Cotizaciones autónomos: mucha demagogia
Este Blog no será aplaudido por los autónomos, pero el
periodismo serio e independiente debe aportar un análisis realista. Y la
realidad es que muchos autónomos en España cotizan poco (aunque
les parezca mucho) y por eso reciben menos prestaciones y pensiones (el
40% menos) que los asalariados. Y sus cuotas solo pagan el 50% de lo que
cuestan sus pensiones (los asalariados pagan un 88%). Sindicatos,
patronal y autónomos pactaron en 2022 un Plan para subir esas cotizaciones
hasta 2032, para mejorar sus prestaciones y las cuentas de la Seguridad
Social. Pero al intentar subir las cotizaciones para 2026 (de 17 a 206 euros al
mes, según ingresos), el Gobierno ha encontrado la oposición frontal de ATA
(patronal CEOE), PP y Sumar (los populismos de ambos signos) y ha rectificado:
las cuotas se congelan o suben sólo entre 2 y 14 euros para 2026. Así
que de reforma nada: los autónomos seguirán cotizando poco, sin
pensar que eso perjudica sus prestaciones, que cargan sobre asalariados y
contribuyentes. Una demagogia injusta.
Enrique Ortega
Los autónomos en España son una parte importante de
los empleados y llevan casi dos décadas superando los 3 millones de personas.
En octubre de 2025, cotizaban como
autónomos a la Seguridad Social 3.438.744 ocupados, el 15,74%
de todos los cotizantes (21.839.592). Al
comienzos de este siglo XXI (1 enero 2000), había en España 2.528.340
autónomos cotizando, el 17,34% de los ocupados, y en 2012 superaron los 3
millones (3.049.047 cotizantes, el 18,47% de todos los ocupados), porque la
crisis transformó a muchos parados en autónomos. Y después, la cifra ha ido
aumentando poco a poco, hasta los 3.264.711
en 2019 (el 16,93%) y 3.369.335
de media en 2024 (15,93%), aunque perdiendo peso en el total de ocupados
porque han crecido más estos años los asalariados que los autónomos. Y la
gran mayoría de autónomos (2.958.654 hoy) no tienen asalariados.
Esos 3.438.744
ocupados que cotizan como autónomos son un colectivo muy diverso,
según las estadísticas de Trabajo, donde conviven “autónomos de verdad”
(2.023.446 “personas físicas”) , con miembros de órganos de administración de sociedades
(577.788), socios de sociedades (515.737), familiares colaboradores del
autónomo (170.577), familiares del socio (69.702), personal de colegios
profesionales (61.200) y religiosos (9.294). Y además, hay un número importante
de “falsos
autónomos”, trabajadores y profesionales que trabajan para una
empresa (o varias), que prefieren contratar sus servicios como autónomos en
vez de tenerles como asalariados y pagarles sus cotizaciones. Algo muy
frecuente en el reparto de comida a domicilio, comunicación, ocio y
entretenimiento, transportistas, profesionales varios (de periodistas a
arquitectos o abogados) , informáticos y técnicos… De hecho, la organización
UPTA estima que hay
más de 350.000 “falsos autónomos” (el 10% del total). Y la
Inspección de Trabajo ha
detectado a 46.000 este año, sólo hasta septiembre.
Veamos el perfil de los autónomos en España, según los
datos de Trabajo. Casi dos tercios son hombres (2.163.978, el 63%) y
un tercio mujeres, la mayoría españoles (sólo un 14,4% de autónomos son extranjeros)
y mayores de 46 años (el 55,6%), teniendo la tercera parte entre 46 y 55
años. La gran mayoría trabaja en el sector servicios (73,9%), seguidos
de lejos por los autónomos de la construcción (12,4%), la agricultura (7,7%) y
la industria (6,1%). Y por actividades, la mayoría de autónomos se concentran
en el comercio y reparación de vehículos (20,96%), la construcción (12,35%),
las actividades profesionales (10,13%), la hostelería (9,36%), la agricultura
(6,8%) y el transporte (6,18%), teniendo también bastante presencia en la
industria (5,87%), la sanidad (4,28%), las actividades administrativas (4,1%),
la educación (3,20%) y la información (2,8%). Por autonomías, los
autónomos se concentran en Andalucía (593.520), Cataluña (575.433), Madrid
(439.737) y Comunidad Valenciana (388.081), aunque los que tienen más
porcentaje de autónomos sobre su población son Galicia (127,6 autónomos
por 1.000 habitantes), Baleares (125,5), Castilla y León (125,3)
y Extremadura (120,4 por 1.000 habitantes), por el turismo y el campo.
