La crisis de Crimea ha cambiado las prioridades de la Cumbre Europea que se inicia hoy en Bruselas y que debía decidir la política
energética europea hasta 2030. Los dirigentes europeos pretenden recortar el peso de las energías
renovables, para ahorrarse
subvenciones y como fruto de la presión
de las eléctricas tradicionales y de los países con nucleares
(Francia y Gran Bretaña) y carbón (Polonia). El Gobierno Rajoy se adelantó con una reforma
eléctrica, que reduce un 25% las
ayudas a las energías renovables (eólica, solar y de cogeneración). Un recorte retroactivo, que ha abierto un rosario de litigios internacionales
contra España y que provocará la crisis
en un sector donde España es líder. Y
todo porque dicen que así bajará la luz.
No
es verdad. Primero, las eléctricas
tradicionales reciben más ayudas que las renovables. Y segundo, la luz sube
porque pagamos más de lo que cuesta producirla. Las renovables son la única vía para evitar que gastemos 57.000
millones anuales en importar petróleo y gas.
Recortan el futuro.
enrique ortega |
Europa ha sido
siempre líder
en energías renovables y en la lucha
contra la utilización de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas),
responsables del cambio climático.
Pero la crisis ha debilitado
este liderazgo medioambiental, bajo la presión de las industrias (se quejan de la dificultad de competir
con EEUU y países en desarrollo con los actuales topes de emisiones de CO2) y,
sobre todo, con el lobby de las eléctricas europeas, que
defienden sus energías más rentables (nucleares, carbón y gas) y se quejan de
que las ayudas a las energías renovables encarecen
la luz a particulares y empresas europeas.
Fruto de esta doble
presión, la Comisión Europea ha
hecho un viraje y ha aprobado un
cambio en su política de renovables, propiciado por los países
más nucleares (Francia, con
58 reactores, y Gran Bretaña, con
16, frente a 7 en España) y carboníferos (Polonia,
donde el 90% de la electricidad procede del carbón), que defienden un menor rigor en la limitación
de emisiones de CO2 (para ayudar a la industria) y un menor peso de las renovables (para defender sus centrales
nucleares, de carbón y gas). Así, la Comisión
propone a esta Cumbre europea rebajar las emisiones de CO2 un 40% para 2030
(sobre las de 1.990) y rebajan al 27% el peso de las energías renovables para
2030 (se había hablado antes del 35%),
pero a nivel de toda Europa
(ahora es el 13,5%) no país a país.
Con ello, los países más verdes
compensarán al resto, ahora sin obligaciones concretas en renovables.
Mientras Europa
ralentiza el crecimiento de las
renovables, el Gobierno Rajoy concretó
en febrero el recorte
a las renovables, aprobado en septiembre 2013 con la reforma del sector eléctrico: las ha reducido en 1,750 millones,
aunque el sector dice que en realidad les
recorta
2.100 millones (más otros 600
millones de primas cobradas desde julio pasado que tendrán que devolver),
un 25% sobre los 8.123 millones en
ayudas recibidos por las renovables en
2013. El Gobierno justifica el recorte para rebajar el déficit
eléctrico (-30.000 millones) y señala que las renovables han
recibido 50.000
millones en primas entre 1.998 y 2013.
La mitad del recorte a las renovables se aplica a la energía eólica (-1.170 millones, sobre 2.000 millones de primas recibidos en 2013),
la
más afectada también porque es la única donde un tercio de la potencia instalada se queda sin ayudas (las instalaciones eólicas de antes de 2004 ya no
cobrarán prima, lo que afecta más a Galicia, Castilla la Mancha y Castilla y
León). Para el resto, los recortes van del 20 al 50% y afectan
sobre todo a Iberdrola (24,2% de la
potencia eólica instalada), Acciona
(18,6%), EDPR (9,2%) y Enel (6,2%). Y eso que la energía eólica ha sido la primera fuente de generación de electricidad
en 2013 (un 20,9%), por delante de la nuclear (20,8%) e hidráulica (14,4%),
algo inédito en el mundo.
Otra energía muy afectada por el recorte es la fotovoltaica (paneles solares), que
perderá unos -550/600 millones en
primas (recibió 2.600 millones en 2013). Aquí hay tres
grupos de afectados: un 40% empresas (TSolar, Fotovatio y Acciona, líder en España), un 30% Fondos de inversión extranjeros que han
invertido en instalaciones españolas (solares y eólicas) y que han denunciado
ya al Gobierno ante organismos internacionales) y el 30% restante son 34.000 pequeños
inversores, muchos de ellos agricultores y ganaderos, sobre todo de
Murcia, Navarra y Cataluña, que se
endeudaron pensando que los paneles solares les iban a complementar sus
ingresos y que no van a tener ahora ni
para pagar al banco. Además, los particulares y empresas (granjas,
empresas cárnicas, hoteles, residencias…) que han puesto paneles
solares para su autoconsumo también se ven afectados negativamente por
los cambios: el Gobierno les ha puesto un
impuesto del 7% (el “impuesto
al sol”) y además ya no les paga la energía sobrante que viertan a la red.
La tercera energía afectada es la termosolar
(produce electricidad a partir de un fluido que se calienta con el sol y mueve
una turbina), donde España es líder
mundial en potencia instalada (60 plantas) y por capacidad tecnológica.
Aquí el recorte podría ser de 400
millones, sobre los 925 millones de ayudas recibidos en 2013. Un recorte
mayor sufrirá la cuarta energía renovable afectada, la cogeneración,
que aprovecha el calor generado en los
procesos industriales (azulejeras,
químicas, papeleras, siderurgias) para producir electricidad: les reducirán
en 750 millones las ayudas (1.961 millones en 2013), lo que (tras recorte
650 millones 2013) podría llevar al cierre del 80% de instalaciones (unas
1.000).Y la misma suerte pueden correr
las granjas
(sobre todo de cerdos) que producen energía con purines o empresas de biomasa
que producen energía con residuos forestales, ambas afectadas por estos
recortes.
