El Gobierno Rajoy no se cortó un pelo al decidir bajar
la luz 4 días antes de las elecciones, como anticipé aquí en octubre. Una rebaja ridícula: 0,7% en enero. Pero la
luz subirá después, a lo largo de 2016, porque tendremos que pagar
facturas que han dejado pendientes para hacer ese “regalo electoral”. Y además,
porque el cambio climático está
encareciendo la luz, al producirse menos kilovatios con agua y viento, las
energías más baratas. El recibo de la
luz ha subido un 5,3% en 2015, tras bajar en 2014. Y en la pasada Legislatura, subió un 10,23%: ya somos el 4º país con la electricidad más cara de
Europa. Y eso porque pagamos costes de más a las
eléctricas, que multiplican beneficios. Tenemos la luz más cara y la más sucia:
el carbón es la principal fuente de electricidad desde junio. Urge hacer una auditoría de costes, para pagar la luz por lo que vale y conseguir
que sea más barata y más limpia.
enrique ortega |
Bajar la luz antes de las elecciones. Era el gran objetivo del ministro de Industria desde septiembre, cuando
supo que el sector eléctrico iba a tener
superávit en sus cuentas (ingresos menos
gastos), por primera vez desde el año 2000. Ya lo anticipé en este blog el 1 de octubre: “me
la juego a que el Gobierno Rajoy nos hace un regalo en diciembre, antes de las
elecciones: anunciar que la luz bajará en enero”. A finales de noviembre,
el ministro Soria envió la propuesta de bajada (un ridículo 0,7%) a la CNMV,
que la aprobó el 3 de diciembre, apareciendo ya la noticia de la bajada en los medios. Pero les debió parecer poco. Y el 16 de diciembre, 4 días antes de las elecciones, la Comisión
Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos “volvió a aprobar” la bajada de la luz. Más titulares.
La intención del
ministro Soria era haber bajado más
la luz, aprovechando los 550,3 millones de superávit en las cuentas del sector eléctrico en 2014, “vendidas”
a la opinión pública como “un éxito de la
gestión del Gobierno”, aunque en realidad es fruto de una serie de recortes que hemos pagado todos, en el recibo
o como contribuyentes: el sector eléctrico tiene superávit por la implantación
de un impuesto nuevo del 7% a la
electricidad (que las eléctricas nos han acabado cargando en el recibo), por el
recorte de ayudas a las renovables,
por las subidas extras del recibo en 2012
y 2013 y por los costes eléctricos que ahora paga el Presupuesto (o sea todos
nosotros). El problema era que este superávit
eléctrico no se puede utilizar para bajar la luz, porque lo prohíbe la Ley Eléctrica de 2013, que obliga a destinar este
excedente a amortizar la deuda eléctrica acumulada (26.000 millones). Así
que el ministro Soria tuvo que buscar un subterfugio, una “ingeniería regulatoria” que ya había utilizado en agosto de este año,
cuando nos bajaron el recibo de la luz un 2,2%, también pensando en las elecciones.
El “truco”utilizado ha sido rebajar los
pagos por capacidad a las eléctricas, pagarles 517 millones menos de lo que
les pagan por tener disponibles centrales (de gas y carbón) por si aumenta el
consumo y para garantizar el suministro a las grandes empresas (para la bajada de agosto, los rebajó
otros 200 millones). Es un pago que nos cargan en el recibo de la luz y que legalmente no se incluye dentro de los
peajes de acceso que la ley Eléctrica prohíbe bajar (aunque también lo regula el Gobierno) Una “trampa
legal” que le ha permitido rebajar ese 0,7% el recibo. Pero es algo temporal. En 2016, el próximo Gobierno tendrá que actualizar estos pagos por capacidad y lo normal es que los suba. Y con ello, el recibo de la
luz. Pero ya habrán pasado las elecciones.
La decisión tomada
por el Gobierno Rajoy es tan jurídicamente
dudosa que ha sucedido algo insólito: el
director de promoción de la Sala de Competencia de la Comisión Nacional de la
Competencia (CNMC, un organismo dependiente del Ministerio de Economía) publicó dos informes el 7 de diciembre (cuatro días después de que la Sala de Regulación
de la misma CNMC aprobara la bajada propuesta por Industria) donde señalaba que
la decisión contenía “una serie de ilegalidades, tanto de forma como de contenido”.
