Enrique Ortega a partir de El cambista y su mujer de Marinus van Reymerswale |
Los criptoactivos son monedas y valores digitales que emplean un cifrado para identificar a su dueño y poder realizar transacciones. La mayoría (el 80% del mercado) son criptoactivos sin respaldo detrás de un activo concreto, sobre todo criptomonedas, monedas digitales que no tienen el respaldo de un país o Banco Central sino que fabrican y emiten empresas privadas (el 55% del mercado lo copa el bitcoin y otro 25% el ethereum). El 20% restante son criptoactivos con respaldo de otros activos como el oro o el dólar (y otras monedas).
Se trata de un mercado muy reciente, dado que la primera criptomoneda, el bitcoin, apareció en 2008, y a ella la han seguido hasta 20.000 criptomonedas más. Ya en 2021, los criptoactivos suponían un mercado de 3,38 billones de dólares, de los que 2,8 billones era el valor de las criptomonedas. Y eso porque entre 2020 y 2021, este mercado de criptoactivos dio un salto de gigante: su volumen se multiplicó por 10, con la entrada de inversores institucionales, que buscaban altas rentabilidades de riesgo ante una Bolsa plana y unos tipos de interés cero. Europa representa el 25% del mercado mundial de criptoactivos (845.000 millones de inversión, casi el 1% de la inversión financiera total), por delante de Estados Unidos (18% del mercado total de criptoactivos).
España es el 5º mayor mercado europeo de criptoactivos, con 60.000 millones anuales de inversión (el 2,7% de la inversión financiera total), sólo por detrás de Reino Unido, Francia, Alemania y Paises Bajos, según un reciente informe del Banco de España, que alerta sobre la gran penetración de los criptoactivos entre los españoles: los poseen el 12% de los adultos (13% de los hombres y 10% de las mujeres), casi 4.700.000 personas, muchas más de las que se pensaba. Y lo más llamativo es que se trata de una inversión muy popular entre los jóvenes de 18 a 24 años, sobre todo entre los más internautas.
A falta de datos concretos sobre España, sabemos que el 56% de los inversores en criptoactivos en Europa tienen entre 26 y 45 años y un alto nivel educativo, según un estudio hecho en la eurozona por la Fintech 2Gether, que revela su enorme atractivo para los llamados “nativos digitales”, jóvenes que creen que pueden “forrarse en poco tiempo” con las criptomonedas. De hecho, el 38% de los jóvenes españoles (entre 25 y 40 años) se plantean invertir en criptomonedas, según el neobanco Rebellion. Al amparo de este interés, proliferan las ofertas de criptomonedas en Internet, de plataformas de bitcoin y otras monedas virtuales. Y también han surgido ofertas de formación, algunas fraudulentas: en marzo, la unidad de delincuencia económica de la Policía Nacional detuvo a 8 cabecillas de IM Mastery Academy en España, acusados de “estafar con cursos virtuales sobre criptomonedas a miles de jóvenes” (a los que “captaban como una secta”, según los afectados). Aún así, esa empresa internacional convocó en Badalona, el 9 y 10 de abril, a 9.000 jóvenes de toda Europa a una Convención sobre criptomonedas, cobrando 200 euros a los asistentes. Su publicidad: “Alguna vez has sentido que estabas destinado a más”. La idea es ofrecer a los jóvenes “dar el pelotazo” y hacerse millonarios con las criptomonedas.
En medio del “boom” de los criptoactivos, el panorama económico ha cambiado, no sólo por la guerra de Ucrania (que fuerza a buscar inversiones más seguras) sino por la subida de los tipos de interés (dos veces ya en EEUU y una anunciada en Europa para julio). Dos hechos que han provocado una retirada de muchos inversores institucionales de los criptoactivos y un consiguiente desplome de las criptomonedas, en los últimos 6 meses (ver gráficos): el bitcoin ha perdido más de la mitad de su valor (de cotizar a 67.734 dólares el 9 de noviembre de 2021 a 29.698 dólares ayer 11 de mayo, una caída del -56,15%), lo mismo que el ethereum (cotizaba a 4.799 dólares el 9 de noviembre y a 2.177 el 11 de mayo, una caída del -54,6%). Y también han caído, aunque menos, los criptoactivos ligados al euro, al dólar y al oro.
Antes de este desplome, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya habían lanzado dos alertas a los inversores: ojo a los criptoactivos, a las criptomonedas, porque son una inversión muy peligrosa. En su 2ª alerta conjunta, publicada el 9 de febrero de 2022, ya advirtieron del “elevado riesgo de estas inversiones”, por la “extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia, que las convierte en una apuesta de alto riesgo”. Además, recordaban a los inversores (sin éxito, por lo que se ve) que los criptoactivos “no están regulados”, “no tienen consideración de medios de pago ni tienen respaldo de los Bancos Centrales ni están cubiertos por el Fondo de Garantía de depósitos e Inversiones”. Y tras insistir que son “instrumentos complejos”, no adecuados para pequeños inversores”, alertaban de que son “muy especulativos” y se puede perder todo lo invertido. Por si fuera poco, ambos organismos recordaban que en este mercado hay poca transparencia en la formación de precios, los criptoactivos tienen poca liquidez (hay dificultades para venderlos) y muchos problemas para reclamar, dado que las plataformas de venta y custodia son empresas extranjeras sin control de las instituciones financieras.
