No se sabe todavía si ha sido el calor, los precios disparados o el exceso de turistas, pero en agosto no llegaron a España el aluvión de extranjeros que se esperaban. Si en julio se batieron todos los récords, con 10.131.579 visitantes extranjeros (1 millón más que en julio de 2022 y 258.000 más que en 2019, antes de la pandemia), los datos de agosto, con ser muy buenos, han defraudado sobre lo que se esperaba: llegaron 10.076.734 turistas extranjeros, menos que en julio (algo no habitual), 1,2 millones más que en 2022 pero todavía 41.632 turistas menos que en agosto de 2019, según los datos del INE. Con ello, en los dos meses claves para el turismo (julio y agosto) han llegado a España 20,2 millones de turistas extranjeros, solamente 217.000 turistas más que en el verano de 2019. Y todavía menos que el verano récord de la historia, el de 2017: 20.891.183 turistas extranjeros (10,49 millones en julio y 10,39 en agosto, los dos meses entonces mejor que los de ahora).
¿Qué ha pasado este
verano con los turistas extranjeros? Pues que algunos de los turistas
europeos que más nos visitan han
aumentado menos sus viajes a España. En concreto, los británicos (+7% de visitantes en julio y +10% en agosto, por debajo de la
media de aumento global: +11,4 y +13,9%), alemanes (+4,8 y +5,8%) y nórdicos
(+5,6 y +6,2%), quizás por el estancamiento de sus economías (y sus bolsillos),
los altos precios turísticos en España y las sucesivas olas de calor, que les
animaban a quedarse en casa. A cambio, ha habido un fuerte aumento de los
turistas europeos de fuera de la UE
en julio y agosto (+18,9% y +15,1%), sobre todo suizos, así como de los
turistas de EEUU (+28,9% y +29,5%),
del resto de América (+30.3% y +40,9%) y de Asia y el resto del mundo (+49,8% y +29%).
Esta llegada de
turistas extranjeros se ha retraído más en Canarias (+4% en julio y +2,6% en agosto) y Baleares (+7,2% y +7,3%), quizás por la mayor subida de las tarifas
aéreas y hoteleras, junto a la saturación turística, así como en Madrid (+6,1% en julio, pero +39,4% en
agosto, el mayor aumento en España ese mes), mientras en el resto de regiones
turísticas, el turismo extranjero este verano aumentaba por encima de la media
(sobre todo en Andalucía: +18,4% en
julio y +19,7% en agosto), según los datos
del INE.
En agosto, 3 de cada 4 turistas
extranjeros llegaron a España por avión
(7,5 de los 10,07 millones), aunque han aumentado mucho (+20,3%) las llegadas por carretera (2,19 millones de turistas
franceses, alemanes, italianos y del resto de Europa), a pesar de los precios
récord de los carburantes (menores en España), también las llegadas por tren (43.850 turistas, +31,8%), por
el nuevo AVE español en Francia y por los
puertos (274.626 turistas, +22,2%).
Y cada vez más, los turistas extranjeros viajan
por su cuenta, sin paquete
turístico (el 75% de los que llegaron a España en agosto no lo habían
contratado). Y aunque la mayoría se
alojan en hoteles (6,74 millones
de los 10,07 llegados en agosto), ganan
peso el resto de alojamientos turísticos, que crecen más que los
hoteles (+6,9%): más de 1 millón de extranjeros alquilaron un apartamento (+29,6%), casi otro millón vinieron a casas de amigos y familiares (+42,5%) y
medio millón vinieron a la casa que
compraron en España (+18,7%). Y todos, para compensar la subida de precios,
redujeron ligeramente su estancia media
en agosto, a 7,7 días de media (-0,1 días sobre la estancia media de
agosto de 2022), según los recientes
datos de Frontur (INE).
Lo que ha pasado este verano, además de crecer menos de lo
esperado los turistas extranjeros es que han
“pinchado” las estancias en hoteles
de extranjeros y españoles, por la tremenda subida de tarifas. Ya en julio,
la ocupación hotelera creció sólo un +2,5%,
frente a un aumento del +60,7% en julio de 2022, según el INE. Y
en agosto, han crecido la mitad, un
+1,2%, lo que contrasta con el aumento del 34,3% en agosto de 2022.
Además, un tercio de estas pernoctaciones en hoteles, las de los españoles, cayeron
(-4%), aumentando sólo las estancias en agosto de los extranjeros (+4,5%). Eso
es consecuencia de la fuerte subida de los hoteles en España: +6,3% en agosto, según
el INE, una tarifa media de 136,5 euros por habitación, la más cara de
nuestra historia. Y si comparamos estas tarifas con las de antes de la
pandemia (2019), la subida de los hoteles es del +24%.
En agosto, el gasto medio por turista extranjero fue de 1.343 euros, un +5,3% que en agosto de 2022, un gasto inferior al
de julio (1.367 euros), que supone una cierta contención del gasto porque la
inflación subía más. Por ello, el gasto
medio de los turistas extranjeros
subió a 185 euros diarios en julio
(+9% sobre julio 2022), pero bajó a 173
euros diarios en agosto (+6,7% sobre 2022). Eso se debe a que bajó el gasto de los turistas alemanes
(150 euros diarios,-6,6% sobre 2022) y apenas aumentó el de los franceses (121
euros diarios, +1,2%), aunque creció más el de los turistas británicos (179
euros diarios,+11,5%), nórdicos (170 euros, +12,3%), italianos (162 euros,
+9,3%) y del resto del mundo (209 euros, +9,4%). El mayor gasto de los extranjeros se da en Madrid (306 euros diarios), Cataluña
(200), Baleares (191) y Canarias (188), siendo el menor en
Comunidad Valenciana (129 euros) y Andalucía (157).
