La Seguridad Social
ha duplicado
su déficit y el “agujero”
superará este año los 10.000 millones de euros, por cuarto año consecutivo.
Lo grave es que sucede cuando se está creando empleo. Y no pasa porque se haya disparado el
gasto en pensiones: creció en agosto un 2,8%, el menor aumento de la historia, porque están surtiendo
efecto los recortes aprobados por
Zapatero y Rajoy. El problema está en los ingresos, que se han desplomado por culpa de la reforma laboral: hay más trabajadores
cotizando pero ingresan menos porque tienen peores contratos y sueldos. Y
encima, se deja de ingresar porque este Gobierno ha rebajado las cotizaciones a muchas empresas (tarifa plana). Por
todo ello, Rajoy ha gastado ya la mitad
de la hucha de las pensiones, que se acabará en 2018. Urge tomar medidas y aumentar
los ingresos de la Seguridad Social, además de pagar algunas pensiones
(viudas y huérfanos) con cargo al Presupuesto. Es el gran reto de la próxima Legislatura.
enrique ortega |
La crisis y la caída del empleo agravaron la crisis de la Seguridad Social, al
reducir los ingresos por cotizaciones mientras aumentaba el gasto en pensiones.
Entró en déficit en 2011 (-1.000
millones) y el “agujero” se agravó durante esta Legislatura,
superando los 10.000 millones de déficit
en 2012 (-10.131), 2013 (11.861) y 2014 (11.202). Y este año 2015, en lugar de mejorar las cuentas por la mejora del empleo
(más ingresos por cotizaciones), han
empeorado: el déficit de la Seguridad Social (ingresos-gastos) se había duplicado hasta julio, alcanzando ya los -4.423 millones de euros (-2.201 entre
enero y julio de 2014). Y los expertos
vaticinan que la Seguridad Social
cerrará este año con un
déficit entre 11.000 y 15.000 millones de euros, el mayor “agujero” de su historia.
Esta penuria financiera ha obligado al
Gobierno Rajoy a tomar dos medidas extraordinarias para poder seguir pagando las pensiones.
Una, echar mano de “la hucha de las pensiones”, un Fondo de reserva creado en
el año 2.000 para guardar los excedentes y que llegó a acumular (entre
aportaciones estatales e intereses que consigue) un máximo de 66.815 millones en 2011. A partir de
ahí, empezaron
los déficits y el Gobierno Rajoy se vio obligado a “echar
mano de la hucha” para pagar las pensiones: empezó cogiendo 7.003 millones
para pagar a los pensionistas la extra de Navidad de 2012 y siguió cogiendo de la hucha en 2013 (11.648 millones) y 2014
(15.300 millones), para pagar las extras de Navidad y verano. Y ha seguido este
año en julio (está previsto sacar un total de 8.500 millones en 2015) y seguirá en 2016 (la previsión del Presupuesto es sacar de la hucha otros 6.283
millones).
Con ello, el Gobierno Rajoy
ya ha sacado más de la mitad de los fondos de la hucha de las pensiones (37.701 millones de 66.815) y al ritmo
previsto se espera que la hucha se agote en 2018. Pero la Seguridad Social no sólo tira de
esta hucha para pagar las pensiones: también ha recurrido a las Mutuas laborales, cogiendo parte de sus excedentes para financiarse
otros 5.350 millones de euros hasta
diciembre de 2014.
Son formas de intentar
tapar agujeros, pero el déficit está ahí y no es coyuntural (ahora no cae el empleo y las
cotizaciones) sino estructural y creciente. Para
2016, el Presupuesto electoral aprobado
in extremis por Rajoy prevé rebajar este déficit drásticamente, de los 11.000
millones de este año a sólo 3.000
millones (0,3% del PIB). Pero nadie se lo cree y la mayoría de expertos apuntan que se han inflado los ingresos por cotizaciones
(esperan que crezcan un 6,7% cuando en 2015 están creciendo sólo el 0,75%) y
que así se ha pretendido “enmascarar el agujero”. Y recordemos que el
Gobierno Rajoy ha enviado a Bruselas unas cuentas públicas con déficit
en la Seguridad Social hasta 2018.
