Las pensiones son,
junto al paro, la mayor preocupación de
los españoles. Y más al saber que “la hucha” se acaba y no dará para
pagar la extra de Navidad de 2017. Los gastos suben más que los ingresos y el déficit de las pensiones será este año de 19.000 millones. El dilema es claro: o aumentan los ingresos o habrá
más recortes. Se pueden ingresar
15.000 millones más si no se bonifican cotizaciones (tarifas planas), si
cotizan más los que más ganan, si se pagan subsidios a los parados que no
cobran (y así cotizan) y si la Seguridad Social deja de financiar el Ministerio de Empleo. Además, habría que trasvasarles otros 10.000 millones del
Presupuesto. Y subir en el futuro
cotizaciones (más bajas que en Europa). Todo menos recortar unas pensiones que son bajas (la mitad, inferiores a 667 euros) y que serán un 50% más
bajas para 2050, gracias a las “reformas” (recortes) de Zapatero (2011) y Rajoy
(2013). Urge garantizar más ingresos para
asegurar las pensiones.
enrique ortega |
El problema que
tienen las pensiones es que no salen las cuentas: los ingresos
no cubren los gastos y el déficit crece de forma imparable. Así, si en 2010 apareció el primer “agujero” en
las pensiones (-365 millones de
euros), el déficit se ha multiplicado por 45, alcanzando los -16.514
millones en 2015. Y la previsión
del Gobierno Rajoy, enviada a Bruselas en octubre, es que el déficit vuelva a crecer este año, hasta los 18.950
millones de euros (el 1,7% del PIB), 6.000 millones más de lo que preveían
hace sólo unos meses.
¿Qué ha pasado para que las pensiones pasen de tener un superávit
de +13.000 millones de euros (2008) a
un déficit de casi -19.000 millones
(2016) en sólo 8 años? Básicamente,
que se han desplomado los ingresos mientras
crecían imparables los gastos. Veamos esta sencilla relación, que lo explica muy claro:
hay 2 millones menos de españoles
trabajando (y cotizando) que en
2008 y 1 millón más de pensiones (y de
pensionistas). Así es imposible que salgan las cuentas.
Con todo, el problema
es más de ingresos que de gastos. Porque aunque han crecido las pensiones (de 8,41 millones a 9,43)
y los pensionistas (de 7,56 a 8,57
millones), el gasto en pensiones ha
crecido menos del 3% hasta mayo pasado y ahora crece el 3,1 %, debido a las “reformas” (recortes) aprobados por Zapatero (2011) y Rajoy (2013) y a que las pensiones sólo se
revalorizan un mínimo 0,25% anual. Con ello, la pensión
media es hoy de 907,7 euros y la
de jubilación 1.047,9 euros. Pero esas son las medias y hay muchas más bajas. De hecho, el 49,9%
de todas las pensiones estaban en 2015 por debajo de los 667 euros, el umbral de pobreza (menos del 60% de los
ingresos medios de los españoles). Y eran “pobres” el 69% de las pensiones de
viudas, el 86% de las de orfandad y el 40% de las jubilaciones.
Lo que más ha fallado
en las cuentas de las pensiones son los
ingresos. En 2014 subieron sólo un 1%, en 2015 un 1,3% y este año aumentan
un 2,8% hasta octubre, frente al 6,7% que estaba presupuestado. Y fallan los ingresos porque apenas crecen las cotizaciones, aunque la
economía crece y se crea empleo. Pero, a raíz de la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en 2012, se trata de un empleo “precario”, temporal y por horas o días, mal pagado, con lo que
cotiza menos que el empleo estable del pasado. Además, hay otras dos razones para que no crezcan más las cotizaciones, por
decisiones también del Gobierno Rajoy. Una, su apuesta por bonificar cotizaciones a empresas y
autónomos para incentivar el empleo (las famosas “tarifas
planas”), que se han revelado poco efectivas pero que son muy costosas: estas bonificaciones (descuentos) a empresas y autónomos han
rebajado los ingresos de la Seguridad Social en 3.439 millones en la pasada Legislatura (2012-2015). Y la otra, los recortes a
los parados aprobados también por Rajoy, que han provocado que sólo 715.518 parados cobren un subsidio de paro contributivo, frente a
1.389.973 que lo cobraban en diciembre de 2011. Eso supone que hay 674.455
parados menos cotizando a la Seguridad Social, porque cuando un parado
no cobra el subsidio contributivo (de 780 euros), deja de cotizar (aunque cobre
el subsidio asistencial de 426 euros).
