Mientras Rajoy
prometía en el Estado de la Nación
bajar impuestos para 2015 (año electoral),
la Comisión Europea dejaba claro en
Bruselas que era imposible: España tendrá que hacer un ajuste de 24.000 millones en
2015 (subiendo impuestos o con más recortes) para cumplir con el
prometido recorte del déficit. A lo claro: si Rajoy baja algunos impuestos (IRPF),
tendrá que subir otros o recortar a lo
grande para bajar el déficit. Bruselas
nos dio otra mala noticia: Rajoy no
cumplió el objetivo del déficit en
2013 (ni en 2012), mientras disparaba la deuda pública un 30%. Toda su
política estos dos años ha sido para
bajar el déficit, a costa de una segunda recesión y de perder 1 millón de
empleos. Y no baja, porque el país
está parado y no se recauda. ¡Tantos sacrificios para nada¡ .Y
encima, Bruselas quiere más recortes para
2015. Nos van a llevar a la tercera recesión. ¡Cambien ya de
discurso¡
enrique ortega |
La gran obsesión de
Rajoy y de los fundamentalistas de Bruselas ha sido recortar el déficit, imponer la austeridad para salir de la
crisis. Para lograrlo, este Gobierno impuso a los españoles un
duro ajuste, elevando
todos los impuestos (IRPF, IVA, autonómicos y locales) y recortando gastos drásticamente: en educación
(-7.300 millones, con pérdida de 21.800 profesores, becas
y ayudas de comedor, libros y transporte), en sanidad
(-6.875 millones, más copago farmacéutico y de algunos servicios, disparando las listas de espera), servicios sociales y Dependencia
(los dependientes graves atendidos se han reducido en 2.200 al mes desde 2011),
recortes y despidos en la Administración
(420.000
empleos públicos perdidos). Y aprobó en solitario una reforma
laboral que, junto con la crisis, ha provocado una bajada de salarios
(-10%) y gran precariedad
laboral (más empleos temporales y a tiempo parcial). Y se han congelado
las pensiones,
mientras la mitad de los parados
ya no cobra subsidios, con lo que han crecido la pobreza
y la desigualdad.
Todo por bajar el déficit público. Una
política que ha llevado a España a la
segunda recesión: en 2011 habíamos
salido de la primera recesión (2009-2010), creciendo +0,1%, pero con los ajustes de Rajoy, la economía entró
en la segunda recesión, cayendo
en 2012 (-1,6%) y 2013 (-1,2%). Y lo peor: gracias a esta política
de austeridad, en dos años de
Gobierno de Rajoy se han perdido más
de un millón de empleos (-1.049.300).
Lo malo es que tanto
sacrificio no ha valido para nada: España
no cumplió el objetivo de déficit público en 2013, según señaló este martes
la Comisión
Europea. Quedó en el 6,7% del PIB (7,2% con las ayudas a
la banca), frente al 6,5% prometido.
Somos el
país con más déficit de la eurozona, tras Irlanda (7,3%). Y es el segundo año consecutivo que Rajoy
incumple: en
2012, el déficit acabó en el 6,7% (10,2% con ayudas a la banca), cuando
el objetivo del Presupuesto y de Bruselas
era dejarlo en el 5,3%. O sea que Rajoy
ha puesto el país patas arriba, obligando a todos a grandes
sacrificios, para nada. Esto ya
se veía venir: si se aplica una política de impuestos y recortes, no hay
consumo, no hay inversión, el país no crece y el Estado no recauda, con lo que
el déficit no baja. Es el círculo
vicioso de la austeridad.
Y como no se recorta
el déficit, la deuda
pública española crece: Rajoy la ha aumentado en 224.221 millones (+30,4%)
en sus dos años de Gobierno y roza
el billón de euros (961.555 millones, 20.629
euros por cada español). Prometió que la iba a bajar, pero ha subido y alcanza el 94,3% del PIB, el nivel más alto
desde
hace un siglo (1.909) y somos ya el
7º país con más deuda de Europa. Y Bruselas
espera que crezca hasta alcanzar el 103,3% del PIB en 2015. El problema
de deber mucho, como toda la
Europa del sur, es doble: hay que
pagar la deuda (36.616 millones en
intereses en 2014, más que pagar a los parados) y nos hace muy vulnerables,
porque dependemos de que nos
financien otros, los mercados.
Ahora están “tranquilos” (prima riesgo en 195
puntos), pero en cualquier momento pueden ponerse
nerviosos y dejar de financiarnos o nos cobran más intereses por hacerlo. Y nos hunden.
