En 2014 han crecido menos los nuevos pensionistas y el gasto
en pensiones, por primera vez en esta crisis. Es el fruto de los recortes aprobados en las
pensiones, por Zapatero y por Rajoy. Pero aun así, el gasto
en pensiones sigue creciendo y no se cubre con las cotizaciones, porque los nuevos empleos cotizan poco, por los bajos sueldos y los trabajos temporales. Por
eso, el Gobierno Rajoy ha tenido que echar mano de ”la hucha” de las pensiones,
por tercer año consecutivo. Y tendrá que seguir haciéndolo en 2015 y hasta 2020
(se la gastará antes). Las cuentas no salen, porque crecen más los pensionistas y el gasto que
los cotizantes e ingresos. Hay que plantearse de una vez una reforma de las pensiones que no se
dedique a recortarlas (el 40% son
menores de 625 euros) sino a conseguir
más ingresos, vía impuestos, lucha contra el empleo sumergido y más
cotizaciones. Será uno de los grandes retos del futuro Gobierno.
enrique ortega |
Las tres
“reformas” de las pensiones (una de Zapatero en 2011 y dos de Rajoy en
2013) empiezan a dar sus frutos. El
primero, que crece menos el número de nuevos pensionistas: en 2014 fueron 112.791, un 1,35% más,
el porcentaje de aumento más bajo desde 2007. En 2013, con todo el debate sobre la reforma de las pensiones de
Rajoy, fueron muchos los mayores que aceleraron
su jubilación, alcanzándose un récord de 133.714 nuevos pensionistas,
el mayor crecimiento desde 2009. Pero el
año pasado, las nuevas jubilaciones crecieron
menos por un doble efecto: el aumento
del periodo de cotización
y de la edad de jubilación a 65
años y dos meses (reforma
Zapatero febrero 2011) y las dificultades
impuestas por Rajoy (decreto
1 abril 2013) a la jubilación
anticipada (exigencia de más tiempo de cotización y un 8% de recorte
por cada año que se anticipa la jubilación).
El segundo fruto de
las “reformas” (recortes) es que el gasto
en pensiones crece menos: la nómina anual en 2014
fue de 96.170 millones, un 3,2% más que en 2013, el menor
crecimiento en diez años (+4,7% en 2013 y +6,5% en 2004). Incluso en enero de 2015, el gasto en pensiones
creció menos que un año antes (+3,1%
frente a +3,2%), aunque la cifra fue
récord (8.164 millones de euros). El gasto
crece porque aumenta el número de pensionistas y porque los nuevos
pensionistas entran cobrando una pensión
más alta (porque han cotizado por sueldos más altos): 1.356
euros era la media de las nuevas
jubilaciones en enero 2015, un 37% más altas que en 2007. Pero el gasto total crece menos porque la segunda
reforma de Rajoy (que entró en vigor en 2014) puso un
tope a la revalorización de las pensiones, que ha sido de un 0,25% en 2014 y lo
mismo entre 2015 y 2017, una medida que supondrá un “ahorro” para el sistema de 30.000
millones de euros hasta 2022.
Los pensionistas y el
gasto crecen menos, pero también los
ingresos de la Seguridad Social, porque aunque se creó empleo en 2014 (+
417.574 afiliados), los ingresos por cotizaciones
cayeron un 2,86%, algo que viene sucediendo desde 2010 (en años anteriores
la caída osciló entre -1,63% de 2010 y -0,22% de 2012). Y eso se debe a que los
nuevos contratos son de asalariados
peor pagados, que no cotizan apenas por horas extras (las hacen gratis)
y que en muchos casos cotizan sólo por
media jornada o por horas. En este sentido, los contratos
precarios y mal pagados están haciendo “un roto” a las cuentas de la Seguridad
Social. Otro “roto” se lo hacen las
“tarifas planas”, esas excepciones que se hacen a empresarios (sólo 100
euros por empleo estable creado) y autónomos
(tarifa plana de 50 euros) y que suponen dejar
de ingresar entre 1.500 y 2.500 millones al año.