La subida de precios ha acortado
ligeramente la estancia media de los turistas extranjeros, que fue de 7,7 días en agosto (-1,3%, 0,1 días
menos que en 2022), aunque varió según el país de origen: 9,1 días de media
(-5,8% sobre 2022) los turistas nórdicos,
8,3 días los franceses (+0,2%), 8,2
días los alemanes (+9,7%), 7,4 días
los británicos (-5,7%) y 7,6 días de
estancia media en agosto los turistas del
resto del mundo (-2,1%). La mayor estancia de los extranjeros se da en la
Comunidad Valenciana (10,3 días en agosto), Andalucía y Canarias (8,6 días) y
la menor en Baleares (7,2) y Madrid (5,4 días), según el INE.
Tras un
verano bueno, récord pero menor del
esperado, en septiembre también
parece haberse “desinflado” el turismo extranjero, sobre todo el europeo,
con Alemania en recesión y Reino Unido creciendo al mínimo (+0,2%). Lo que mantiene al sector turístico son los
viajes y estancias de los turistas españoles, que, tras la pandemia,
tienen entre sus prioridades viajar
fuera de temporada, “escaparse” en
cuanto pueden: están dispuestos a renunciar a cambiar de coche o de
frigorífico y comprar ropa antes que renunciar a salir y viajar. Pero el pinchazo del turismo en septiembre lo
revela la caída del empleo: en
la hostelería, se perdieron 32.223
afiliados a la Seguridad Social en septiembre,
según Trabajo. Eso rompe el récord de
empleo en el turismo, alcanzado en agosto: 2.759.166
empleados, el 13,5% del empleo total del país.
En 2022, el turismo
fue uno de los motores de la economía
(junto al consumo y las exportaciones), aportando
un 61% del crecimiento de la economía, según
Exceltur. Este año 2023, el turismo también ha tirado de la economía, sobre
todo en Semana Santa y de mayo a julio, pero ahora tira con menos fuerza y se
teme que se desacelere en el último trimestre del año, por una menor afluencia
de turismo extranjero. Y lo mismo al inicio de 2024, si Europa sigue estancada
y remonta en otoño la inflación.
Por todo ello, España y el sector turístico deberían “repensar
el futuro” de nuestra primera
industria, asentar los cimientos de “la gallina de los huevos de oro”, que
sufre una serie de viejos problemas
estructurales, a los que se han sumado otros nuevos. Respecto a los
viejos
retos, hay que avanzar en la “desestacionalización” del turismo
(sobre todo extranjero), para evitar que en
sólo 3 meses (julio a septiembre) se
concentren el 45% de los turistas anuales. En la “desconcentración” del
grueso del turismo, que hoy se concentra en 6 autonomías (Cataluña, Baleares,
Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Madrid aglutinan el 90% de todos los turistas extranjeros que llegan a
España). En la reconversión de
instalaciones, sobre todo de sol y playa, algunas obsoletas. En la mejora del empleo y la formación del
personal, escaso y con horarios y sueldos mejorables. Y, sobre todo, en la digitalización y modernización de la oferta
turística española en el mundo.
Pero hay retos nuevos
para el turismo, en especial que
sea más sostenible, desde una
perspectiva social y medio ambiental. Hay zonas turísticas colapsadas, que
necesitan “repensar” su futuro, para asegurarlo y afrontar la oposición vecinal a un aumento
disparatado del turismo. Eso exige planificar el turismo de las próximas
décadas, adecuando infraestructuras y servicios, desde accesos a sanidad y ocio
a abastecimiento de agua, accesos y aparcamientos. Y, sobre todo, el turismo ha
de afrontar
la grave crisis climática, para evitar fugas de turistas del sur de
Europa, como ha sucedido este verano. Eso obliga a configurar un turismo más sostenible, que tenga en cuenta las olas de calor y los
fenómenos extremos, que prevea incendios y sequías (con más protección civil),
que reparta las llegadas fuera de los meses de verano y que fomente el turismo
de interior y del norte de España, hoy residual para los extranjeros. Y que cuide más del medio ambiente.
España es la 2ª potencia turística del mundo y el turismo
resulta nuestra industria clave, para crear empleo (1 de cada 7), crecimiento y
riqueza. Pero la cuidamos poco y pensamos
menos en su futuro: sólo se habla de récords de ingresos
y turistas, de llegar
a los 100 millones de turistas (podríamos cerrar con 83,5 millones en 2023),
lo que puede suponer “morir de éxito”. Es hora de que el futuro Gobierno,
autonomías, Ayuntamientos, empresas y sindicatos se sienten y acuerden un gran Pacto
por el turismo para 2030 y 2050. Otra oferta, otras instalaciones,
otras empresas, otro personal, para ser más
competitivos y sostenibles. A ello.
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