En definitiva, toda la
política de Rajoy estaba dirigida a recortar el déficit y la deuda y ambas
crecen, mientras la economía está parada y tenemos casi 6 millones de parados.
Mal balance,
aunque no es el que hace el Gobierno. El problema ahora es que, forzado por las
elecciones de 2015, Rajoy ha emprendido una huida hacia adelante y promete
bajar impuestos, aunque de momento sólo ha hecho un “guiño electoral”: promete aumentar algunas deducciones familiares y que no declaren IRPF los que ganen menos de
12.000 euros. No dice que la mayoría de ellos no pagaban ya: la medida, si la aprueban, sólo beneficiará
a 402.000 contribuyentes, según
los técnicos de Hacienda (GESTHA), que se
ahorrarán… 49 euros al año.
El problema es
que Rajoy no tiene margen para bajar
impuestos, como le ha recordado esta
semana la Comisión
Europea: si no mantienen las
actuales subidas de impuestos (aprobadas para 2012,2013 y 2014), en 2015, el
déficit será del 6,5%, en vez del 4,2% impuesto por Bruselas para
España. O sea, que Rajoy tendrá que
hacer un ajuste de 24.000 millones en 2015, aunque haya elecciones.
Sólo tiene dos vías: hacer más recortes o subir impuestos. Y
si baja el IRPF, el impuesto “que se nota” (o sociedades), tendrá que subir los
que “no se notan tanto”: el IVA, los impuestos especiales (carburantes,
alcohol, tabaco), tasas, impuestos autonómicos y locales… Porque tiene
que recaudar más y gastar menos. Si
no, no cumplimos con Bruselas.
Y aquí está el
problema: si hay un nuevo ajuste en
2015, si la nueva Comisión nos impone rebajar tanto el déficit, hundirá la débil recuperación y España
volverá a caer en recesión, la tercera de esta crisis. Es lo
que pasó ya en 2012: hay que
aprender del pasado. Y con un crecimiento
negativo (otra vez), será imposible recortar tanto el déficit (otra vez).
Este es el grave
problema que tenemos por delante, aunque
los
medios no hablen de ello, (sólo de que Rajoy bajará impuestos y que creceremos
el doble este año): si Bruselas nos impone
su austeridad en 2015, nos hunde. Por eso, el Gobierno debe presionar a la futura Comisión Europea para que
suavice sus exigencias de déficit, para
no matar la recuperación. Y, en paralelo, Rajoy debería dejar de hacer demagogia con los impuestos y explicar que España
necesita recaudar más (no menos) para recortar el déficit (y la deuda) y
poder financiar la recuperación del empleo y la inversión. Hace falta bajar impuestos a los que menos tienen,
para reanimar el consumo, pero recaudando más a los ricos, multinacionales y grandes
empresas. Porque las cuentas
públicas no están para demagogias electorales.
En paralelo, España
tiene que presionar
a los futuros dirigentes europeos (es muy importante la Comisión que
salga tras las elecciones
de mayo) para que reanimen la débil economía
europea y sobre todo, a los países del sur, poniendo en
marcha un Plan
Marshall europeo, con fondos centrados
en infraestructuras, tecnología y empleo. Y tienen que aligerar el peso de la deuda a los países del sur, compartiendo (mutualizando) el problema: los países deberían
traspasar
su exceso de deuda (por encima del 60% del PIB) a un Fondo europeo que
emitiría eurobonos,
liberando del pago de estos intereses a los países más endeudados. Y además, el
BCE debería dar liquidez y garantizar el crédito en toda Europa.
En España, el
camino no es bajar impuestos sino reanimar
la economía, hacer que crezca más,
porque con el 1% que creceremos este año
(según el Gobierno y la Comisión) sólo
se van a crear 16.758 empleos, según la previsión
de esta semana de Bruselas. Y 184.340 en 2015. Una miseria para un país con casi 6 millones de parados,
más de la mitad con más de un año sin trabajar y sin cobrar subsidio. Hace
falta que el Gobierno se ponga las pilas y se lance a reanimar la
economía, con estímulos a la
contratación (la tarifa
plana de 100 euros es insuficiente),
a la formación, a la inversión y a la exportación,
relanzando como sea el crédito. Y hay que reanimar el consumo, bajando algunos
impuestos y subiendo los salarios
más bajos, empezando por el salario mínimo. Reanimar
de verdad la economía, no anuncios electorales.
Y sobre todo, no volver a tropezar con la misma piedra, no
admitir más ajustes inútiles que nos
lleven a la tercera recesión. Lo diga Bruselas o Rajoy o ambos. Nos hundirían otra vez.