Un problema tradicional de los autónomos es
que la
mayoría cotizan poco, lo mínimo, y eso ha provocado que tengan pocas
prestaciones y pensiones. Aún hoy, después de que muchos hayan empezado
a cotizar más, el 82% de los
autónomos españoles cotizan por las bases mínimas o casi mínimas: 756.637
cotizantes por bases mínimas (el 22% por 670 euros al mes o menos) y otros
2.083.986 (60,6%) por bases entre 1 y 1,5 veces las mínimas, según los datos de
Trabajo. Y un 12,6% cotizan una tarifa
plana (80 euros al mes), que se aplica a los nuevos autónomos durante
un año (prorrogable a otro si tienen bajos ingresos). Estas bajos
rendimientos netos (ingresos menos gastos deducibles y
cotizaciones) por los que cotizan la mayoría
de autónomos explican que tengan menos prestaciones que los asalariados.
Lo más llamativo son sus pensiones: 1.012
euros de jubilación media (octubre
2025), casi un 40% por debajo de la jubilación media de los asalariados
(1.669 euros), según la Seguridad Social. Y lo mismo la pensión de viudedad
(683 euros frente a 995) o de orfandad (435 frente a 541). También cobran menos
si se cogen la
baja por enfermedad (el 60% de su base reguladora, más baja, desde el
4º al 20º día y el 75% después) o accidente de trabajo (el 75% de su
base). Y tienen más complicado cobrar
el paro (por “cese de actividad”).
Para afrontar esta situación, el Pacto de Toledo (abril
1995) ya contemplaba reformar la cotización de los autónomos. Pero no se
concretó hasta julio de 2022, cuando el Gobierno, los sindicatos, la
patronal y las 3 organizaciones de autónomos (UATA, UPTA y UATAE) pactaron
una reforma de cotizaciones y prestaciones. El objetivo era ir subiendo
las cotizaciones año tras año, para conseguir que en 2032 los autónomos
cotizaran por sus ingresos reales, lo que permitiría mejorar sus
prestaciones y pensiones y que colaboraran mejor en la financiación de la SS.
En ese mismo acuerdo se fijaron las nuevas cuotas (con subidas) de 2023,
2024 y 2025, con el compromiso de fijar las de 2026 antes de finales de
este año.
En septiembre, el Gobierno (Ministerio de SS) hizo
una propuesta de subida de cuotas para 2026, que iba desde 17
euros al mes en los tramos más bajos a 27 euros en los tramos de
rendimientos netos intermedios (de 1501 a 1.700), 85 euros/mes a los autónomos
con rendimientos de 3.191 a 3.620 euros y 206 euros más al mes a los
autónomos con rendimientos netos (no ingresos, que son más) superiores a 6.000
euros (ver
cuadro). La reacción de ATA (la asociación integrada en la
patronal CEOE), el PP y Sumar fue coincidente: la subida propuesta
era “un ataque a los autónomos”, objeto de apoyo político por los “populistas”
de ambos signos y otra bandera más de polarización y ataque al Gobierno.
La consecuencia de toda esta presión ha sido que el
Gobierno ha rectificado y ha
congelado o subido mínimamente (del 1 al 2,5%, por debajo de
la inflación) las cuotas de los autónomos para 2026 (ver cuadro), paralizando
así la reforma pactada en 2022. La asociación ATA (cuyo presidente es
vicepresidente de la CEOE) lo ha vendido como “una victoria” y pide
“nuevas mejoras” (un contrasentido: piden más
gasto sin subir cuotas): que se mejore la prestación por “cese de
actividad”, el paro de los autónomos (hoy se piden tantas
condiciones que sólo
se concede a la mitad de los que lo solicitan) y que tengan derecho
al paro de los mayores de 52 años (una pasarela hasta la jubilación, donde los asalariados cobran 480 euros mensuales). Y el
PP ha propuesto que los autónomos que se hagan un Plan de pensiones paguen
menos cuotas. A lo claro: que los autónomos con más ingresos
paguen menos a la SS y más a bancos y aseguradoras…
Mientras, los
sindicatos se quejan de
que estas posturas “populistas” (ATA y el PP, pero también Podemos y Sumar) hayan
frenado una reforma que sólo pretende mejorar a medio plazo
cotizaciones y prestaciones, alegando que si las subidas no se hacen de una
forma gradual, obligarán antes o después a un salto de cotizaciones más
doloroso. Y se temen que el año 2026, con elecciones en el
horizonte, nadie defienda más subidas, lo que deteriorará aún más
las cuentas de la SS y la mejora de las prestaciones a los autónomos.