¿Por qué la Seguridad Social duplica su déficit en 2015 si el empleo va
mejor? Veamos las cuentas. Podría ser que los gastos se hubieran disparado,
pero no es así. Al contrario: el gasto en pensiones había crecido un 3,4% entre enero y julio de 2015 (el menor
aumento en los últimos diez años) y todavía se moderó más en agosto, cuando el gasto en pensiones (8.270,5 millones
mensuales) creció sólo un 2,8%, el menor aumento en la
serie histórica. Y casi lo mismo este mes de septiembre (+2,97%). Un aumento moderado del gasto en pensiones que no es
casualidad: es fruto de las reformas y
recortes de Zapatero en 2011 (aumentando la edad de
jubilación a 65 años y 3 meses en 2015) y
de Rajoy en 2013 (menor subida anual de las
pensiones, 0,25% en 2014, 2015 y 2016, y penalización más rebaja de las
jubilaciones anticipadas).
Además, hay otros dos
factores que están moderando también el gasto en pensiones. Uno, fruto de
la crisis y también de los sucesivos
recortes: las nuevas pensiones no suben tanto (la pensión media de jubilación de los nuevos
pensionistas, 1.471 euros no se distancia tanto de la media de todos, 1.023
euros) y por ello, la pensión media del sistema (889 euros al mes) sube menos, un 1,8% en 2015. Y el otro, que la demografía
ayuda de momento y el número de
pensiones (9,3 millones) crece poco, un 1% este año (hasta
agosto), el aumento menor del número de pensiones en toda nuestra historia.
Así que si la Seguridad Social ha duplicado su déficit este
año, no es por los gastos. Es porque apenas crecen los ingresos, sobre todo las cotizaciones (77% de sus ingresos, el resto son aportaciones del
Presupuesto del Estado). El Gobierno Rajoy se engañó a sí mismo y en los
Presupuestos de 2015 “soñó” que los ingresos por cotizaciones iban a crecer
este año un 6,8%. Pero en realidad, se han estancado y sólo han crecidoun 0,75% hasta julio. ¿Cómo es posible que apenas crezcan las cotizaciones si en la primera mitad
de 2015 se han creado ya casi 300.000 empleos? (y otros 433.900 nuevos
empleos en 2014).
La respuesta es doble.
Por un lado, hay más españoles
trabajando pero cotizan menos porque tienen empleos muy precarios (temporales y a media jornada) y bajos salarios, como resultado de la crisis y la reforma laboral aprobada por
Rajoy en 2012. En estos años ha aumentado el empleo a tiempo parcial (15,8% de todos los empleos) y estas
personas ganan un 38% de lo que ganan los que trabajan a tiempo completo
(10.056 euros anuales frente a 26.345, según el INE). Y son muchos ya
los empleos temporales (25,2% de los empleos), donde se gana un 63,4% del
sueldo en un trabajo fijo (15.433 euros anuales frente a 24.333, según el INE). Así que con los trabajadores a tiempo parcial, la
Seguridad Social pierde dos tercios del salario de un trabajador normal y con
los temporales un tercio (las cotizaciones son un 28,3% del sueldo). Y
además, los nuevos empleos suelen estar
peor pagados, en un país donde hay muchos trabajadores que no llegan a mileuristas: un 34% de los trabajadores (5,7 millones) ganan
menos de 645 euros al mes (en 14 pagas), según datos de la Agencia Tributaria (Hacienda).
La otra razón de que la Seguridad Social ingrese poco es que
se han disparado con el Gobierno
Rajoy las bonificaciones en las cotizaciones sociales de las empresas, como medida de fomento
del empleo (discutible
y poco efectiva, según la mayoría de expertos). Han proliferado las “tarifas planas” (100 y 50 euros mensuales de cotización), que en 2015
suponen una pérdida de ingresos a la Seguridad Social de 1.614,82 millones, que
aún serán más para 2016 (el Presupuesto contempla unas bonificaciones de 2.100
millones). En total, durante los cuatro años de esta Legislatura, estas ayudas
a las empresas para la contratación le
han costado a la Seguridad Social dejar de ingresar 3.439 millones de euros.
Así que ya sabemos de dónde viene el déficit, fundamentalmente de
la falta de ingresos. ¿Qué se puede
hacer? El Tribunal de Cuentas dio en julio una receta, que propuso se debatiera “con urgencia” en el
Pacto de Toledo (la comisión política y social responsable del futuro de las
pensiones): financiar parte de las
prestaciones de la Seguridad Social con cargo a los Presupuestos y no con cotizaciones. En agosto, el Gobierno Rajoy concretaba esta
propuesta, señalando que iba a proponer a los demás partidos que fuera el Presupuesto y no la Seguridad
Social quien pagase las pensiones de viudedad ( 20.776,69 millones de gasto para 2015) y de orfandad (1.762,68 millones).
