EEUU acaba de decidir hoy no
subir los tipos de interés, en el 0% desde 2008. Y no los sube porque su crecimiento
es débil y además no quieren poner en
peligro la recuperación mundial, frenada por la crisis de China, Japón, Latinoamérica y los países emergentes,
mientras Europa languidece. Siete años después de iniciarse la Gran Recesión,
la economía
mundial ha frenado su crecimiento y teme recaer en una nueva crisis.
Por eso, el FMI ha pedido a los países que reanimen sus economías, que sigan
con tipos bajos e inyectando liquidez. Pero no
basta. El G-20 ha propuesto reanimar las inversiones
públicas en todo el mundo, para salir del bache y evitar que China, Rusia y
Latinoamérica nos lleven a una nueva crisis. En España, el frenazo mundial
y la incertidumbre política por las elecciones catalanas y generales reducirán el crecimiento y el empleo en
la segunda mitad de 2015. La recuperación
está en el aire.
enrique ortega |
Estados Unidos no
sube los tipos de interés desde hace más de nueve años, desde el 29 de junio de 2006. Tras estallar la crisis financiera por las hipotecas basura, en agosto de 2007, empezó a bajar los tipos en septiembre de 2007, desde el 5,25% que estaban al
4,75%, para bajarlos luego ocho veces más, hasta dejarlos en el 0% el
16 de diciembre de 2008 (hasta
ahora). Era un intento desesperado de EEUU para frenar la Gran Recesión, poniendo el dinero
casi gratis e inyectando liquidez a
la economía, con la compra de 3,3 billones de dólares de deuda entre 2008 y
2012. Y lo mismo hicieron Europa (con
más retraso y menos decisión) y la mayoría del mundo. Esta política monetaria
de choque surtió efecto y EEUU y Europa empezaron a crecer en 2010, aunque la zona euro recayó en una segunda recesión en 2012 y 2013. Y China, Latinoamérica y los países emergentes consiguieron sortear mejor la crisis.
Ahora, en 2015, Estados Unidos (22% del PIB mundial) sigue
creciendo, pero su recuperación es menos fuerte de lo esperado. Su crecimiento
es menor del previsto (la Reserva Federal lo ha rebajado este año del 2,3%-2,7% esperado al 1,8%-2%) y se
está creando menos empleo (173.000
nuevos empleos en agosto frente a 212.000 de media en los primeros ocho meses
de 2015), aunque el paro ha caído al 5,1%, el nivel más bajo desde abril de
2008. Pero hay mucha gente que ni
trabaja ni busca trabajo (sólo el 62% de los adultos norteamericanos es “activo”,
el nivel más bajo en 37 años) y la
inflación (cayó incluso un 0,1% en agosto) y los salarios son bajos, indicativos
de que la recuperación es todavía débil en USA. Por eso, no han querido frenarla con una subida de tipos, que fortalecería el dólar
y reduciría el crecimiento y el empleo. EEUU tiene una economía "dopada" y temen que si retiran el "gota a gota" del dinero abundante y barato, el enfermo recaiga. Y han
preferido esperar para subir los tipos, a diciembre o a principios de 2016.
Pero otra poderosa
razón para que EEUU no haya subido los tipos es que la economía mundial, al margen de USA, ha frenado su crecimiento en las últimas semanas, tanto por China
como por Japón, Latinoamérica y los países emergentes. Y si la Reserva
Federal subía los tipos, el mundo corría el riesgo
de entrar en una nueva crisis: el dólar se fortalecería, los países endeudados
tendrían que pagar más intereses, sus monedas se depreciarían más, tendrían que
subir los tipos de interés en todo el mundo y se frenaría un crecimiento global que ya es débil. Por eso, el FMI
, el G-20
y el Banco Mundial habían pedido a EEUU que no bajara tipos todavía.
La mayor preocupación
sigue estando en China,
el motor de la economía mundial durante la Gran Recesión, que ha “pinchado”
por culpa de sus exportaciones: caen este año por primera vez (-1,6%), debido al frenazo del
comercio mundial y a las menores compras de Europa (el primer socio
comercial de China) y Japón. El temor es que China crezca por debajo del 7% previsto para 2015 y que eso frene la economía mundial, sobre todo
a los países emergentes, desde Asia y África a Rusia y Latinoamérica, cuyo deterioro acaba de certificar la OCDE. Y más
cuando se ha desplomado el precio de las materias primas, un 30% en lo que va de año (desde el
petróleo a los minerales), debilitando aún más unas economías con monedas débiles y que exportan menos.
