enrique ortega |
Cae el ahorro
porque los españoles tienen menos ingresos, por la crisis. Primero, porque muchos han perdido su empleo (3,8 millones desde 2008, de los que 2 millones todavía
no se han recuperado). Y segundo, porque los que han seguido trabajando han
visto reducirse sus salarios
(hasta un 15% entre 2012 y 1015), que son hoy muy bajos: el salario más
habitual es de 1.602,5 euros brutos (1.280 euros netos), según el INE y hay 8 millones de
españoles que declaran a Hacienda ganar menos de 12.000 euros al año (2014). Además, parados y
trabajadores han visto subir estos años los impuestos, desde el IVA al IRPF y las tasas, con lo que,
a pesar de las bajadas de última hora, hemos pagado 17.578 millones más de
impuestos en 2015 que en 2011. Al final, entre menos ingresos y más pagos a Hacienda,
la renta de los españoles ha caído
estos años: de 28.206 euros de
ingresos medios por hogar en 2010 a los
26.092 euros por familia en la primavera de 2015, según el último dato del INE. Y
de 10.858 euros por persona (2010) a 10.419 euros (2015).
Esto son “medias”,
pero hay familias donde la crisis se ha
cebado más y cuya renta ha caído especialmente. Por eso, el 13,7% de los hogares confiesan que llegan a fin de mes “con mucha dificultad”, según la última Encuesta de condiciones de vida del INE (2015). Un 39,45% de
familias no pueden afrontar gastos imprevistos y un 40,6% no puede irse ni una
semana de vacaciones. Y el 9,4% de
las familias se retrasa en el pago
de la hipoteca, el alquiler, la luz o el gas, según esa Encuesta del INE. O sea, que una
gran parte de hogares “viven al día” y tienen que “tirar de la
hucha” para sobrevivir.O para pagar deudas. Por eso cae el ahorro en
España desde 2009, más que en el resto de Europa.
Con todo, ¿dónde
tienen los españoles sus ahorros? La mayoría de las familias lo han
invertido en comprar su casa, generalmente a costa de pesadas hipotecas:
antes de la crisis, un 83% de españoles
eran dueños de su vivienda, frente a un 60% de europeos, según datos del Banco central Europeo (BCE). De hecho, en 2015, el patrimonio inmobiliario de los españoles ascendía a 4.50 billones de euros, mientras el patrimonio financiero (dinero en
cuentas, Bolsa, fondos, seguros y planes) era de 1,97 billones de euros, según INVERCO. O sea que de cada 6,5 euros
de ahorro, 4,5 están en el ladrillo (70%) y casi 2 en las finanzas. Un reparto que ha cambiado drásticamente
con la crisis, ya que en 2008, antes del estallido de la “burbuja
inmobiliaria”, el patrimonio inmobiliario era 1,8 billones mayor (6,3 billones) y el patrimonio financiero mucho
menor (1,6 billones). Entonces, en 2008, de
cada 8 euros de ahorro, 6,3 euros estaban en el ladrillo (78%) y 1,6 euros en las finanzas.
El ahorro en forma de patrimonio
inmobiliario de los españoles se está recuperando lentamente, con la subida de la vivienda desde 2014 (más de
un 8%), que va a seguir, aunque poco a poco. Pero de este “ahorro” en forma
de ladrillo no pueden “tirar” las familias, salvo que vendan su casa y alquilen.
El ahorro más “asequible” a corto plazo
es el ahorro financiero (en depósitos, valores, Fondos, Planes,
seguros…), que se está recomponiendo
también, por la subida de valor de algunos activos (Bolsa y Fondos) y ,sobre
todo, porque han bajado mucho los tipos de interés y eso ha reducido el pago de intereses de las familias por sus hipotecas.
Se calcula que la bajada de tipos ha ahorrado
a los hogares españoles 22.582 millones de euros en intereses (hipotecas y préstamos), que les han
permitido gastar o ahorrar más.
Al final, el ahorro
financiero de los españoles es de 1,98
billones de euros (1.980.092 millones) en junio de 2016, según el Banco de España, frente a 1,68 billones en 2008. Y lo más importante es que el ahorro neto (quitando las deudas) ha
mejorado más, siendo ahora de 1,19
billones (frente a 0,72 billones en 2008), porque las familias han reducido mucho sus deudas en estos años (devolviendo hipotecas y préstamos): si la deuda
de los hogares era de 960.360 millones de euros en 2008, ahora es de 782.444
millones (junio 2016).
¿Dónde tienen los
españoles este ahorro financiero? La mayoría de este dinero, de esos 1,98
billones, está en los bancos: 861.614 millones están en cuentas corrientes y
libretas (68.455 millones) y sobre todo, en depósitos (793.159 millones), que suponen ahora un 40% de todo el ahorro
financiero (un porcentaje que no ha dejado de bajar desde el 57% del
ahorro que suponían los depósitos en 1985). El segundo lugar donde está el
ahorro financiero es en valores, en acciones
cotizadas y no cotizadas: son 400.350 millones (marzo 2016), un 20,3% de todo el ahorro financiero. El
tercer destino son los Fondos de
inversión: 244.124 millones (marzo 2016), el 12,4% del ahorro. El cuarto es la inversión en seguros, que alcanza los 225.189
millones (marzo 2016), un 11,4% del
total. Y el resto se invierte en renta
fija y deuda (32.627 millones, un 1,7%), préstamos y otras inversiones, según INVERCO.
