La luz volvió a bajar
en septiembre, tras la bajada electoral
de agosto. Van 5 meses de subidas y
4 de bajadas, con lo que el recibo baja
un 1,3% anual. Y 2015 se podría saldar con una pequeña bajada anual, inferior a la del año 2014 (-4,9%) . Pero me la juego a que el Gobierno Rajoy nos hace un regalo en diciembre, antes de las
elecciones: anunciar que la luz bajará en enero de 2016. Y eso porque entonces se sabrá oficialmente que
en 2014 hubo superávit eléctrico, por primera vez desde el 2.000, gracias a
las subidas de los últimos años, los recortes a las renovables y los nuevos impuestos
que pagamos en el recibo. Baje o no en 2016, pagamos la cuarta luz más cara de Europa, porque nos cargan costes
de más, aunque desde hoy se pague por horas (sólo 5,4 millones de usuarios). Y es una luz más contaminante, porque
ahora se genera con más petróleo, carbón y gas. Un reto
para el futuro Gobierno: auditar los costes de la luz y bajar
de verdad el recibo y las emisiones de CO2.
enrique ortega |
El recibo de la luz
bajó en septiembre un 4,5%, con lo que un consumidor medio pagó un recibo mensual de 66,76 euros, según los datos de la Comisión de la Competencia (CNMC).
Y ello pese al aumento de costes en el mercado eléctrico, debido a un mayor consumo, a la
ola de calor y al menor peso de las energías renovables (hidráulica y eólica),
por el clima. La razón básica de esta bajada mensual es el efecto de la bajada de la luz en agosto, un 3,7%,
motivada por la decisión del Gobierno Rajoy de rebajar un 2,2% la parte
regulada del recibo (41,14%), aprovechando para devolver a los usuarios 200
millones de euros que nos habían cargado de más para ayudar a las centrales a
quemar carbón nacional y que no se usarán en 2015, por retraso en el marco
legal. Un “truco legal que permitió esta bajada aunque lo pagaremos después.
De momento, son ya 5 meses de subidas de la luz este año: enero (+3%), marzo (+0,5%),
abril (+1,8%), junio (+5,2%) y julio
(+3,3%) . Y otros
4 meses de bajadas: febrero (-5,4%), mayo (-1,5%), agosto
(-3,7%) y septiembre (-4,5%), según los datos de la CNMC. El balance de estos 9 meses es una bajada media del recibo del 1,3%, para
un consumidor medio (familia con dos hijos y un consumo anual de 3.900 kWh).
Ahora, los expertos apuestan por una ligera bajada este otoño en los costes
de producir electricidad, para cerrar el año 2015 con una pequeña bajada anual del recibo, tras haber bajado un 4,9% en 2014. Pero estas bajadas no coinciden con otros datos que hablan de una subida de la luz. De hecho, según el INE (IPC), la luz subió un 2% en los ocho primeros meses de este año.
Y los consumidores creen que la subida es aún mayor: FACUA estima que el recibo ha subido un 8% en los nueve primeros meses de 2015 respecto a
igual periodo de 2014, lo que supone pagar una media de 5,70 euros más al mes
en el recibo de la luz (68,40 euros más hasta
septiembre de 2015).
Pero tranquilos. Estoy seguro que el Gobierno Rajoy nos tiene preparados un regalo para diciembre, coincidiendo con las elecciones: el anuncio de que la luz bajará en enero de 2016.Y eso
porque pronto se va a saber oficialmente
que el sector eléctrico tuvo superávit en sus cuentas en 2014, por
primera vez desde el año 2.000, cuando venía
teniendo déficit (el
recibo no cubría los costes). Ahora se espera
un superávit de unos 500 millones de euros, conseguidos gracias a un
paquete de medidas impuestas por el Gobierno Rajoy: subidas extras de la luz en 2012 y
2013, recortes drásticos de ayudas a las renovables (solar y eólica) y nuevos impuestos
a las eléctricas que acabamos pagando todos en el recibo, además de algunos
costes eléctricos (islas) que ahora paga el Presupuesto (o sea, también
nosotros). Gracias a este superávit, el Gobierno podrá bajar la parte regulada del recibo (41,14%), que este año ha
congelado, y rebajar así el total del recibo en enero de 2016.
Otra novedad es
que este 1 de octubre, las eléctricas
empezaron a facturar la luz por horas, según cuando se consuma, algo que no se hace en ningún país de Europa.
Pero ojo, no es para todos los usuarios,
sólo para los que cumplan dos condiciones. Una, tener un contrato de la luz con
precio regulado (PVPC), con una potencia inferior a 10 kWh, un contrato que
tienen 17 millones de los 25,4 millones de españoles con contrato de luz (el
resto son contratos “libres). Y la otra condición, tener instalado un contador inteligente con telemedida,
que envía los datos del consumo a la comercializadora o a la eléctrica. De momento,
hay instalados 10,4 millones de contadores inteligentes
pero sólo unos 5,4 millones tienen además telegestión, los únicos que permiten facturar por horas ( a un 21% de todos los clientes con contrato de luz) . El resto tendrá que
esperar a que las eléctricas se lo instalen y tienen de plazo hasta finales de 2018. Eso sí, todos pagarán un alquiler por el nuevo contador de 1 euro/mes (ahora pagamos 60
céntimos).
Con estos nuevos contadores, la luz se cobrará a un precio diferente cada hora (24 tarifas al día), precio que se podrá
consultar a las 20,30 horas del día anterior en esta web de Red Eléctrica. Los precios variarán de un día a otro y
según la estación y la climatología, siendo más bajos entre enero y mayo y
más caros en el resto del año. Las horas
más caras serán entre 12 y 22 horas (invierno) o entre 13 y 23 horas
(verano), destacando como las franjas horarias más caras las que van de 20 a 23 horas, sobre todo los lunes y entre semana.