O sea, que consideraba ilegal la rebaja y también otra decisión que ha tomado
el Gobierno en diciembre: rebajar un 6,7% las tarifas de la luz de las empresas de Euskadi y Navarra,
como “premio” a que el PNV apoyara al PP en 2013 para sacar adelante la Ley del Sector Eléctrico (ya les rebajó las tarifas en 2015). Según uno de los informes de la CNMC, esta
decisión “rompe la unidad de mercado”,
ya que la tarifa industrial de la luz no es la misma en toda España. Dos
informes que podrían servir a las organizaciones de consumidores para reclamar ante los Tribunales.
Legal o ilegal, la bajada
de la luz para enero está aprobada, pero podría durar poco, no sólo porque el próximo Gobierno tendrá que revisar
los pagos por capacidad (y cargar el aumento en el recibo) sino porque también
está pendiente de fijar el margen por
comercialización que se paga a los suministradores de electricidad. El
Gobierno Rajoy estableció un margen de 4 euros anuales por cliente, pero a las
eléctricas les pareció poco y recurrieron
al Supremo, que ha decidido a su favor,
estableciendo que el pago se fijó sin una metodología previa por lo que obliga
al Gobierno a establecerla y a partir de ahí, fijar una nueva tarifa a
pagar a los comercializadores de la luz. Los expertos esperan que el futuro
sistema suba un 50% la tarifa, al menos otros 2 euros. Y eso obligará, en su
momento, a refacturar todos los recibos de la luz emitidos desde el 1 de abril de 2014. Vamos
que en unos meses, nos tocaría pagar esos 2 euros de más (o los que fijen) desde
2014. Otra subida extra del recibo.
Y queda saber cuánto
nos acabará costando en 2016 el cambio climático: como hace más calor del
habitual y no hay agua ni viento, la
electricidad se está produciendo menos
con centrales hidroeléctricas y eólicas (kilovatios más baratos) y más con centrales de carbón y de gas natural
(más caras). Esto es algo que ya viene encareciendo la luz desde el verano y por lo que subirá este año 2015, tras haber bajado un 4,9% en 2014. De hecho,
se ha detectado que las eléctricas dan entrada a unas u otras centrales según
vayan sus márgenes, lo que ha provocado ya una multa de la CNMC a Iberdrola, de 25
millones de euros, por “considerar probada la manipulación de precios en 2013”:
Iberdrola “cerró el grifo” de sus centrales hidroeléctricas para subir
artificialmente el precio de la energía hidroeléctrica y con ello forzar el
suministro de electricidad nuclear, de carbón y gas, con la que obtuvo más margen
y más beneficio, según considera probado el expediente de la CNMC. Unas “trampas”
que se achacan a todas las eléctricas, manipulando precios y subiendo el
recibo más de lo debido.
De hecho, el recibo
de la luz a un consumidor medio (3,98 kW de potencia y 210kwh de consumo
mensual) subió un 4,84% en los nueve
primeros meses de 2015, según un estudio
de la propia Comisión de la Competencia
(CNMC). Y luego, la luz bajó en octubre y ha subido en noviembre y diciembre:
el recibo ha subido un 5,3% en 2015, según los consumidores de FACUA, tras bajar en 2014
(-4,9%). La factura mensual del usuario medio pasó de 72,84 euros en 2014 a 76,67 euros el año pasado, lo que supone una subida de 3,83 euros al mes (45,96 euros más en todo 2015).
Mientras el Gobierno Rajoy vendía
su “reforma
eléctrica” como otro éxito de su gestión, la CNMC (un organismo
oficial) hacía el balance de la Legislatura: de 2011 a
2015, el recibo eléctrico medio se ha encarecido un 10,23%, tras dos años
de subidas (+7,47% en 2012 y 4,84% en 2015) y dos años de bajadas (-1,96% en
2013 y -0,21% en 2014). Y con ello, España es el 4º país con la luz más cara de Europa para los consumidores
domésticos, sólo por detrás de Dinamarca, Alemania e Irlanda, según un estudio para The Oxford Institute. Eso después de que la luz
haya subido un 52% con la crisis (2008-2014), 81 euros por Mwh, el doble que en Europa (+42 euros/Mwh). Una factura que muchas familias
españolas, en paro o con sueldos mínimos, no pueden pagar, lo que ha elevado un
69% la pobreza energética desde 2011: ahora hay
5.155.901 españoles (11,1% de la población) con problemas para pagar el
recibo de la luz, según el INE,
2,1 millones más de “pobres energéticos” que hace cuatro años.