Serían 22.539,37 millones menos con cargo a cotizaciones y una forma rápida de
suprimir el déficit de la Seguridad Social. Eso sí, habrá que ver cómo puede
asumir estas pensiones el Presupuesto, cuando para 2016, Bruselas obliga a España a recortar el déficit
otros 14.000 millones.
Por eso y porque habría que diversificar medidas, no se
puede desechar otra vía de la que
la mayoría no quiere hablar: subir las
cotizaciones. Es cierto que subir cotizaciones es malo para un
país con la segunda mayor tasa de paro
de Europa y por eso la Comisión Europea y la OCDE
piden a España que las baje. Pero también es cierto que las cotizaciones a la SS son más bajas en España que en la mayoría de Europa. En España, las
cotizaciones por contingencias comunes son el
28,3% del salario de un trabajador, algo menores que la media
en Europa (28,7%) pero mucho menores
que las cotizaciones en Alemania (33,3%), Francia (37,9%) o Italia (31,5%). Eso sí, las cotizaciones de las empresas (23,6 % en España) están más cerca de
las de Francia (27,7%) o Italia (24,3%) que las de los trabajadores españoles (4,7%), que están muy por debajo de
las cotizaciones que pagan los trabajadores alemanes (17,1%), franceses(10,2%)
o italianos (7,2%).
En definitiva, que si
España subiera un 2% las cotizaciones sociales (1% a la empresa y 1% al trabajador), todavía estaríamos cotizando menos (30,7%) que los grandes países
europeos y a cambio la Seguridad Social ingresaría 8.000 millones más en cotizaciones. Claro que sería pedir un esfuerzo extra a las empresas (ahora
empiezan a tener beneficios) y a los
trabajadores, pero ya se les está pidiendo que se hagan planes de pensiones privados. Y probablemente, la mayoría
preferiría cotizar un 1% más de su sueldo para su futura pensión pública que
tener que invertir 2.000 euros al año en
una pensión privada, que le va a gestionar (con altas comisiones y baja
rentabilidad) un banco o una aseguradora.
De hecho, la
incertidumbre sobre el futuro de las pensiones públicas ha disparado los planes de pensiones privados: ya gestionan más de
100.000 millones de euros (un récord histórico)
y las
aportaciones a todos los Planes de pensiones (individuales y de
empresa) se multiplicaron por cinco en 2014, pasando de 233 a 1.161
millones, aumentando además el número de partícipes por primera vez en los
últimos cuatro años. Un “boom” de las pensiones privadas que crece sobre la incertidumbre ante el futuro
de las pensiones públicas, alimentado incluso por el gobernador del Banco de España: en junio recomendó a los jóvenes que ahorrarán para hacerse una pensión privada porque “la
pensión futura serán cada vez peor” (la suya no: tiene un sueldo anual de 174.733 euros).
Las pensiones
atraviesan por un grave problema: los ingresos no cubren a los gastos
y eso que la mayoría de pensiones son muy bajas. De hecho, dos tercios de los pensionistas cobran
menos de 800 euros al mes, el 28,21 % (2,6 millones) cobra menos de 600
euros y un 15% menos de 400 euros al mes. Y casi el 40% de las viudas cobran menos de 600 euros. Y para que la
Seguridad Social no estalle, apenas nos subirán las pensiones en los próximos
años, con lo que algún estudio señala que la pensión media estará en 1.000 euros dentro de 20 años. Pero incluso eso está en riesgo si
no aumentan los ingresos.
Por eso urge una
reforma de la financiación de la Seguridad Social, apuntalando sus ingresos
con más cotizaciones y quitando gastos (pensiones) que se deben pagar con los
Presupuestos. Si no se consiguen más
recursos estables (y más empleo), el agujero crecerá y antes o después nos vendrán con que “las pensiones son insostenibles” y nos impondrán más recortes. Hay que
sanear de una vez las cuentas de la Seguridad Social, el gran reto de la próxima Legislatura. Piense en ello cuando vote.
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