La presión de los mercados,
FMI y Bruselas más la nacionalización de Bankia han forzado al Gobierno a una nueva reforma financiera, la
cuarta en dos años. Se obliga a bancos y Cajas a hacer más provisiones sobre los
créditos del ladrillo y a crear unas inmobiliarias malas donde soltar los
inmuebles embargados. Además, se les va a
desnudar, para que los mercados confíen
en nuestra banca y en España. Algo que nos va a costar 15.000 millones en ayudas públicas, a sumar a los 34.000
millones ya empleados. Y además, habrá ayudas
para las inmobiliarias malas. Un tremendo esfuerzo, en plenos recortes, para corregir una gestión nefasta de las Cajas, que van a pasar de
45 a 5 en beneficio de la banca. Al final, otra reforma que complicará aún más que este año haya crédito.
enrique ortega |
España sigue en el punto de mira de los mercados, con la deuda en máximos, por temor a que la recesión impida rebajar el déficit y pagar la deuda, pero también por las dudas sobre la banca: temen que la recesión empeore sus balances y tengan más pérdidas por el ladrillo y la morosidad de las confesadas. El FMI echó más leña al fuego con un informe que hablaba de morosidad oculta y Standard &Poors lo empeoró rebajando el rating a los 11 principales bancos y Cajas españoles. Y para colmar el vaso, el auditor no quiso aprobar las cuentas de Bankia, forzando su nacionalización.
El Gobierno Rajoy
ha querido cortar por lo sano,
aprobando una segunda
reforma financiera, que obliga a bancos y Cajas a provisionar 28.000 millones los créditos no problemáticos del
ladrillo (123.000 millones), después de que en febrero
les obligó a provisionar con 54.000
millones los créditos inmobiliarios problemáticos (184.000 millones). Además
bancos y Cajas han de crear este año inmobiliarias
malas, con los 80.000 millones que tienen en solares, pisos y
locales embargados, para quitarse este
muerto de sus balances, buscando
inversores que se queden con la mayoría de estas inmobiliarias malas y
vendan lo que tienen en 10 años.
Pero la medida más
llamativa es que el Gobierno contratará a dos empresas independientes para que, en tres o cuatro meses, hagan
dos informes sobre todos los créditos que tienen los bancos y Cajas españoles. Un striptease sin precedentes, que desacredita al Banco de España (el
teórico supervisor) y a España. Pero
ya estábamos desacreditados desde que
Zapatero, en 2009, sacaba pecho en las cumbres del G-20
presumiendo de banca sana mientras sus colegas destinaban miles de millones (la
mayoría públicos) a salvar bancos (420.000 millones en Europa y 431.000
millones en EEUU). Y sin embargo, en junio de 2010 aprobaba la primera reforma para sanear
las Cajas y una segunda en enero
de 2011, con los primeros 15.152 millones en provisiones, reformas que no
evitaron la caída
e intervención de ocho entidades: Caja Castilla la Mancha (2009), Cajasur
(2010), CAM, Unnim, Catalunya Caixa, NovaGalicia y Banco de Valencia (2011),
más Bankia. Como para creernos.
En el camino, la
banca ha incrementado provisiones en 108.000 millones y el Estado ha inyectado 34.046 millones de ayudas
públicas, sin contar avales (otros
81.000 millones). Y con esta cuarta reforma, se dedicarán “hasta 15.000 millones” más de dinero público en
créditos (al 10%, a devolver en 5 años) para las entidades
que lo necesiten (unos 9.000 millones irán a Bankia). Y eso sin contar las ayudas que habrá que hacer (incentivos
fiscales, créditos y avales) a las
inmobiliarias malas, porque ningún inversor se va a quedar con estos “muertos” sin ayudas. Podrían ser otros
10.000 millones más.
Todo ello, para que al final, las Cajas y bancos saneados con ayudas públicas vuelvan a privatizarse,
en vez de crear un banco público (¡ anatema¡),fortaleciendo al ICO, para
asegurar el crédito a pymes y exportadores. Hasta ahora, los grandes se han quedado
con las Cajas problemáticas: BBVA con Unnim, la Caixa con Banca Cívica,
Sabadell con la CAM, Popular con Pastor, UniCaja con Caja Duero-Caja España e
Ibercaja con Caja 3. Y está pendiente la subasta
de tres entidades intervenidas: Banco de Valencia, Cataluña Caixa y NovaGalicia, mientras la última reforma
presiona más a las Cajas
medianas a fusionarse (BMN con Ibercaja y Liberbank con Unicaja). Así, de
los 10 bancos y 45 Cajas que había hace tres años, pasaríamos a 7
bancos y 5 Cajas (hasta que Bankia sea troceada y vendida). Más poder para la gran banca tras un costoso
ajuste con ayudas públicas.
¿Responsabilidades? A repartir, empezando por los gestores
de las Cajas, en especial las dos grandes del PP (Caja Madrid y Bancaja),
que durante 16 años han hecho y desecho en connivencia con políticos regionales
(Esperanza Aguirre y Camps) y con promotores “amigos”, sin olvidar otros políticos regionales (Cataluña, Galicia
y las dos Castillas) y municipales, más
el silencio de consejeros, sindicalistas
y dirigentes patronales. Siguiendo con auditores
que han dado por buenas (con jugosas facturas) cuentas maquilladas Continuando
con un gobernador
del Banco de España que o no
sabía (malo) o no tenía autoridad
(peor). Un Gobierno Zapatero que
pasó del autoengaño a los paños calientes, sin tomar medidas eficaces. Y un Gobierno Rajoy que empezó con una
reforma a medias para ahora ir contra reloj. Al final, demasiadas indemnizaciones millonarias, miles de despidos y nadie en la
cárcel.
Ahora falta que los mercados
se crean la ultima reforma, porque
si no iremos a la quinta. Pero lo que nos
importa a los españoles es que haya crédito.
Y tras dos años de reformas, provisiones y fusiones, el
crédito sigue cayendo, tras
bajar un 4,2% en 2011. Ahora, con los bancos y cajas preocupados en buscar
capital y ayudas más cerrar las fusiones, será
aún más difícil que tengan la cabeza y las cuentas para dar créditos. Y si
los dan, tienen que encontrar empresas y
particulares que los pidan (no hay ventas y la economía está parada) y que
sean solventes, ya que la morosidad
está cerca de máximos históricos.
En definitiva, el saneamiento de bancos y Cajas es una condición necesaria pero no
suficiente para que haya crédito.
La clave es que se reanime la economía,
que haya consumo e inversión, que vuelva la confianza.
Que se suavicen los recortes y la
economía crezca.
Sería, además, la mejor manera de sanear
la banca. Todo lo demás son ajustes de cara a los mercados, que no se los
creen y acaban siendo insuficientes. Espejismos.
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