¿Por qué pagamos la
luz más cara que los demás europeos? Básicamente, porque en el recibo estamos pagando costes de más, extracostes
que el Gobierno mantiene (hoy Rajoy y antes Zapatero) desde la época de Aznar en dos de las tres partes del recibo. En la parte donde pagamos el coste de producir la electricidad (35,46%
del recibo) pagamos de más los kilovatios que producen las centrales hidroeléctricas y nucleares (un sobreprecio
que les garantizó Aznar en 1997), así como el exceso de centrales (ayudas a las
centrales de gas y carbón solo porque estén disponibles, aunque no funcionen
porque sobra potencia instalada) y la compensación
a las grandes empresas consumidoras (550 millones por compensarles de
“posibles cortes de suministro” que no se dan nunca). En la parte de los precios regulados por el Gobierno (43,17% del recibo)
pagamos otros extracostes que deberían
suprimirse o pagarse en los Presupuestos: ayudas
a las renovables (6.728 millones) o al carbón nacional, al transporte (1.742 millones) y a la distribución de electricidad (5.000
millones), ayudas al parón nuclear y la hipoteca de la deuda eléctrica acumulada (22.000 millones pendientes,
un extracoste del 6,5% del recibo de la luz). Y en la tercera parte del recibo
(21,37% restante), los impuestos, pagamos menos que el resto de europeos (en la UE-28, el 32% del recibo son
impuestos).
Y además, tenemos otro problema: no sólo pagamos una
luz más cara sino que tenemos una luz “más sucia”, se produce una
electricidad que genera más CO2. Y eso, porque las empresas hidroeléctricas
están aumentando la generación de
electricidad con carbón y gas natural, ante la caída de los precios de
estas energías y por haber menos agua y viento, por el clima. Con ello, ha subido un 23% el consumo de carbón (la energía más
contaminante), que se ha convertido en 2015 en la segunda fuente de producción de electricidad (20,3%), tras la energía nuclear (21,9%), aunque de junio a diciembre fue la fuente más utilizada (salvo en
septiembre).
Y ha crecido un 20% el consumo de gas natural (que también emite
CO2, aunque menos) para producir electricidad. El resultado es que España sigue aumentando sus emisiones de CO2 y no cumple las exigencias europeas contra el Cambio Climático.
Habría que acabar de
una vez por todas con esta situación, que nos sube el recibo y sólo beneficia a las eléctricas, las
compañías del sector con más margen en Europa, lo que multiplica sus beneficios
(8.166 millones en 2014) y sus dividendos, a
costa de nuestro recibo. Incluso, el cambio de tarifa aprobado por el
Gobierno Rajoy en marzo de 2014 (cambio de la tarifa TUR a la tarifa PVPC) ha mejorado los márgenes de las 5 comercializadoras
eléctricas un 30%, según un estudio de la CNMC. La solución es sencilla: poner en marcha una auditoría de costes
del sector eléctrico, para que los usuarios paguemos en el recibo lo que realmente cuesta producir, transportar y distribuir la
electricidad, no los extracostes que se van sumando y pagamos injustificadamente
desde hace 18 años. Según un riguroso estudio de Jorge Fabra, se pagan 60 euros/Mwh
por la electricidad generada por las viejas centrales hidroeléctricas (ya
amortizadas) cuando el coste real de producirlo es 11 euros/Mwh. Y 45 euros por el Mwh
nuclear, cuando su coste real es 22 euros. Con ello, hemos estado pagando de más 28.000 millones de euros (el famoso “déficit de tarifa”) sólo en los últimos 10
años. Y así seguimos.
Cortar este “chorreo de extracostes”
es un gran reto que no ha querido afrontar ningún Gobierno,
porque supone enfrentarse a un sector con
gran poder económico, político y mediático y a un verdadero oligopolio:
las tres grandes eléctricas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural-Fenosa acaparan el 92% de los consumidores domésticos y un 72% del mercado empresarial.
Pero hay que presionar para que el
próximo Gobierno lo haga. Porque no podemos seguir pagando una luz más
cara y más sucia que el resto de europeos. Hagan algo ya. Luz y taquígrafos.
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