Así que ya sabemos por qué han caído los ingresos (cotizaciones) más que los gastos y por
qué el déficit de las pensiones se va a
multiplicar por 51, entre 2010 y 2016. Hasta ahora, el agujero se ha ido tapando con “la hucha” de las pensiones,
creada en 2006 y alimentada con los superávits de los años buenos, hasta alcanzar un máximo de 66.815 millones en
2011. Pero desde 2012, el Gobierno Rajoy
ha tirado de la hucha para pagar las extras de verano y Navidad (unos 8.500
millones cada una). Y ahora ya sólo
quedan 24.207 millones, que se acabarán en 2017, no llegando ya para pagar la extra de Navidad del año que viene. Por eso, urge
poner orden en las cuentas cuanto antes.
La opción es
clara: o se buscan nuevos ingresos o
habrá que hacer más recortes en las pensiones, ya de por sí bajas. Rajoy ha prometido
reunir antes de fin de año a las fuerzas sociales, en el llamado “Pacto de Toledo”, para estudiar soluciones, con idea de aprobar medidas antes del verano
próximo. Pero su propuesta es muy “simplista”: para salvar las pensiones hay que crear más empleo, llegar a los 20
millones de españoles trabajando (hoy son 18,5 millones). No es una “alternativa”. De hecho, entre 2014 y septiembre de 2016 se han creado en España 1.392.300 nuevos empleos y el déficit de las pensiones ha seguido creciendo. La otra propuesta del Gobierno, a través de la ministra Báñez, es más
“una ocurrencia”: permitir que los
jubilados puedan seguir trabajando y cobrando el 100% de la pensión (ahora es el 50%). Sería sólo “un parche”, que traería pocos
ingresos y sin embargo dificultaría el empleo a los jóvenes, que bastante lo necesitan.
La alternativa pasa por conseguir más ingresos a corto plazo, no esperar
al lento goteo de los nuevos empleos que cotizan poco. Y aquí, UGT ha hecho una propuesta muy concreta, que supondría ingresar 15.500 millones más,
por 4 vías: supresión de
bonificaciones en las cotizaciones a empresas y autónomos (3.700 millones
más de ingresos), subida de los topes
máximos de cotización (ahora están en 3.642 euros mes) para que los sueldos
altos coticen por todo lo que cobran (se podrían ingresar 7.735 millones más), aumentar la cobertura del paro para que
haya más desempleados cobrando subsidio y cotizando (aportarían otros 2.969
millones extras) y quitando a la
Seguridad Social la obligación de costear el presupuesto del Ministerio de
Empleo (4.000 millones al año), que debería financiarse con los
Presupuestos, como los demás Ministerios. Aunque no se pudieran conseguir los
15.500 millones en 2017, de aquí podrían salir 10.000 millones extras al
menos.
Y otros 10.000
millones deberían trasvasarse para las pensiones de los Presupuestos 2017. Se
debe y se puede, porque la gran asignatura pendiente de España es recaudar
más, como el resto de paises europeos. Ahora, Hacienda sólo recauda el 38,2% del PIB (2015) frente al 45%
que recauda Europa y el 46,6% que
recaudan los paises euro, según Eurostat. Eso significa que si
España recaudara impuestos como los demás paises euro, habríamos ingresado 85.000 millones de euros más en 2015. Y ese dinero extra nos
daría para los gastos extras que necesitamos (entre ellos, las
pensiones) y para bajar el déficit.
