La economía será
clave en estas elecciones del 20-D. Y Rajoy
espera que le haga ganar, porque los
electores vean que estamos mejor que en 2011. Es
verdad, pero no gracias al PP, sino
a que toda Europa salió de la crisis, al respiro del petróleo y a la ayuda del BCE, que evitó el rescate de
España, abarató la deuda y depreció el euro, ayudándonos a exportar. Rajoy sí es culpable de los recortes, la subida de impuestos y la
reforma laboral, que han deteriorado la sanidad, la educación y la Dependencia,
hundido salarios y creado empleos muy precarios, recortando consumo,
crecimiento y empleo. Y a pesar de tanto
sacrificio, tenemos más deuda, el
mayor déficit de Europa, doble de paro, menos renta y más pobreza. No es para
presumir. Pero el PP amenaza: si no ganan, volveremos a 2010. No
es verdad. España necesita un cambio,
optar por otra política económica,
que recaude más, no acepte más recortes (13.000 pide Bruselas) y reanime el crecimiento y
el empleo. Cambiemos.
enrique ortega |
La economía
española está hoy mejor que hace cuatro
años. Es un hecho incuestionable:
llevamos 27 meses creciendo (poco) y año
y medio creando empleo (poco y muy precario), tras haber salido de la recesión aunque
no de la crisis. No es un milagro de
Rajoy sino algo que ha pasado en todo el mundo y en toda Europa, donde todas las economías crecen (poco) y crean empleo (poco, aunque menos
precario). La mitad del crecimiento
español en 2014 y 2015 se debe a la ayuda del Banco Central Europeo (BCE), que en el verano de 2012 evitó el rescate de España (no Rajoy), al apostar Draghi por inundar
Europa de liquidez, bajar tipos y comprar deuda, lo que ha servido para que
España pague menos intereses y exporte más, gracias a la fuerte caída del euro (que caerá más ahora, tras la subida de tipos en USA: otra ayuda externa para España).
Y también ha ayudado a la recuperación, en España y en toda Europa, el desplome del petróleo,
que ha abaratado la factura energética y los precios.
Aun así, España se ha recuperado menos de esta recesión
que el resto de Europa, por mucho que Rajoy presuma de que somos el país que
más crece (no es verdad: crecimos un 0,8% el tercer trimestre, lo mismo que Suecia y menos que Rumania Polonia, Malta
y Eslovaquia). Los datos de Eurostat revelan que España es uno de los 8 países europeos que
aún no han recuperado el crecimiento de antes de la crisis: nuestro PIB
en 2015 está un -3,9% por debajo de 2007, sólo mejor que Grecia (-27%), Chipre (-8,6%), Italia
(-8,6%), Finlandia (-6,4%), Portugal o Letonia (-5,6%) y Eslovenia (-4,7%) y
muy lejos de la situación de la Europa del norte, que ha ganado crecimiento
sobre 2007, como Francia (+2,7%), Bélgica (+4,7%), Alemania (+5,6%), Irlanda
(+7,7%) o Luxemburgo (+12,3%). Y el
ingreso medio de los hogares españoles ha caído un 6% desde 2011. No es para tirar cohetes.
Lo que sí es “mérito”
de Rajoy son los recortes, la subida de impuestos y la reforma laboral, que han
sufrido todos los españoles. En conjunto, el Estado central y las autonomías
han recortado desde 2009 (ZP dos
años y el resto Rajoy) unos 22.000
millones de euros, en sanidad (-12.108 millones), educación (-7.566) y
Dependencia más gastos sociales (-2.301 millones), según estimación de los Directores de Servicios Sociales, un recorte que ha deteriorado
gravemente nuestro Estado del Bienestar. Además, Rajoy subió drásticamente todos los impuestos y aunque los ha bajado en 2015 y para 2016, el balance de esta Legislatura es que hemos pagado 17.578 millones más de impuestos, según datos de la Agencia
Tributaria. Y la reforma laboral
aprobada en solitario por Rajoy (febrero 2012) ha tenido dos efectos: ha hundido los salarios (las empresas pagaron 40.000 millones menos de salarios en
2014 que en 2011) y han precarizado los contratos: el 91,7% de los nuevos empleos hechos en 2015 son temporales y el 35,8% a tiempo parcial (la cuarta parte,
contratos de menos de una semana). Con ello, más de uno de cada cinco
asalariados (el 22,2%) son “trabajadores
pobres”, 3.318.655 españoles, según la OIT.
