El Gobierno ha “vendido” que sube el gasto público en Ciencia (I+D+i) para 2015, como ya dijo el año
pasado. Pero es un “espejismo”: bajan las subvenciones y suben los
créditos, que no se gastan. Lo mismo que en 2014, cuando el gasto realmente se
congeló. El dato cierto es que la Ciencia (I+D+i) ha perdido un tercio de sus
recursos públicos (-33,76%) desde
2009 y estamos al nivel de gasto de
2003. Una década perdida. Y lo peor es que la mitad del Presupuesto no se gasta, porque son créditos que no se piden:
en los últimos 5 años, 11.500 millones han quedado sin utilizar. Un equipo de la Comisión Europea acaba de pedir a España que gaste más en Ciencia,
pero el Gobierno Rajoy ha decidido congelar el gasto hasta 2016, para
aumentarlo luego al 2% del PIB en 2020,
lo que gasta ahora Europa. España
sigue perdiendo el tren de la Ciencia, la clave del
empleo futuro.
enrique ortega |
El Presupuesto
para I+D+i en 2015 tiene “truco”.
Destina 6.406,75 millones de dinero público a la Ciencia, un 4,24% más que en 2014, pero en realidad es un espejismo: las
subvenciones para investigación (2.405,91 millones), que utilizan centros
públicos y Universidades, se
reducen en 7 millones (-0,29%) y lo que suben (+7,17%) son los créditos para I+D+i (4.000,83
millones), sobre todo para investigación militar (+ 64,13%), que se destinan básicamente
a empresas y que no se gastan, según
la COSCE. Es el segundo año que el Gobierno Rajoy intenta “maquillar”
las cifras de la Ciencia: en
2014, dijo que el Presupuesto subía un 2,8%, por primera vez en esta
crisis, pero como en 2013 el gasto fue realmente mayor del presupuestado (aprobó
un crédito extraordinario para evitar
la quiebra del CSIC), la subida real se quedaba en el 1,1%.Y descontando la inflación, el gasto realmente se
congelaba.
Ahora, con las
menores subvenciones para 2015, los investigadores temen por sus proyectos,
tras cinco años de recortes. De
hecho, los organismos públicos de investigación están hibernando,
con pérdida de plantillas (-30% en el CSIC, que genera la quinta
parte de la producción científica española), recorte de becas para investigadores (-10 millones año desde 2009)
y de programas de formación de
científicos (un tercio menos). Lo único positivo es que, desde enero
de 2015, los centros públicos de investigación podrán sustituir
al 50% de los que se jubilen (desde 2012 eran sólo el 10%), aunque
faltarán recursos para contratar (la edad
media de los investigadores españoles es de 55 años).
El mayor problema
de los centros públicos de investigación
(70% Universidades) es que llueve sobre mojado: llevan con recortes
desde 2009, el año con más recursos públicos para la Ciencia (9.673,04
millones). Eso significa que la
investigación (I+D+i) habrá perdido un tercio de sus recursos (-33,76%) en
seis años (2009-2015). Y se coloca en
los niveles de gasto de 2003. Una década perdida. Si tomamos sólo las subvenciones, han caído casi a la mitad (de 4.175 millones en 2009 a 2.405,91 en
2015). Es imposible mantener proyectos y plantillas
así. Y más si encima, el
Gobierno pone pegas para abonar este dinero menguante, retrasando
pagos y dilatando la convocatoria de proyectos: el Plan estatal I+D+i 2011
se publicó en enero 2013 y el dinero llegó ese verano. La de 2012 se publicó en
noviembre 2013 y el dinero ha llegado el verano de 2014. Y la convocatoria de 2013 se ha publicado en el BOE
en agosto, con lo que no llegará
en dinero hasta 2015.
Otro problema es
que la mayor parte del dinero para
investigación llega, desde 2009, en
forma de créditos (62,4% para 2015), no de subvenciones (37,6%). Es otro “truco”
de los Gobiernos (primero lo hizo Zapatero y ahora Rajoy) para “inflar”
el gasto en Ciencia: se aprueban cifras mayores, sabiendo que la
mayoría no se va a gastar (menos déficit público). Y no se gasta porque las empresas no están para pedir créditos
para investigación (hasta 2013, al 7%, ahora a menos del 1%) y porque los centros públicos y Universidades
(en bancarrota) no pueden endeudarse.
Resultado: en
2013, casi la mitad de los créditos para
Ciencia no se utilizaron (49,3%), según
COSCE. Y si tomamos los últimos cinco años (2009-2013), quedaron sin gastar 11.467 millones un 28,55%
del gasto total en Ciencia. Una locura.
Si esto pasa con el gasto
público en investigación (el motor de
la Ciencia en España), también hay problemas con el gasto privado (53% del gasto total en I+D+i), que lleva cayendo
desde 2008: si ese año alcanzó el récord de 8.074 millones, en 2012 (último dato del INE) había caído
a 7.094 millones (hoy será mucho menos). Y hay tres datos
preocupantes. Uno, que se han perdido
casi la mitad de las empresas innovadoras con la crisis (eran 49.415 en
2006 y sólo 27.203 en 2011). Dos, que se han reducido un tercio las empresas
con actividades habituales de I+D+i: de 12.997 empresas en 2008 a 8.274 en 2011
(un 5% del total de empresas). Y tres,
que menos de la mitad de las empresas
españolas innovan (41,5%) frente
al 53% en Europa y el 79,3% en Alemania, según
Eurostat. Así nos va.