Bastaría de momento con conseguir 42.000 millones más de recaudación en
2017, como proponen los técnicos de Hacienda (GESTHA). Y para ello, habría que hacer pagar más impuestos a los que pagan
poco (grandes empresas, multinacionales
y los más ricos), además de subir el impuesto de los carburantes,
algunos IVA, introducir la tasa Tobin a las operaciones financieras y nuevos impuestos medioambientales. Y dedicar parte de estos ingresos extras a las
pensiones.
Pero no basta con
tapar el agujero actual con medidas a
corto plazo. Hay que buscar un sistema
estable y suficiente de financiación para las pensiones a medio
plazo, porque el coste se va a
disparar en los próximos 50 años. Básicamente, porque España envejece: si los mayores de 65 años son ahora el 18,7% de los
españoles, serán el 25,6% en 2031 y más de un tercio de la población (34,6%) en 2066, según el INE. Más
viejos que vivirán más años: si la esperanza de vida es hoy de 82,8
años, en 2066 superará los 90 años. O sea que habrá que asegurar la
financiación para pagar pensiones durante 25 años (o aumentar la edad de
jubilación hasta cerca de los 70 años). Y mientras los pensionistas casi se
duplicarán, bajará la población española
y se espera que haya 900.000 activos menos para 2025. En
definitiva, más viejos y menos jóvenes para trabajar y pagar las pensiones en el futuro.
Este panorama exige desde
ya buscar unos ingresos y una
financiación estable, combinando medidas. Por un lado,
habrá que pagar una parte creciente de
las pensiones con impuestos (se plantea pagar las pensiones de viudedad y orfandad, 24.000 millones, un 20% de la
factura total) pero también habrá que subir las
cotizaciones a la Seguridad Social, que son más bajas en España (sobre todo
las de los trabajadores) que en Europa: un 28,3
% (en total, entre empresas y trabajadores) frente al 28,7% en la UE-28, un
33,3% en Alemania, 37,9% en Francia o 31,5% en Italia. Si se subieran un 1% las
cotizaciones de empresas y otro tanto las de los trabajadores, se ingresarían 8.000 millones más al año. Está claro que sería un esfuerzo extra, pero también lo es que muchos trabajadores tengan que pagarse hoy
un Plan de pensiones privado (lo pagan casi 10 millones de españoles) mientras las
pensiones públicas tienen déficit. Y un tercer frente de actuación sería emitir deuda pública para financiar las
pensiones a partir de 2030 (cuando haya bajado la deuda española), como propone Funcas.
Y en paralelo, España debería tomarse en serio la natalidad y ayudar a las familias para que tengan más hijos, para evitar que caiga la
población: si no se toman medidas, habrá
5.300.000 españoles menos dentro de 50 años, cuando se tripliquen los
pensionistas, según el INE.
Actualmente, la tasa de natalidad es
de 1,32 hijos por mujer, frente a
1,58 hijos en Europa (UE-28), 1,94 en Reino Unido y 2,01 hijos en Francia. Los
expertos insisten en que para conseguir los jóvenes necesarios para trabajar y
pagar las pensiones, harían falta 2,01 hijos por mujer. Eso significa que debían nacer 719 niños más cada día sobre los 1.143 que nacen. Y para eso, hay
que ayudar a mujeres y familias desde
ahora, con políticas fiscales y medidas eficaces.
Más ingresos y más
natalidad para salvar las pensiones a medio plazo, no esperar a que crezca
el empleo (precario) y las salve, como parece proponer Rajoy. Pongan las cuentas encima de la mesa, sin
“politiqueos”, y consigan más recursos a corto y medio plazo para evitar más recortes futuros. Y
para tratar de revertir los recortes que ya están en marcha. Porque no
olvidemos que, con las reformas ya aprobadas
por Zapatero (2011) y Rajoy (2013), las pensiones futuras será
un 35% más bajas que las actuales para 2050, según un estudio de Funcas (Fundación Cajas de Ahorros). El problema ahora es que si
no se toman medidas, los pensionistas actuales tendrán
problemas a partir de la Navidad de 2017. Y los españoles entre 40 y 55 años, tendrán aún más
problemas para cobrar incluso esas pensiones recortadas en 2050. Unos y otros
han cotizado y merecen una pensión digna.
Cueste lo que cueste.
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