Porque al margen de la demagogia, las cuentas hablan
claro. No es sólo que reciban menos pensiones (un 40% más bajas) y
prestaciones (por enfermedad, accidente o cese de actividad). Es que, además, las
cuotas actuales de los autónomos sólo cubren el 50% del gasto de sus
pensiones, mientras en el caso de los asalariados, sus cuotas cubren el 88%
de sus pensiones. Y además, en el caso de los autónomos, un tercio de sus
pensiones, al ser tan bajas, han
de ser complementadas (reciben un complemento de mínimos, 274 euros de
media) que pagamos todos los contribuyentes en los Presupuestos
(en el caso de los asalariados, sólo un 19% de las pensiones reciben
complementos de mínimos, 258 euros de media). Además de pagar sólo la mitad de
sus pensiones y recibir más complementos de mínimos, los autónomos reciben
otras prestaciones que no financian tampoco con sus bajas cuotas.
Con todo
ello, al final, los autónomos provocaban un déficit de -13.000 millones
en sus cuentas de 2024, con lo que sólo
cubrían el 48% de todas las prestaciones que recibían, frente al 79%
que cubren las cuotas de los asalariados sobre el total de pensiones y
prestaciones que reciben (su déficit es mayor en cantidad, -31.800 millones,
pero porcentualmente mucho menor).
En definitiva, que la mayoría de autónomos cotizan
poco y con ello no financian ni la mitad de lo que cuestan sus prestaciones,
un problema más evidente en los autónomos que más ingresan. Un
ejemplo, los autónomos con rendimientos superiores a 6.000 euros
(que ganan mucho más, porque de los ingresos restan gastos deducibles y cuotas)
cotizan a la Seguridad Social como un asalariado que gana 1.500 euros (aunque
la mayoría de esta cotización la pague la empresa, como “un salario diferido”).
Lo que deberían entender los autónomos es que deben cotizar más para
recibir más, porque si no tendrán peores prestaciones y además les
tenemos que financiar el resto de trabajadores y los contribuyentes.
Otra reflexión que nadie hace, por parecer “políticamente incorrecta”: si un
autónomo no puede pagar una cuota mensual de 200 a 300 euros (correspondiente
ahora a rendimientos netos de hasta 1.700 euros), el problema puede estar en
que su
actividad no es “económicamente viable” y debería cerrar su actividad y tratar
de buscar un empleo asalariado o montar otra actividad que permita pagar unas
cuotas suficientes para tener prestaciones dignas y una jubilación similar a la
de los asalariados. Lo que ha sucedido con las distintas crisis
es que muchos parados y personas que no encuentran trabajo han optado (o
les han obligado sus empresas) por hacerse autónomos (en
Andalucía hay casi tantos autónomos como parados), pero en realidad
no debían serlo porque su actividad no es viable. Y por eso, las
cuotas, por bajas que sean, se les hacen imposibles.
En resumen, que las
cuotas de los autónomos suben no por la voracidad del Gobierno, sino
para tratar de ajustarlas a sus ingresos reales y para mejorar a medio plazo
sus prestaciones y pensiones. Así que los autónomos deberían no
escuchar a tanto demagogo (organizaciones, políticos, economistas y
periodistas) y pensar que si quieren tener mejores prestaciones en el
futuro tendrán que ir cotizando más cada año (poco más los que menos
ingresen y más los autónomos que ingresan mucho y no lo reconocen). Lo
contrario es cargar parte de sus prestaciones sobre asalariados y contribuyentes y contribuir a que las cuentas de la Seguridad Social no salgan
y vengan recortes en el futuro. Hay que decirlo claro, aunque sea impopular. Lo
demás es populismo y engañar a los autónomos.
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