Este mes de mayo, autonomías
y Ayuntamientos empezarán a pagar casi 6 millones de facturas que deben desde hace años a medio millón de empresas. Será una
inyección de liquidez a la economía de 27.000
millones de euros, aunque irá más a
tapar agujeros que a invertir y crear empleo. A cambio del crédito para pagarlas, que tendrán que devolver en 10
años, autonomías y Ayuntamientos han de
poner en marcha este mes drásticos planes de ajuste, con más recortes, sobre todo en sanidad, educación y personal interino.
Y si no lo hacen, en noviembre, el
Gobierno podría intervenirles, como Bruselas a Grecia. Andalucía (por defender otra política y no sólo recortes), Cataluña y Comunidad Valenciana están bajo vigilancia del Gobierno, como 2.000 Ayuntamientos que no han
presentado planes de ajuste.
enrique ortega |
El mayor bloque de facturas
impagadas lo han presentado las autonomías,
todas salvo Galicia, País Vasco y Navarra (que tienen pocas): 3.918.986 facturas, de unas 360.000
empresas, por un importe total de 17.255
millones de euros. La cuarta parte del importe son de la Comunidad
Valenciana (4.205 millones en 578.000 facturas), aunque en número lidera el
ranking Andalucía (772.758 facturas, por 2.763 millones). Les siguen Castilla
la Mancha (2.510 millones), Cataluña (1.984), Madrid (1.279), Murcia (1.173) y
Castilla y León (1.066 millones).
Los Ayuntamientos
tenían muchas más facturas, pero sólo han
presentado 1.931.976 (algunas en pesetas, anteriores a 2001), de 180.000
empresas (dos tercios pymes y autónomos), por 9.584 millones (se esperaban 17.000 millones), de 4.900
Ayuntamientos (hay 8.114). Por importes, Madrid
lidera el ranking (1.017 millones), seguido de Jerez (400), Jaén (300), Valencia (190), Zaragoza (160), León
(161) y Huelva (150), no estando Barcelona.
En ambos casos, las
facturas se van a pagar gracias a un crédito
que conceden a autonomías y Ayuntamientos la mayoría de bancos, cajas y el ICO
(crédito oficial), a 10 años (aunque
el Tesoro adelantará el pago a las entidades a los 5 años), al 5 % de interés. Las facturas se
empezarán a pagar a finales de mayo,
sin abono de intereses de demora. En las autonómicas
tendrán prioridad las de empresas que hagan descuentos (quitas), las que se
hayan exigido ante los tribunales y las más antiguas. En las municipales,
pueden hacerse quitas, pero la prioridad la tienen las facturas más antiguas,
las de pymes y autónomos y las reclamadas en los tribunales.
En total, 26.389
millones que se pagarán de aquí al verano a medio millón de empresas. Será la
primera inyección de liquidez tras dos años de recortes. Pero una parte del
dinero irá a tapar agujeros: pagar deudas bancarias, a Hacienda
(IVA y Sociedades) y a la Seguridad Social y proveedores.
Y poco irá a inversión y empleo, ya que no hay apenas ventas. Además, se teme
que haya un importante volumen de facturas
sin aflorar: otros 35.000
millones, sobre todo en Ayuntamientos.
Este Plan para ayudar a autonomías y Ayuntamientos a pagar
facturas tiene su contrapartida:
han tenido que presentar a Hacienda unos duros Planes de ajuste, para asegurar
que podrán devolver estos créditos (la Comunidad Valenciana, por ejemplo,
tendrá que devolver, 4.205 millones más 1.200 en intereses, una cuota anual de
540 millones los próximos 10 años) : previsión
de ingresos y gastos, subida de tarifas, gastos de personal… De momento, el
Gobierno ha rechazado los planes
de Andalucía y Cataluña (porque
contemplaban ingresos del Estado que no tendrán) y hay 2.000 Ayuntamientos que no han presentado Planes de ajuste con las
facturas.
Las que tendrán que hacer un mayor
esfuerzo son las autonomías:
para que España cumpla con el déficit
impuesto por Bruselas han de recortar
15.545 millones este año (para bajar su déficit al 1,5% del PIB), mientras
los Ayuntamientos sólo han de
recortar 1.064 millones. Y el recorte más duro habrán de hacerlo las cuatro autonomías con más déficit: Cataluña (-4.335 millones), Andalucía
(-2.460 millones), Comunidad Valenciana
(-2.217) y Castilla la Mancha
(-2.034 millones), aunque el esfuerzo será también duro en relación a sus cuentas para Murcia (-765 millones), Baleares
(-658), Extremadura (-544) y Cantabria (-342).
En unos días, el Gobierno
dirá a autonomías y Ayuntamientos si
aprueba sus nuevos Presupuestos 2012, que han de contemplar nuevos recortes en sanidad y educación
(al amparo de lo aprobado por el Gobierno) y reducción de personal interino y contratado (se temen 300.000 despidos). Y si no les
convencen, les podrá aplicar la nueva Ley
de Estabilidad Presupuestaria, con este calendario: en mayo,
apercibimiento y obligación de establecer un
depósito en el Banco de España del 0,2 % del PIB regional (391 millones
para Cataluña, 286 para Andalucía o 203 para Valencia). En tres meses más, si no han corregido sus cuentas, pago de intereses
por esa cuenta (multa) y posible
retención de transferencias del Estado. Y a los 6 meses, en noviembre 2012, Hacienda podría intervenir a la autonomía indisciplinada, mandarle
a sus técnicos, como Bruselas con Grecia.
Y lo mismo con los Ayuntamientos,
a los que se exige, además de un Plan de
ajuste, el envío trimestral de sus
cuentas (un tercio no han presentado todavía sus cuentas
de 2010 y una cuarta parte siguen sin presentar los balances de hace cuatro
años), que Hacienda va a revisar con la ayuda de auditores
privados. El Gobierno estima uno
de cada cuatro Ayuntamientos tendrá que ser intervenido y retenidos sus
fondos, destituyendo incluso a alcaldes por mala gestión. Y que habrá que fusionar o cerrar
unos 4.000,
porque son económicamente inviables.
Al final, hay que
poner orden en las cuentas de autonomías y Ayuntamientos. Nadie lo discute.
El problema es que el Gobierno
utilice la Ley de Estabilidad para atacar e intervenir a Andalucía
(por buscar otra política económica, no sólo recortes) o a Cataluña
(por defender su autonomía de gestión) y no la Comunidad Valenciana o Castilla
la Mancha, sus dos comunidades en peor situación. No repitamos el error
de Bruselas con Grecia: controlar autonomías y Ayuntamientos si,
acogotarles y hundirles con recortes
imposibles, no. Porque sólo conseguirán hundirles más. Y hundir más al país.
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