Precisamente, el gran problema de los criptoactivos es que se trata de un mercado sin regular, ni en Europa ni en el mundo. Tanto es así, que Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), señalaba en abril que “se está creando un nuevo salvaje Oeste” con los criptoactivos. Y comparó su dinámica con la de las hipotecas de alto riesgo (las “subprime”) que causaron la grave crisis financiera de 2008. Con un agravante : el mercado de los criptoactivos (2,4 billones de dólares) duplica ya el tamaño de las hipotecas "subprime" (1,3 billones de dólares) Por eso, el BCE ha vuelto a alertar ayer del elevado riesgo de un mercado que funciona como un "esquema Ponzi": los inversores invierten mientras creen que los precios seguirán al alza, hasta que el entusiasmo se desvanece y todos empiezan a vender, estallando la burbuja.
La Comisión Europea presentó en septiembre de 2020 una primera propuesta para regular este mercado “salvaje”, pero el Consejo Europeo no aprobó el proyecto de Reglamento hasta noviembre de 2021. Y ahora, está pendiente del Parlamento Europeo, que en febrero de 2022 ha aprobado su posición, para negociarla ahora con el Consejo y aprobarla antes de fin de año. La idea es aprobar una norma europea, que sustituya a la que tienen algunos paises (Alemania, Francia o Italia) y sea la norma futura para España y los paises donde no hay regulación. La propuesta, llamada MiCA, establece normas para proteger a los usuarios de criptoactivos y obligaciones a los emisores y distribuidores, estableciendo una supervisión nacional (del Banco de España aquí) y europea en el caso de algunos criptoactivos.
En paralelo, el G-20 encargó a diversos organismos financieros internacionales que preparen Recomendaciones a los paises, ya aprobadas por el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), para abordar la supervisión y regulación de los criptoactivos, con un seguimiento regular. Y el GAFI, el organismo internacional que vigila el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, aprobó una Guía en 2021 para que los paises vigilen este aspecto de las criptomonedas y criptoactivos: se estima que un 1% se utilizan con fines ilícitos, para blanqueo de capitales, estafas y robos de fondos. Otros paises, como China o Rusia, no tienen problemas de regulación: simplemente, han prohibido operar con criptoactivos.
Mientras se aprueba un Reglamento europeo, las autoridades españolas que vigilan las inversiones financieras, la CNMC (Mercado de Valores) y el Banco de España, han tomado medidas recientes sobre los criptoactivos. En enero de 2022, la CNMV aprobó un a Circular para regular la publicidad de criptoactivos: supervisará la publicidad que hagan las plataformas de venta y los influencers, exigiendo una “comunicación previa” cuando vaya dirigida a más de 100.000 personas. Y siempre, la Circular (que entró en vigor el 17 de febrero) exige que la publicidad incluya un mensaje indicando que la inversión en criptoactivos “no está regulada y puede implicar la pérdida total de la inversión”. Ya en noviembre de 2021, la CNMV dio “un toque de atención” al futbolista Andrés Iniesta, por anunciar en sus redes sociales (38 millones de seguidores en Instagram) el portal de venda de criptomonedas Binance.
La otra medida, aprobada en octubre de 2021 por el Banco de España, fue la creación de un registro obligatorio para las empresas que ofrezcan criptoactivos, amparándose en la normativa de prevención de blanqueo de capitales. Daba 6 meses para hacerlo, y una de las primeras empresas en registrarse fue la alicantina Bit2Me, una plataforma que ofrece criptomonedas. Pero este registro es sólo a efectos de control, ya que no implica que el Banco de España asegure estas inversiones. Es sólo un paso hasta que Europa apruebe su Reglamento MiCA sobre criptoactivos y España lo aplique aquí.
Hasta ahora, los bancos españoles se han mantenido bastante al margen de los criptoactivos, por su alto riesgo y la falta de normativa. Sólo el BBVA fue el primer banco de la zona euro en ofrecer la compra venta de bitcoin, en junio de 2021, aunque a través de su filial de Suiza (ahora lo ha ampliado al ethereum). Banco Santander se prepara a ofrecer fondos de inversión vinculados a inversiones en bitcoin, pero no compraventa directa, como tampoco el resto de bancos españoles, que “permiten la compra pero sin asesorar”. Y fuera de la banca, el bitcoin no consigue avanzar como medio de pago, aunque algunas empresas lo utilicen como “gancho publicitario” para vender, sin apenas uso (inmobiliarias, empresas de consumo, Cepsa, Uber y hasta una empresa de taxis de Madrid…).
El desplome actual del bitcoin y la inexistencia de regulación impiden el auge de las criptomonedas a corto plazo, aunque parece indudable que a medio plazo aumentará su peso, al menos el de las monedas digitales (-e-dólar, e-euro, e-yuan) y las inversiones digitales con contrapartidas (activos reales). Parece claro que el futuro del dinero será digital, aunque no debe depender de que miles de ordenadores creen las criptomonedas (con un altísimo coste de energía, como pasa hoy) sino que las creen los paises, con sus reservas y Bancos Centrales detrás. Mientras, las criptomonedas hoy son una tentación como el juego, donde puede ganarse mucho y perderse mucho, sin reglas y con mucha opacidad, sin posible defensa ante gigantes que operan sin control a nivel mundial. Desde “la burbuja” de los tulipanes holandeses en 1630 (un tulipán valía más que una casa) a las hipotecas subprime de 2008 y las criptomonedas de ahora, siempre ha habido alguien que ofrecía “duros a peseta”. Pura especulación y puro fraude. Ojo a las promesas de dinero fácil.
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