Al final, entre gasto
público y gasto privado, el gasto total
en investigación (I+D+i) en España fue de 13.392 millones en 2012 (último
dato INE), un 1,30% del PIB, frente al
máximo de 14.701 millones en 2008 (1,5% PIB). Y hoy será aún menos, cuando la media
europea de gasto en investigación estaba en el 2,07% del PIB (2011), según
Eustat, con países que gastan mucho más, como Alemania (2,98%), Austria (2,84%), Francia (2,29), Reino Unido
(1,72%), incluso Portugal (1,50%) e Irlanda (1,72%), y sobre todo Finlandia
(3,55%), Suecia (3,41%) y Dinamarca (2,98%). También aquí, en la Ciencia, hay dos Europas
(0,69% gasta Grecia y 0,64% Bulgaria), lo que explica mucho por qué el sur
de Europa tiene menos riqueza y más paro.
Lo grave es que el
Gobierno Rajoy, en aras de recortar el déficit público, ha
tirado la toalla con la Ciencia: en febrero de 2013 envió a Bruselas la
Estrategia
Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2013-2020, con el objetivo de congelar el peso del gasto público en investigación (0,61%)
en esta Legislatura y confiar en que suba el gasto en I+D+i de las empresas privadas (algo “ilusorio” según
COSCE), para que el gasto total en I+D+i pase del 1,30% de 2012 al
1,48% en 2016 y al 2% en 2.020. O
sea, Rajoy
pretende que España gaste en Ciencia en 2020 lo que Europa gastaba en 2011
y un tercio menos del objetivo europeo (3%
para 2020). Si ya vamos retrasados hoy,
lo estaremos mucho más al final de la década.
Un negro panorama
que ha provocado múltiples
protestas de toda la comunidad científica y que ha llevado a 40.000
científicos y expertos a firmar una Carta por la
Ciencia, donde piden más
recursos (un compromiso político para gastar el 2% del PIB en Ciencia en 2013-2016),
más contratos de investigadores
(sustituyendo todas las jubilaciones), mejor acceso a créditos y ayudas (gastar todo el Presupuesto) y que se
cree de una vez la Agencia Estatal de
Investigación (debía
estar desde junio de 2012), un
organismo independiente y con un presupuesto plurianual que gestione la Ciencia al margen de los vaivenes políticos.
En paralelo, el ministro
Luis de Guindos (responsable de la
Ciencia) pidió en 2013 un informe a
la Comisión Europea sobre el estado de la Ciencia en España.
El informe
de los expertos europeos se
entregó en julio 2014, con una
valoración (la media de la Ciencia es ”baja”)
y 10
recomendaciones que se resumen en tres: tenemos que gastar más (un gasto público en I+D+i del
0,7% del PIB, o sea 1.000 millones más al
año), aumentar las plantillas y
gastar mejor, reformando los centros
públicos de investigación (fusiones), modificando
la carrera de investigador, coordinando
mejor los esfuerzos entre autonomías, Estado y Universidades, evaluando y controlando mejor los programas
de investigación y favoreciendo la innovación de las empresas (con incentivos
y compras públicas). Y crear la Agencia
de Investigación.
Unas y otras propuestas
científicas son bastante coincidentes y una base de partida para sacar a la Ciencia española del agujero y
que no
pierda el tren de Europa. Pero el
Gobierno no está por la labor: el 14
de octubre pasado, el PP fue el único
grupo político que votó
en contra en el Congreso (175 contra 136) de una moción
presentada por el PSOE que pretendía recuperar en tres ejercicios
la inversión en I+D+i de 2009 (o sea gastar
1.100 millones extras anuales en Ciencia entre 2015 y 2017), sustituir a
todos los investigadores que se jubilen y crear la Agencia de Investigación, las tres demandas claves de la Carta
por la Ciencia. Así que no hay
nada que hacer hasta después de las elecciones de 2015, en aras al recorte
del déficit, aunque se gaste dinero público
en rescates (banca,
almacén
gas Castor, autopistas)
o armamento. Lo ha dicho muy gráficamente el oncólogo Mariano
Barbacid: “con lo perdido en
rescatar a Catalunya Banc (13.000 millones), la Ciencia española daría un
vuelco”. Y tanto.
Hace falta un gran
pacto nacional para salvar
a la Ciencia antes de que sea demasiado tarde, gastando más y mejor desde el sector público y ayudando a las empresas a innovar (las españolas gastan la mitad en
investigación que las europeas y un tercio que las alemanas, según un documentado
estudio). Sembrar
entre todos Ciencia para recoger empleos estables y de
calidad. Es el mejor pasaporte
para salir de la crisis. Con Ciencia hay futuro.
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