El resultado es que los
ingresos de la Seguridad Social no cubren los gastos (aunque se hayan
moderado). Y en 2014, el Gobierno
Rajoy se ha visto obligado a tirar
de “la hucha” de las
pensiones (Fondo
de Reserva), de la que sacó 15.300 millones de euros, a sumar a lo que
sacó en 2013 (11.648 millones) y en 2012 (7.003 millones). En total, ha
sacado ya 27.803 millones de una hucha creada en el año 2.000 y en la
que llegó a haber (entre aportaciones e intereses) un máximo de 66.815
millones a finales de 2011, de los que “han volado” ya más de un tercio de fondos. Hay que decir que este Fondo de Reserva español es el único
que se está reduciendo en Europa, según un informe
de la OCDE. Y lo peor es que habrá
que seguir “tirando de la hucha”, este
año y los próximos, unos 10.000
millones al año, según el informe
de la Autoridad independiente de Responsabilidad Fiscal. De ser así, como
sólo quedan 41.355 millones, nos habremos quedado sin hucha para 2019.
Pero el problema de
las pensiones no es coyuntural sino
estructural: no salen las cuentas porque crecen
más los pensionistas y el gasto que los cotizantes y los ingresos. Una
relación que se ha deteriorado con la crisis: si en 2007 había 2,71 cotizantes por cada pensionista, en 2014 había 2,25
cotizantes (el nivel más bajo desde el año 2.000). Y si quitamos a los
parados, cuya cotización la paga la seguridad Social (con lo que no es un
ingreso real), la relación hoy es de 1,97
cotizantes por pensionista. Y con el envejecimiento de la población y la
baja natalidad, en
2050 la situación será mucho peor: sólo habrá 1,2
empleados por cada pensionista. Y así, no hay sistema de pensiones que
aguante.
Frente a este panorama, los gobiernos de Zapatero y Rajoy han optado
por los recortes: repartir los ingresos menguantes entre más
pensionistas, medio congelando las
pensiones actuales y recortando
las pensiones futuras: los que se jubilen a partir de 2019 recibirán
entre un
5,8% menos de la pensión inicial actual (los que ahora tienen entre 50 y 60
años) y un 23,2%
menos (los que ahora tienen entre 20 y 30 años). Pero hay otra vía de ajustar las cuentas: ingresar más. Para ello hace falta actuar en dos frentes. Por un lado, creando más empleo y aumentando los futuros cotizantes, mejorando la
natalidad (haría falta que nacieran 280.000 niños más cada año para asegurar el
relevo generacional). Y por otro, aumentando
los ingresos de la Seguridad Social, por varias vías: destinando una parte de los impuestos
a pagar pensiones (20.000
millones al año propone el PSOE), reducir
el fraude (empresas que no cotizan por sueldos reales, horas y otros
pagos) y subir cotizaciones en los
tramos que se pueda (sin afectar al empleo), incentivando fiscalmente a los que
hagan cotizaciones extras voluntarias: ¿por qué se desgravan los que pagan un plan
de pensiones privado y no se estudia
que desgraven los que coticen voluntariamente más para fortalecer el sistema público de
pensiones?. No es de recibo que la Seguridad Social esté en números rojos mientras los españoles, por miedo al futuro, han quintuplicado sus aportaciones a Planes de pensiones privados en 2014.
Los Gobiernos han
elegido el sistema más fácil, el
de los recortes, que son injustos
por un doble motivo: España
gasta menos en pensiones que la mayoría de Europa (destinamos el 10%
del PIB, frente al 12,2% de la eurozona y el 11,3% de la UE-28) y además, un 40% de los pensionistas recibe menos
de 645 euros al mes. Y la pensión media en España es de 1.010 euros (enero
de 2015), dos
tercios de la pensión media europea. Y además de injustos, los recortes son
insuficientes:
son un parche que no resuelve el
problema de fondo, la insuficiencia de
recursos, que obliga a tirar de la “hucha de las pensiones”.
Por eso, cara a las futuras elecciones y Gobiernos, hace
falta avanzar
en otra dirección, la de ingresar más,
con más empleo y más nacimientos, más trasvase
de impuestos (con más
ingresos de los que hoy apenas pagan) y más cotizaciones (obligatorias y
voluntarias), para salvaguardar las
pensiones en el futuro. Porque las
pensiones son sagradas.
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