Ahora que parece remitir la crisis de la deuda (es sólo una tregua, como se ha visto esta semana con la deuda española),
salta otro problema en Europa: el euro fuerte, por culpa
de la “guerra de divisas”. Bruselas
no tiene una política europea de tipo de
cambio y sufre lo que hacen EEUU,
Japón, Gran Bretaña y China para reanimar
sus economías y depreciar sus monedas, buscando exportar mejor. Y así, el euro se ha revalorizado un 13 %
frente al dólar (saltando de 1,36 $), un 10% frente a la libra y un 34% frente al yen, dificultando las exportaciones europeas y
la salida de la crisis. Y se teme que siga subiendo en 2013, hasta valer 1,40 dólares. Un problema
para Europa y más para España:
el euro fuerte dificulta nuestras exportaciones
y la llegada de turistas. A partir de ahora, miremos no sólo la prima de riesgo sino también el euro: está hoy en 1,35 dólares; mientras no baje de 1,30, es malo para todos. Atentos.
enrique ortega |
Europa comienza 2013 con menos nubes negras en el horizonte, ha dicho Mario
Draghi, presidente del BCE, que ha pedido “paciencia” para salir de la crisis. Y piensa que Europa “está mejor que hace un año”, aunque el FMI
acaba de vaticinar que 2013 será otro año de recesión en Europa, con
una caída de la economía del -0,2%
(tras un -0,4% en 2012). A pesar de esta debilidad, la moneda europea acaba de batir
récords
de fortaleza desde el verano frente
a las principales monedas : el 1 de febrero superó los 1,36 dólares, por primera vez desde finales de 2011 (+13 % frente al dólar desde julio), subió +10,5% frente a
la libra (0,86 euros, récord en 14 meses) y +34%
frente al yen japonés (126,66 yenes por euro, récord en 33
meses). Y hoy seguía
ligeramente por encima de 1,35 euros por dólar.
Europa tampoco tiene una política
de tipo de cambio común y la
cotización del euro fluctúa según lo que hacen las demás monedas,
cuyos países sí influyen sobre ellas. Y ahora, la moneda europea sufre los efectos de la “guerra
de divisas” desatada por Japón,
Estados Unidos, China y Gran Bretaña, para reanimar sus economías y favorecer sus exportaciones. El último movimiento lo ha hecho Japón,
con un Plan de estímulo, aprobado el
11 de enero, con el que ha inyectado 170.000 millones de euros para reanimar su
economía, lo que deprecia su moneda, el
yen, consiguiendo de paso exportar mejor, al ser ahora más baratos sus
productos para el resto del mundo. Lo mismo lleva haciendo años China,
continuamente criticada por depreciar el
yuan para exportar mejor. El Banco
de Inglaterra amplió en julio su programa para inyectar liquidez
(dinero) a la economía británica, en recesión. Y en diciembre de 2012, Estados
Unidos anunció que seguiría con sus inyecciones de liquidez a la economía,
más de un billón de euros en los
últimos cuatro años.
Todas estas decisiones,
de Japón, China,
Gran Bretaña y EEUU, buscan reanimar las
economías, dándole a la maquinita del
dinero, lo que deprecia el valor de sus monedas (favoreciendo sus
exportaciones) y fortalece al euro,
que lleva subiendo desde julio de 2012. Y todo
apunta a que seguirá revalorizándose, porque Europa hace una
política contra corriente: recorta
el gasto público (en vez de reanimar las economías) y mantiene tipos altos, el 0,75%,
frente al 0-0,25% en Estados Unidos, tipos negativos en Japón o el 0,50% en
Gran Bretaña. Y los inversores
buscan la alta rentabilidad europea (aún con riesgo: han
vuelto a España, Italia y Portugal), fortaleciendo el euro.
El expresidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se despidió de su cargo en
enero advirtiendo que el
euro estaba en un nivel “peligrosamente
alto”. Porque tener una moneda
fuerte, cuando los demás debilitan la suya, es un mal negocio para Europa:
es más difícil vender fuera, porque los productos se pagan en euros más caros,
y eso dificulta la recuperación. El problema preocupa especialmente en Alemania,
que exporta el 60% de sus productos fuera de Europa y que ya sufre los efectos de la crisis y el euro
fuerte: sus exportaciones
cayeron un -3,4% en noviembre, con un último trimestre en recesión (-0,5%).
Pero peor lo tiene
España, ya que la exportación
y el turismo
son lo único que crece (aunque menos que
en 2011) mientras el consumo interno
y la inversión están por
los suelos. Y con un euro fuerte
será más difícil vender nuestros productos en el extranjero, dado que el 49.5% van a países fuera del euro. Y
lo mismo pasa con el turismo: desde julio es más caro
visitar España sólo por la apreciación del euro, lo que afecta especialmente al
55% de turistas que proceden de países
fuera del euro. Sólo es positivo
tener un euro fuerte para pagar menos
por las importaciones,
sobre todo el petróleo, lo que debería bajar
algo los carburantes
(con permiso de las petroleras) y la inflación.
Pero esto no compensa el efecto
negativo de un euro débil sobre exportaciones y turismo, que provocará más recesión y más
paro en España.
Ahora, los expertos apuestan por un
euro fuerte en 2013, aunque con
altibajos, porque Estados Unidos, Gran Bretaña, China y Japón crecen
poco y necesitan seguir
estimulando sus economías, inyectando
dinero, lo que depreciará
sus monedas. Se espera un euro entre 1,33 y 1,40
dólares este año, cuando debería estar por debajo de 1,30 dólares para ayudar a la recuperación europea.
Pero para eso, Bruselas y Alemania
deberían cambiar
de política y tomar dos medidas,
con la ayuda del BCE:
rebajar los tipos de interés (del
0,75 al 0,25%) e inyectar liquidez en
el sistema, para ayudar a que fluya el crédito. Eso crearía inflación
(¡anatema para Alemania y el BCE¡) y
reanimaría la economía, debilitando al
euro.
No parece que esta sea la posición
de Merkel, aunque necesita
estimular su estancada economía en los próximos meses, para ganar las elecciones de septiembre. Pero ya ha dicho
que si lo hace, Bruselas
sólo permitirá reactivar la inversión y el gasto a los países sin déficit,
a los del centro y norte de Europa, no a España y los países del sur. O sea,
estímulos para la Europa rica del norte no para la Europa en recesión del sur.
A nosotros, paciencia.
Para España, un
euro fuerte, por encima de los 1,30 dólares, es un serio obstáculo para salir de la crisis, ya que nos
torpedea las exportaciones y el turismo. Por eso, Rajoy debería presionar en
Bruselas para que se aprueben Planes
de estímulo para toda Europa, que el BCE baje tipos e inyecte
liquidez, para reanimar las economías y de paso bajarle los humos al euro. Algo clave para todos, pero mucho más
para España.
Por eso, a partir de ahora, miremos no sólo la prima de riesgo,
sino la cotización del euro.
Mientras esté por encima de 1,30 dólares, es malo para todos. Seremos perdedores en una cruenta y silenciosa guerra
de divisas que se libra en el mundo.
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