No sólo preocupa la
posible crisis en China, que supone el 17% del PIB mundial. Japón, la tercera economía mundial, ha tenido
un crecimiento negativo en el segundo trimestre (-0,3%) y corre el riesgo de entrar en su quinta recesión
en siete años. Rusia ya está en recesión desde junio, por el desplome del petróleo y las sanciones europeas. Canadá, la décima
economía mundial, también ha entrado en recesión (-0,2 y -0,1% de caída en los dos primeros
trimestres de 2015), por el desplome de los precios del petróleo. Y lo mismo Australia, la 12ª economía mundial, por el frenazo de las exportaciones a China (su primer socio comercial) y Sudáfrica
(por la caída de las materias primas). Y Latinoamérica,
que sorteó bien la Gran Recesión de 2008, vuelve a estancarse, mientras Brasil, la séptima economía mundial, ha entrado también en recesión, lo mismo que Venezuela, mientras se estancan Argentina, Chile, Perú
y México.
Y en medio de este preocupante panorama, Europa (el 20% del PIB mundial) no
despega. El crecimiento es débil
e incluso se ha reducido en el segundo trimestre: +0,4% frente al +0,5% de los dos
trimestres anteriores. Francia no
crece (+0% en el 2º trimestre), Italia
apenas (+0,3%) y la “locomotora” alemana
sólo tira un 0,4%, porque exporta menos (a China y al resto del mundo). Austria y Holanda crecen un mísero
0,1%, Bélgica un 0,4%, Dinamarca y Finlandia un 0,2%. Y sólo
destaca el mayor crecimiento de España
(+1%) y Reino Unido (+0,7%). El dato más explícito de que Europa languidece
es su mínima inflación, el 0,1% para 2015, una muestra de que la economía está estancada: el consumo no tira y por eso las empresas no pueden subir
precios, con lo que apenas invierten y crean poco empleo. Y todo eso a pesar de
los esfuerzos del BCE, que promete incluso nuevos estímulos si hace falta. Pero sus medidas que no dan resultados:
sobra dinero pero no hay crédito (ni
se pide ni se da) ni inversión.
La OCDE acaba de rebajar el crecimiento económico mundial para 2015 (3%, una décima menos) y 2016 (3,6%, dos décimas menos), por la peor situación de China, Brasil y los países emergentes (certeramente, el informe se titula "Enigmas e incertidumbres"). Y el Fondo Monetario Internacional (FMI) también alerta del riesgo de un menor crecimiento mundial, por
China, Japón, Latinoamérica y los países emergentes, la caída de las materias
primas y la depreciación de las monedas (que han entrado en una “guerra de divisas”, a ver quién devalúa más para intentar exportar mejor). Y ha
pedido a los países que sigan con sus políticas de estímulos. Pero ya no vale con los tipos a cero y
con inyectar dinero: la política monetaria se ha agotado.
Es la hora de tomar nuevas medidas, de
la
política fiscal, de reanimar más decididamente las economías con
inversiones públicas y privadas, aunque suban el déficit y el gasto
público. Parece que el G-20 lo ha entendido y promete presentar, para la próxima Cumbre mundial de jefes de Estado (15 y 16 de
noviembre en Turquía), un Plan de
inversiones país a país. Ojalá, aunque no parece fácil. De momento, el Plan Juncker de inversiones para Europa (315.000 millones) no
despega.
En medio de este preocupante panorama mundial, el
Gobierno Rajoy sigue presumiendo que “crece más
que nadie” y que” ni
China ni la crisis de los países emergentes nos afecta”. No es verdad. Si China crece menos, el mundo y Europa
crecerán menos y nos comprarán menos: exportaremos menos y creceremos menos.
Y la crisis de Brasil y Latinoamérica
nos afecta de lleno, en especial a muchas
grandes empresas y bancos españoles. Y junto a estas incertidumbres externas, hay otras incertidumbres internas: las elecciones del 27-S en Cataluña
y, sobre todo, las elecciones generales
de diciembre, que pueden alumbrar un país políticamente muy dividido y difícil de gobernar. Por eso, los inversores extranjeros han frenado
sus apuestas en España (en junio se retiraron 21.700 millones de capitales internacionales) y esperan
a enero. Por ello, el servicio de estudios del BBVA ha rebajado una décima el crecimiento para el tercer trimestre, al +0,6%
(frente al +1% en el segundo). Y Funcas (Cajas de Ahorros) también ha rebajado una y dos décimas las previsiones de crecimiento de España para 2015 (3,2%) y 2016 (2,8%). Mientras, el empleo ya se estancó en julio y bajó en agosto. Y los expertos de Asempleo vaticinan una ralentización del empleo en los últimos cuatro meses del año.
Mientras Rajoy apuesta
con ganar las elecciones de diciembre gracias a la mejora de la economía y el empleo, el panorama de la economía mundial se oscurece y la incertidumbre electoral en España puede
frenar aún más la recuperación. Faltan
tres meses para las elecciones y eso es mucho tiempo: puede estallar la
crisis de China, agravarse los problemas de Latinoamérica y los países emergentes
y mantenerse el estancamiento en Europa,
factores
claves para que España crezca menos y “pinche” el empleo. Así que Rajoy tiene que dejar de hacer triunfalismo
y reanimar la economía, junto con el
resto de Europa, para atajar un
posible frenazo de la recuperación. Si no, nos jugamos una recaída. Y sería la
tercera, en Europa y en España, en esta ya larga crisis.
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