones a través de “routers” o “realizar un uso intensivo y continuado que
pueda colapsar la Red de Vodafone”. Pero además, a partir de descargas elevadas (400GB), la velocidad de conexión se reduce, porque el espectro radioeléctrico
es limitado y cada operador tiene licencia para usar sus pequeñas porciones,
según el reparto de recursos que hacen las antenas. Así que aunque se diga que
hay “barra libre”, uso de datos “ilimitado”, la infraestructura de redes móviles actual no lo permite, porque si
hay un exceso de usuarios con potentes descargas en una zona o en un momento,
baja la velocidad de conexión. Así que si las tarifas ilimitadas progresan, con
las redes actuales 4G, todos
perderemos calidad de acceso a la Red.
Y aquí entramos en el lanzamiento del 5G, una tecnología que permitirá un uso
de datos mayor, a una alta velocidad
(2Gbps a finales de 2019) que multiplica por 10 las velocidades que
permite el actual 4G. Pero eso exige una enorme inversión en
infraestructuras (torres y postes),
que tendrán que asumir las telecos y que acabaremos pagando los usuarios con las tarifas. De momento, la estrategia de Vodafone es ir
“enganchando” a sus clientes con las tarifas “limitadas” (que no lo son) y
cuando vean que se les quedan “cortas”, porque la velocidad de descarga de la
“barra libre” se ralentiza, les ofrecerán pasarse
al 5G.
El futuro de los
móviles y las telecos es el 5G, una tecnología que permitirá soportar millones de conexiones a
Internet en una misma área, aumentando la velocidad de descarga de los
150Mbps que permite el 4G a los 10 Gbps que permite el 5G (bastará un segundo para bajarse una película en el móvil). Eso posibilitará que haya 50.000 millones de aparatos conectados a Internet en 2025,
lo que permitirá los coches conectados, las casas domotizadas, la telemedicina,
las ciudades inteligentes, las infraestructuras en Red, la realidad virtual, el
vídeo BK o los juegos en la nube. Los expertos creen que el 5G puede pasar de 4
millones de usuarios en el mundo en 2019 a más de 500 en 2022 (el año de su
despegue) y a más de 1.000 millones de usuarios en 2023.
Finlandia fue el primer país del mundo en comercializar el móvil 5G, en junio de 2018. Y este año
2019, en abril, le han seguido Corea del Sur, EEUU, Uruguay, Sudáfrica y Suiza. Y el 15 de junio, España, el primer país europeo elegido por Vodafone para lanzar su servicio 5G (con
tecnología Huawei y Ericsson), al que seguirán Italia (17 junio), Reino Unido
(3 de julio), Alemania (agosto) y Francia (finales 2019). Con ello, España está a la cabeza mundial en la
implantación de esta tecnología 5G, cuando el 4G se lanzó aquí con 2 años
de retraso. Ahora falta poner en marcha toda la infraestructura técnica y
realizar las inversiones necesarias para que su despegue sea efectivo, en Europa y en España, probablemente para 2022.
El lanzamiento
experimental del 5G, de momento sólo
por Vodafone, está disponible sólo en 15 grandes ciudades españolas, con un 50% de cobertura y sólo para tres modelos de móviles (Samsung Galaxy
S10 5G, LG V50 ThinQ 5G y Xiaomi Mi Mix3 5G). Y lo más importante: sólo se
puede utilizar el servicio (limitado) de 5G contratando los nuevos planes de
tarifas ilimitadas de Vodafone, con lo que el resto de clientes de la
compañía o de otras compañías tendrán que mudarse
a esta tarifa más cara. Y ya se
advierte que para disfrutar de la máxima velocidad en el 5G, tendrán que contratar los planes más caros
(el Vodafone One ilimitada total de fibra y móvil costará 109,99 euros al mes).
El futuro del 5G exige realizar ingentes
inversiones en infraestructuras y redes, que las telecos sólo harán si
consiguen clientes que lo hagan rentable con las tarifas que paguen,
particulares pero sobre todo empresas e instituciones. Si queremos 5G, habrá que pagarlo. Y los Gobiernos van a forzar la pronta implantación del 5G, porque eso
les permite realizar una subasta de frecuencias con las que van a hacer “caja”, aunque a cambio aumenten los problemas, como las interferencias con la señal de TV (lo que obligará
a resintonizar nuestras antenas de TV, antes del 1 de julio de 2020, porque el 5G comparte espectro
radioeléctrico con la TDT) o el mayor consumo de electricidad y las mayores
emisiones de CO2, al aumentar el uso de Internet y las descargas con el 5G.
Pero sobre todo, las telecos nos subirán
la factura.
Mientras el 5G se consolida, no antes de 2022, los usuarios
seguiremos expuestos a la guerra de tarifas de las telecos,
más los
“descuentazos de este verano”, que parece que nos benefician pero que
al final consiguen que gastemos más cada mes con el móvil e Internet. De hecho,
las tarifas en España son más altas que en el resto de Europa,
básicamente porque somos el único país donde las telecos venden sus servicios
en “paquetes”, donde nos ofertan juntos servicios de voz fija y móvil, acceso a
Internet fijo y móvil (paquetes cuádruples) y TV de pago (paquetes quíntuples),
cobrándonos más 2 veces al año por
mejorar la oferta sin pedirlo (“más
por más”). Y al “paquetizar estos servicios” desde 2013, el cliente paga más de lo que pagaría sólo por los servicios que usa. Un
ejemplo: pagamos una tarifa estándar de 20GB de datos, cuando el consumo medio en
España es de 2,4GB, según la CNMC.
La estrategia de las
telecos es “robarse clientes” a costa de tirar precios a los nuevos (para subirlos después, como en los seguros de
coches) y conseguir que usen más el móvil y paguen más cada mes.
Y nosotros les ayudamos, porque estamos muy “enganchados” al móvil (53,35 millones de contratos, 44,1 millones con acceso a
Internet) y cada vez lo usamos más tiempo (5 horas y 18 minutos diarios, según Hootsuite) y gastamos más datos. Y con
el 5G, la factura se disparará.
Así que deberíamos moderar el gasto, buscando pagar sólo por lo que necesitamos. Porque “la droga digital” será cada vez
más cara.
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