Y las horas más baratas serán desde las 12 de la noche a las 12 de la mañana,
siendo la luz más barata los fines de semana y sobre todo los domingos entre 15
y 18 horas. Los expertos aconsejan que cambiemos los hábitos de consumo y pongamos algunos electrodomésticos (lavadora,
friegaplatos, horno) y la calefacción por la noche y los fines de semana, para
poder ahorrar hasta un 5%. Y acostumbrarse
a mirar los precios cada día, algo difícil. Y poco efectivo: levantarse a las 4 de la mañana para poner la lavadora sólo ahorra... ¡ 1,8 céntimos !.
Con o sin tarifa horaria, la luz está muy cara en España, tras haber subido un 71% entre 2003 y 2013, según Industria, y el doble que en la zona
euro entre el verano de 2013 y el de 2014:
un 4,1% frente al 2,7%, según Eurostat. Con ello, España era,
a finales de 2014, el cuarto país de
Europa con la electricidad más cara: 0,237
€/kWh, sólo por detrás de Dinamarca (0,304 €/kWh), Alemania (0,237 €/kWh) e
Irlanda (0,254 €/kWh) y muy lejos del precio medio de la luz en
Europa (0,208 €/kWh en UE-28, un 14% más barata) y en la zona euro (0,221
€/kWh, un 7,2% más barata que en España). Y peor lo tienen las empresas españolas, que pagan la electricidad
un 20% más cara que las empresas alemanas, un 30% más que las francesas o un
50% más que las chinas.
¿Por qué pagamos la
luz más cara que los demás europeos? Básicamente, porque en el recibo estamos pagando costes de más, extracostes
que el Gobierno mantiene (hoy Rajoy y antes Zapatero) desde la época de Aznar en dos de las tres partes del recibo. En la parte donde pagamos el coste de producir la electricidad
(37,48% del recibo) pagamos de más los kilovatios que producen las centrales hidroeléctricas y nucleares
(un sobreprecio
que les garantizó Aznar en 1997), así como el exceso de centrales (ayudas a las centrales de gas y carbón solo porque estén
disponibles, aunque no funcionen porque sobra potencia instalada) y la compensación
a las grandes empresas consumidoras (550 millones por compensarles de “posibles
cortes de suministro” que no se dan nunca). En la parte de los precios regulados (41,14% del recibo)
pagamos otros extracostes que deberían suprimirse o pagarse en los Presupuestos: ayudas a las renovables
(7.100 millones) o al carbón nacional,
al transporte (1.689 millones) y a la distribución de electricidad (5.000
millones), ayudas al parón nuclear y la hipoteca de la deuda eléctrica acumulada (22.000 millones pendientes, un
extracoste del 6,5% del recibo de la luz). Y en la tercera parte del recibo
(21,38% restante), los impuestos, pagamos menos que el resto de europeos (en la UE-28, el 32% del recibo son
impuestos y en la zona euro, el 36%).
Como puede verse, son
muchos extracostes no justificados
que encarecen el recibo de la luz
mes tras mes y que engordan los beneficios y dividendos de las eléctricas españolas, que son las compañías del
sector con
más margen de Europa, las más rentables (las 4 grandes ganaron 8.166
millones en 2014) y con más dividendo (del 4,5 al 6,2%). Lo normal sería
realizar una auditoría de costes
del sector eléctrico, para que los usuarios pagáramos en el recibo lo que realmente cuesta producir, transportar y distribuir la electricidad, no
los extracostes que se van sumando y pagamos injustificadamente desde hace 18
años. Un gran reto que no ha querido afrontar ningún Gobierno, porque supone enfrentarse a un sector con gran poder económico, político
y mediático y a un verdadero oligopolio: las tres grandes
eléctricas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural-Fenosa acaparan el 92% de los consumidores domésticos y un 72% del mercado empresarial. No hay verdadera competencia entre ellos. Lo ha detectado incluso un informe preliminar de la Comisión de la Competencia (CNMC) publicado este martes.
La propia Agencia
Internacional de la Energía (AIE) acaba de recomendar a España que “limpie
los costes de la tarifa de la luz” y traslade a otros sectores
(Presupuesto) la responsabilidad del desarrollo
de las renovables. Además de encarecernos el recibo, las eléctricas no consiguen reducir lo suficiente las emisiones de CO2 y facilitan que España incumpla las exigencias europeas para frenar el cambio climático. Y eso
porque están quemando en sus centrales un
exceso de petróleo y gas, ahora que están más baratos. De hecho, entre
enero y agosto de 2015, España batió el récord histórico de importación de petróleo, 37,3 millones de toneladas
(más incluso que antes de la crisis). Se ha disparado también el consumo de carbón para producir electricidad (25% venía
del carbón este verano), la mayor
fuente de emisiones de CO2 en el
sector eléctrico (70% de todas las emisiones). Y también el uso de gas natural para quemar en las centrales: su consumo ha subido un 35,4% hasta julio. Todo mientras se utilizan menos energías renovables (más baratas y menos contaminantes), al haberse
encarecido por el recorte de ayudas y el freno a nuevas inversiones.
Así que la
luz sigue cara y encima consumimos más petróleo, carbón y gas que nunca, contaminando más
que el resto de europeos. Un mal negocio para el bolsillo y el medio ambiente,
aunque lo disfracen con bajadas electoralistas. Un doble reto para el futuro Gobierno que salga tras las elecciones: que
paguemos la luz por lo que realmente cuesta y que sea una electricidad más
limpia. Ténganlo en cuenta cuando voten.
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