Gracias a la subida de impuestos, los bajos salarios, el
trabajo precario y el elevado paro, las familias
españolas no pueden consumir mucho y eso, junto a los recortes del gasto público, ha
impedido que la economía creciera más y creara más empleo. Rajoy se presenta a las elecciones con menos españoles trabajando que cuando él llegó a la Moncloa: 18.048.700 a
finales de septiembre, frente a 18.153.000 ocupados a finales de 2011. Y si le
sumamos los empleos que pueden crearse este último trimestre y suponemos que
sean los mismos que en 2014 (+65.100), nos da que se han perdido 39.200 empleos netos en
esta Legislatura. Y si hablamos de parados,
había en septiembre 422.800 parados EPA
menos. Y apuntados como parados en las oficinas del SEPE había 4.149.300
parados en noviembre, 271.200 menos que en noviembre de 2011. Pero esta mejora del paro tiene una explicación poco
favorable a Rajoy: ahora hay 541.000
españoles menos buscando trabajo, porque hay muchas mujeres, mayores de 45
años y jóvenes que ya no buscan (“desanimados”)
o han emigrado. Y además, más de la
mitad de los parados EPA ahora no cobran subsidios (un 55,85%),
cuando en 2011 eran sólo el 44,5% los que no cobraban. O sea, hoy hay 2.709.102 parados EPA que no cobran
nada, 327.699 parados más de los que no cobraban nada en 2011.
El problema no es sólo
que los recortes, la subida de impuestos y la reforma laboral hayan retraído el
crecimiento y el empleo. Es que además,
tanto sacrificio no ha servido para casi nada: Rajoy no ha cumplido con los objetivos de déficit
público prometidos a Bruselas (tras "suavizarlos") ni en 2012, ni en 2013 ni en 2014 (aunque Rajoy mienta y diga que sí). Y España es
el país de Europa con el mayor déficit público en 2015, según Eurostat (mayor que Grecia y Portugal incluso), porque el bajo crecimiento
ha hundido la recaudación. Y tanto la Comisión Europea como el FMI o la OCDE
creen que España no cumplirá con los objetivos de déficit público en 2015 y 2016, por lo
que pedirán al futuro Gobierno que recorte otros 13.000 millones más. Y a pesar de los recortes, la deuda pública de España ha subido un 43% estos cuatro años (+318.785
millones de euros desde 2011), superando ya el billón de euros (1.062.315 millones, un 99,3% del PIB), la sexta
mayor deuda pública de los 28 países UE. Algo que nos hace un país muy vulnerable de los mercados, donde tenemos que financiarnos.
En definitiva, que tras
los cuatro años de Rajoy, crecemos, pero menos de lo que necesitaríamos y
por eso seguimos con más del doble de
paro que Europa: 4.850.800 parados EPA, un 21,18%
de los españoles frente al 10,7% de la zona euro. Tenemos un empleo más precario, ganamos menos, pagamos más impuestos
que en 2011 y estamos más endeudados como país, con un elevado agujero en las
cuentas públicas (-47.000 millones en 2015). La renta
de las familias ha caído (24.100
euros) a los niveles de 2003 (24.162 euros) y uno
de cada cuatro españoles (22,2%) son “pobres”,
ingresan menos del 60% de la media del país: 10.323.000 españoles, según el INE, 1.800.000 pobres más que
antes de la crisis. Y de ellos, 2,3 millones son niños pobres, según UNICEF.