En esto del ahorro y
donde invertirlo, España también “is different”. Los españoles tenemos más dinero en cuentas y depósitos
(43%) que el resto de europeos (30% del ahorro). Invertimos mucho más
en Bolsa (20,3% del ahorro en acciones frente al 11% en Europa): las familias españolas son propietarias del 26% de las acciones cotizadas (2014) frente
a un 11% que tienen franceses o italianos y un 9% los alemanes. Pero invertimos
menos en seguros y Planes de pensiones
(15% frente al 40%). La gran diferencia
está en los Planes: invertimos en
ellos sólo un 5,6% del ahorro frente al 37,5% en Europa.
La inversión
predilecta de los españoles, los depósitos, están de capa caída
con el desplome de los tipos de interés en los últimos años. Con ello, los ahorradores reciben por sus depósitos
(770.000 millones en junio de 2016) una rentabilidad
media del 0,16%, con datos de agosto del Banco de
España. Y además, somos el segundo país euro (tras Irlanda) donde los bancos pagan menos por los
depósitos: en julio se pagaba un 0,19% en España, la tercera parte que en la eurozona (0,53% de interés) y mucho
menos que en Holanda (1,75%), Francia (1,33%) o Italia (0,91%), según datos del BCE, que fija el mismo tipo de interés de referencia
(0%) para toda la eurozona. Y ya hay bancos,
en Europa y en España (Santander y BBVA), que han empezado incluso a “cobrar por los depósitos”, de momento
sólo a los grandes clientes (grandes empresas y aseguradoras), justificándolo en que
el BCE les cobra a ellos un 0,40% por
los depósitos a un día que tienen con él.
No parece que los
bancos acaben cobrándonos a todos por los depósitos, pero sí que el interés que se pague al
ahorro siga siendo mínimo, sobre el 0,10%, en los próximos meses. Y el gran cambio
es que la inflación va a subir,
después un par de años en negativo. Si el IPC vuelve al positivo y la inflación sube un 1,3% en 2017, como prevé el Gobierno Rajoy en el cuadro macro enviado a Bruselas, eso significa que los ahorradores perderán dinero, porque la inflación se comerá con creces sus exiguos intereses. Y entonces,
¿dónde se puede invertir el ahorro? Los
bancos van a seguir tentándonos con depósitos
a más plazo y con depósitos estructurados, que son
como “cestas de inversión” donde una parte se destina a depósito y otra parte a
renta fija (deuda pública o de empresas), un Fondo o acciones. Pero la
deuda pública tampoco es una salida: las Letras del Tesoro a un año pagan ahora
intereses negativos (cobran el 0,26%) y también la deuda española a 3 años
(-0,08%). Y la deuda pública a 5 años sólo da una rentabilidad del 0,10% y un
1,01% la deuda a 10 años.
Los expertos insisten: si se busca más rentabilidad al ahorro, hay que arriesgarse. Más con la Bolsa, que va a seguir con
altibajos, ante el estancamiento
de la economía internacional, el bajo crecimiento en Europa y la crisis de
los paises emergentes (más el temor a China). La esperanza está en los valores que pagan dividendo (muchos
no en dinero, sino en acciones, en
“papelitos”, lo que deprecia su valor): para 2017 se estima que habrá 13 empresas que ofrezcan una
rentabilidad por dividendo del 7% (Telefónica), el 6%(Endesa, CaixaBank y
Repsol) o algo más del 5% (Mediaset, Gas Natural, Enagás, Abertis, Sabadell,
BBVA, IAG, Mapfre o Iberdrola). Y para los que quieran menos riesgo están los Fondos de inversión, que han conseguido un récord de dinero en septiembre (377.648 millones). Su ventaja es que se trata
de “cestas” donde diversificar la inversión y se puede cambiar de un Fondo a
otro sin penalización fiscal. El problema
son sus altas comisiones.
Y queda destinar el ahorro a Planes de pensiones privados, como muchos europeos. Pero aquí, a
pesar del miedo creciente sobre el futuro de las pensiones públicas, los Planes privados no
cuajan: en 2016 están cayendo los partícipes (9,9 millones, casi 1 millón menos que en 2010), las aportaciones (-5,72% en el primes
semestre) y su patrimonio (-0,2%).
Hay tres razones que explican por qué los Planes no tienen éxito: su bajísima rentabilidad (1,75% a 10
años y -2,25% en el último año), sus elevadas
comisiones y la alta fiscalidad
cuando se rescatan (Hacienda “le da un palo” al jubilado). Urge un cambio drástico si se quiere que en España los Planes de pensiones privados sean una forma
de ahorro popular para complementar la pensión pública.
Recapitulando, el
ahorro de los españoles sigue bajando, porque no se recomponen sus ingresos. Y
los que consiguen ahorrar, le sacan poca rentabilidad a su esfuerzo, sobre todo
los depósitos. Habría que fomentar el ahorro, con campañas desde la juventud y con medidas
fiscales, porque el ahorro de un
país permite financiar la inversión privada y pública, el crecimiento y el
empleo del futuro. Todos deberíamos acostumbrarnos a ahorrar algo desde
pequeños, ganemos más o menos. Pero sobre todo, debemos cambiar la mentalidad de lo que hacemos con el ahorro. No deberíamos “enterrarlo”
en comprar un piso o en un banco. Deberíamos invertirlo en nosotros mismos, en dos destinos claves: mejorar
la formación (nuestra y de nuestros hijos), con cursos y reciclaje
profesional que beneficiará nuestro trabajo y nuestro sueldo (y el de nuestros
hijos), y asegurar nuestro futuro,
con unos ingresos complementarios para la jubilación, ya sea un Plan, un seguro, un fondo o unas acciones. Al
final, ahorrar es el precio de tener una mayor
seguridad.
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