En España se produjo una “burbuja”
de renovables, tras las ayudas introducidas por el Gobierno ZP en 2007. De hecho, en fotovoltaica se esperaba instalar
400 Mw en tres años y se instalaron 2.700 Mw sólo en 2008. Además, España fue
pionera en fotovoltaica, lo que encareció
instalaciones y primas, que la tecnología abarató a partir de 2009. Pero también
es cierto que España es el 8º país en potencia fotovoltaica instalada, a pesar
de nuestro sol, por detrás de Alemania, Italia, USA, Japón o países de Oriente
Medio. Y que España es sólo el
5º país europeo en renovables (8%
de la energía), por detrás de
Alemania (19%), Francia (12%), Suecia e Italia (10% ambos). En 2010, España era
una potencia mundial en tecnologías renovables, con empresas punteras, y ahora,
tras los recortes
iniciados en 2010 y agravados en 2012 y 2014, muchas empresas han tenido
que cerrar
o reducir plantillas y sobreviven gracias a las renovables que instalan en
América, Oriente Medio o Asia.
Las renovables
denuncian que los recortes del
Gobierno Rajoy buscan echarles
del mercado para garantizar el futuro de las centrales
de ciclo combinado (térmicas de gas), la energía con más capacidad instalada (25.000 Mw, frente a 24.000
Mw la eólica, 6.211 Mw la cogeneración, 4.177 Mw la fotovoltaica o 2.521 Mw la
termoeléctrica). Aquí también se ha
producido una “burbuja”: desde 2002, las eléctricas tradicionales se lanzaron
a construir centrales de ciclo
combinado, al amparo de primas
de las que no se habla: ayudas por
construirlas (26.000 € por Mw instalado al año durante 10 años) y ayudas por tenerlas
operativas (4.697€ al año), aunque no funcionen: sólo el 10% lo hacen, para suplir a las
centrales eólicas o solares cuando no hay viento o sol. Y ahora tenemos un exceso
de potencia eléctrica instalada, más del doble que la demanda (101.631
Mw frente a 43.527 Mw), más por culpa del
exceso de centrales de ciclo combinado que de renovables.
El Gobierno Rajoy
justifica el recorte de primas a las
renovables en que están ayudas son una
de las causas del déficit
eléctrico y de que suba tanto la
luz. Pero no es verdad. Primero,
porque las renovables han recibido menos
ayudas que las eléctricas tradicionales: entre 1998 y 2011, las
renovables ha recibido subvenciones por 35.000
millones, mientras las eléctricas tradicionales recibían 53.000 millones por otros pagos
regulados (costes de transición
a la competencia, pagos por disponibilidad, ayudas al carbón y regalo de
derechos de emisión de CO2 que han vendido). Todo salía de nuestro recibo. Y segundo, el apoyo a las renovables supone un 17,21%
del recibo actual, pero hay otro 11,96%
que pagamos por otras ayudas a las eléctricas (y a empresas) que no
dicen: 4,14% para compensar la luz que se produce en las islas,1,60% para
compensar uso carbón nacional, 0,89% para moratoria nuclear, 0,41% para pagar
el bono social. 2,84 % para pagar el déficit de tarifa, 1,14% por pago pérdidas
de transporte y 0,94 % para compensar a
grandes industrias. Y eso, sin contar la parte del recibo que destinamos a
pagar el transporte (3,86%) y la distribución de la luz (12,41%). En
total, un
28,23% del recibo, más que a las
renovables.
Además, las ayudas a
las renovables permiten bajar
los costes de la luz: de los 6.136 millones de primas concedidas en
2012, 4.056 millones se recuperaron porque estas energías (eólica, solar)
permitieron reducir el coste de la
electricidad en el mercado mayorista.
Mientras, las ayudas “encubiertas” a
las eléctricas tradicionales (mayores) fueron
a engordar sus beneficios: son las
eléctricas más rentables de Europa, con un 6,78% de margen sobre ventas
frente al 2,62% del resto de eléctricas europeas.
Hay que dejar de hacer demagogia con las renovables:
son caras (hasta que la tecnología
avance), pero no tanto como se dice. Y no son las culpables de que nos suba tanto la luz: sube porque estamos
pagando costes de más, sobre todo a las nucleares, hidráulicas,
carbón y gas. Es urgente establecer una auditoría
de costes, para pagar la luz
por lo que vale. Y además, como país,
tenemos que apoyar a las energías renovables por dos poderosas razones. La
primera, porque España es uno
de los países
más dependientes de la
energía extranjera (el 73,3% frente al 53% en Europa), que nos ha costado 57.162
millones en importaciones de petróleo, gas y carbón en 2013 (más de lo que ingresamos por turismo). Y
la segunda, porque si no huimos del
petróleo, el carbón y el gas, no reduciremos las emisiones de CO2 y nos
cargaremos el Planeta. Y España
es precisamente, el tercer país europeo con más
emisiones de CO2 (tras Grecia e Irlanda) y donde más
han crecido con la crisis.
En resumen, Europa y
España (más) optan por frenar
las energías
renovables cuando nos hacen falta
para abaratar la luz, reducir la dependencia exterior y mejorar el medio
ambiente. Y todo para mantener las nucleares, el gas y el carbón y
ahorrarnos 2.100 millones al año, 20
veces menos que el coste del rescate
bancario. Una locura que pagarán nuestros hijos.
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