Todos son datos
oficiales, contrastables. Y no parece un balance para ganar unas
elecciones. Los españoles,
que no tienen por qué saberse estas estadísticas, sí saben que la economía no
está bien, por mucho triunfalismo que hagan Rajoy y el PP: el 65,6% ven la situación económica como mala
o muy mala y el 76,4% creen que la situación es igual o peor que hace
un año, según el Barómetro del CIS de noviembre de 2015.
Rajoy y el PP ofrecen seguir los próximos 4 años con esta
política económica “exitosa” y el ministro de Economía, Luis de Guindos, apela al voto del miedo: “si el PP no
gana las elecciones, volveremos a 2010”. Pero no es verdad. El mayor riesgo de la economía es seguir
con “más de lo mismo”, sobre todo si
además Rajoy promete nuevas bajadas de impuestos: o no lo cumple (como ya pasó en 2012)
o los baja para algunos y los sube para otros, porque Bruselas va a exigir nuevos recortes (13.000 millones) en 2016, para rebajar el déficit.
España necesita un cambio, otra política económica, que apueste por un mayor crecimiento, para
conseguir crear más empleo, el mayor problema de los españoles. Y para eso, el
próximo Gobierno no debe hacer más recortes, debe estimular la economía,
con más
consumo (debe subir el salario
mínimo y promover la subida de sueldos en las empresas con beneficios), más gasto público necesario (en educación, formación, sanidad y Dependencia) y más inversión (en sectores con futuro, no en AVEs),
ayudando a las empresas a que tengan
crédito, tecnología e incentivos para invertir y crear empleos estables. Y en
paralelo, ayudar a los parados y a los
más pobres a recuperarse y volver a trabajar. Y todo ello obliga a recaudar más, a conseguir más ingresos públicos para incentivar el
crecimiento, salvar las pensiones y a la vez reducir el déficit público. Si España recaudara como el
resto de Europa, podríamos ingresar 79.000 millones más al año. Recaudar sólo la mitad, 30.000 millones más, daría un gran
empujón a la economía. Y es posible, si recortamos el fraude y hacemos que
paguen más las grandes empresas, las multinacionales y los más ricos. El engaño
es prometer bajar los impuestos, como hacen el PP
y Ciudadanos: necesitamos más recursos, no menos, para salir más rápido de
la crisis. Y para recortar el déficit y no
tener que hacer más recortes.
El gran reto, además de recaudar y crecer más, es cambiar de modelo económico, salir de la crisis no con el viejo modelo (el turismo, el comercio y
la construcción), sino apostando por reindustrializar
el país, por la formación,
la innovación y la tecnología,
por empresas más grandes, más competitivas y más exportadoras,
por un menor consumo de energía más limpia, por nuevos sectores y
empresas, por un empleo mejor pagado
y más productivo. Hay que conseguir que en España trabaje más gente y
que trabajen mejor, con más eficacia, la única receta para subir los
salarios y vivir mejor.
Todo esto, recaudar
más, incentivar el crecimiento y cambiar el modelo económico exige un cambio que no hará el PP, cuya política es “más
de lo mismo”, confiando que Europa nos salve. Tenemos que promover un
cambio, para que el futuro Gobierno defienda
en Europa otra política, que apueste por un mayor crecimiento para que
dejemos de tener el doble de paro, para que recaudemos más y podamos
así gastar más, en modernizar la economía y recomponer nuestro Estado del
bienestar, desde las pensiones a la sanidad o la educación. El problema es quién va a
hacer este cambio, porque las
alternativas al PP, desde Ciudadanos al PSOE pasando por Podemos o IU no plantean una estrategia clara de salida de la crisis. Y además, tendrán
que pactar entre ellos, lograr acuerdos
difíciles. Pero así no podemos seguir otros cuatro años: hay que apostar
por un gran Pacto por el empleo, reanimando
lo más posible la economía. Si no, tardaremos muchos años en salir de la
crisis y tener un nivel de empleo decente. Yo propongo votar por el cambio, cada uno
el que considere mejor. Y que luego pacten
para sacarnos del agujero. Amen.
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